El problema de la vivienda se ha
agudizado de forma muy grave con la crisis y la recesión. Son en torno a
400.000 desahucios con una media de más de 500 diarios, los que han afectado ya
a más de 1.500.000 personas los que se han quedado sin un techo.
Todas esas canalladas han desatado
potentes luchas de protesta que son las que han necesitado los Poderes Públicos
para que se desate la hipocresía de la
burguesía, dándose ahora golpes de
pecho, llegando hasta el mismo clero que ha estado siempre callado, al servicio de la clase dominante, planteando que van a buscar soluciones.
Mucho se ha escrito sobre la
cuestión de la vivienda, también por los fundadores del socialismo científico,
por ejemplo Engels, que escribió un
libro que tiene la virtud de penetrar con profundidad en la compresión del
funcionamiento del sistema capitalista, que cuando se escribió esa obra
titulada “El problema de la Vivienda” (1)
el capitalismo se encontraba en fase inicial de su desarrollo, pero al
paso de los años se mantienen vigentes en la actualidad.
Bajo el sistema capitalista, el
problema de la vivienda, como el de otros muchos derechos recogidos incluso por
los Derechos Humanos y asimismo por la Carta Magna de 1978, tienen difícil solución en bases capitalista, como ha venido comprobándose durante años, con
una violación permanentemente de los
derechos que afectan a las clases menos favorecidas, que se les niega por la
burguesía disfrutar de una vivienda, del trabajo y los demás derechos
sociales, que se están recortando y privatizando, como la sanidad, la educación,
la Ley de Dependencia y otros.
La presión de la calle, con
protestas y manifestaciones en contra de los desahucios de viviendas por no
poder atender las familias el pago de la
hipoteca, está siendo tal que la propia burguesía está alarmada y necesita
buscar una solución, que sería fácil si no se encontraran con la contradicción
de anteponer los intereses de los banqueros y capitalistas a los de los
ciudadanos, pero esa es la lógica del capitalismo que la batalla por el
socialismo genuino tiene que procurar cambiar.
Desde el año 1872 existe ese libro
de Fedeciro Engels, mencionado, que trata a fondo el problema de la vivienda,
donde explica pormenorizadamente las trabas que pone el capitalismo para
impedir que el derecho a una vivienda digna sea general para todo ciudadano.
En esa obra Engels establece que el
problema de la vivienda es consustancial al modo de producción capitalista, que los
capitalistas y el Estado burgués ni quieren ni pueden proporcionar a los
trabajadores y al resto de capas oprimidas de la sociedad una vivienda digna y
asequible, y que bajo el capitalismo cualquier “solución” parcial no es más que
un parche que vuelve a reproducir el problema.
Es decir que el problema de la
vivienda, como al resto de las cuestiones sociales de envergadura, no se le
puede encontrar una solución satisfactoria y duradera si no es en la
perspectiva de la socialización de los principales medios de producción por
parte de la clase obrera en el marco de una economía socialista, democrática y
planificada.
La cruda realidad, con los suicidios
acaecidos recientemente por ciudadanos totalmente “aterrorizados” por el poder
inmenso de los banqueros, parece
confirmar brillantemente estas tesis. Analizando actualmente el problema nos
encontramos en todo el mundo con una inmensa isla de bienestar de la burguesía,
que posee inmensos palacios y casas de super-lujo, que son habitadas con un disfrute medio de 500
metros cuadrados por personas pudientes,
rodeados por una inmensa isla de chabolas e infraviviendas, donde se
amontonan familias de 8 y 10 miembros en tan solo 40 a 60 metros cuadrados,
aumentándose cada vez más la pobreza y la miseria en un polo y la concentración
de capital en el otro polo, y a su vez,
existen más de 3 millones de viviendas vacías acaparadas por banqueros y
especuladores corruptos.
Por otra parte el estallido de la burbuja
inmobiliaria hace cada vez más gravoso
el mantenimiento y el acceso a la vivienda a las clases trabajadoras, que no
pueden pagar la hipoteca porque han perdido el puesto de trabajo (Cerca de dos
millones toda la familia en paro y sin cobrar), siendo el salario, cuando lo
tienen, su único sustento, y si lo
pierden entran en situaciones de desesperación y angustia, cuando la banca está materialmente convirtiéndose en
acaparadores de millones de viviendas vacías, mientras que siguen abusando de
leyes obsoletas e injustas para continuar los lanzamientos por desahucios
expres, que el pueblo exige que deben
ser detenidos de inmediato.
La burbuja inmobiliaria tuvo sus
inicios con la liberación del suelo otorgado a los capitalistas por el Gobierno
Aznar, con lo cual el Estado español con la existencia de un semi-monopolio artificial del suelo, que fue
acaparado a favor de los potentes
consorcios de especuladores, produjo una expansión formidable del precio de la vivienda y de los créditos hipotecarios, gracias a los bajos
tipos de interés. Ese es uno de los ejemplos más notorios, que produjo una
corrupción galopante y unos desfalcos descomunales que ahora el PP los carga en
la cuenta de la clase trabajadora para “Salvar-Rescatar” a los banqueros
mafiosos.
El libro mencionado está escrito en
forma de polémica contra las posiciones del socialismo pequeñoburgués (representado en las ideas proudhonianas) y de
la filantropía burguesa en la materia. Invocando una la “justicia
revolucionaria” y otra la “armonía entre las clases”, ambas concepciones plantean
como principal solución al problema de la vivienda el que los obreros se
conviertan en propietarios de sus casas, lo cual ocurrió en el boom, a través
de una implacable campaña de propaganda
y una ingeniería financiera que engañaba materialmente a los
compradores. Ahora dicen que el pueblo ha vivido por encima de sus
posibilidades cuando son los banqueros y especuladores los que “han robado por
encima de las posibilidades”.
Millones de familias trabajadoras en
el Estado español podrán acreditar cómo la supuesta “propiedad” de sus
viviendas, les mantiene atados a draconianas hipotecas a 40 y 50 años, que
absorben más de la mitad de sus salarios. El sistema parecía haber resuelto el problema
provisionalmente, pero ahora se demuestra que toda la propiedad se concentra bajo
el dominio de las leyes burguesas cuyos contratos otorgan un desequilibrado
poder a las sanguijuelas de la banca, que se alza con todo el emporio
inmobiliario, y también les arrebata sus viviendas a los ciudadanos que no
pueden pagar, y acuden esos poderosos al
PP, como el agente defensor de los Banqueros usureros, de los especuladores y
de los evasores fiscales para salvar a los ladrones y dejar en la calle a
millones de personas sin contemplaciones.
El Libro de Engels, que recomendamos
a toda persona interesada en el problema de la vivienda, da una clase magistral de economía política y demuestra
como cualquier medida, bajo el capitalismo, no son más que tentativas reaccionaria para engañar
a los obreros, haciéndoles más dependientes si cabe de la banca y de sus
patronos, y reproduciendo en ellos la mentalidad mezquina y estrecha del siervo
y el pequeño propietario. Frente a este
callejón sin salida, Engels plantea que sólo los obreros, una vez en posesión
del poder político y las principales palancas de la economía, podrán dar una
solución rápida a la falta de viviendas.
Bien a través de la expropiación de las viviendas
ociosas o infrautilizadas y su reparto entre los necesitados, ya sea a través
de la construcción de nuevas viviendas por parte del Estado, una genuina sociedad
socialista garantizará a todo trabajador y a sus familias el acceso a una
vivienda adecuada a sus necesidades a cambio de un alquiler, que representará
una pequeña parte del salario, con el que se costearán los gastos derivados del
mantenimiento y la reparación de los edificios.
De esta forma si quedará garantizada,
además, la libertad de movimiento del trabajador, lo cual en la sociedad
capitalista es una necesidad individual del obrero en busca de trabajo y en el
socialismo será una necesidad social dictada por la distribución racional de la
fuerza laboral.
La batalla que se ha abierto
buscando el camino para una solución más
completa del problema de la vivienda, pasa también por la desaparición de la
oposición entre la ciudad y el campo a través de la distribución de la
población de un modo más racional en todo el territorio. Si en tiempos de
Engels las grandes urbes ya eran un problema grave a causa de la insalubridad,
los problemas de comunicación, la acumulación de basuras y el hacinamiento, actualmente vemos como esta cuestión ha
alcanzado proporciones gigantesca en las megalópolis, exigiendo una solución
tanto más urgente y radical que sólo la planificación del socialismo científico
es capaz de ofrecer. Pero mientras tanto, apoyamos decidida y firmemente la
lucha de las “Plataformas contra los desahucios”, así como las medidas recogidas
en la propuesta que hemos hecho a los sindicatos para ser defendidas por la
Huelga General del 14-N.
La plataforma reivindicativa debería
contener como mínimo los siguientes puntos, entre los cuales va la paralización
inmediata de los desahucios:
1.- Defensa firme de la Sanidad, la
Educación Públicas y los servicios sociales
gratuitos con el mantenimiento de los puestos de trabajo.
2.- Retirada de todos los planes de ajustes, recortes y reforma laboral.
3.- Incremento de impuestos a las grandes fortunas.
4.- Incautación del patrimonio de los corruptos y especuladores.
5.- Retirada de la Ley de amnistía fiscal que beneficia a defraudadores, corruptos y mafiosos y
persecución implacable de la economía sumergida y del fraude fiscal.
6.- Por la jornada laboral de 35 horas
semanales para repartir el trabajo.
7.- Introducción de la escala móvil precios-salarios para luchar contra
la carestía de la vida y controlar la inflación.
8.- Salario mínimo interprofesional de 1.100 euros al mes.
9.- Salario social universal del 80 %
del S.M.I.
10- Paralización inmediata de los desahucios hipotecarios.
11.-Auditorias de las cuentas bancarias y empresas que presenten expedientes
de regulación de empleo o suspensión de pagos.
12.-Juicio y cárcel para los banqueros responsables de la crisis por sus
desfalcos y estafas.
Si el gobierno no atiende estas
reivindicaciones, los sindicatos deberían secundar una nueva Huelga General,
esta vez indefinida, con un punto más añadido a las anteriores
reivindicaciones:
13.-¡¡DIMISIÓN DEL GOBIERNO DEL PP POR MENTIROSO E ILEGÍTIMO Y CONVOCATORIA DE
ELECCIONES ANTICIPADAS YA¡¡
¡¡ TODOS A LA HUELGA GENERAL DEL
14-N¡¡
¡¡JUNTOS Y ORGANIZADOS PODEMOS¡¡
¡¡STOP DESAHUCIOS¡¡
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
(1) El libro mencionado puede
encontrarse en la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels.
Consultar en: http://www.fundacionfedericoengels.org
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