11 de noviembre de 2012

BANQUEROS ASESINOS: ¡¡STOP DESAHUCIOS¡¡



 
 Miles de personas se manifestaron ayer en Barakaldo donde podíamos leer pancartas con rótulos como “Banqueros Asesinos” y “Stop desahucios”, como protesta por la situación dramática del suicidio de Amaia Egaña que se sintió acosada por el inminente lanzamiento que la obligaba a quedarse en la calle con su familia.

El problema de la vivienda se ha agudizado de forma muy grave con la crisis y la recesión. Son en torno a 400.000 desahucios con una media de más de 500 diarios, los que han afectado ya a más de 1.500.000 personas los que se han quedado sin un techo.

Todas esas canalladas han desatado potentes luchas de protesta que son las que han necesitado los Poderes Públicos  para que se desate la hipocresía de la burguesía,  dándose ahora golpes de pecho, llegando hasta el mismo clero que ha estado siempre callado,  al servicio de la clase dominante, planteando  que van a buscar soluciones.

Mucho se ha escrito sobre la cuestión de la vivienda, también por los fundadores del socialismo científico, por ejemplo Engels,  que escribió un libro que tiene la virtud de penetrar con profundidad en la compresión del funcionamiento del sistema capitalista, que cuando se escribió esa obra titulada “El problema de la Vivienda” (1)  el capitalismo se encontraba en fase inicial de su desarrollo, pero al paso de los años se mantienen vigentes en la actualidad.


Bajo el sistema capitalista, el problema de la vivienda, como el de otros muchos derechos recogidos incluso por los Derechos Humanos y asimismo por la Carta Magna de 1978,  tienen difícil solución en bases capitalista,  como ha venido comprobándose durante años, con una violación permanentemente de  los derechos que afectan a las clases menos favorecidas, que se les niega por la burguesía disfrutar de una   vivienda, del trabajo y los demás derechos sociales, que se están recortando y privatizando, como la sanidad, la educación,  la Ley de Dependencia y otros.  


La presión de la calle, con protestas y manifestaciones en contra de los desahucios de viviendas por no poder atender las familias  el pago de la hipoteca, está siendo tal que la propia burguesía está alarmada y necesita buscar una solución, que sería fácil si no se encontraran con la contradicción de anteponer los intereses de los banqueros y capitalistas a los de los ciudadanos, pero esa es la lógica del capitalismo que la batalla por el socialismo genuino tiene que procurar cambiar.


Desde el año 1872 existe ese libro de Fedeciro Engels, mencionado, que trata a fondo el problema de la vivienda, donde explica pormenorizadamente las trabas que pone el capitalismo para impedir que el derecho a una vivienda digna sea general para todo ciudadano.


En esa obra Engels establece que el problema de la vivienda es consustancial  al modo de producción capitalista, que los capitalistas y el Estado burgués ni quieren ni pueden proporcionar a los trabajadores y al resto de capas oprimidas de la sociedad una vivienda digna y asequible, y que bajo el capitalismo cualquier “solución” parcial no es más que un parche que vuelve a reproducir el problema.


Es decir que el problema de la vivienda, como al resto de las cuestiones sociales de envergadura, no se le puede encontrar una solución satisfactoria y duradera si no es en la perspectiva de la socialización de los principales medios de producción por parte de la clase obrera en el marco de una economía socialista, democrática y planificada.


La cruda realidad, con los suicidios acaecidos recientemente por ciudadanos totalmente “aterrorizados” por el poder inmenso de los banqueros,  parece confirmar brillantemente estas tesis. Analizando actualmente el problema nos encontramos en todo el mundo con una inmensa isla de bienestar de la burguesía, que posee inmensos palacios y casas de super-lujo,  que  son habitadas con un disfrute medio de 500 metros cuadrados por personas pudientes,  rodeados por una inmensa isla de chabolas e infraviviendas, donde se amontonan familias de 8 y 10 miembros en tan solo 40 a 60 metros cuadrados, aumentándose cada vez más la pobreza y la miseria en un polo y la concentración de capital en el otro polo,  y a su vez, existen más de 3 millones de viviendas vacías acaparadas por banqueros y especuladores corruptos.  


Por otra parte el estallido de la burbuja inmobiliaria hace cada vez  más gravoso el mantenimiento y el acceso a la vivienda a las clases trabajadoras, que no pueden pagar la hipoteca porque han perdido el puesto de trabajo (Cerca de dos millones toda la familia en paro y sin cobrar), siendo el salario, cuando lo tienen,  su único sustento, y si lo pierden entran en situaciones de desesperación y angustia, cuando  la banca está materialmente convirtiéndose en acaparadores de millones de viviendas vacías, mientras que siguen abusando de leyes obsoletas e injustas para continuar los lanzamientos por desahucios expres,  que el pueblo exige que deben ser detenidos de inmediato.


La burbuja inmobiliaria tuvo sus inicios con la liberación del suelo otorgado a los capitalistas por el Gobierno Aznar, con lo cual el Estado español con la existencia de un  semi-monopolio artificial del suelo, que fue acaparado  a favor de los potentes consorcios de  especuladores,  produjo una expansión formidable del  precio de la vivienda y de los  créditos hipotecarios, gracias a los bajos tipos de interés. Ese es uno de los ejemplos más notorios, que produjo una corrupción galopante y unos desfalcos descomunales que ahora el PP los carga en la cuenta de la clase trabajadora para “Salvar-Rescatar” a los banqueros mafiosos.

El libro mencionado está escrito en forma de polémica contra las posiciones del socialismo pequeñoburgués  (representado en las ideas proudhonianas) y de la filantropía burguesa en la materia. Invocando una la “justicia revolucionaria” y otra la “armonía entre las clases”, ambas concepciones plantean como principal solución al problema de la vivienda el que los obreros se conviertan en propietarios de sus casas, lo cual ocurrió en el boom, a través de una implacable campaña de propaganda  y una ingeniería financiera que engañaba materialmente a los compradores. Ahora dicen que el pueblo ha vivido por encima de sus posibilidades cuando son los banqueros y especuladores los que “han robado por encima de las posibilidades”.  

Millones de familias trabajadoras en el Estado español podrán acreditar cómo la supuesta “propiedad” de sus viviendas, les mantiene atados a draconianas hipotecas a 40 y 50 años, que absorben más de la mitad de sus salarios. El sistema  parecía haber resuelto el problema provisionalmente, pero ahora se demuestra que toda la propiedad se concentra bajo el dominio de las leyes burguesas cuyos contratos otorgan un desequilibrado poder a las sanguijuelas de la banca, que se alza con todo el emporio inmobiliario, y también les arrebata sus viviendas a los ciudadanos que no pueden pagar,  y acuden esos poderosos al PP, como el agente defensor de los Banqueros usureros, de los especuladores y de los evasores fiscales para salvar a los ladrones y dejar en la calle a millones de personas sin contemplaciones.

El Libro de Engels, que recomendamos a toda persona interesada en el problema de la vivienda,  da una clase magistral de economía política y demuestra como cualquier medida, bajo el capitalismo,  no son más que tentativas reaccionaria para engañar a los obreros, haciéndoles más dependientes si cabe de la banca y de sus patronos, y reproduciendo en ellos la mentalidad mezquina y estrecha del siervo y el pequeño propietario.  Frente a este callejón sin salida, Engels plantea que sólo los obreros, una vez en posesión del poder político y las principales palancas de la economía, podrán dar una solución rápida a la falta de viviendas.

Bien a  través de la expropiación de las viviendas ociosas o infrautilizadas y su reparto entre los necesitados, ya sea a través de la construcción de nuevas viviendas por parte del Estado, una genuina sociedad socialista garantizará a todo trabajador y a sus familias el acceso a una vivienda adecuada a sus necesidades a cambio de un alquiler, que representará una pequeña parte del salario, con el que se costearán los gastos derivados del mantenimiento y la reparación de los edificios.

De esta forma si quedará garantizada, además, la libertad de movimiento del trabajador, lo cual en la sociedad capitalista es una necesidad individual del obrero en busca de trabajo y en el socialismo será una necesidad social dictada por la distribución racional de la  fuerza laboral.

La batalla que se ha abierto buscando el camino para una solución  más completa del problema de la vivienda, pasa también por la desaparición de la oposición entre la ciudad y el campo a través de la distribución de la población de un modo más racional en todo el territorio. Si en tiempos de Engels las grandes urbes ya eran un problema grave a causa de la insalubridad, los problemas de comunicación, la acumulación de basuras y el hacinamiento,  actualmente vemos como esta cuestión ha alcanzado proporciones gigantesca en las megalópolis, exigiendo una solución tanto más urgente y radical que sólo la planificación del socialismo científico es capaz de ofrecer. Pero mientras tanto, apoyamos decidida y firmemente la lucha de las “Plataformas contra los desahucios”, así como las medidas recogidas en la propuesta que hemos hecho a los sindicatos para ser defendidas por la Huelga General del 14-N.  

La plataforma reivindicativa debería contener como mínimo los siguientes puntos, entre los cuales va la paralización inmediata de los desahucios:   

1.- Defensa firme de la Sanidad,  la Educación Públicas y los servicios     sociales gratuitos con el mantenimiento de los puestos de trabajo. 
2.- Retirada de todos los planes de ajustes, recortes y reforma laboral.
3.- Incremento de impuestos a las grandes fortunas.
4.- Incautación del patrimonio de los corruptos y especuladores.
5.- Retirada de la Ley de amnistía fiscal que beneficia  a defraudadores, corruptos y mafiosos y persecución implacable de la economía sumergida y del fraude fiscal.
6.-  Por la jornada laboral de 35 horas semanales para repartir el trabajo.
7.-  Introducción de la escala móvil precios-salarios para luchar contra la carestía de la vida y controlar la inflación.
8.-  Salario mínimo interprofesional de 1.100 euros al mes.
9.-  Salario social universal del 80 % del S.M.I.
10- Paralización inmediata de los desahucios hipotecarios.
11.-Auditorias de las cuentas bancarias y empresas que presenten expedientes de regulación de empleo o suspensión de pagos.
12.-Juicio y cárcel para los banqueros responsables de la crisis por sus desfalcos y estafas.

 Si el gobierno no atiende estas reivindicaciones, los sindicatos deberían secundar una nueva Huelga General, esta vez indefinida, con un punto más añadido a las anteriores reivindicaciones: 
13.-¡¡DIMISIÓN DEL GOBIERNO DEL PP POR MENTIROSO E ILEGÍTIMO Y CONVOCATORIA DE ELECCIONES ANTICIPADAS YA¡¡

¡¡ TODOS A LA HUELGA GENERAL DEL 14-N¡¡
¡¡JUNTOS Y ORGANIZADOS PODEMOS¡¡
¡¡STOP DESAHUCIOS¡¡


ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A


(1) El libro mencionado  puede encontrarse en la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels.
Consultar en: http://www.fundacionfedericoengels.org



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