…/…Debido a las profundas contradicciones que el
capitalismo ha ido acumulando, la situación en Europa está cambiando y nos
enfrentamos a un nuevo periodo de levantamientos, luchas, manifestaciones,
huelgas e insurrecciones acelerando el proceso molecular de toma de
conciencia de la clase trabajadora, con cambios bruscos y repentinos en la toma
de conciencia de las masas en cada uno de sus países que no pueden superar la
situación tan complicada en la que hemos entrado.
El desempleo de masas ha aparecido simultáneamente en
todos los países, y no es un detalle coyuntural, es para quedarse largo tiempo
porque es de carácter estructural y permanente, enlazando con una situación
bélica que podría extenderse y convertirse en un fenómeno peligroso a escala
universal afectando de lleno a los países industrialmente más desarrollados que
descargan sus consecuencias sobre los más atrasados, produciendo verdaderas
hambrunas y catástrofes alimentarias y migraciones incontenibles.
La tasa de ganancia se empezará a derrumbar en todos
esos países decreciendo fulminantemente las inversiones tanto privadas como
públicas. Junto a ello han colapsado las ilusiones en el enriquecimiento
permanente de todos y han conseguido que a los capitalistas les duela la cabeza
tras la orgía de abultadas ganancias que habían venido obteniendo durante el
largo auge capitalista del periodo anterior mientras las masas se siguen empobreciendo
y se empiezan a levantar.
En la actualidad la burguesía ha entrado en pánico y
los capitalistas tienen más miedo que nunca porque ven un futuro bastante
negro, debido a la desfavorable correlación de fuerzas en el tablero mundial
para sus intereses, porque comprenden la agonía del capitalismo y el inicio del
resurgir del movimiento obrero, así como la polarización entre izquierdas y
derechas, con el potencial aplastante que la clase trabajadora mundial
representa.
Los partidos socialdemócratas han sido castigados en
toda Europa, quizás porque cuando han conseguido alianzas con las derechas, la
clase trabajadora les castigan y pierden muchos votos. Por ahora, es el PSOE el
que mantiene la antorcha más visible de la socialdemocracia, pero es preciso no
cometer los mismos errores, ya que muchos veteranos militantes como Felipe,
Guerra y otros, parecen estar más cercanos al PP que al PSOE y ya tenemos
experiencias históricas de enfrentamientos internos.
Repasando la historia, conocemos que después de la
llegada al poder del PSOE, en 1982, el aparato “social-liberal” del sector más
moderado, desencadenó una oleada de expulsiones y supresión de militancia, así
como disolución de agrupaciones, con ataques a la juventud y a los
sindicalistas de UGT, empezando a romperse las relaciones de unidad que habían
mantenido PSOE-UGT y JJSS desde hacía años.
A partir de las huelgas fuertes de diversos sectores,
la lucha de la clase trabajadora se agudizaba y se reunían solidariamente
muchos trabajadores, con unidad sindical CCOO,UGT y otros, incluso luchando
contra el cierre de empresas y surgiendo un fuerte sector del cooperativismo cuyas
empresas fueron tomadas por los trabajadores organizados.
La solidaridad entre diversas zonas en lucha en todo
el Estado, aterraba a la Patronal y al propio Gobierno PSOE, porque los
sindicatos tenían mucha fuerza en las luchas y se produjo un ataque para
intentar desactivar ese peligro: Marcelino Camacho (CCOO9 y Nicolás Redondo (UGT),
tenían capacidad suficiente para llevar al país a un Huelga General, como así
ocurrió.
Más de ocho millones de trabajadores secundaron la
Huelga General convocada para el 14 de diciembre de 1988, por UGT y CCOO, lo
que representó el primer gran golpe contra el Gobierno de Felipe González,
alejando la distancia entre éste y Nicolás Redondo.
Aquel huelgón puso muy nervioso a los sectores más
moderados, tanto del Partido como del Sindicato, pues éste último sufría
presiones del aparato del PSOE, sobre todo, de la corriente liberal de
infiltrados en el Partido, que eran claros agentes ideológicos del capital y
aplicaron lo que podríamos llamar una “limpieza de rojos” con el intento de
domesticar a las direcciones sindicales.
Muchas de las expulsiones eran infundadas y más bien
respondían a una persecución política, pues la verdadera razón fue que al
Partido y la Patronal no les gustaba la política sindical de lucha,
manifestaciones y huelgas que defendía aquel sindicalismo combativo, contrario
a los Pactos Sociales y denunciaban los trapicheos a espaldas de los trabajadores,
que exigían, como así se consiguió, que las huelgas fueran votadas a mano
alzada en las Asambleas de base.
Los sindicatos también se habían posicionado contra
los despidos que provocaba la reconversión industrial que estaba aplicando el
ala socio-liberal del PSOE, que representó un aumento de los despidos, como
puede consultarse comprobando las estadísticas del periodo, pues se había
empezado a gobernar en contra de algunos sectores del movimiento obrero y en
realidad, eso no era un hecho aislado, sino que produjo un eslabón de
expulsiones, sanciones y represalias del sector de derechas del PSOE que
llevaron a cabo contra los auténticos socialistas, con la ruptura de Felipe con
Redondo, pues la cuestión sindical y el abandono de las posiciones
socialdemócratas del PSOE, que muchos trabajadores, militantes y simpatizantes
de izquierdas, se negaban a abandonar los ideales, los métodos y las acciones del socialismo marxista, defendido por los sectores, como
izquierda socialista y otros grupos más a la izquierda.
Con aquel lema de: “el que se mueva no sale en la foto”, que
aplicara Alfonso Guerra, vimos como en los ochenta, eran expulsados grupos de
Juventudes, tanto en Madrid, Málaga, Sevilla, Navarra, Euskadi y otros
territorios, donde cientos de militantes fueron expulsados, se disolvieron
agrupaciones importantes y otros fueron suspendidos parcialmente de militancia,
sin ninguna justificación ni expediente.
Existía una especie de compadreo donde se toleraba y
fomentaba por parte de lo que llamaban “el aparato”, (que nadie sabía quién era),
pero sí que necesitaba gente dócil para hacer esos trabajos. El Partido se
llenó de arribistas, con algunos pelotas y “carreristas”, flaqueando e incluso
despreciando el contenido ideológico que desde la Izquierda Socialista
reclamaba permanentemente y la lucha individual empezó a practicarse con
codazos y luchas internas por medrar y hacerse cada cual con un puesto al sol
que era mal visto por la militancia y los votantes.
El ataque a UGT fue furibundo, no solo en Andalucia,
también en Euskadi y otros territorios, pues en Málaga, tras la Huelga General
de la Construcción de 1986 se expedientó al Secretario General de FEMCA-UGT,
acusado de decir “calumnias y mentiras contra UGT”, en la Asamblea General de
trabajadores donde se debatió y se votó la Huelga Provincial y Madrid decretó
suspensión de militancia durante 2 años a ese compañero, reingresando el
compañero porque la acusación era falsa.
Otro de los ataques más furibundos fue contra la
totalidad de la Comisión Ejecutiva Provincial de UGT de Álava, que representaba
el buque insignia de la oposición interna a la Socialdemocracia y que defendían
el socialismo marxista y expulsaron a compañeros que encabezaban la vanguardia
de la lucha y donde muchos trabajadores de las bases que inspiraban y
aglutinaban cada vez más militancia, en lugar de mirar a las propias
direcciones, llegando incluso posteriormente a demostrarse, que la burocracia
del ala de derecha del PSOE de Álava (muchos de ellos fueron luego a parar al
PP, como Damborenea y sus huestes), pues luego se supo que les habían prometido
2.000 pesetas de las de entonces, a un grupo de diez jóvenes que asaltaron los
locales de UGT en Vitoria creándose una Gestora.
También expedientaron a otros compañeros como a los
miembros de la Sección Sindical de UGT en Ensidesa de Avilés, que era la
vanguardia del movimiento sindical en aquella zona, por haber enviado un
telegrama de solidaridad con los expulsados y varios más de sindicalistas más
combativos fueron represaliados, haciéndoles la vida imposible, hasta el punto
de que, algunos se cambiaron de sindicato o, lo que fue más grave, rompieron
los carnet, alternativas que no nos parecían correctas, porque la alternativa
de Izquierda Socialista del PSOE era reorganizarnos, acumular fuerzas para
derrotar a la burocracia desde dentro.
Antes de esa ruptura del Partido con el Sindicato
hermano, toda la militancia estaba afiliada a las dos organizaciones, por lo
que en este enfrentamiento, muchos trabajadores se preguntaban cuál era la
causa por la que se acusaba a los compañeros expulsados, porque su delito mayor
consistía en defender a ultranza, en el seno de las organizaciones socialistas,
del partido y del sindicato, los intereses de la clase trabajadora, que era el
objetivo del socialismo.
Había asambleas donde se debatía la necesidad de
constituirnos en corrientes de opinión, diferenciada de la socialdemocracia,
siendo la más numerosa Izquierda Socialista, aparte de la oficialista, que
estaba girando ésta hacia la derecha de forma vertiginosa, exigiendo desde las
bases que era necesario que el Gobierno Socialista elegido, tenía que aplicar
una política a favor de la clase trabajadora, que acabara con el problema del
paro, de la vivienda, educación, sanidad y otros problemas que la mayoría de la
población esperaba que se resolviese, aplicando medidas socialistas, porque
bajo el capitalismo era imposible.
Reiterábamos constantemente que con la política
económica que estaba aplicando Boyer (y luego Solchaga), no solo no se iban a
crear los 800.000 puestos de trabajo prometidos, sino que se incrementaría el
paro, y así ocurrió, pues en los primeros 18 meses de Gobierno socialdemócrata
hubo más de 500.000 nuevos parados.
Desde la Izquierda Socialista y los sindicatos
defendíamos que el único efecto de la política de topes salariales, (como el
tiempo demostró), iba a ser reducir los exiguos salarios de la clase
trabajadora, sin que ello llevase a los capitalistas a invertir ni un solo euro
en crear puestos de trabajo suficientes.
Así quedó demostrado, pues a pesar de los enormes beneficios obtenido por los banqueros
y las grandes empresas en aquellos años, no hubo incremento de la Inversión
Neta, sino todo lo contrario, pues los banqueros concedieron menos créditos a
las pequeñas y medianas empresas, estrangularon el movimiento cooperativo, al
negarles una vez y otra, los recursos suficientes para realizar una
reconversión industrial de carácter Socialista, sino potenciando directamente
al capital privado, por omisión, desviación o perversión ideológica.
El ala izquierda y los sindicatos criticábamos que la
reconversión industrial de Solchaga, podría suponer la pérdida global de
cientos de miles de puestos de trabajo y tampoco podría garantizar los del
resto de la clase trabajadora y eso era por lo que muchos trabajadores eran represaliados en sus
protestas, huelgas y manifestaciones.
Algunos ugetistas que mantenían la doble militancia en
el sindicato y en el partido, combatían políticamente dentro del PSOE, criticaban comportamientos anti-socialistas
que se estaban dando en el seno del Partido y que muchos compañeros no
quisieron ver a tiempo, con la falsa excusa de no dañar al Partido,
comprobándose posteriormente que la corrupción de algunos cargos representó una
vergüenza y produjo la derrota del “felipismo”.
Por representar con honradez y firmeza los ideales
socialistas marxistas que nos legaron los fundadores del Partido, como Pablo
Iglesias Posse y otros, se expulsaba a los críticos.
La verdadera
razón de aquella “caza de bruja”, se debía a la necesidad que tenía el sector
“socioliberal” compuesto por las huestes de Boyer, Solchaga, Roldán y demás
elementos apoyados por Felipe González, de llevar adelante un programa de
recorte del gasto público, programa que estaba suponiendo un ataque brutal al
nivel de vida y los puestos de trabajo de la clase obrera y que en realidad
estaba marcado por los intereses de banqueros y grandes capitales, ante los que
Felipe González se deslumbró y cedió, llegando al enfrentamiento político con
Nicolás Redondo y con Alfonso Guerra, hasta conseguir imponer su deriva “Socio-liberal”,
que se apartaba cada vez más de la “Socialdemocracia” y mucho más del
Socialismo Marxista y Democrático de los defensores del PSOE, quedando más bien
aislada la corriente Izquierda Socialista.
En el suplemento de El País, sobre mediados de 2001,
la escritora Maruja Torres, en un análisis sobre la corrupción, daba un duro
golpe con estas palabras: ““Uno empieza robando para el Partido porque cree que
las ideas de ese partido pueden mejorar
el mundo; luego sigue robando para mantener el Partido en el poder, porque si no,
perdería el cargo; más tarde, empieza a desviar parte de lo robado a su
bolsillo, para tener un dinero cuando le echen del gobierno; y al final roba
para si mismo, porque quiere ser rico y poderoso sin necesidad de cargo, de
partido y de ideas. La ambición humana es un pozo sin fondo””.
Para poder llevar adelante el abandono del Socialismo
genuino, se le enmascaró con una etiqueta de Socialdemocracia oculta tras el
Socio-liberalismo, porque la dirección del PSOE necesitaba que no hubiese mucha
discrepancia ni oposición interna, ya que necesitaban un sindicalismo
domesticado, intentando que no hubiese muchas críticas y el dichoso “aparato”,
se atrevió posteriormente a atacar, desprestigiar y ensuciar la trayectoria de
Nicolás Redondo, con la trampa de las cooperativas de viviendas, pues el
Gobierno le prometió financiación Estatal, pero luego les dejó en la estacada,
pues había prometido contar con los sindicatos para desarrollar el plan y luego
les volvió la espaldas.
También hubo escaramuzas para enfrentar a UGT con
CC00, provocando una división profunda en el seno de la clase trabajadora y
muchos sindicalistas sucumbieron, se desafiliaron y tanto la afiliación
sindical como política, empezaron a descender y el PSOE que tuvo una militancia
de más de 500.000 afiliados, ha mermado hasta 172.600 votantes según la
reciente consulta a la militancia del 4-11-23.
Lo realmente subyacente en el fondo de aquellas
expulsiones y trifulcas internas era el miedo de la burocracia partidista a que
los socialistas más honrados y firmes, pudiesen ser el aglutinante del
descontento que se estaba creando entre las masas, que pudiese cristalizar en
una corriente interna como Izquierda Socialista que se declaraba marxista, u
otras que empezaban a surgir.
Una cosa debe quedarnos clara que debemos evitar, que esas situaciones tan traumáticas se
vuelvan a repetir bajo el nuevo Gobierno
de PSOE-SUMAR, porque aunque están arreciando críticas tanto por la derecha
como por la izquierda, a pesar de
aquellas expulsiones traumáticas, que acabaron con muchos luchadores, los
verdaderos ideales del Socialismo Científico jamás podrán ser arrancadas de la
memoria del movimiento obrero, por lo
que, cada vez serán más los trabajadores asalariados que se den cuenta de que
solo con un programa auténticamente socialista, para avanzar hacia el
Socialismo Científico, bajo el control de la Democracia Participativa y Ética,
podrán darse soluciones a las necesidades y aspiraciones de los asalariados,
reconstruyendo partidos y sindicatos potentes, para poner los intereses de los
trabajadores por delante del lucro privado de banqueros y multinacionales, pues
decimos: “gobierne quien gobierne, nuestros derechos se defienden”.
Desde Izquierda Socialista de Málaga, defendemos el
derecho a la libertad de expresión y la democracia interna, reconociendo el
derecho a corrientes de opinión, pues entendemos que existen varias de ellas no
declaradas, como los “Socioliberales” y otras, que representan el sector más
moderado, que debieran pedir su
reconocimiento, así como la corriente “Socialdemócrata” oficialista liderada
por Pedro Sánchez y la corriente minoritaria “Izquierda Socialista” legalizada
desde hace años.
Para concluir, afirmamos que tenemos confianza en la clase
trabajadora que luchará una vez y otra hasta conseguir acumular las fuerzas
firmes y potentes, para avanzar hacia el desarrollo de condiciones objetivas y
subjetivas, que nos permitan poder vencer al nazi/fascismo de PP/VOX y abrir el
camino que nos conduzca a tomar los medios de producción en nuestras propias
manos como clase trabajadora avanzando
hacia la transformación socialista de la sociedad, derrotando al capitalismo corrupto, decadente y degenerado,
por lo que la lucha continúa ya que es el único camino.
COMISIÓN PERMANENTE:
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA.
PSOE DE ANDALUCIA.
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