El
imperialismo, como la fase superior del capitalismo, degenera en el fascismo
que significa la forma más violenta, salvaje y abominable de la Dictadura de
los Capitales, que gobierna para someter y explotar a los pueblos y a las
organizaciones de la clase trabajadora.
En pleno siglo
XXI, eso no significa que la clase trabajadora explotada y los pueblos
oprimidos por la bota de los imperialistas deban someterse al fascismo, aunque
se presenten con una máscara “democrática”, como hacen VOX y PP en el Estado español.
Tampoco los
pueblos de los países atrasados y sojuzgados por el Capitalismo/Imperialista,
quieren verse estrangulados por sus sátrapas y verdugos dictadores que los dominan ni por los llamados
“Gobiernos Democrático Burgueses” o por dictadores sangrientos, porque bajo la
careta de todos ellos se esconden los “Dictadores de las Finanzas”.
El verdadero
socialista, el verdadero demócrata, el verdadero progresista, debe tener como
tarea denunciar y combatir a los regímenes opresores y a los filofascistas que
quieren sojuzgar a la ciudadanía.
La mejor
consigna para defender la verdadera democracia debe ser reconocer los derechos
de todos los pueblos de exigir y conseguir el Derecho legítimo a la
Autodeterminaciòn, por métodos pacíficos y no solo de palabra, sino, exigiendo
con las acciones y manifestaciones concretas el Referéndum, para evitar
conflictos y guerras, para alcanzar la genuina y completa emancipación y
liberación de la Humanidad.
La activa
simpatía, la solidaridad, la fraternidad, la libertad y demás derechos de
cualquier demócrata y socialista honesto debe estar al lado de los pueblos que
sufren, sean nativos o extranjeros, y no
de los verdugos que nos oprimen y explotan, no importando si se presenta con la
máscara de la “Democracia Burguesa o de la Dictadura Fascista”.
No puede
considerarse un auténtico Demócrata y mucho menos Socialista, o simplemente
Progresista, aquella persona que de forma pasiva o activa apoya a las derechas
conservadoras, reaccionarias y filofascistas, bajo el hipócrita pretexto de
defender a unos aparentes partidos “democráticos”, pero luego son los peores
enemigos de la clase trabajadora y los pueblos oprimidos y empobrecidos por los
imperialistas que practican el neocolonialismo económico, robándoles las materias
primas en un chantaje permanente debido a la superioridad armamentísticas o por
gobiernos títeres.
Aquellos otros
que se consideran “socialistas monárquicos” y los que nos consideramos
“socialistas republicanos”, transitamos por caminos divergentes e incluso
diferentes, aunque a veces aparezcamos en la misma organización política o
sindical.
Nuestra
posición como corriente I.S. de Málaga siempre nos hemos venido posicionando a
favor de los pueblos que lucharon y
luchan contra el fascismo y por la República pero con un programa actualizado
y basado en la Democracia Participativa
y Ética y el Socialismo Científico, porque esas son condiciones elementales
para ganar el futuro, que significa plantear una posición clara contra los
filofascistas, para aclarar la historia y poder aprender y entender con los
menos obstáculos posibles, rechazando el revisionismo y las tergiversaciones que
siguen planteando las derechas “pepera” y la “voxera”.
Un nuevo tipo
de sociedad es hoy más necesario que nunca, pero no podrá existir sin una Democracia sana ni podremos consolidar una
verdadera democracia sin un método y un programa basado en la filosofía
materialista dialéctica, que debe encontrar su mayor apoyo y avance, no en
ventajas personales, ni mucho menos en la carrera burocrática por los sillones,
como hacen algunas corrientes, sino
defender el progreso general de la humanidad, que son nuestros principales
objetivos.
Necesitamos
avanzar hacia una nueva sociedad de la Cultura y la Ciencia que tendría que basarse
teórica y prácticamente en los puntos de vista de la solidaridad, aplicada con
una estrategia y tácticas correctas, en colaboración y más cercana a las clases laboriosas, para
ligar la creatividad colectiva de los seres humanos con las mejores técnicas y
avances telemáticos, poniendo todo el poder al servicio de la ciudadanía con el
objetivo final de la emancipación de los seres humanos del yugo explotador
capitalista.
Una Gobierno
de Izquierda debe basarse en la lucha y la esperanza de las masas en un futuro
mejor, exclusivamente en el proceso de toma de conciencia para una mejor
organización y la búsqueda de la máxima unidad de las masas en acción en
defensa de sus Derechos para que todas y todos podamos ser libres en las
consideraciones de los debates congresuales, no en intereses personales, de
camarillas y burocracias, sino en la acción de las luchas sociales anteponiendo
la Solidaridad con las luchas reivindicativas que la clase trabajadora plantea
y seguirá planteando ante la clase dominante.
Consideramos
muy necesario los análisis críticos para el desarrollo del programa a llevar a
cabo contra el Cambio Climático y defensa de los derechos como Educación,
Sanidad, Vivienda y demás Servicios Sociales básicos, pero para ello
necesitamos acumular la suficiente fortalece que soporte y rechace las presiones,
calumnias y hostigamiento del capitalismo corrupto, decadente y en
descomposición, para abrirnos el camino hacia una nueva sociedad.
Para ello
necesitamos avanzar con una iniciativa potente, colectiva y unitaria hacia un
Frente de Acción de las fuerzas de izquierdas, políticas, sindicales y
sociales, para ser capaces de esa forma, de movilizar a las masas mediante un
debate amplio teórico-práctico, para pasar a la acción, frenando y derrotando a
los violentos filofascistas, que ya se han instalado en el poder en Europa,
como en Polonia y en Hungría y amenazan con hacerlo en Francia y otros estados,
incluido el Estado español donde los herederos del golpe de Franco, Vox,
PP, continúan hostigando, calumniando y
avasallando a las izquierdas.
La recesión
económica que en el mundo avanza agravada por la pandemia, está llevando a
muchos países atrasados por el camino de las luchas y levantamientos sociales,
oponiéndose a sus gobiernos sátrapas y fascistas, buscando desesperadamente el
camino de la transformación social, porque necesitan cambios urgentes en sus
condiciones de vida que se vuelven cada vez más insufribles.
Esas
convulsiones sociales serán crecientes e inevitables, dado que el imperialismo
no podrá resolver los problemas sociales, existiendo una desestabilización
brutal entre países ricos y pobres, ni amortizar
la Deuda Pública Mundial que se ha hecho impagable, pero la querrán descargar
sobre las espaldas de las masas trabajadoras.
A pesar de que
hemos visto la contundente derrota de las fuerzas bélicas imperialistas de EEUU
y sus satélites, recibiendo una estrepitosa derrota de los Talibanes en
Agnanistán, que después de años de guerra, el pueblo sufre las consecuencias,
mientras que el Complejo Militar Industrial se ha venido forrando con la venta
de armas y el control del opio que les ha sido rentable económicamente, pero
que se ha agotado la fuente dejando al pueblo en peores condiciones de miseria
que antes de la invasión.
Pero el
Capitalismo no cederá por las buenas ni voluntariamente renunciará a sus
privilegios y en su fase de degeneración filofascista, podría incrementar su
discurso de odio y su violencia
represiva, tanto en los países empobrecidos como en los más adelantados, porque
la recesión es general.
Está claro que
en los países más adelantado y prósperos, la necesidad hará que las fuerzas
políticas y sociales de izquierdas reivindiquen cambios que la burguesía
interpretará como similares a una revolución, que tendría que ser pacífica, por
las urnas y no por las armas, que con el concurso de las masas en acción, si podría ser posible, siempre y cuando las
organizaciones de izquierdas actuasen con firmeza y unidad en defensa del socialismo
científico, con más democracia participativa y una ética clara, con un plan contra la corrupción y los
despilfarros.
Pero cualquier
fuerza política que bloquee el camino hacia una correcta y firme lucha por la
expropiación de las palancas fundamentales de la economía, como las
Energéticas, la Banca, los Grandes Latifundios y los Monopolios, cualquier
gobierno de los trabajadores que se quede en medio del camino y quiera
gestionar las miserias del capitalismo, estará instigando a los filofascistas y
sus fuerzas de la reacción, que solo será posible vencerlas con el concurso de las
luchas de las masas organizadas y unidas en pro de las transformaciones que la
clase trabajadora y los sectores empobrecidos están necesitando.
Los
progresistas, socialistas, comunistas y demás organizaciones de izquierdas,
políticas, sindicales y sociales, que piensen que será posible derrotar al
“bloque burgués neofascista” solo en el Parlamento, sin basarse en las masas en
acción, ayudando a organizarnos y formarnos
en defensa del programa de transición al socialismo, podrían caer en la trampa
del cretinismo parlamentario, que es el que mejor se ha distinguido en la
historia por su ceguera política, sus errores e incluso sus traiciones que
luego han sufrido los pueblos.
Con el
concurso y apoyo de millones de explotados y oprimidos del mundo, luchando por
la paz, la libertad, la democracia y la autodeterminación de cada pueblo, conquistaremos
el derecho a continuar la lucha por el Bienestar de cada persona, así como por
la Felicidad de los seres humanos, que es el objetivo del Socialismo
Internacionalista, porque bajo el capitalismo no habrá salida para la
Humanidad.
EQUIPO DE
COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA
SOCIALISTA DE MÁLAGA.
PSOE DE
ANDALUCÍA.
Ispsoeandalucia.malaga@gmail.com