31 de agosto de 2012

PREPARAR LAS FUERZAS PARA LA LUCHA POR EL SOCIALISMO.

El sistema económico mundial basado en la división del trabajo propiciado por el capitalismo está exigiendo una solución alternativa e internacionalista, porque el desarrollo de las fuerzas productivas está atrapado en esta recesión a causa de dos frenos absolutos representados por  la propiedad privada de los medios de producción y las fronteras nacionales. 


Los seres humanos, desde el inicio mismo de la humanidad, han tratado de arrojar luz sobre las leyes que gobiernan su existencia, utilizando diversas teorías, que han ido desde explicaciones basadas en supersticiones, que evolucionaron hacia la filosofía metafísica, base de toda religión, hasta los liderazgos de grandes personajes históricos y el desarrollo de la ciencia.  

Es relativamente reciente la aceptación histórica de la teoría de la evolución, que se adapta mejor a la concepción científica, aunque siguen existiendo escuelas filosóficas que no acaban de asumir la realidad científica y siguen defendiendo el “creacionismo metafísico”.

Desde el socialismo marxista se concede una importancia grande al estudio de la historia, intentando que se soporte en el mayor rigor científico, no solamente por su estudio en sí,  que concuerde lo más posible con la realidad concreta a la que la ciencia se debe, sino sobre todo, con el fin de sacar las pertinentes conclusiones de las lecciones que contiene, porque sin una comprensión de la evolución de los acontecimientos, es muy difícil prever las futuras perspectivas.

El método del materialismo dialéctico es la ciencia de las perspectivas que utilizamos los socialistas marxistas para intentar desentrañar los procesos complejos del desarrollo histórico ya que la filosofía marxista analiza las cosas, no como entidades estáticas, sino en el proceso de movimiento y desarrollo.

Ahora bien, la evolución no representa solo el movimiento de lo inferior a lo superior, sino que contempla la vida y la sociedad en su desarrollo de una manera contradictoria.  Esos procesos caminan en espirales que no constituyen una línea recta, sino que procede mediante un desarrollo a saltos, catástrofes, convulsiones y agitaciones, con rupturas en la continuidad, con transformaciones de la cantidad en calidad (y viceversa), impulsos internos hacia el desarrollo, produciendo fuertes contradicciones y creando conflictos entre las distintas fuerzas, tanto en el aspecto centrífugo como centrípeto, tanto entre individuos como entre clases sociales.

Los programas de los partidos, los proyectos, las ideas, las teorías y los pensamientos no caen del cielo, sino que  reflejan más bien el mundo material y los propios intereses interclasistas. Lo explicaba Marx, diciendo que “el modo de producción de la vida material condiciona los procesos de la vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino al contrario, es el ser social el que determina su conciencia.”

El capitalismo en sus inicios esa una fuerza revolucionaria que luchó contra el sistema feudal hasta vencerle y nadie puede negar el carácter progresista que tuvo en sus primeros años de desarrollo, pero de forma dialéctica, en la actualidad se ha convertido en un freno para el desarrollo de la producción y el avance de la humanidad, por lo que se ha vuelto reaccionario, caduco y senil, entrando en una recesión que puede llevar a la Humanidad hacia la barbarie.

La perspectiva de Marx que esperaba que el proletariado alcanzase el poder primero en algún país capitalista desarrollado, no se cumplió y sufrimos el experimento del estalinismo, por los errores de las direcciones, que interpretaron y aplicaron erróneamente la teoría marxista, porque el capitalismo se rompió por el eslabón más débil de la atrasada Rusia en 1917 y reconociendo los grandes avances en las primeras décadas, el sistema colapsó corroído por la inoperancia y los errores de la burocracia, que fueron un freno para el desarrollo de la democracia socialista plena. 

La historia ha demostrado que la única clase capaz de llevar a cabo transformaciones profundas es el proletariado cuando consigue dirigir y aglutinar tras la clase obrera a  los sectores campesinos y menos favorecidos, como cuando la clase trabajadora tomó el poder en octubre de 1917, repartiendo las tierras para hacer la reforma agraria, expulsando a los imperialistas parásitos y unificando el país, pero el proletariado mundial no se detuvo en sus ansias y aspiraciones de continuar la revolución, como conocemos por sus derrotas en Alemania, Italia, China, etc a manos de las potencias imperialistas, a causa de los errores de sus propias direcciones.  

Cuentan algunos historiadores que la Revolución de Octubre en Rusia fue el acontecimiento más grande de la historia de la humanidad, porque por primera vez, la clase obrera tomó el poder en sus propias manos, y lo retuvo, sometiendo a los terratenientes, a los capitalistas y a los militares zaristas blancos que les habían mantenido en el poder a sangre y fuego e iniciaron la construcción del “estado democrático de los trabajadores”, que podría haber sido el comienzo de la transformación socialista mundial,   pero la invasión de los 21 ejércitos burgueses para ayudar a los Blancos, sumió al país en una sangrienta guerra civil y una desestabilización de la economía, poniendo las bases para el inicio de la degeneración del socialismo, planteando posteriormente Stalin la teoría de la construcción del socialismo en un solo país,  a la vez que centralizaba burocráticamente la política, eliminando cualquier parecido con una democracia socialista sana.

La derrota de la revolución socialista en Alemania y demás países donde la clase trabajadora luchó por el socialismo, condujo al aislamiento de la URSS que era un país atrasado y devastado por la guerra, con destrucciones masivas, analfabetismo y un agotamiento que supuso tremendas trabas para que, una clase obrera debilitada, pudiese contribuir a contrarrestar el sistema de corrupción burocrática que se empezaba a dar, al eliminarse paulatinamente el control obrero que se ejercía en los primeros años.

Es preciso reconocer que se dieron condiciones objetivas (además de subjetivas de errores en la dirección) que alentaron el crecimiento de la burocracia soviética, tanto en el Estado,  en el Partido Comunista como en los Sindicatos.  Stalin se subió sobre las espaldas de la casta burocrática que alimentaba y ésta sobre los hombros de la clase obrera.  El desarrollo se estancó ya que “el taller que retrasaba toda la producción se llamaba burocracia” y eso demostraba que los políticos en la historia, no se representan a si mismo, sino que son los cauces por donde se expresan los intereses de grupos, castas, o clases en el seno de la sociedad.

La degeneración estalinista convertida en “dictadura contra el proletariado”, no surgió ni del socialismo, ni del comunismo, ni del anarquismo,  (sistemas que no pueden existir mientras permanezca el capitalismo) sino que fue la consecuencia del aislamiento y el atraso material de la URSS en una situación de crisis de post-guerra, que eliminó la democracia obrera inicial con el fin de mantener y preservar los privilegios y el poder de la casta burocrática que estaba surgiendo.

El nuevo régimen se basaba en las nuevas formas de propiedad que habían surgido con la industria y la tierra nacionalizadas y planificadas, pero los consejos de trabajadores y la democracia obrera fueron aplastados por la contra-revolución burocrática, negando la posibilidad de una verdadera transformación socialista sana y democrática que hubiese marcado el inicio de una forma nueva y superior de la sociedad, rompiendo las trabas del capitalismo, para liberar las fuerzas productivas y producir más y mejor, repartiendo con justicia el fruto del trabajo, que es el objetivo del socialismo.  

Bien es cierto que los obstáculos de la propiedad privada y el Estado nacional, que aparentemente fueron barridos a medias, podrían haber permitido un salto en el desarrollo, pero la revolución socialista no podía limitarse a un solo país, sino que necesita superar fronteras, ya que la economía mundial requiere soluciones internacionales y necesitaba enlazar con el desarrollo de los países más adelantados.  

La teoría marxista explica que una de las primeras tareas de la clase trabajadora cuando alcanza el poder es la sustitución de la vieja maquinaria del Estado burgués, que permitirá a su vez poner las bases para la producción económica planificada de forma armoniosa de los bienes necesarios para satisfacer las necesidades humanas.  Pero en la URSS el Estado se estableció, no como un órgano de dominio de la clase obrera sobre la clase capitalista, ejerciendo el control democrático desde las bases, sino mediante el control burocrático bajo el dominio del Partido único que representaba no más del 3 % de la  población  y que impedía el libre ejercicio de la crítica democrática y el control obrero.

Estas situaciones analizadas por los historiadores nos plantean la cuestión de saber si la clase trabajadora necesita un Estado, a lo que la teoría ácrata nos responderían que no, pero surge la controversia de qué tipo de sociedad, no solo queremos, sino podemos construir, en ese periodo de transición mientras que sigan existiendo las fuerzas capitalistas de la reacción que quieran volver a tomar el poder en sus manos, arrebatándolas por la fuerza de las armas, contra la fuerza de la razón, que es el arma del socialismo.

Los compañeros que sueñan con bonitas utopías, no quieren entender que algún tipo de poder se requerirá para mantener a raya a los reaccionarios, banqueros, capitalistas, explotadores y embaucadores que, una vez tomado el poder por la clase trabajadora, quisieran volver  a las andadas.  Por eso, el socialismo si plantea,  que se necesita un Estado, un estado obrero, un estado democrático, donde las decisiones se tomen de abajo arriba, por los colectivos de producción, con normas para profundizar en la democracia socialista, como reivindicaremos al final de este trabajo.

Los trabajadores tenemos que luchar democráticamente por construir un nuevo tipo de Estado, que no sea el capitalismo y que represente y defienda los intereses de los más pobres, de los necesitados, de la clase trabajadora y el pueblo trabajador en su conjunto, pero sin que los capitalistas puedan mantener el control de la producción, el transporte y el cambio, que debe pasar a manos de los trabajadores, y bajo su control democrático.

Con los medios técnicos alcanzados en un Estado Socialista de los trabajadores, que es la mayoría absoluta de la población, ha de mantenerse el control de una pequeña minoría de excapitalistas, pero para ello, el enorme aparato burocrático montado por el capital, para defender sus intereses, tiene que ser desmontado. Eso solamente es posible mediante la democracia obrera, la democracia social, la verdadera democracia del pueblo, ejercida por el pueblo en beneficio del pueblo, de abajo arriba, en todos los estamentos del nuevo estado, bajo control obrero.

Para aclarar esto, recurramos de nuevo a Marx, que explicaba que la “democracia burguesa es un sistema en el que a los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años, qué mandatarios de la clase opresora dominante ha de representarnos y aplastarnos en el Parlamento”.  La libertad bajo la burguesía consiste en que todos el mundo puede decir lo que quiera, siempre y cuando los Consejos de Administración del gran capital monopolista decidan lo que se hace para beneficiar el ansia de lucro privado de los accionistas de sus compañías financieras.

El nuevo Estado social y democrático que necesitamos, consistirá en las elecciones libres y democráticas con revocabilidad automática de todos los funcionarios y cargos políticos, desde las bases, para extender la democracia obrera desde la esfera política, a la económica, a la sociedad y a la cultural, nacionalizando los monopolios, la banca y los latifundios.  La burocracia burguesa sería sustituida por la participación democrática de las organizaciones de trabajadores, alternando el trabajo con las gestiones de gobierno, con el modelo de que ningún cargo público pueda recibir un salario más alto del que percibe un trabajador cualificado.  Asimismo para repartir el trabajo, como un bien escaso, gradualmente todas las tareas de la administración del Estado, en sus vertientes diversas,  se planificarán de forma rotativa.   El desarrollo de un plan que ponga en marcha la economía, en la línea con las “PROPUESTAS ALTERNATIVAS”...(*) que hemos venido debatiendo en nuestra corriente, para someterlo a la consideración de los que participen en las Conferencias programadas para este otoño por el PSOE,  proponemos que sea el inicio del debate para procurar el giro a la izquierda y la dirección firme que la clase trabajadora está necesitando.  Otro mundo es posible, pero con el genuino socialismo.

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA-PSOE.A
 (*) Si quieres recibir el documento que estamos debatiendo, puedes solicitarlo gratuitamente al correo de abajo, poniendo en asunto la palabra “Propuestas Alternativas”: 

is-psoe.malaga@terra.es



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