7 de julio de 2017

RETAZOS DE SOCIALISMO OBRERO.


 Resultado de imagen de Pablo iglesias Posse

El Partido Socialista Obrero Español fue fundado en 1879 por Pablo Iglesias y un grupo de obreros, que después de romper con las ideas anarquistas, adoptaron y defendieron un programa socialista revolucionario basado en las ideas del marxismo. Los documentos de los primeros años de vida del PSOE tienen una primordial importancia para cualquier militante del partido y para cualquier asalariado, ya que esas tesis fueron elaboradas en colaboración con Marx y Engels, quienes revisaron el borrador del programa fundacional y se mantuvieron en contacto con la Internacional a través de Paul Laffargue, yerno de Marx.

En el programa fundacional del PSOE se define a la clase trabajadora como la única clase verdaderamente capaz de luchar hasta el final por transformaciones sociales profundas, explicando que “la sujeción económica del proletariado es la causa primera de la esclavitud en todas sus formas”. En la actualidad, cuando oímos tanto hablar de la “libertad”, necesitamos recordar que la única manera de acabar definitivamente con cualquier forma de opresión, incluidas la nacional, la de la mujer, la del jornalero, la del asalariado y otras, es mediante la superación del modelo capitalista.

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Es un deber fundamental de los socialistas marxistas, explicar a la clase trabajadora y demás sectores que se sienten oprimidos bajo la bota de la “democracia burguesa”,  que esconde bajo su careta amable la “dictadura capitalista”, que necesitamos reforzar la lucha por la reconquista de las libertades que nos están siendo arrebatadas, porque ninguno de los problemas fundamentales podrán ser resueltos definitivamente, mientras que el control de la economía permanezca en manos de las principales palancas de la economía, en manos de un puñado de banqueros, magnates y políticos corruptos a su servicio.

Entendemos que la lucha reivindicativa diaria, con sindicatos y organizaciones potentes que luchen contra el capitalismo, podrán servir para elevar la toma de conciencia de los asalariados, aglutinando las fuerzas de las masas para derrotar al capitalismo y a los partidos que les representan.  Cuenta la historia que el programa del socialismo de aquel entonces se destacaba por sus reivindicaciones audaces y la lucha solidaria. Parte de esas reivindicaciones conservan hoy toda su fuerza pero están bajo amenaza, como los derechos de asociación, reunión, sindicación, petición, manifestación y huelga, para seguir luchando por la  negociación colectiva,  salario digno, jornada laboral, igualdad, dependencia, derechos Universales a una Sanidad, Educación, Dependencia y Servicios Sociales  dignos.

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Históricamente, esas reivindicaciones no se consideraban como fines en sí, sino como un medio para mejorar las condiciones de vida y trabajo, aglutinando a las masas en defensa del programa de transformación socialista. Lo importante es que aquellos socialistas internacionalistas tenían muy en cuenta el hecho de que, incluso la lucha por aquellas reformas tenía que ser una lucha contra el estado burgués y su clase dominante. Ellos entendían que las únicas fuerzas capaces de conquistar las libertades democráticas y lograr una mejora en el nivel de vida de las masas, era a través de la lucha organizada y unida de la clase obrera y el resto de las masas oprimidas de la población y que la única manera de defender las conquistas de las masas contra la reacción capitalista, era llevando la lucha hasta el final.

Los socialistas de ese periodo no tenían ninguna confianza en el Estado Burgués, ni en la capacidad de los llamados políticos “progresistas”, para garantizar una mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora y los pobres.  Explicaban que “Las únicas fuerzas en las cuales se podía tener confianza eran las de la propia clase trabajadora”.  Estas ideas del socialismo marxista aparecen brillantemente en cada línea de los escritos de Pablo Iglesias en aquella época. Este genial propagandista y defensor de la causa obrera ya advertía a los obreros en “El Socialista”, núm. 59 (22-4-1887), que:
“ni la mejora de las condiciones de éstos, ni su libertad o emancipación, deben esperarlas de los partidos políticos burgueses, por avanzados que sean, sino que ambas cosas han de ser obra suya, resultado único y exclusivo del esfuerzo de los proletarios”. Poco tiempo después, en “El Socialista” núm. 62, escribía:  “La afirmación hecha con frecuencia por nosotros de que el mejoramiento y la emancipación de la clase obrera no puede ser obra de ningún partido burgués, por avanzado que sea, sino solamente de los mismos trabajadores organizados en un partido de clase distinto y opuesto a todos los demás en que la burguesía se halla dividida, se ve confirmada constantemente por innumerables hechos”.

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 La actitud de los socialistas cara a los partidos burgueses, bien liberales, conservadores o reaccionarios, era siempre de una oposición implacable. Una idea central corre como un hilo rojo por todo su pensamiento:  LA NECESIDAD DE LUCHAR POR UNA POLÍTICA DE TOTAL INDEPENDENCIA DE CLASE, de enseñar a los trabajadores a depender de sus fuerzas, de su organización, de su unidad y de sus valores socialistas, y únicamente de eso, en sus luchas por su emancipación.  Con todo esto, cuando los socialistas contaban solo con pequeñas fuerzas, mientras que la burguesía representaban unas fuerzas políticas mil veces más que toda las organizaciones obreras emergentes,  que eran reprimidas por el empresariado y su clase dominante.

En el Congreso de Bilbao (1890), el PSOE aprobó la siguiente ponencia con respecto a las alianzas con la burguesía:  “El Congreso ratifica el acuerdo de Barcelona referente a la conducta de los socialistas, que ha de inspirarse siempre en las doctrinas del Partido, rechazando todo roce, alianza o coalición con los partidos burgueses, llámense como se llamen”.
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Los ataques de los dirigentes socialistas contra los partidos burgueses y sobre todo contra sus representantes, a veces tenían una forma dura. En una ocasión, un periódico liberal se quejó de que Pablo Iglesias había llamado a los “republicanos burgueses, Estafadores”. El Socialista (26-3-1886) defendía a Pablo Iglesias en los siguientes términos:  …”lo que hizo fue demostrar que el sistema republicano de Castelar, lo mismo que el de Pi, son impotentes para resolver el problema económico, y que por tanto, teniendo solución para éste el Partido Obrero, a él deben venir todos los trabajadores, abandonando las filas republicanas”…

Pablo Iglesias atacaba a aquellos “republicanos burgueses”, que habían sido monárquicos y que combatían al PSOE,  porque el Partido luchaba por una “república socialista”.  En la actualidad es natural que exista una apatía, indignación y cabreo de las izquierdas, contra el actual Gobierno de la “burguesía monárquica”, representados por el PP  que ha deteriorado durante años los niveles de vida de las masas y lleva a la sociedad a una desigualdad creciente.  Ahora las izquierdas en la oposición, por ahora divididas, podrían sentir el empuje de las masas que luchan en pro de la unidad y se están fomentando estas ilusiones entre los militantes socialistas y votantes de las izquierdas, para propiciar un Gobierno PSOE-Unidos Podemos y demás fuerzas sindicales y sociales, para frenar la terrible posibilidad que manejan ya los estrategas de la burguesía, de un “Gobierno de Concentración Nacional”, ideas reaccionarias que están siendo asimiladas por algunos que se etiquetan de “progresistas”.   

Es preciso, necesario y urgente,  que la nueva dirección del PSOE plante cara con un NO rotundo a estas maniobras y propuestas cínicas de la burguesía, de su aparato de propaganda y del PP y su escudero C’s, respondiendo de la misma manera que lo hacían, en condiciones muchos más adversas, los socialistas de aquel entonces, advirtiendo a la clase trabajadora contra las “tramas corruptas de ESTAFADORES” que tienen preparada la camarilla de políticos burgueses, llamando a la lucha por una política de independencia de clase, rechazando claramente la entrada en cualquier gobierno de colaboración con la burguesía reaccionaria del PP, pidiendo la Dimisión del Gobierno Rajoy, y planteando claramente la necesidad de luchar abiertamente por parte de la clase trabajadora y del movimiento obrero en su conjunto, con el objetivo de conseguir, lo antes posible,  un gobierno de coalición de los trabajadores en defensa de un Programa favorable a los sectores más empobrecidos,  que ponga las bases para la construcción de un nuevo modelo de sociedad:  El Socialismo Democrático.

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IS PSOE MÁLAGA.
Ispsoeandalucia.malaga@gmail.com






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