Según los resultados oficiales de las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Rusia, Vladimir Putin ha ganado por un 62,28 %, pero sus rivales no han tardado en cuestionar su victoria, con acusaciones de fraude electoral.
El dirigente del Partido Comunista de Rusia, Guennadi Ziugánov, ha sido el segundo candidato más votado, con el 17,14%, según los datos de la CEC. Después de conocerse los primeros resultados oficiales, el líder comunista hizo unas declaraciones negando la legitimidad de estas elecciones, que el jefe de la campaña de Putin consideró “las más limpias de toda la historia de Rusia”.
Declaró asimismo que no tenia sentido felicitar a nadie, “porque con estas elecciones perdemos todos” y añadió que “como candidato”, no puede “reconocer los comicios celebrados como limpios, justos ni honestos. La enorme máquina estatal, criminal y corrupta, ha trabajado a favor de un solo candidato”, dijo el dirigente de los comunistas refiriéndose a Putin.
Por otra parte, Mijail Prójorov, el otro candidato de la ultra-derecha, el multimillonario que ha resultado tercero en las elecciones, ha asegurado que “estas elecciones no han sido limpias” y adelantó que sus abogados ya preparan el recurso ante los tribunales.
También se pronunció en esa línea el premio Nobel de la Paz y ex líder soviético Mijail Gorbachov exigió una reforma del sistema electoral. “Hay grandes dudas de que esto refleje la verdadera opinión pública en la sociedad”. “Es necesario cambiar profundamente el sistema electoral para que las elecciones sean justas”, declaró Gorbachov, insistiendo en que antes de fines de año “hay que celebrar nuevas legislativas”.
Existe una enorme tensión entre la clase obrera del país, principalmente en Moscú y San Petesburgo. Gran cantidad de camiones y autobuses con agentes de las fuerzas especiales de la policía y soldados de las tropas de Interior se encargan de garantizar la seguridad en todo el centro de Moscú dispuestos a reprimir posibles protestas opositoras.
La recesión mundial del capitalismo está poniendo a prueba al sistema capitalista instalado en Rusia. Putin y su camarilla se han beneficiado de la subida de los precios de las materias primas y de la energía . Rusia es el primer exportador mundial de gas y el sector del petróleo llega a representar sobre un 25 % de su Producto Interior Bruto (PIB). Es un 50 % del valor de sus exportaciones y representa un 35 % de los ingresos del presupuesto general del Estado.
Pero ahora con la recesión en Europa la dinámica se ha invertido tras la contracción de la producción industrial en los países más desarrollados. De esta forma los efectos de la crisis se notan ya en varias ramas de la producción, como en siderurgia, en el desplome de la demanda del sector del automóvil, así como en la construcción que se empieza a desinflar, cuando llegó a ser un 8 % del PIB y ha caído su actividad en más de un 20 % en los dos años últimos. La fuga de capitales ejercida por la burguesía rusa en 2011, ante las dificultades de la economía, se calcula que se ha saldado con una retirada de más de 60.000 millones de dólares, que han salido al exterior.
Después de más de dos décadas del colapso del sistema estalinista en Rusia y de la implantación por la mafia burocrática, reconvertida en accionistas de las empresas potentes, de un sistema de libre mercado con la restauración del sistema capitalista, ese país se ha convertido en un eslabón cada día más débil del engranaje del sistema. La burocracia estalinista, cambió la kazaka roja por la chaqueta azul, convirtiéndose en la nueva burguesía que se dedicó a saquear sin contemplaciones la propiedad estatal configurando un sistema económico de corte mafioso y de casino.
Las bases en que se sustenta este capitalismo depredador y explotador, no tienen nada que ver con una “democracia social sana”, sino más bien con una dictadura burguesa del capital de corte bonapartista. La clase trabajadora rusa han visto aniquiladas parte de sus conquistas, que aunque bajo la bota de la “Dictadura contra el Proletariado” remanente del estalinismo, garantizaba para todos, aun con escasez y sufrimientos, derechos básicos, como el trabajo, educación, sanidad y vivienda.
Ahora el paro se dispara y las desigualdades aumentan. Una protesta cada vez más amplia y profunda se está desarrollando contra el sistema capitalista, que está beneficiando a una pequeña minoría de capitalistas mafiosos y perjudicando a cada vez más trabajadores, cuestión que se sigue agravando respondiendo a la recesión mundial en la que estamos entrando, con estancamiento económico, un régimen despótico y una situación de enfrentamientos en líneas de clase que se irá agudizando, que estará encabezada por la juventud y la clase trabajadora.
El fraude electoral de estas elecciones puede ser el acicate para que se produzcan estallidos sociales que no se podrán solucionar por los burócratas-capitalistas de forma fácil, sobre todo si se ven obligados a utilizar la represión. Por lo que los dirigentes del capitalismo mafioso de casino instalados en el Kremlin se enfrentarán, más temprano o más tarde, a una respuesta social más firme y contundente de la que ellos mismos pueden imaginar, porque bajo el capitalismo no hay salida para la humanidad, ni en Rusia, ni en Europa, ni en Pekín ni en ninguna parte del planeta. Solo la lucha por el socialismo, con democracia, libertades políticas plenas, planificación económica y control obrero de los recursos productivos podrá encontrarse una salida a los problemas de las clases trabajadora y la juventud de esta corrupta sociedad capitalista.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
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5 de marzo de 2012
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