SÓLO LA CLASE TRABAJADORA PUEDE CAMBIAR LAS COSAS.
El camino para frenar a la derecha en las urnas pasa por frenarla en la calle con la movilización social. Se puede impedir que la derecha gobierne en Andalucía, pero eso exige un giro de 180º hacia la izquierda en la política del Partido Socialista y, al mismo tiempo, el impulso de la movilización social más amplia y contundente contra las políticas reaccionarias del PP, tarea en la que Izquierda Unida y los grandes sindicatos tienen una responsabilidad muy destacada.
Los trabajadores y la juventud de Andalucía han demostrado una y otra vez estar a la altura de las circunstancias. Lo primero que hay que destacar es que en treinta años la derecha se ha visto incapaz de llegar al gobierno de la Junta de Andalucía.
Incluso en vísperas de estas elecciones, a pesar de las encuestas, aun no está claro que la derecha pueda obtener una victoria por mayoría absoluta. En la memoria colectiva siguen frescas las décadas de dictadura, en la que estos elementos reaccionarios disponían de la vida de miles de trabajadores a su antojo. Pero además, en estos meses de gobierno la derecha ha desvelado con transparencia sus auténticas intenciones: quieren aplastarnos y retraernos a las condiciones de trabajo de hace un siglo. Vuelven a utilizar la represión policial cuando salimos a luchar por nuestros derechos más básicos, en defensa de la enseñanza, de la sanidad, de nuestras conquistas históricas arrancadas en las movilizaciones, en las huelgas generales, y que tantos sacrificios nos costó. Y estas razones son las que llevarán a cientos de miles de trabajadores y jóvenes, de parados y jubilados a las urnas a votar al PSOE y a IU para cerrar el paso a la derecha.
Votar y evitar el triunfo de la reacción es importante pero no es suficiente. Para derrotar a la derecha hay que levantar un muro de contención basado en la movilización y en la defensa de una política genuinamente de izquierdas. Son muchas las ocasiones en que los trabajadores andaluces, tanto en el campo como en la ciudad, han demostrado su predisposición a luchar. Empezando con el amplio seguimiento de la huelga general del 29 de septiembre de 2010, continuando con las multitudinarias manifestaciones convocadas desde el 15 de mayo de 2011, donde una amplia masa de trabajadores arropó en la calle al movimiento 15-M por toda la geografía andaluza. El último ejemplo de esta predisposición ha sido la participación masiva en las manifestaciones convocadas por CCOO y UGT del 19 y 29 de febrero contra la reforma laboral del PP. Pero no sólo en los grandes acontecimientos, sino que empresa a empresa, los trabajadores habrían luchado hasta el final si no hubiesen sido frenados por la política de pactos y paz social de las direcciones de CCOO y UGT, que ha obligado a las plantillas a aceptar sistemáticamente el mal menor, incluyendo despidos, EREs y recortes salariales y de derechos laborales.
El problema no está en la clase obrera, el problema está en su dirección sindical y política. Si su potencial de lucha fuera organizado y promovido por sus organizaciones tradicionales sería imparable. ¿Qué ocurriría si tanto PSOE como IU y los sindicatos mayoritarios se negaran en rotundo a aceptar ni un solo despido, ni un solo recorte, ni un solo ERE y se enfrentaran a la administración central del PP de forma contundente? ¿Cuál sería la respuesta si, en lugar de plantear que la UE relaje sus exigencias de contener el déficit, se defendiese sin complejos la nacionalización de la banca, de los monopolios y los latifundios? ¿No secundarían centenares de miles de trabajadores y jóvenes un gobierno de izquierdas en la Junta de Andalucía con este programa auténticamente socialista en beneficio de la mayoría? Claro que sí. En ese contexto, las posibilidades de acceso del PP al gobierno de Andalucía quedarían anuladas.
Pero para eso hace falta un giro drástico a la izquierda. Sólo la clase trabajadora tiene suficiente fuerza como para conseguir este giro. Por eso los marxistas de El Militante creemos necesario cerrar el paso a la derecha en las urnas y también en la calle. Exigir a los sindicatos un plan de lucha, incluyendo la convocatoria de la huelga general, como un primer paso dentro de un plan ascendente de movilizaciones hasta frenar todos los ataques. Sobre la base de la clase trabajadora organizada, los marxistas de El Militante luchamos dentro de las organizaciones de la izquierda y del movimiento obrero y juvenil por un programa político socialista y revolucionario. Es la única manera de derrotar la ofensiva del capitalismo contra las condiciones de vida de millones de trabajadores.
Escrito por Rubén Fernández.
15 de marzo de 2012
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