El PP, como fiel representante de la atrasada y reaccionaria burguesía, no se atreve a explicar su programa, porque perdería millones de sus propios votantes.
En bases capitalistas no hay salida para la recesión, que es responsabilidad de la crisis sistémica del capitalismo y no de éste o aquel gobierno que han seguido la lógica del libre mercado. En el caso de que Rajoy gane las elecciones, la situación económica y social, en vez de mejorar, seguramente se agudizará.
La situación actual de la política a escala mundial, está caracterizada por una enorme inestabilidad, porque hemos entrado en uno de los períodos más turbulentos de la historia, lo que refleja el callejón sin salida del sistema capitalista.
Los conflictos, las guerras y la crisis económica, en esa vorágine de violencia, están hundiendo al planeta en una situación caótica. Los ataques al Medio Ambiente,
con el envenenamiento de la atmósfera y la depredación y rapiña de los territorios van en aumento y ponen en peligro la supervivencia de la especie humana sobre el planeta.
Esta es la expresión incontestable de que el sistema socioeconómico imperialista ha superado ya su utilidad histórica, por lo que ahora se ha convertido dialécticamente en una barrera que impide el progreso de la humanidad pero está luchando como un boxeador sonado, que se niega a abandonar el ring.
No podemos tener ninguna esperanza de que el sistema capitalista que ha sido el responsable de la crisis, nos saque de la misma con el mismo modelo liberal burgués que nos ha metido en ella; eso es lo que plantea el PP y las derechas, es decir, ataques y más ataques a nuestros niveles de vida, para restaurar la tasa de ganancias de los bancos y del gran capital, a los que ellos se deben.
Como explica la dialéctica, la agonía del capitalismo está preparando las condiciones subjetivas, (porque las objetivas ya están maduras), para el nacimiento de un sistema alternativo. Está madurando por debajo de la superficie el proceso molecular de la toma de conciencia para la transición al socialismo.
Vemos en todas partes un enorme fermento que lo confirma. Este proceso encontrará su expresión en la conciencia de las masas, con ritmos y formas diferentes, manifestándose en todo tipo de crisis, explosiones sociales, cambios políticos que forzarán cambios e incrementos en la conflictividad social.
Unas de las causas fundamentales de esta situación viene provocado por el brutal aumento de la desigualdad social, pues los ricos siguen haciéndose obscenamente ricos, mientras que una capa cada vez mayor de la sociedad, incluido los países más ricos, están hundiendo a capas de sus propios trabajadores en la absoluta pobreza. Es el llamado proceso de concentración del Capital. El paro y las hambrunas se disparan.
Esa situación se ve infinitamente agravada en los llamados países del Tercer Mundo. En esas zonas, muchas de ellas ricas, pero empobrecidas por la explotación y los saqueos de las multinacionales imperialistas, la crisis capitalista representa guerras, muertes, miseria, enfermedades y terror para millones de seres humanos.
Entre la clase trabajadora y la juventud se cuestiona de forma creciente el sistema capitalista que no puede dar respuesta a los problemas sociales, como se confirma por las oleadas manifestaciones de protestas en todo el mundo, desde la primavera árabe iniciada en Túnez hasta las últimas acciones del movimiento 15-M, trasladado a Wall Street con el objetivo de Ocupar las Bolsas en EEUU, que ayer fue desalojado violentamente por las fuerzas de represión, que se ponen del lado de los verdugos del capital y en contra de las víctimas que son los pueblos que protestan pacíficamente.
En los países desarrollados, las protestas de la juventud se expresan en los movimientos “antiglobalizacion”, en las manifestaciones de masas contra las guerras, en las luchas de los estudiantes y del movimiento obrero, lo que reflejan los primeros síntomas de una tendencia creciente de los jóvenes que quieren un cambio social profundo. El ciclo económico actual está totalmente agotado y sobre ello pende la amenaza de una profunda recesión a escala mundial.
La economía es decisiva en el desarrollo de los acontecimientos históricos, pero sólo en última instancia. Lo importante es cómo se refleja la situación económica en las condiciones de vida de las masas. Tenemos un crecimiento económico muy débil, y según los propios estrategas del capitalismo con una pronunciada tendencia a la recesión global.
Al mismo tiempo vemos ataques directos a los niveles de vida de los trabajadores. Mientras que en el pasado, el crecimiento económico implicaba salarios altos y beneficios sociales, desempleo reducido y reformas, hoy se ha convertido dialécticamente en su contrario con cierres masivos de fábricas, ataques a las pensiones, congelamiento salarial y sobreexplotación.
La burguesía sigue manteniendo y en algunos casos, acrecentado sus ganancias sobre-explotando a los trabajadores, estableciendo una dictadura en las fábricas y fuera, que les permita aumentar la explotación del mercado mundial a través de una mayor división internacional del trabajo, o como ellos dicen: con globalización. Ahora vemos claramente la imposición de su política a través de lo que llaman eufemísticamente “los mercados”, que en realidad es la “Dictadura del Capital” que ha eliminado la pantomima de la democracia burguesa.
Hemos podido comprobar cómo en los años últimos la economía europea ha permanecido estancada. Irlanda, Grecia, Portugal, Italia… han entrado o están al borde de la bancarrota. El Euro puede saltar por los aires. Se habla de la Europa de dos velocidades y es un continente en declive.
En la vieja Europa, la feroz competencia en el mercado mundial les ha hecho perder, año tras año, mercados y fuentes de materias primas a manos de sus competidores: EEUU, China principalmente. Por eso el capitalismo europeo ya no puede mantener las conquistas que en el pasado consiguieron los trabajadores, y se han generalizado los ataques contra las pensiones, los salarios, la jornada laboral y los derechos sociales.
El desempleo es alto en todos los países. El despilfarro de producción es enorme, estando por encima del 30 %, pues la capacidad productiva instalada funciona por debajo del 68 % de media. Todos los países están fuertemente endeudados con déficits estatales elevados. Por eso se ven obligados a atacar los niveles de vida de los trabajadores, provocando una polarización mayor de la sociedad.
Esos recortes constantes incrementan la conflictividad social a la vez que preparan el terreno para convulsiones y luchas más violentas entre las clases sociales. Esto se ve de manera evidente en Europa. En los últimos años hubo huelgas generales y movilizaciones masivas en un país tras otro. Grecia se ha convertido en la punta de lanza del movimiento obrero con una huelga general tras otra. En Gran Bretaña la juventud se rebeló contra los ataques a la Educación del Gobierno conservador. En Francia, España, Italia, Portugal también hemos visto numerosas luchas en los últimos meses.
En general, por el carácter de las direcciones reformistas del movimiento obrero, hubo muchas derrotas parciales aunque los capitalistas no han podido aplicar todavía, sus política de contrarreformas. En cualquier caso, las implicaciones políticas en la clase obrera ya están apareciendo. Ahora, si llega la derecha extrema del PP al poder, los ataques van a ser muy violentos e incluso La Cospedal ya advirtió ayer que habrá respuestas de luchas masivas en las calles a lo que ellos van a plantear. ¿Qué será eso del programa oculto?
En Alemania hemos visto una fuerte crisis política, porque la señora Merkel está a la baja, perdiendo elecciones tras elecciones en los Landers, al igual que su homólogo Sarkozy, que arrastra el desprestigio más profundo de un gobernante de la historia de Francia. Los bancos franceses y alemanes tendrán problemas graves porque tienen deudas enormes que no podrán ser pagadas ni por las empresas ni pos los Estados.
En el plano político, la derecha, que tiene una mayoría aplastante en Europa, empieza a desinflarse, totalmente desgastada por los ataques, y para el próximo años 2012, tanto Francia como Alemania podrán tener de nuevo gobiernos de coaliciones izquierdistas, pues el péndulo de la historia empezará a girar a la izquierda, empujados por las luchas de la clase trabajadora, que bajo el capitalismo no encontrará ninguna salida y la tendrá que buscar a la desesperada a través de la lucha de masas que fortalecerá a la izquierda que se verá mucho más radicalizada.
En Alemania, Die Linke, el Partido de la Izquierda, una fusión de socialdemócratas de izquierda y los ex-estalinistas del PDS, que eran fuertes en la antigua Alemania del Este, continúan aumentando su apoyo e influencia y se puede convertir en el segundo partido de Alemania.
Italia es el “cadáver putrefacto” del capitalismo en Europa en la que ha sido convertida por el nefasto Berlusconi. La debilidad económica del capitalismo italiano se refleja a nivel político. Berlusconi ha sido defenestrado por el imperialismo. Vino explotando demagógicamente en su favor los discursos imponiendo el miedo de “o el caos o yo” con su control absoluto de las finanzas y de los medios de comunicación. Ahora ya no está él y el caos se profundizará porque el país está en bancarrota. Este elemento ha utilizado un lenguaje “fascistoide” provocadoramente reaccionario contra los inmigrantes y los “comunistas”, como él llamaba a toda la oposición de izquierdas) apelando al miedo y la incertidumbre provocados por la crisis económica. En el movimiento obrero hay ahora una actitud de ver y esperar momentánea. Pero esta situación no durará mucho tiempo porque el gobierno no tiene un margen real de maniobra. La lucha obrera de masas saltará más temprano que tarde.
Existen economistas burgueses, los “Tecnócratas”, que proponen despedir a más de medio millón de trabajadores y reducir los salarios como en Grecia para salir de la crisis. Esto nos da una idea de las presiones, a derecha e izquierda, que empieza a sufrir el nuevo gobierno. La incapacidad del nuevo gobierno de Italia, para satisfacer las demandas de los trabajadores abrirá contradicciones violentas con los partidos de izquierda y los sindicatos, abonando el desarrollo de corrientes de izquierda de oposición en el interior de estas organizaciones y lanzando al movimiento obrero a luchas muy violentas.
No nos cansaremos de insistir en el papel independiente que debe tener la clase trabajadora en la lucha por las transformaciones sociales. Debemos apoyarnos solidariamente entre la izquierda en cada acción que tienda a aumentar este papel unitario. Los trabajadores, los jóvenes, los trabajadores de izquierdas, dirigimos nuestras críticas contra los enemigos del socialismo: los capitalistas, los imperialistas y los reaccionarios y mercenarios que les apoyan.
Sobre todo, aquí en nuestro país, debemos dirigir nuestro fuego dialéctico, nuestro debate, nuestras explicaciones y nuestra lucha, contra los elementos de la burocracia del PP, que siempre han saboteado cualquier medida de avance al socialismo, socavándolo desde dentro del Parlamento y si llegan al poder el 20-N, ya anuncian que desmantelarán todas las leyes progresistas que tanto sacrificio ha costado llevar a cabo.
La clase obrera va a seguir luchando, “cueste lo que cueste y le cueste lo que le cueste” por tomar el poder para completar todas las tareas de la transformación democrática y social, seguirá la batalla por una Democracia Real ya, por acabar con los privilegios, los abusos y los despidos, por repartir socialmente el fruto del trabajo y por proceder correctamente, por métodos No Violentos, pero firmes y contundentes empleando la lucha de masas lo más amplia posible, para poner en práctica el programa de transición al socialismo que los seres humanos se merecen, sea más temprano, sea más tarde.
Tenemos que seguir las protestas y exigir con fuerza las reivindicaciones de “No a la Europa de los Mercaderes y sí a la Europa de los Pueblos” que será cada vez más una necesidad imperiosa para los ciudadanos que lucharán por una salida de clase, por una salida por la izquierda buscando la “Federación Socialista Europea” dentro del marco de una Confederación Socialista Mundial” porque bajo el capitalismo no hay futuro para la juventud, la clase trabajadora y los pobres.
Desde Izquierda Socialista venimos luchando desde siempre por el Federalismo, el laicismo, la república, la democracia socialista, el control obrero, contra la corrupción, los despilfarros, por el reparto del trabajo, la Sanidad, la Educación, los servicios sociales universales y los valores de la izquierda. Para llevar a cabo esas aspiraciones hemos venido debatiendo y proponiendo un nuevo programa genuinamente socialista por el que seguimos luchando, dentro y fuera del Partido, pero necesitamos acumular fuerzas, necesitamos que la izquierda dormida despierte a la política y exijamos entre todos a nuestros representantes que se haga con optimismo, con honradez y firmeza, como planteaba Pablo Iglesias, porque hay que optar, o con los trabajadores y nuestras luchas o se les estará dejando paso a la derecha.
Venimos insistiendo que no es posible ningún progreso mientras el poder económico esté en manos de una minoría de capitalistas, banqueros y especuladores, que no han sido votados por el pueblo y que imponen sus ansias de beneficio al bienestar de la humanidad. Ese poder antidemocrático y dictatorial de las llamadas “fuerzas del mercado” merece ser derrocado y sustituido por una verdadera democracia, la democracia obrera y socialista sana.
La única clase que puede hacer esto es la clase obrera, pero debe estar mejor organizada y marchar unitariamente en pro de esos objetivos. Sólo cuando el poder esté en manos de los trabajadores podrán derribarse las monstruosas fronteras artificiales y caminar unidos hacia un nuevo modelo de sociedad, donde los recursos sociales de la Banca y las grandes palancas de la economía sean puestas al servicio de la Humanidad, de forma solidaria y justa, para construir un mundo mejor.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
Is-psoe.malaga@terra.es
16 de noviembre de 2011
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