... El amago de referéndum en Grecia desata una nueva tormenta.
El anuncio por parte de Papandreu, el lunes 31 de octubre, de realizar un referéndum sobre el segundo plan de rescate de Grecia, desató la histeria generalizada de la prensa burguesa mundial, de los gobiernos y de prácticamente todos los partidos. Ante el más que posible rechazo del pueblo griego de los planes de ajuste, laeconomía europea se asomó todavía más al abismo y las bolsas europeas reaccionaron cayendo en picado. Todos los planes de la reciente cumbre europea del 26 y 27 de octubre, tan difícilmente hilados y cogidos por pinzas, quedaron nuevamente suspendidos en el aire.
Ciertamente esta iniciativa de Papandreu fue una maniobra, no se trataba de una medida tomada por amor a la democracia ni para rechazar los ajustes, con los que está plenamente de acuerdo. Sin embargo, todo eso no puede ocultar la naturaleza
autoritaria y profundamente despectiva hacia cualquier atisbo de participación del pueblo griego en la toma de decisiones sobre su futuro que ha tenido la burguesía a escala mundial. La tantas veces cacareada democracia, molesta (y de qué manera).
El referéndum griego.
La verdad es que la decisión de Papandreu pilló por sorpresa a todo el mundo. Su objetivo: intentar ganar algo de legitimidad social, totalmente destrozada. Aunque evidentemente, la convocatoria de un referéndum, en una situación de brutal crisis económica (el país tardará nueve años en recuperar el PIB que tenía en 2008) y política y, ante todo, de abierta rebelión social y crítica al sistema, era extremadamente peligrosa. El 60% de la población griega rechaza el plan europeo para Grecia (130.000 millones de euros hasta 2014 y una quita del 50%, pero con más recortes sociales aún por concretarse), según una encuesta publicada a finales de octubre en la prensa helena. Es posible que, en parte, la medida también tuviera como objetivo tener una baza con la que presionar a la UE para suavizar algunos detalles del acuerdo y también presionar a la oposición de derechas, Nueva Democracia, para que se alineara con el gobierno y apoyara el plan.
Tras el anuncio del referéndum, Merkel y Sarkozy llamaron a capítulo a Papandreu. En una reunión de urgencia previa al G-20 tomaron la decisión de bloquear el sexto tramo de “ayuda” de 8.000 millones de euros, correspondiente al primer rescate, que se había acordado liberar en noviembre, y vital para que Grecia no se quede sin fondos a primeros de diciembre y colapse. A la presión de la burguesía europea se sumó el rechazo frontal de un sector importante de la dirección del PASOK encabezado por el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, quien, al día siguiente hizo público un comunicado oponiéndose a la celebración del referéndum. En el momento en que se escriben estas líneas Papandreu ha tenido que dar marcha atrás en sus planes ya que corría el riesgo, debido a la división de su propio grupo parlamentario, de perder una moción de confianza el viernes 4 de noviembre, requisito previo para la convocatoria del referéndum.
La derecha, que demagógicamente se ha venido oponiendo a los planes de ajuste, ha ofrecido ahora el respaldo en el parlamento al acuerdo entre la UE y el gobierno griego, pero a condición de que se forme un gobierno transitorio de unidad nacional, sin Papandreu al frente y se convoquen elecciones anticipadas antes de que acabe el año. Un sector del PASOK es partidario de un gobierno de unidad nacional, empezando por el propio Papandreu. Esta salida estaría en consonancia con lo que la burguesía europea también quisiera, con la esperanza de dotar al debilitado gobierno griego de una cierta estabilidad. Así, el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, hizo un llamamiento “muy urgente a la unidad nacional y política en Grecia” y recordó que “es muy importante que haya estabilidad en el país”. La situación es, de todas maneras, muy inestable.
El punto fundamental es que, hagan lo que hagan, no van a poder atajar el clamor de la calle. En declaraciones de un sindicalista de Adedy, recogidas en El País: “van a aplicar las mismas políticas, más recortes de ingresos a todos los trabajadores, para nosotros no va a cambiar nada, seguiremos con las protestas”, en referencia a que les da igual quién gobierne. Aunque las encuestas dan una mayoría a Nueva Democracia, unas elecciones en el actual clima político y social no solucionarán absolutamente nada (el ejemplo del reciente cambio de gobierno en Portugal, así lo demuestra: el próximo 24 de noviembre habrá una nueva huelga general). Si gana las elecciones la derecha, con la posibilidad de un altísima abstención, será un gobierno débil y deslegitimado desde el primer día.
Situación de efervescencia revolucionaria.
Lo fundamental es comprender que en Grecia existe una situación de efervescencia prerrevolucionaria. Sólo en 2011 ha habido cinco huelgas generales, la última de 48 horas los pasados 19 y 20 de octubre, mientras se aprobaba el último plan ajuste. Lo más interesante es que inicialmente los sindicatos sólo convocaron un día de paro, pero debido a la presión desde abajo y a la conflictividad generalizada se vieron obligados a transformarla en una huelga de dos días. Ha sido la más masiva hasta la fecha, con más de 200.000 manifestantes en Atenas y movilizaciones importantes en 70 ciudades. Muy sintomático del ambiente que se vive en el país es lo que ocurrido el 28 de octubre —día de Fiesta Nacional en recuerdo del levantamiento del pueblo griego contra el intento de invasión de las tropas fascistas de Mussolini—. Este año, los desfiles militares y celebraciones han estado marcados por la protesta social contra los recortes en decenas de ciudades. En Tesalónica los manifestantes sorprendieron al presidente del país al grito de “traidor, traidor” e impidieron físicamente el desfile militar.
La situación está totalmente polarizada. El parlamento no tiene ninguna autoridad, y en la calle hay un estado de movilización que no tiene perspectivas de detenerse: huelgas parciales, ocupaciones de universidades y de instituciones públicas, asambleas permanentes en las plazas... Se ha desarrollado con fuerza el movimiento “Den Plirono”, algo así como “Yo no pago”, en rebelión contra los impuestos abusivos que se han disparado y que asfixian a los trabajadores griegos. El vicepresidente de esta asociación señalaba: “Nuestro lema es ‘No tenemos nada. No debemos nada. No pagamos nada”. Es significativo que los dirigentes de los sindicatos apoyen este movimiento.
No hay que descartar que en un momento determinado, la burguesía volviera a jugar la carta del militarismo, aunque ahora esta opción provocaría una situación abiertamente revolucionaria. De todas maneras, la formación de un gobierno de unidad nacional es un paso claro en la senda de la opción bonapartista. La burguesía está impulsando, desde hace ya tiempo, la actuación de bandas fascistas para tratar de atemorizar a los sectores más conscientes de la clase obrera. No es la primera vez que se suceden los rumores de un golpe de Estado, y al calor de los acontecimientos de estos últimos días, el ministro de Defensa decidió sustituir a la alta cúpula de militar del país.
En la manifestación de la última huelga general murió un trabajador que estaba en el cortejo del PAME (Dimitris Kotzaridis, de 53 años, dirigente de la construcción) y decenas de participantes resultaron heridos como consecuencia de un asalto organizado por provocadores, con piedras, gases y cócteles molotov, como denunció el KKE. Pero de esto nada dicen “nuestros demócratas” europeos.
La disyuntiva en Grecia, cuyos acontecimientos anticipan el proceso que se va a vivir en toda Europa, es una profundización cada vez mayor de la miseria y la represión o la revolución y la toma del control por parte de los trabajadores de las principales palancas de la economía y del Estado para poder conquistar una verdadera democracia, la democracia obrera.
El fiasco de la cumbre europea.
Aunque la prensa se ha apresurado en acusar a los griegos de destrozar los acuerdos de la última cumbre europea, lo cierto es que estos ya estaban fracasados de antemano. Los tres puntos centrales fueron: establecer una quita de la deuda griega del 50% para poder dar luz verde al segundo plan de rescate, recapitalizar los bancos europeos con 106.000 millones de euros y la ampliación del Fondo de Estabilidad Financiero Europeo (FEEF).
Respecto a este último punto se acordó pasar de los 250.000 millones de euros disponibles ahora hasta el billón de euros, pero todo quedó supeditado a concretar los detalles en las próximas semanas. Para ello se prevé contar con una agencia que capte inversiones y toda una serie de mecanismos de ingeniería financiera, ya que el problema es que nadie quiere poner dinero contante y sonante. Una prueba de las enormes dificultades para aumentar “la potencia de fuego” de este fondo es que el 2 de noviembre el FEEF ha tenido que aplazar la emisión de 3.000 millones de euros en bonos (previstos para el rescate de Irlanda), como consecuencia de la volatilidad que viven los mercados en los últimos días. En cuanto al dinero que supuestamente podrían aportar los países emergentes, especialmente China (se ha hablado de unos 70.000 millones), en la cumbre del G-20, Hu Jintao, presidente chino, bajó las expectativas al respecto: “es sobre todo Europa la que debe arreglar el problema de la deuda europea”.
Respecto a la quita del 50%, punto en el que se suponía que se había llegado a un acuerdo con la banca privada, resulta que la cosa no está tan clara y hasta diciembre no se materializarán los detalles. Pero incluso en el caso de que definitivamente se hiciera efectiva, esto significaría que en 2020 la deuda pública griega estaría en el 120% del PIB, más que cuando comenzó la crisis. Y se habla de que hasta el 2027 Grecia no podría financiarse en los mercados. De todas formas la situación puede ser todavía peor. Algunas fuentes ya sitúan la quita real en un 80% de la deuda. Los bonos griegos a un año se pagaban el 3 de noviembre por encima del 200%, y a dos años al 100%. El amago de referéndum ha puesto sobre la mesa, abiertamente, la posibilidad de una “quiebra desordenada”, con efectos imprevisibles en toda la banca europea. La situación es tan desesperada que se admite la posibilidad de una salida de Grecia de la UE, aunque los efectos políticos en toda Europa serían tan graves que de momento la burguesía europea quiere evitarlo a toda costa.
Respecto a la recapitalización de la banca, es evidente que la cantidad es insuficiente. Sólo la banca española tiene un agujero inmobiliario superior a la cuantía fijada para todos los bancos “sistémicos” europeos.
El problema de fondo son las perspectivas para economía real. Según las nuevas previsiones de la OCDE, la zona euro crecerá sólo un 0,3% el próximo año, mucho menos de lo que pronosticaba (un 2%) hace tan sólo cinco meses. Según el propio Durao Barroso: “la zona euro, por la crisis, ha perdido dos billones de euros, en términos de crecimiento, entre 2007 y 2010, el equivalente al PIB de un país como Francia”. La crisis capitalista se cierne con especial virulencia sobre Europa, sin que exista ninguna perspectiva de recuperación en el horizonte, augurando una crisis política crónica en la UE y en el interior de cada uno de los países y un enfrentamiento cada vez más duro entre las clases.
ESCRITO POR MIRIAM MUNICIO.
22 de noviembre de 2011
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