¿¿Nucleares?? ¡¡No, gracias¡¡ Ayer martes, el Congreso de los Diputados aprobó una enmienda que permite que las centrales nucleares puedan seguir operando después de los 40 años, lo que beneficia claramente a las multinacionales. El resultado ha sido 334 votos a favor, 10 en contra y ninguna abstención. Se modifica el artículo 79 de la Ley de Economía Sostenible. Con este giro a favor de las Nucleares, desaparece la parte del texto que decía que se "mantenía" el calendario de la vida de las centrales "teniendo en cuenta el plazo de 40 años para el que habían sido diseñadas".
El debate nuclear vuelve pues la cuestión afecta al cambio climático y los efectos nocivos de la acción devastadora de la contaminación, cuyas consecuencias se han convertido en un peligro para el género humano y ponen en evidencia la situación tan grave a la que el sistema capitalista está abocando a la Humanidad.
A pesar de que antes de las elecciones generales pasadas el PSOE había anunciado que cerraría las centrales nucleares, ayer, los representantes de nuestro Partido, votaron a favor de alargar la vida de las centrales, lo que va en dirección contraria a las resoluciones del último Congreso. Este acuerdo, según declara CiU, permitirá mantener abierta la central de Garoña. El gobierno defiende que a partir de 40 años, el Consejo de Seguridad Nuclear es el que decide.
Esta controversia tiene como causa fundamental el control de la economía mundial por parte de un puñado de grandes monopolios, que bajo el prisma del lucro privado del sistema capitalista, anteponen los intereses de una minoría de archimillonarios a las vidas de los trabajadores y de la especie humana en general.
Greenpeace dice que "los problemas de seguridad de las nucleares no se han solucionado". El costo de construir nuevos reactores nucleares es demasiado, pues un reactor cuesta más de 4.000 millones de euros. La energía atómica es una bomba de relojería que lastra el futuro de la especie humana y otras especies.
Esto demuestra que existen dos contradicciones insalvables bajo este agónico sistema imperialista, como son, la propiedad privada de los medios de producción y las fronteras nacionales que impiden el desarrollo armonioso de las fuerzas productivas.
El empeoramiento de las condiciones de vida de la población mundial es patente, sobre todo, en las poblaciones más empobrecidas por la rapiña del capitalismo, profundizadas por la actual recesión que lanza a la pobreza y al hambre a millones de seres humanos, con una situación de degradación del medio natural, con la contaminación de los mares y ríos que afectan a los recursos hidrográficos, la amenaza nuclear, las emisiones descontroladas de CO2, la deforestación y destrucción consciente de bosques, unido a la utilización constante de pesticidas y contaminantes en la producción agrícola, están llevando a la humanidad al borde de su desaparición como especie y al padecimiento de hambrunas terribles.
Viene existiendo una lucha implacable de intereses que son defendidos por las grandes empresas eléctricas responsables de estas centrales nucleares, que impiden que otras formas de energías alternativas como la solar o la eólica, más limpias y baratas, se puedan desarrollar con la celeridad que las nuevas tecnologías lo puedan permitir.
Hay estudios serios de especialistas independientes que indican que la energía eólica, la solar, la mareomotriz y la producida a base de hidrógeno podrían ya producir casi la totalidad de la electricidad mundial, pero los grandes monopolios y las multinacionales petroleras presionan y condicionan las políticas energéticas de los gobiernos para que no inviertan recursos en el desarrollo de esas fuentes energéticas alternativas.
Hemos visto recientemente la expansión en el Estado español de las centrales térmicas de ciclo combinado, que son también altamente contaminantes como las de carbón, responsables de un 98% de las deposiciones atmosféricas de mercurio y otros residuos contaminantes.
Se continúan fomentando los proyectos de construcción de centrales de gas que también son contaminantes y que demuestran la falta de una planificación científica de los recursos energéticos y una clara apuesta por disponer en el menor plazo posible de una utilización de energías alternativas no contaminantes, lo que demuestra (aunque el Gobierno Zapatero intenta tímidamente hacer creer a la población que apuesta por energías alternativas, modificando su posición en la votación de ayer) que en el fondo existe un freno del capital privado que demuestra la subordinación de cualquier gobierno por muy progresista que se precie, a los intereses del capital que favorecen en materia energética los intereses de las grandes compañías del sector y perjudica a los ciudadanos.
A continuación ofrecemos un extracto de la Revista "Cambio Climático"(*) presentada en la II Conferencia de Andalucía de IS-PSOE celebrada el año pasado en Torremolinos. (...) Todos los ciudadanos honrados que nos posicionamos contra las guerras, sus muertes y los que las provocan, así como contra la carrera de armamentos y la destrucción de la naturaleza, tenemos que oponernos de forma radical, igualmente, tanto contra el “complejo industrial militar de EEUU, como contra la energía nuclear, contra las centrales atómicas y contra el uso del armamento, tanto nuclear como bacteriológico y de otra índole, que son utilizados para atacar a la población inocente con el objetivo de defender los intereses de los grandes monopolios.
Basta recordar el engaño tremendo de las potencias imperialistas cuando declararon la Guerra Preventiva para quitar del poder al dictador Sadam Husseim en Irak, que ha causado una verdadera carnicería humana y ha hundido al país en la edad de piedra, causando estragos tanto al medio ambiente como en la economía, además de no haber servido para nada de lo que marcaron sus hipócritas objetivos, cuando decían que en seis meses habría instalada una democracia floreciente y aumentarían el grado de bienestar de la población. Lo que hubo en realidad fue un escandaloso y criminal intercambio desigual de “sangre por petróleo”, demostrándose claramente la grosera mentira de que el Extremo Oriente sería mucho más seguro, como nos dijeron Bush, Blair y Aznar, el terrorífico trío de las Azores. Por lo tanto, es imprescindible continuar con una lucha audaz, decidida y firme en contra de la carrera de armamentos que es la que empuja en la dirección de guerras preventivas y pueden producir la destrucción del planeta y segar las vidas de los seres humanos.
Los capitalistas nos quieren hacer creer que no hay dinero para financiar la lucha contra el Cambio Climático, pero el Congreso de Estados Unidos ha aprobado la Ley de presupuestos de guerra para el año 2010, que asciende a 636.000 millones de dólares. En ese presupuesto militar se autoriza al gobierno a gastar hasta 128.000 millones de dólares para las operaciones de guerra en Irak y Afganistán, que van a servir para seguir matando inocentes y destrozando el Planeta. Pero esos mismos Señores de la Guerra se vuelven tacaños a la hora de decidir invertir, proporcionalmente, esos escasos 10.000 millones entre los 192 países convocados a la Cumbre del Cambio Climático en gastos medioambientales, como ha ocurrido en Copenhague, lo que va a condenar a hambrunas y a muertes seguras a cientos de miles de personas, por los efectos del deterioro del cambio climático que podrían ser más desastrosos que la bomba de Hiroshima.
Desde las masacres de Hiroshima y Nagasaki ha quedado probado que bajo el capitalismo no existe ninguna seguridad total en que no se va a ver de nuevo un experimento de esa mortífera arma nuclear, que en la actualidad es mil veces más potente que antaño. Tampoco existe seguridad plena en las instalaciones nucleares de uso pacífico, que se construyen sin haber dado respuesta convincente y definitiva a la eliminación de los residuos nucleares.
Esta situación está latente en todos los países que utilizan esa tecnología, con un alto riesgo como hemos visto en casos de accidentes como el de Chernóbil y otros, con fugas radioactivas muy peligrosas para la vida humana. Hace unas décadas esa central sufrió un accidente y después del periodo de tiempo transcurrido, los estudios médicos consideran que un 80 % de la población está todavía contaminada. La propia ONU reconoció que más de 7 millones de personas fueron contagiadas por radiaciones nucleares afectando a un territorio de 155.000 kilómetros cuadrados, o sea, un equivalente a más de la cuarta parte de la Península Ibérica.
A pesar de esas amargas experiencias que han sembrado de cadáveres inocentes a demasiadas zonas del planeta, muchos gobiernos, con apoyos de partidos políticos e incluso de algunos ciudadanos, siguen defendiendo la energía nuclear y no se deciden por inversiones fuertes en energías limpias. Esa estrategia tiene una explicación basada en el razonamiento de que las grandes industrias energéticas dependen de los planes que son impuestos por ser dependientes de las políticas marcadas por el Pentágono. Contradictoriamente, el Protocolo de Kioto, que teóricamente trata de prevenir el calentamiento de la Tierra y luchar contra la contaminación, no había sido firmado por los EEUU, ni se cumple apenas por la mayoría de los países, habiendo sido mercantilizado de tal manera el intento de cumplimiento, que se compran y se venden al mejor postor las cuotas de contaminación que cada país tiene asignada. Lo cual denunciamos como una farsa colosal que pone sobre el tapete la hipocresía de la burguesía, confirmada ahora en la pantomima de la Cumbre del Clima de Copenhague que no ha servido para nada.
Los estados empobrecidos, que son la inmensa mayoría, ven violados sus derechos en esa inmensa farsa de “Democracia Burguesa” por cuatro o cinco superpotencias que solamente representan los intereses del “Gran Capital”, y quedan reducidos a ser colonias económicas o protectorados políticos nuevamente, no ya de una potencia de Europa o de EEUU en concreto, sino de su personificación colegiada y abstracta del “capital financiero globalizado”, el crudo Capital salvaje. Se les condena a que no pueden hacer otra cosa, (si sus pueblos no luchan), que ir reduciendo sus posibilidades de vida civilizada y retrocediendo hacia la barbarie. Algunas de sus poblaciones, caen incluso por debajo del nivel de proletarización, viéndose reducidas a la más profunda esclavitud que los hunde en la pobreza extrema. La Madre Naturaleza, en cuanto a objeto de “ultra-explotación” y depredación sin control, va desapareciendo por medio de la deforestación, la desertificación, la reducción drástica de su biodiversidad, la contaminación y, en todo caso, la incapacidad de aires, suelos y aguas para sostener una vida humana de sus respectivos pobladores en el próximo futuro, pues el capitalismo, con su voracidad de beneficios está destruyendo el planeta(...)" (continúa.../...)
AREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
(*) Si quieres recibir el texto completo, te lo facilitamos enteramente gratuido, solicitándolo a nuestra dirección, poniendo en asunto la palabra "Revista Cambio Climático".
Escribenos a: is-psoe.malaga@terra.es
16 de febrero de 2011
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¿No pensais que, los capitalistas aberrantes quieren las nucleares con el fin de poder seguir depredando el planeta a mayor velocidad?. Solo les falta decir que, es necesario que el crecimiento demográfico se acelere. De esta forma se incrementará el crecimiento económico. ES INCREIBLE QUE HAYA GENTE TAN IGNORANTE, QUE ESTÉ EN EL GOBIERNO MONÁRQUICO Y QUE SOLO LE INTERESE EL BENEFICIO CAPITALISTA, A COSTA DE LA DEPREDACIÓN DEL PLANETA Y LA DESTRUCCIÓN DE LA HUMANIDAD.
ResponderEliminarABOGADO DEL PUEBLO EN ALMERÍA (ANDALUCÍA)
http://telecusa.blogspot.com