30 de septiembre de 2009

CORRUPCIÓN EN EL P.P.

Los imputados por el famoso “Caso Correa” en Madrid suman ya 71 y la lista sigue. La esposa del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas” también figura en la lista. Tras decretar el Juez el levantamiento parcial del secreto del sumario, la cloaca pútrida de la financiación irregular del PP ha sacado a la superficie toda su cochambre. Por informes concretos del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, podemos conocer algo más de las supuestas tramas de corrupción en las que están “supuestamente” implicados cargos de alta dirección del PP que “supuestamente” está dirigida por el archifamoso Francisco Correa.


Según informes que circulan ya en toda la prensa de fuentes fiables conocedoras del caso, aseguran que la Señora Iglesias (Esposa del Senador Bárcenas) ha sido imputada y con esto se aclara lo sucedido el 29 de Julio, cuando dos agentes de la Policía visitaron su domicilio por orden del Juez que instruye la causa. Otros de los que figuran en la lista de imputados son Francisco Correa, Pablo Crespo, Antoine Sánchez, que siguen en prisión por esos cargos y también está un supuesto “cargo de confianza del PP en Valencia”, famoso por su bigote, Don Alvaro Pérez Alonso, así como el renombrado sastre Don José Tomás García, que tan ajustada medida le tomó al Presidente Camps, que también es otro de los “supuestos” componentes de dicha lista judicial.


La lista podría hacerse interminable pues, entre otros están imputados los diputados autonómicos del PP madrileño, Alberto López Viejo, Alfonso Bosch y Benjamín Martín. Figuran asimismo como imputados y “presuntos corruptos” los ex alcaldes del PP en las localidades de Arganda del Rey, Don Ginés López y el ex de Pozuelo de Alarcón, Don Jesús Sepúlveda. El de Majadahonda, Don Guillermo Ortega es otro se los “presuntos” y el “Señor González Panero, de Boadilla del Monte también está metido en el mismo saco.


Existe una copia de DVD que consta de unos 17.000 folios en el que han quedado reflejadas solamente las pruebas documentales de la investigación, en lo que afecta a la parte del caso a la que tiene por objeto el levantamiento del secreto de sumario. ¿Hasta dónde puede extenderse ese caso, si solamente una parte es ya de tamaño grosor?


Uno de los factores que nunca debe descuidar ningún proceso que verdaderamente quiera avanzar hacia el socialismo es la enfermedad de corrupción que padece el capitalismo, tan antigua como la lucha por el lucro privado. La lucha contra esta afrenta al pueblo practicado a veces incluso con orgullo por los propios capitalistas, es como un arma gemela de la explotación, de la opresión y del engaño a los trabajadores, por ello, debe ser una tarea indispensable, luchar a fondo contra esta lacra, para la buena salud de todos los ciudadanos que se precien de ser incluso “defensor de una democracia sana”, pues de lo contrario, a la corta o a la larga se está convirtiendo en un cáncer que corroe las bases de este sistema de los capitales.


Como demuestra la experiencia, este fenómeno de la corrupción capitalista se presenta en cualquier tipo de economía, sea en momentos de auges como de recesiones. La empresa privada siempre anda en torno a los políticos, para comprar sus favores, como estamos constatando, no solamente por su razón de ganar dinero, como empresarios que compiten entre ellos y cuyo fin es el lucro privado, sino, que se convierten en sanguijuelas que chupan de la teta del Estado, que vía presupuestos que pagamos todos, es utilizado a favor de los corruptos para su enriquecimiento y perversión. Pero, es preciso también perseguir, no solamente a los corruptos, sino, sobre todo, descubrir y desmantelar, poniéndoles a disposición de la justicia a los “Corruptores” que son la causa de la causa y cuya figura permanece casi siempre oculta entre las bambalinas de esta “farsa”.


Los socialistas que combatimos al capitalismo como sistema comprendemos que este modus operando no es de la actualidad, aunque en momentos de recesión los efectos sean más visibles, por lo que, negamos la mayor, negamos que sean actos puntuales de tal o cual partido, cuando unos a otros se acusan de “y tú mas”, sino que está comprometido todo el sistema, incluyendo a la Banca y a los Imperialitas que controlan ingentes cantidades enormes de recursos procedentes de la corrupción, léase trata de blanca, tráfico de drogas o armamentos, juegos ilegales y demás mecanismos, cuyos métodos de obtención de beneficio es totalmente inherente al propio sistema para reproducirse e incrementar la acumulación de las grandes multinacionales que controlan desde los despachos de la Gran Banca Internacional.


Evidentemente cualquier gobierno, teóricamente, tiene mecanismos estatales para controlar cualquier acto que perjudiquen a las distintas instancias del Estado, que junto a las pomposas declaraciones del más alto nivel, “de luchar denodadamente contra semejantes delitos y amenazas”, bajo la repetida frase de que llegaremos hasta el final, “caiga quién caiga”, la realidad práctica demuestra que son incapaces de sobrepasar ciertos límites impuestos por los Poderosos, por los Amos del cotarro, si no se rompe con el modelo financiero y se procede, recabando el apoyo de la clase, a nacionalizar la banca, los monopolios y los grandes medios de producción, poniéndolos al servicio del pueblo bajo una gestión auténticamente democrática, lo que sería el principio de una nueva sociedad socialista, planificada y humana.


Pero mientras que llega ese momento, mientras que la clase trabajadora no se tome en sus manos ese gran acto de justicia de “Expropiar a los Expropiadores”, es imprescindible plantear algunos remedios para la lucha contra la corrupción, incluso exigir al gobierno que tome medidas de inmediato, dentro del marco actual, que sin duda está pidiendo la necesidad de ejercer un riguroso control, no solamente por parte de los mecanismos del Estado, aumentando el número de inspectores, incrementando las sanciones e incluso utilizando la requisa, la incautación, la expropiación de los bienes y recursos ilegítima e ilegalmente adquiridos, sino principalmente, incrementando mediante leyes audaces la intervención de los ciudadanos en los controles y en la lucha contra la especulación y la corrupción, principalmente en las empresas, dando a los trabajadores capacidad para fiscalizar las cuentas a través de los sindicatos de clases. Está pendiente, no solamente en la política, sino debido a la situación cotidiana que se nos presenta, tanto en los municipios, en las comunidades, en las empresas o en cualquier departamento, una verdadera política que evite este estado de cosas que cada vez repugna más a los votantes que les inclina irremisiblemente hacia la abstención, que perjudica a las izquierdas y beneficia a las derechas.


Por consiguiente, lo que está fallando en el control natural que la “democracia” tendría que otorgar a las bases, en el tan manido y nunca cumplido estribillo de “gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo”, que nunca bajo el capitalismo se podrá realizar, es el propio mecanismo para que cualquier tipo de denuncia, de sospecha, de posibilidad de saqueo ilícito, tenga unos causes de “democracia obrera” que impida que esta “democracia burguesa” corrupta y degenerada pueda seguir abusando impunemente de la situación, arrastrando a los trabajadores a situaciones de paro, de desprotección y de bajada de los niveles de vida, por causa de la crisis capitalista cuyos responsables siguen sueltos y que no se cargue toda la crisis y toda la corrupción que ella comporta sobre las espaldas de la clase trabajadora.


Existe también una falta de compromiso por parte de los agentes sociales, que han llevado una política equivocada de consensos y pactos, tapando a veces la realidad, por quedar bien con la patronal, y no han comprendido que no se puede gestionar la cuestión social, con el mismo modelo anterior. Es preciso cambiar de política, tanto en lo sindical como en lo económico, exigiendo más control democrático y uno de los remedios urgentes contra la corrupción es la transparencia y un imprescindible control obrero. El modelo sindical actual tiene que ser un sindicalismo de combate, de lucha, democrático y participativo. Por ello, nosotros seguimos luchando por la nacionalización de los recursos financieros, para concentrarlos en una Banca Estatal Única, bajo control democrático de toda la población, eliminar los secretos bancarios y empresariales para que la democracia entre en el interior de las empresas y que sea la clase mayoritaria, que es la clase trabajadora la que luche firmemente, con el concurso de los sindicatos, asociación de consumidores y demás fuerzas sociales de izquierdas, contra la corrupción y la mentira y por construir una nueva sociedad de ciudadanos “ libres, justos honrados e inteligentes”, como planteaba Pablo Iglesias que es imprescindible para avanzar hacia la superación del capitalismo y la construcción de una sociedad verdaderamente socialista.

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