La destrucción brutal de las
fuerzas productivas que sufre la economía mundial desde hace más de 10 años, en
la que observamos ya claramente una devastación del Medio Ambiente, un deterioro de la macro economía y una
creciente desigualdad, nos muestra la
decadencia y la lenta agonía en la que ha entrado el modelo de producción
capitalista que marca un punto de inflexión muy peligroso para la historia de
la humanidad.
Con la llegada de Trump al poder
de EEUU, esa gran potencia hegemónica ha
empezado a aplicar una política
ultraconservadora y agresiva a la que Rajoy saludó como propia, pues ambos
dirigentes practican una política muy reaccionaria y amenazadora. Trump ha llamado
“agujeros de mierda” a países pobres como Haití, el Salvador y otros países
africanos y continúa con su plan de expulsar a millones de migrantes. Rajoy no condena esas políticas actuando de
forma parecida al igual que la empatía que tuvo Aznar con Bush y Blair,
formando el temible y sanguinario TRÍO DE
LAS AZORES. Rajoy y Trump practican políticas similares con leves matices:
Trump anuncia las barbaridades que va a aplicar porque es fanfarrón y
lenguaraz, mientras Rajoy no dice nada
pero las ejecuta. Vemos la aplicación del capitalismo en su forma más clásica,
que con sus represiones, recortes y amenazas golpean la conciencia de millones
de oprimidos y demás sectores de capas medias que se ven violentamente
empobrecidas, fomentando la desigualdad entre ricos y pobres.
Los síntomas de desintegración
social son palpables, pues la crisis estructural de sobreproducción que satura
los mercados en abundancia, camina y conduce a las masas al subconsumo. La
falta de recursos entre las clases trabajadoras, está teniendo efectos muy
negativos en el comportamiento de la economía y de las personas, cuya
indignación sigue creciendo y la toma de conciencia de clase, aunque todavía de
forma atomizada, se sigue acumulando y más temprano o más tarde surgirá a la
superficie.
La familia burguesa clásica está
feneciendo, proceso que se ve agudizado por el empobrecimiento de los jóvenes
con trabajos basura y salarios de miseria, que forman ahora un “precariato” que
es similar a lo que en siglos pasados se llamaba el “proletariado”, pero las
condiciones de explotación cada vez se asemejan más a épocas pretéritas, ya que
los raquíticos salarios impiden su emancipación del hogar familiar y vemos que muchos con más de
40 años siguen o retornan a casa de sus padres desilusionados de la vida.
La ausencia de un futuro les lleva
a sufrir a esa juventud la pesadilla de la degradación en su gran mayoría: “el
80 % de jóvenes menores de 30 años siguen viviendo en casa de sus padres. Más
de un tercio de esos menores de 30 años se encuentran por debajo del umbral de pobreza
en el Estado español, tasa que alcanza el 56,8 % entre los que están en paro”.(Datos:
http://www.20minutos.es/noticia/2685490/0/jovenes-espana-casa-padres-exclusion-precariedad-pobreza/#xtor=AD-15&xts=467263
Esa juventud ve que le han robado
el futuro y sufren la precariedad, la pobreza y la miseria con los efectos
psicológicos que esas situaciones producen. Vemos cómo crecen los barrios deprimidos con
sus enormes bolsas de miseria y pobreza deteriorándose y sucumbiendo a la
drogadicción, la prostitución o empujados por las mafias hacia cualquier tipo
de delincuencia por las penurias
degradantes que les ofrece este injusto sistema capitalista, cuyos responsables
máximos son esos Gobernantes como Trump, Rajoy… y sus seguidores.
Para el sistema capitalista, la
persona es una mercancía más y como ocurre con las hortalizas o cualquier otro
producto que se pone en el mercado y no puede ser comprado, se abarata o se
deja pudrir, y eso es lo que hace el capitalismo con la mano de obra sobrante,
que ya la ha abaratado por debajo del límite de subsistencia y ahora la está
pudriendo con las drogas y demás mecanismo de “enajenación mental”.
El capitalismo que defiende Rajoy,
Trump y todos los demás burgueses, tiene su lógica en el ansia de beneficios
para la minoría de unos pocos en contra de las necesidades de la mayoría de la población, por lo cual ese
es un sistema injusto e inhumano y no
puede ser democrático porque la hoja de ruta no las marcan los Parlamentos por
muy elegidos por el pueblo que sean, sino los Consejos de Administración de las
multinacionales financieras, porque todos ellos están sometidos a las “leyes del mercado” comandada
por esa pequeña pandilla del Club Bilderberg, auténtico gobierno mundial en la
sombra con sus ramas de colaboradores.
En esa suprema “Ley de mercado”,
la persona se ve sometida y oprimida, se
compra, se vende y se alquila como
ganado o cualquier otro producto. El poder fomenta los crímenes contra la
persona, creciendo la nueva esclavitud,
trata de blanca, de órganos y demás horrores…mientras los gobiernos
reaccionarios de las derechas infames, miran para otro lado, acentuándose así
la cultura de la codicia, el beneficio fácil, el pelotazo y la extorsión, ante
la indiferencia del sufrimiento del trabajador, el parado, el pobre que siguen
aumentando. Reciben el desprecio del pueblo, que asqueado rechaza votar. Los gobiernos
burgueses y reaccionarios siguen gobernando siempre a favor de los ricos y en
contra de los pobres, basado en la premisa que el Capitalista tiene que tener asegurado
sus beneficios aunque el pobre se muera de hambre o sea sacrificado en sus
sanguinarias guerras.
Esa ofensiva contra la clase menos
favorecida muestra la auténtica cara y la falta de ética del capitalismo
financiero mafioso y voraz, con su expansión imperialista que tiende al
monopolio, que anula la competencia y antepone la lógica del beneficio privado a
los intereses del trabajador, mostrando así su cruel y despiadado rosto, que
con su avaricia no tiene compasión en aplicar, recortes y restricciones antisociales
que sufren las masas, con el único objetivo de mantener o acrecentar la tasa de
ganancia de la Banca y el Gran Capital.
Hemos entrado en una agonía lenta
de ese capitalismo enfermo en su periodo de decadencia senil, que ha quedado
anclado en un estancamiento económico en el aspecto macro, aunque en la microeconomía,
hacen ingentes esfuerzos por desatascar la carreta ante el peligro de un nuevo
proceso recesivo, intentando vanamente recuperar el vigor de la juventud
habiendo fracasado estrepitosamente durante los últimos diez años desde el
inicio de la crisis, pese a disponer de miles de economistas y un premio nobel
extra cada año, lo cual deberían hacerse
mirar si es que se han quedado sin paradigma y se les ha podrido la “mano
invisible” de Adam Smith al que todos adoran.
Los estrategas del capitalismo se
han esforzado buscando una alternativa pero han sido incapaces de salir del
pantanal y del peligro de la recesión que acecha, encharcados en la corrupción,
cuyos ingentes recursos están ocultos y por tanto infrautilizados en Paraísos
Fiscales o atesorados en cajas fuertes, demostrándose así que es un capitalismo
que ha mutado dialécticamente y se ha convertido en su contrario. No crea
riquezas, las destruye porque en vez de invertir en producción material, lo han
dedicado en gran medida y lo siguen haciendo, a la especulación, convirtiéndose en un parásito, ya que la
especulación financiera y monetaria en realidad no crea riqueza auténtica, sino
que sirve para acumular y concentrar el dominio de los recursos privados ya
producidos por la intervención del trabajo humano del asalariado que es la fuente
del verdadero valor.
Ese capitalismo parásito prefiere
jugar en bolsa, practicar la cultura del pelotazo, las mordidas y la
especulación, antes que fomentar la industria, la agricultura, la ganadería,
la minería o la investigación científica como factores productivos. Sus
políticas producen nefastas consecuencias sociales y económicas profundizando
la monstruosa brecha de la desigualdad creciente entre la clase burguesa y la
clase trabajadoras y capas medias empobrecidas.
Cada vez más personas que no
tienen ninguna perspectiva de encontrar un puesto de trabajo decente, se
enfrentan sin dinero a una “sociedad de consumo”, con abundantes mercancías que
adquirir, pero sin poder participar dignamente porque cuesta trabajo llegar a
fin de mes. Por el contrario, vemos el desolador espectáculo de la corrupción
en ese comportamiento propio de la clase dominante y sus mercenarios, compuesta por trepas, aduladores, arribistas,
chaqueteros y conseguidores, dispuestos
a todo, con tal de seguir escalando en
la pirámide social y acumulando rentas no ganadas, donde la mayoría de ellos disfrutan de una
repugnante impunidad.
Ahí se ve el rostro violento de
ese mercado de la reacción donde se compran y venden voluntades, de esos
aventureros sin principios, de mentirosos estafadores, gentuza ignorante y
matones, cuyos valores están personificados en su egoísmo y avaricia
desenfrenados. Son esos los elementos que desprestigian la política, que
escalan puestos dopados con dinero
procedente de las mordidas y que se dedican a aplaudir y votar los recortes
sociales, para que haya peores escuelas, masificación en los hospitales,
congelación de pensiones, recortes en
servicios sociales y “cero patatero” en el presupuesto de la Memoria
Histórica, cuya Ley no se cumple sin que se le aplique correctivo alguno a ese
Gobierno del PP.
Mientras tantos los grandes
magnates y sus ejecutivos y políticos bien remunerados, siguen acumulando
fortunas fabulosas que evaden a paraísos fiscales, actuando como sanguijuelas
que chupan la sangre al pueblo trabajador, aumentando la Deuda Pública del
Estado, situándose en octubre de 2017 en 1.133.757 millones de euros,(Más de UN
BILLÓN) según el Banco de España, que cargan sobre las espaldas de los
contribuyentes. Esa es la política de este capitalismo agónico que está
haciendo retroceder a la civilización humana, con la carencia de valores éticos
que nos lleva hacia un nueva esclavitud, si la clase trabajador no reaccionamos
a tiempo para cambiar el modelo de sociedad, basado en un programa genuinamente
socialista y una amplia democracia donde nos controlemos unos a otros, para
avanzar hacia la Igualdad, basándonos en
la Ética, la Solidaridad, la Justicia y la Libertad.
ÁREA
DE COMUNICACIÓN.
IS
PSOE MÁLAGA.
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