A lo largo de la historia de la Filosofía vemos
cómo podemos situar a los filósofos en dos campos: en uno los idealistas y en
el otro los materialistas. La idea común del idealismo (es decir, continuidad
en la persecución de unos ideales) y materialismo (desagradable egoísmo y
preocupación por tener dinero), no tienen nada que ver con el idealismo
filosófico y el materialismo filosófico.
Muchos grandes pensadores del pasado fueron idealistas, como
por ejemplo Platón y Hegel. Esta escuela de pensamiento concibe la naturaleza
y la historia como un reflejo de las ideas o del espíritu. La teoría de que el
hombre y todas las cosas materiales fueron creadas por un espíritu divino, es
un concepto básico del idealismo.
Esta concepción es expresada de muchas maneras, si bien se
basa en que las ideas gobiernan el desarrollo del mundo material. La historia
se explica como la historia del pensamiento; los actos de los hombres son
vistos como resultado de pensamientos abstractos y no de las necesidades
materiales del hombre. Hegel fue un poco más lejos, aún siendo un idealista
convencido, e hizo de los pensamientos una Idea independiente que existía, para
él; fuera del cerebro e independiente del mundo material. La materia era
simplemente un reflejo de esta Idea. La religión es parte y parcela del
idealismo filosófico.
En el otro lado, los filósofos materialistas han defendido
que el mundo material es real y que la naturaleza o materia es lo primario. La
mente o las ideas son un producto del cerebro. El cerebro y, por lo tanto las
ideas, surgen en un cierto momento del desarrollo de la materia.
Las piedras angulares del Materialismo son:
a) El mundo material, conocido por los hombres a través de
los sentidos y explorado por la ciencia, es real. El desarrollo del mundo se
debe a sus propias leyes naturales, sin ninguna relación con lo sobrenatural.
b) Sólo hay un mundo, el material. El pensamiento es un producto de la materia (del cerebro) sin el que no puede haber ideas con existencia propia. Por tanto, las mentes o las ideas no pueden existir aisladas de la materia. "Para mí -decía Marx- la idea no es nada más que el mundo material reflejado en la mente humana y transformado en forma de pensamiento". Y en otro sitio "el ser social determina la conciencia.
Los idealistas ven la conciencia, el pensamiento, como algo externo y opuesto a la materia, a la naturaleza. Esta oposición es algo totalmente falso y artificial. Hay una estrecha correlación entre las leyes del pensamiento y las leyes de la naturaleza, porque las primeras siguen y reflejan las segundas. El pensamiento no puede arrancar sus categorías de si mismo, sino solamente del mundo exterior. Incluso los pensamientos que nos parecen más abstractos se derivan, de hecho, de la observación del mundo material. Una ciencia en apariencia abstracta como son las matemáticas puras tiene, en última instancia, su origen en la realidad material y no en una invención del cerebro. El niño en la escuela, secretamente, cuenta sus dedos materiales bajo un pupitre material antes de resolver un abstracto problema aritmético. Haciendo esto, está recreando los orígenes de las matemáticas. Nos basamos en el sistema decimal porque tenemos diez dedos. Los números romanos se basaban, en un principio, en la representación de los dedos.
En palabras de Lenin "la materia actuando sobre nuestros
órganos sensitivos produce sensaciones. Las sensaciones dependen del cerebro,
de los nervios, de la retina..., es decir, son el supremo producto de la
materia".
La persona es parte de la naturaleza y desarrolla sus ideas
en interacción con el resto del mundo. Los procesos mentales son en efecto
reales, pero no son algo absoluto, al margen de la naturaleza. Se les debe
estudiar en las circunstancias materiales y sociales en las que surgen.
"Los fantasmas formados en el cerebro humano -afirmaba Marx- son
necesariamente sublimaciones de su proceso material de vida". Más tarde
concluía: "Moral, Religión, Metafísica, todo el resto de la ideología y
sus correspondientes formas de conciencia, no sostienen su apariencia de
independencia. No tienen historia, ni desarrollo; pero los hombres, desarrollando
su producción material y sus relaciones materiales, alteran paralelamente su
existencia real, su forma de pensar y el producto de ésta. La vida no es
determinada por la conciencia, sino la conciencia por la vida."
Los orígenes del materialismo:
"El lugar de nacimiento de todo el materialismo moderno
-escribía Engels- desde el siglo XVII en adelante, es Inglaterra:”
En esa época, la vieja aristocracia feudal y la monarquía
empezaron a ser combatidas por las clases medias recién aparecidas. El bastión
del feudalismo era la Iglesia Católica de Roma, que proporcionaba una
justificación divina para la monarquía y las instituciones feudales. Estas, por
tanto, tenían que ser liquidadas antes de que el feudalismo pudiera ser
abatido. La burguesía en ascenso se enfrentó con las viejas ideas y los
conceptos divinos sobre los que el viejo orden se basaba.
"Paralelamente con el ascenso de las clases medias, vino
un gran renacimiento de la ciencia: La Astronomía, la Mecánica, la Física, la
Anatomía, la Fisiología, fueron cultivadas de nuevo. Y la burguesía para el
desarrollo de su producción industrial, requería una ciencia que investigase
las propiedades físicas de los objetos naturales y los modos de acción de las
fuerzas de la naturaleza. Hasta entonces la ciencia no había sido otra cosa que
la servidora de la Iglesia, no se le había permitido ir más allá de los límites
que la fe determinaba y, precisamente por esto, no había habido de ninguna
manera una ciencia. (En el siglo XVII, Galileo demostró el carácter verdadero
de la teoría de Copérnico de que la tierra y los otros planetas giraban alrededor
del Sol. Los profesores de aquella época ridiculizaron esas ideas y usaron el
poder del Índice y de la Inquisición contra Galileo para forzarle a
retractarse de su teoría). La ciencia se rebeló contra la Iglesia; la
burguesía no podía hacer nada sin la ciencia y, por lo tanto, tenía que
unírsele en la rebelión:'
F. Engels.
Fue en esa época cuando Francis Bacon (1561-1626) desarrolló sus revolucionarias ideas sobre el materialismo. Según él, los sentidos eran infalibles y, a la vez, la fuente de todo conocimiento. Toda ciencia se basa en la experiencia -nos dice-\ consiste en someter el dato concreto a un método racional de investigación: Inducción, análisis, comparación, observación y experimentación.
Quedó, de todas maneras, para Tomas Hobbes (1588-1679) el
continuar y desarrollar el materialismo de Bacon, dentro de un sistema. Hobbes
se dio cuenta de que las ideas y los conceptos eran sólo un reflejo del mundo
material y que "es imposible separar el pensamiento de la materia sobre
la que se piensa". Más tarde, el pensador inglés John Locke (1632-1704)
certificó con pruebas este materialismo.
Esta escuela de filosofía materialista pasó de Inglaterra a
Francia, para ser recogida y posteriormente desarrollada por René Descartes
(1596-1650) y sus seguidores. Estos materialistas franceses no se limitaron a
criticar la religión, sino que extendieron su crítica a todas las instituciones
e ideas. Se enfrentaron con estas cosas en el nombre de la Razón y
armaron" a la naciente burguesía en su batalla contra la monarquía. El
nacimiento de la gran revolución burguesa de Francia de 1789-93 hizo de la
filosofía materialista su credo. A diferencia de la revolución inglesa de
mediados del siglo XVII, la Revolución Francesa destruyó completamente el
viejo orden feudal.
Como Engels puso de relieve más tarde:
"Hoy sabemos que aquel Reino de la Razón no era nada más que
el Reino de la Burguesía idealizado, que la justicia eterna encontró su
realización en los tribunales de la burguesía, que la igualdad desembocó en la
igualdad burguesa ante la ley, que como uno de los derechos del hombre más
esenciales se proclamó la propiedad burguesa y que el Estado de la Razón, el
contrato social roussoníano, tomó vida, y sólo pudo cobrarla, como república
burguesa democrática. Los grandes pensadores del siglo XVIII, exactamente igual
que todos sus predecesores, no pudieron rebasar los límites que les había
puesto su propia época:" Engels, Anti-Dúhring.
El defecto, a pesar de todo, de este materialismo desde Bacon
en adelante, era su rígida y mecánica interpretación de la Naturaleza. No es
accidental que la escuela materialista inglesa floreciese en el siglo XVIII,
cuando los descubrimientos de Isaac Newton hicieron de la Mecánica la ciencia
más avanzada e importante de su tiempo. En palabras de Engels, "la
limitación específica de este materialismo radica en su falta de habilidad para
comprender el universo como proceso como materia sufriendo un ininterrumpido
desarrollo histórico".
La Revolución Francesa tuvo un efecto profundo en el mundo
civilizado, al igual que luego lo tendría la Revolución Rusa de 1917. Efectivamente,
revolucionó el pensamiento en todos los campos, político, filosófico,
científico y artístico. El fermento de ideas que emergió de esta revolución
democrático-burguesa, aseguró avances en las ciencias naturales, la geología,
la botánica, la química, así como en la economía política.
Fue en ese periodo cuando se hizo una crítica del punto de
vista mecánico de estos materialistas. Un filósofo alemán, Enmannel Kant (l724
-1804), fue el primero que rompió con la vieja mecánica, con su descubrimiento
de que la Tierra y el sistema solar habían llegado a ser y que no habían
existido eternamente lo mismo sucede con la geografía, la geología, las plantas
y los animales.
Estas revolucionarias ideas de Kant fueron desarrolladas aún
más por otro brillante pensador alemán, George Hegel (1770-1831>. Hegel era
un filósofo idealista, que pensaba que el mundo podía ser explicado como una
manifestación o reflejo de una "mente universal" o "idea”. Hegel observaba el mundo, no como un miembro
activo de la sociedad y de la historia humana, sino como un filósofo,
observando los hechos desde fuera. Se situó en una postura por encima del
mundo, interpretando la historia del pensamiento, el mundo como el mundo de
las ideas, como un mundo ideal. Así, para Hegel, los problemas y las
contradicciones no se plantean en términos reales, sino en términos de
pensamiento, y por lo tanto sólo podían ser resueltos a través de la evolución
del pensamiento mismo. En vez de que las contradicciones en la sociedad sean
resueltas por la acción de los hombres, por la lucha de clases, la solución
para Hegel se encontraba en la cabeza del filósofo, en la IDEA ABSOLUTA.
De todas maneras, Hegel, reconoció los errores y la cortedad
del viejo punto de vista mecanicista. También reconoció la falta de adecuación
de la lógica formal y sentó las bases para una concepción del mundo que podría
explicar las contradicciones a través del cambio y el movimiento.
A pesar de que Hegel redescubrió y analizó las leyes del
cambio y el movimiento, su idealismo ponía todas las cosas en su cabeza. Esta
era la lucha y la crítica que le hacían los jóvenes hegelianos dirigidos por
Ludwig Feuerbach (1804-1872), que intentó corregir esta postura y colocar la
filosofía con los pies en el suelo. Pero incluso Feuerbach -"la mitad de
abajo de él era materialista, la mitad de arriba idealista" (Engels)- no
fue capaz totalmente de limpiar el hegelianismo de la concepción idealista.
Este trabajo quedó para Marx y Engels, quienes fueron capaces de quitar al
método dialéctico el carácter místico que hasta entonces tenía.
La Dialéctica hegeliana fue unida al materialismo moderno
para producir el entendimiento revolucionario que es el materialismo
dialéctico. (…)
Mañana
publicaremos el apartado III) de la pequeña-gran obra “Introducción al
Materialismo Dialéctico”: ¿Qué es la dialéctica?
(Se recomienda leer junto a los apartados anteriores)
Fuente: http://www.fundacionfedericoengels.org/
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