Los estrategas
económicos de la clase dominante venían defendiendo que los famosos BRIC
(Brasil, Rusia, India y China) iban a escapar de la crisis de sobreproducción
estructural del sistema capitalista. Nos decían que servirían de locomotora de
las economías occidentales que han entrado en recesión después del colapso de
la crisis de 2007 en EEUU que ha arrastrado a Europa y al resto del mundo hacia
la catástrofe de sus poblaciones. La terca realidad ha colocado las cosas en su
sitio.
Son cada vez más los
que se ven obligados a reconocer que empiezan a resentirse los supuestos
milagros del capitalismo, tanto en Asia como en Latinoamérica y otras zonas
llamadas de economías emergentes. Si estas zonas, que es cierto que han jugado
un papel importante en sostener la economía y evitar el colapso fulminante
generalizado que podría haber ocurrido en los últimos años, sufren ahora el
retroceso que apuntan las perspectivas, la posibilidad de una depresión económica
profunda a escala mundial es muy posible, si la clase trabajadora no lo evita pasando a
la ofensiva.
La clase dominante de
Rusia, China, India y Brasil se enfrentan a un escenario de gran inestabilidad.
Podrían darse fuertes choques sociales que tendrían consecuencias a escala de
todo el planeta. Brasil se ha venido beneficiando de la captación de capitales
internacionales, que veían un buen negocio en la financiación de la deuda pública
con inversiones potentes en el sector inmobiliario y en la bolsa. En 2011 el 47
% del presupuesto fue al pago de intereses y amortizaciones de la Deuda
Pública. El crecimiento se basó en sus exportaciones manteniendo un aceptable
crecimiento que desde el 2001 al 2010 mantuvo una media del 3,6 % anual: El PIB
creció un 7 % en 2010, pero cayó al 2,7 % en 2011, desplomándose hasta el 1,2 % en 2012 con
perspectivas bastante oscuras para este año 2013.
China ha desbancado a
EEUU y se ha convertido en el principal socio de Brasil. China compró a Brasil
materias primas como petróleo hierro, soja, madera, etc pero ahora la balanza
comercial entre esos dos gigantes se está desacelerando. El estancamiento de la
recesión en Europa, EEUU y esa desaceleración de China está teniendo un impacto
tremendo en la economía brasileña. Esos
factores se combinarán con las tremendas desigualdades que imperan todavía en
Brasil que abrirá una nueva etapa en las luchas de masas.
Rusia tiene también
dificultades a pesar de ser el primer productor y cuarto exportador de gas y el
sector petrolero que representa un 25 % de su PIB y que es el 50 % de sus
exportaciones, con un porcentaje del 35 % de sus ingresos, pero los efectos de
la crisis se están notando. Existe una
caída de la demanda en el sector siderúrgico debido a la ralentización de la
venta de automóviles y la desaceleración de la Construcción. El PIB que creció
un 4,3 % en 2011 ha descendido hasta el 3,4 % en 2012 y las perspectivas de
crecimiento para este año 2013 están en
torno al 3 %.
Después del colapso del
estalinismo en la extinta URSS y sus satélites, Rusia es un eslabón cada vez
más débil. Los burócratas estalinistas se reconvirtieron en nueva burguesía
mafiosa, saqueando brutalmente la propiedad privada del Estado y formaron
grandes conglomerados capitalistas con inversiones potentes en el
exterior. Las bases de ese capitalismo
mafioso no tienen nada que ver con una democracia parlamentaria como la que
existe en algunos países de Europa, sino que es más bien una dictadura burguesa
bonapartista de carácter gansteril, con
desigualdades sociales cada vez más profundas.
India es un enorme país
con una población de cerca de 1,200 millones de habitantes. Ha venido creciendo
a una media anual del 7,8 % desde el año 2000 al 2010. El crecimiento de un
10,10% en 2010 se está desacelerando. La Oficina Central de Estadísticas rebajó
a un 5 % la perspectiva de tasa de crecimiento del PIB para el año fiscal 2013.
Estados Unidos de Norteamérica ha buscado en el capitalismo de la India un
aliado para equilibrarse del avance tan espectacular que había venido teniendo
China, pero tienen ahora dificultades para importar. Las claves de ese crecimiento, tanto de China
como de India, son los salarios de miseria de un enorme “ejército de Reserva de
mano de obra”, combinado con tecnología avanzada aportadas por las
multinacionales, que ha venido realizando un brutal dumping social en la
economía mundial. Eso está agudizando los desequilibrios internos en la India,
donde la inflación se ha empezado a desbordar alcanzando en diciembre de 2012
el 11,17 %, cuando en 2007 era del 5,5 %, lo que representa una subida de más
del 100 % en cinco años.
Algunos datos
socio-económicos de la India son aterradores pues la pobreza sigue siendo
extrema ya que el 80 % de la población vive con menos de 2 dólares al día. El
70 % de la población vive en el campo y genera solamente el 18 % del PIB. Según
un informe de UNICEF el 46 % de los niños menores de 3 años sufren
desnutrición. La población adulta vive 15 años menos que la de Europa. Debido a
las condiciones tan duras en los últimos 15 años se han suicidado 150.000
campesinos. Esto es el resultado directo de las “reformas estructurales”
impuestas en los años 90 por el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional. Privatizaron todas las empresas estatales, recortaron gastos
sociales, quitaron las subvenciones al pequeño campesino, liberalizaron las
importaciones que hundieron los mercados. Los campesinos se vieron forzados a
hipotecar sus tierras y no pueden pagar ahora sus hipotecas que están cayendo
en manos de la banca. Las movilizaciones
de masas se han venido produciendo en varios Estados. La inestabilidad política
se agudiza y la polarización social es cada vez más fuerte.
China está sometida a
la burocracia mao-estalinista del PCCH que ha
dirigido con mano de hierro la transición al capitalismo, demoliendo la
economía planificada y sigue manteniendo en su fase imperialista el control del
Estado. No se trata de “socialismo de mercado” como intentan vendernos en
combinación con los demás países capitalistas, sino que se ha llevado a cabo un
proceso contra-revolucionario que ha destruido cualquier tendencia igualitaria
y siguen manteniendo un férreo control que impide las libertades civiles, los
derechos como la libre sindicación, manifestación, huelga, a la vez que sofocan
y censuran la libertad de expresión y demás derechos sociales. Existe un capitalismo de corte burocrático,
autoritario y mafioso. La clase trabajadora y los campesinos sufren unas
condiciones de explotación aberrantes.
El superávit comercial
que China obtiene del mercado mundial es una de sus más importantes fuentes de
ingresos, produciendo un acelerado proceso de acumulación capitalista. Pero la
contracción de los mercados en la esfera mundial le está afectando y no se
puede descartar una guerra comercial o de divisas. El superávit de China en 3
años se ha reducido a la mitad, pues en 2008 era de 300.000 millones de dólares
y para 2011 había descendido a 150.000 millones de dólares.
China es el segundo
consumidor de petróleo del mundo; consumió en 2011 el 40 % de la producción de
estaño, cobre y aluminio, un 60 % del acero y un 45 % del plomo de todo el
planeta. Pero ahora la ralentización del
crecimiento de las ventas, por ejemplo, de automóviles, ha descendido del 30 %
en 2010 al 3 % en 2011, un colapso que junto con el sobre-calentamiento del
precio de la vivienda y la situación del sector inmobiliario presentan dificultades;
si estallara la burbuja que se ha ido
fraguando, pondría en un aprieto a toda
la economía mundial.
A partir de 2008, para
contrarrestar la desaceleración que se estaba dando, el Gobierno chino puso en
marcha un plan de estímulo con la inyección de 580.000 millones de dólares (un
12 % del PIB), con inversiones masivas, que han tenido escasos resultados.
Ahora ha llegado el momento de pagar las facturas de esas recetas keynesianas.
El recurso al crédito para estimular la demanda duplicó la masa monetaria y
ahora ha comenzado un proceso de inflación muy peligroso para la economía y
para los ciudadanos que se están viendo afectados en su débil poder
adquisitivo.
La crisis mundial está
teniendo en China profundos efectos en la lucha de clases. Los conflictos
sociales se extienden por el país. Vimos en los últimos años el famoso
levantamiento del pueblo de WUKAN. La venta de tierras y el intento de
expulsión de los campesinos, desencadenó
una verdadera insurrección. Se
organización asambleas masivas, implantando la democracia obrera, que expulsó a
los burócratas del PCCH y el pueblo tomó el control democrático de la zona. Los
campesinos resistieron una brutal represión. La necesidad de una democracia
obrera se expresa en esas luchas que fueron un ejemplo que será imitado en el
futuro a una escala superior.
Más temprano o más
tarde la situación creada por la restauración capitalista en China, provocará
una lucha de masas generalizada, similar a la que se ha dado en Wukan, porque
nadie puede escaparse de las tendencias generales de la economía y la lucha
entre las clases. Los trabajadores arreciarán en sus luchas por un mundo mejor y como lo están haciendo por mejoras salariales, con
movilizaciones, que aunque prohibidas, se dan con mucha fuerza por
reivindicaciones concretas y básicas que van forjando y acelerando el proceso
molecular de toma de conciencia de las masas que se encaminarán de nuevo hacia
la construcción del socialismo, pero con una auténtica democracia obrera para
arrancar la economía de esa burocracia pro-imperialista que usurpa y explota al
pueblo trabajador. Cuando la clase trabajadora China se levante de nuevo en
lucha por el genuino socialismo, el
mundo temblará.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y
FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE-A
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