De: Mario Lisandro Salvatierra
Saru
Enviado el: martes, 05 de marzo
de 2013 23:09
Para: RIO MARTIN, JESUS
Asunto: Respuesta de Mario
Hola Jesús: En primer lugar,
muchas gracias por sus comentarios.
Yendo al tema. Efectivamente, la última parte de mi escrito no ofrece
una respuesta al problema que planteo porque creo que por ahora no la hay, es
decir, sumarse a las mareas ciudadanas no es una respuesta, es una protesta
pero nada más. El problema que tenemos enfrente es que los motivos de las
protestas están justificados, pero pensar, como usted cree, que
espontáneamente saldrá el nuevo
paradigma, es tener mucho optimismo. No lo veo. Antes de ser optimista prefiero
ser realista: falta un denominador común de propuestas. Note usted que me dice
que con los sindicatos no podemos contar y yo no veo forma de construir el
socialismo sin los sindicatos. Hay que cambiar muchas cosas, de acuerdo; pero
no confundamos los efectos con las causas: el papel de los sindicatos ya no
puede ser el de antes, pero no porque los sindicatos se hayan oligarquizados o
burocratizados sino porque el trabajo ha cambiado con el capitalismo. ¿En qué
tipo de capitalismo estamos ahora? ¿En el mismo del siglo pasado? Creo que no;
es más, no creo que el capitalismo en el actual momento de su desarrollo cree
plusvalía a base del trabajo. Esta es la razón por la que los sindicatos tienen
que repensarse, como asimismo el partido socialista.
Sin embargo, pensar que la salida a la crisis vendrá de la
espontaneidad de los movimientos de base me parece una ingenuidad. Sólo con
mirar lo que pasó con el movimiento 15M tenemos la respuesta. Y eso sin contar
con lo que ha ocurrido en Italia.
Lo que usted plantea es muy parecido a las tesis del foro cívico o a un
sector de IU. Como movimiento movilizador está bien, pero falta mucho más.
Yo planteó la carta precisamente para que pensemos eso que nos falta
porque por ahora no encuentro una traslación política clara al cabreo
generalizado.
Reciba un saludo. Mario Salvatierra.-
El 06/03/2013, a las 10:10, "RIO MARTIN, JESUS" escribió:
Hola, Mario.
Por lo que veo, compartimos bastantes inquietudes. Yo también soy
Licenciado en Filosofía y,
aunque funcionario del Estado desde hace 25 años, durante una buena parte de mi
vida estuve relacionado con los medios de comunicación, como guionista de radio
y televisión. Creo que nuestros puntos de vista están situados en el ambiente
donde desarrollamos nuestras actividades y eso diferencia nuestra percepción,
usted desde los ámbitos de organización y decisión, yo desde la sociedad que se
mueve a pie de calle y vive en medio de las sensaciones e inquietudes de los
trabajadores y el resto de los ciudadanos. Ambos desde el PSOE y UGT, aunque yo
he optado por darme de baja en los
últimos meses, porque me sentía ahogado entre unas siglas que, lejos de darme
alas, me atenazan y no me facilitan espacios creíbles donde sentirme cómodo.
Representé a UGT en las últimas elecciones sindicales, hace dos años, cuando aparentemente la sociedad vivía en
calma. En estos dos años he vivido una especie de terremoto ideológico, como la
gran mayoría de mis compañeros de trabajo. He vivido la rabia, día a día,
llamando en las puertas de mi sindicato para pedir respuestas, que no se
producían, lo que ha provocado muchos abandonos, muchos. Tanto mis compañeros
como yo hemos encontrado el vacio, donde
se suponía que estaban los líderes, donde esperábamos encontrar las ideas y las
voces que nos movilizasen contra el ataque violento del neoliberalismo que va
destrozando lentamente el mundo en el que casi todos creíamos, el de la
protección que nos da lo público, frente al insaciable apetito de los mercados
financieros y la iniciativa privada.
He vivido la decepción y el asombro que vive la mayoría de la población,
sin que nadie ofrezca soluciones. Y nos estamos movilizando en mareas y
plataformas que avanzan como seres vivos, adaptándose a las circunstancias, tal
y como se ve en la marea verde, en la blanca, con los desahucios, con las
preferentes, y con infinidad de movimientos que van surgiendo, con el único
interés de organizar la defensa de lo que consideramos derechos fundamentales
de la población. Para nosotros, los filósofos, esto no es nuevo. Ya lo avanzaba
Deleuze cuando hablaba de movimiento rizomático que iba surgiendo como
alternativa a las estructuras piramidales que perdían solidez. El descrédito de
la política y el escándalo con el que los ciudadanos vivimos el olor a podrido
de los partidos políticos, es como una carcoma que se extiende a otras espacios
de poder como la monarquía, la banca, sectores de la justicia, hasta la cúpula
de la Iglesia (soy ateo, pero lo observo con atención).
No creo que los movimientos ciudadanos acaben dando forma a un nuevo
sistema, aunque recordando las
palabras de Kuhn en su libro sobre las revoluciones científicas, los cambios se
van produciendo de manera progresiva hasta que se llega a un pulso definitivo
entre el nuevo paradigma y el viejo. Ahora no se ve posible, pero sería
cuestión de tiempo o de que algo relance los posicionamientos de la sociedad en
general. Lo que está claro es que la sociedad se está moviendo por las bases,
lentamente, tomando iniciativas, proponiendo, manifestándose, y está claro que
estos movimientos pueden empezar a marcar el camino de toda la sociedad, con
sus propias herramientas de protesta, organización y presión, cada día más
eficaces.
Lo que me preocupa son dos riegos, uno es que surja un líder populista
y demagogo (no sé si el ejemplo sería Grillo en Italia); otro, que todo
desemboque en un estallido de violencia, porque la caída paciente de parte de
la sociedad en la pobreza y la falta de recursos se está convirtiendo en muy
alarmante y cualquier acontecimiento fortuito puede incendiar la calle.
Por eso creo que no hay tiempo. Desde el PSOE, IU, EQUO, etc, no hay
capacidad para unir a toda la izquierda, tampoco queda tiempo para grandes y
profundos debates. Lo que la sociedad busca son respuestas claras, contundentes
y creíbles (de sindicatos y partidos, donde no se escucha casi nada). Si no se
reacciona rápido, estamos en manos del destino, que en ocasiones resulta
bastante caprichoso e imprevisible.
Es bueno este debate, pero mejor sería que personas como usted lancéis
el mennsaje que la mayoría de los trabajadores estamos esperando escuchar.
Esa responsabilidad es vuestra, de los que estáis ahí arriba. Si no se
hace, es posible que el tiempo o la historia os acaben culpando.
Me permito enviarle un manifiesto, como otros muchos que corren por ahí
en diferentes ámbitos, con el que nos estamos organizando abajo y que,
sorprendentemente, firman mayoritariamente los compañeros de trabajo.
Un afectuoso y sincero abrazo.
Jesús del Rio.
De: Mario Lisandro Salvatierra Saru
Enviado el: miércoles, 06 de marzo de 2013 11:42
Para: RIO MARTIN, JESUS
Asunto: Re: Respuesta de Mario
Hola Jesús: ante la carencia de programa básico común que aúne una
plataforma política de izquierdas (Equo, IU, PSOE, etc), es verdad que puedan
producirse las dos riesgos que señala: populismo y estallido social.
Ambas situaciones podrían darse a la vez, no son excluyentes; sin
embargo, pienso que el populismo, por ahora, no cuajará ya que no hay a la
vista ningún líder carismático con un destino mesiánico redentor; es mucho más
probable que, si esta deriva no se corrige, ocurra un estallido social. Este
punto es muy importante porque desde la transición en España nunca ha habido un
"estallido social" y si estudia este fenómeno a partir de lo que
ocurrió en Argentina en el año 2001 (con el corralito), entonces observará que
este tipo de fenómeno se lleva a todos por delante. Y lo que es peor, los que se
llevan la peor parte son los trabajadores. En Argentina aún no se han
recuperado de la fractura de las clases medias y ha quedado muchísima gente en
la cuneta, sin presente ni futuro.
Precisamente, lo que tenemos que evitar es que todo esto acabe en un
estallido. Pero para evitarlo es preciso no caer en la trampa de la
"antipolítica", por ejemplo, hablar de "clase política"
como se hace en el documento que usted me envía, pensar que la unión del los
intereses de los trabajadores no responden a planteamientos "ideológicos"
(como también afirma el documento), "tener una sola voz superando las
tendencias políticas". Todas estas declaraciones suponen ubicarse en la
"postpolítica", pero eso ¿qué es?. ¿Acaso se piensa que ese modelo de
democracia directa solventará la actual crisis? Todo esto me recuerda a la
época en que se pensaba que las asambleas bastaban para lograr vencer al
establishment económico-político. La trampa es pensar que una especie de
"anarcocracia" podría darnos las respuestas adecuadas.
Creo que el camino que tenemos que recorrer es justo hacer frentes con
otras fuerzas de izquierdas, reformar las perversiones de los sindicatos (que
las hay, y muchas) y, sobre todo, renovar al PSOE de abajo a arriba.
Una vez más Jesús, te agradezco mucho tus comentarios.
Un abrazo,
Mario Salvatierra.
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