25 de junio de 2015

ENVILECIMIENTO DEL "PROLETARIADO" QUE HA TRANSMUTADO EN "PRECARIADO".


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 Históricamente cuando se habla de “proletariado” se hace referencia a la clase social constituida por los obreros asalariados, que carecen de bienes y que con sus escasos ingresos fruto de su jornal, apenas pueden mantener a su prole  y que cumple la función  de reproducir,  mantener y perpetuar la fuerza de trabajo que es utilizada como mano de obra por la burguesía.

El nuevo concepto “precariado”, que incluso todavía no ha sido registrado por la Real Academia de la Lengua, pero que claramente deriva del verbo precarizar, todos entendemos perfectamente su significado, que representa una degradación más del proletario, dado que como consecuencia de las políticas de recortes y ajustes aplicadas por el capitalismo, se han convertido en trabajadores empobrecidos hasta el extremo de estar cada vez más inseguros, precarios, con salarios incluso por debajo del mínimo para poder cubrir el coste  mínimo de supervivencia.

Cualquier gobierno que asuma la lógica del capitalismo, sea liberal, socialdemócrata o se considere de otro signo político pero dentro de esa órbita, se encontrará sometido y sigue las directrices del gobierno mundial en la sombra,  cuyo modelo es impuesto y emana de las reuniones secretas del Club Bilderberg, que (cual Dictadura Financiera),  decretan la hoja de ruta que cada Gobierno en cada país tiene que cumplir bajo el chantaje o amenaza permanente de ser expulsado del Club de los ricos o invadidos bélicamente al ser considerados cómplices del eje terrorista del mal, anteponiendo el lucro privado del capital al bienestar e incluso a la vida de millones de seres humanos. 

 Las masas están sufriendo ese empobrecimiento “absoluto” que se expresa en el hecho de que el asalariado,  debido al exceso de mano de obra causado por la crisis capitalista, gana cada vez menos en valores de uso (salario real cobrado), que merma la posibilidad de adquirir las mercancías y bienes necesarios para mantener una vida digna convirtiéndose en trabajador o parado empobrecido y sin futuro inmediato.

Pero ese empobrecimiento generalizado que incrementa la desigualdad entre ricos y pobres, también tiene un carácter “relativo” desde hace tiempo. Incluso en periodos de auge económico en que el asalariado gana algo más percibiendo un salario real más elevado, en realidad esa renta salarial aumenta menos que la productividad del trabajo conjunto realizado entre el capital constante y el capital variable. Eso lleva a un proceso de polarización de la riqueza que se acumula en una isla de abundancia en manos de unos cientos de multinacionales, rodeada de un enorme océano de escasez y pobreza que afecta a escala planetaria a miles de millones de seres humanos.   

Pero a medida que el incremento del desarrollo social en la sociedad consumista capitalista se produce,  aumenta también la necesidad de adquirir más bienes de consumo, pues es el tipo de sociedad la que determina las necesidades de la humanidad en cada época histórica del trabajador asalariado, que pese a ganar más aparentemente, es cada vez menos capaz de adquirir las mercancías y bienes que se hacen necesarios para mantener un nivel de vida medio en un mundo donde la productividad tecnológica sigue aumentando.

Por otra parte, el precio de la oferta global de mercancías, bienes y servicios que se realiza bajo el capitalismo, es siempre mayor que la demanda global a la que puede hacer frente el conjunto de asalariados, dado que el capitalista obtiene sus ganancias del salario dejado de pagar al asalariado, llamado “plusvalía”, que representa la ganancia del capitalista, como Marx y Engels  demostraron y explicaron. Añadieron también que “el sistema capitalista obliga a la clase dominante al comportamiento siguiente respecto del proletariado: “se le deja decaer, pero luego se llega hasta el punto en que la burguesía es la que tiene que mantener a extensos sectores del proletariado, a numerosas personas que no producen: parados,  enfermos,  jubilados…”  lo que llamaba Marx “ejército industrial de reserva”, en lugar de ser mantenida por ellos. Esa es la demostración de que el capitalismo no funciona bien para la mayoría. 

Así pues, la burguesía se ve obligada, en contra de su voluntad y de sus propios intereses, a hacer frente a esos gastos sociales, que para ellos, desde el punto de vista del “liberalismo”, no tienen justificación y tienden a eliminarlo, cuando en realidad representan las conquistas de la clase trabajadora organizada,  ganadas mediante una lucha de clase permanente, pero que desde el punto de vista burgués es un despilfarro. Pero en realidad, para los estrategas más inteligentes y perspicaces del sistema, representa el costo a pagar para evitar procesos revolucionarios que podrían ocurrir,  si los ataques a las conquistas sociales sobrepasan unos ciertos límites. 

Dada la situación a la que se ha llegado,  de esta nueva esclavitud llamada “Precariado”, donde existe la situación en la que cada vez más asalariados trabajan por sueldos ridículos que no alcanzan lo legislado como salario base mínimo, la burguesía más inteligente está alarmada por la situación que se avecina, de no poder atender las pensiones y los subsidios de paro y otras prestaciones sociales,(y desde el punto de vista de la lógica capitalista, llevan razón porque desembocaría en la bancarrota del sistema o en una revolución)  por lo que plantean sustituir esos gastos sociales por seguros privados y planes de pensiones,  que pudiesen cubrir las previsiones de las atenciones sociales de los futuros parados o jubilados. Pero viendo las dificultades que se están produciendo en el mundo, por la crisis y las transformaciones de las nuevas tecnologías, que producen una situación de incremento del desempleo que se ha cronificado y representa un carácter estructural, con aumento de la precariedad de las masas trabajadoras, el paro y los bajos salarios, el intento de que se ahorre individualmente para sufragar privadamente el coste de esas previsiones personales, se convierte en más bien una quimera.

La automatización, la robótica, las nuevas tecnologías, la digitalización de grandes sectores de la producción y la administración están  provocando que bajo el capitalismo se haga imposible mantener los gastos sociales de las grandes masas ociosas de la fuerza de trabajo, que libera la automatización, lo que choca cada vez más con la lógica del beneficio privado capitalista y que bajo este sistema, a largo plazo no tendrá solución, sino que se irá agravando, como explica la “Ley tendencial de la caída de la tasa de ganancia”.   

El planteamiento keynesiano de algunos socialdemócratas para intentar resolver la cuestión y salir de la crisis,  es aplicar políticas con planes de inversiones públicas, pero eso, en bases capitalistas, incrementaría las Deudas que se harían impagables (La burguesía liberal se opone y también llevan razón pues  podría desembocar en una quiebra del sistema y/o en una revolución). La burguesía está alarmada porque ambos caminos, el liberal y el socialdemócrata,  conducen a un desastre de su modelo capitalista, por lo cual,  o bien se resuelve esa contradicción a base de una transformación democrática, introduciendo  la planificación científica de los recursos productivos, por métodos  pacíficos, superando el actual modelo capitalista,  o bien habrá convulsiones sociales, cambios bruscos y repentinos en la lucha entre las clases con movilizaciones sociales profundas que apuntan claramente, más tarde o más temprano,  hacia la revolución que se tornará dramática y violenta, como vimos estos últimos años en las llamadas “primaveras árabes”.  

Existen algunas escuelas económicas e incluso filosóficas que empezaron a confluir y coinciden en que “es posible que el socialismo marxista, junto a la democracia social y participativa se harán inevitables”, porque ya no es una Utopía sino que la verdadera democracia y el socialismo  se han convertido en una necesidad imperiosa para la humanidad, debiendo surgir como sustituto del actual modelo capitalista de “libre mercado” que explota y oprime a los asalariados y a los pueblos sin remisión, impidiendo un futuro digno lo que equivale a negar los Derechos Humanos básicos que todo ciudadano se merece.

Uno de los objetivos éticos fundamentales del socialismo democrático marxista, que gana fuerza, enlaza y confluye con los movimientos sociales, las mareas, los sindicatos, el ecologismo, el feminismo y sobre todo, con la actividad política de las masas actuales en acción,  mediante la práctica y la exigencia de la democracia obrera y la autogestión, consiste en avanzar hacia la justicia social, la libertad, la igualdad y una filosofía de síntesis, en la que prevalezca la “lógica del bien común”, donde se erradiquen los privilegios de los poderosos y las corrupciones de esos que detentan el capital financiero, cambiando el “modelo económico para producir en base a satisfacer las necesidades humanas”, abandonando la lógica perversa de la explotación capitalista,  para anteponer el bienestar de la humanidad por delante del beneficio de ese diez por ciento de archi-millonarios que se niegan a someterse a la democracia y al poder político del pueblo trabajador.

Para avanzar hacia esos nobles objetivos, la clase trabajadora debe seguir siendo considerada como el factor subjetivo imprescindible y fundamental, para que de forma libre y democrática,  organizada y unida, encuentre o fragüe una dirección ética y científicamente válida, que desarrolle el proyecto de lucha contra la lógica del beneficio privado para una minoría,  hasta conseguir que ese modelo capitalista, que en sus inicios fue incluso revolucionario desplazando y superando al sistema medieval, pero que ahora, dialécticamente,  se ha transformado  en contra-revolucionario e inhumano, en esta fase imperialista multinacional,   pueda ser superado y sustituido por la aplicación y desarrollo de un programa alternativo genuinamente democrático y socialista que inicie el camino de la transformación socialista de la sociedad, por el bien de la Humanidad.  Ese nuevo modelo ético, democrático y socialista es por el que las familias de la clase trabajadora y nuestras organizaciones sociales, sindicales y políticas  estaremos dispuestos a seguir luchando, porque otro mundo es posible y necesario,  pero con el socialismo.

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com



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