Históricamente cuando
se habla de “proletariado” se hace referencia a la clase social constituida por
los obreros asalariados, que carecen de bienes y que con sus escasos ingresos
fruto de su jornal, apenas pueden mantener a su prole y que cumple la función de reproducir, mantener y perpetuar la fuerza de trabajo que
es utilizada como mano de obra por la burguesía.
El nuevo concepto
“precariado”, que incluso todavía no ha sido registrado por la Real Academia de
la Lengua, pero que claramente deriva del verbo precarizar, todos entendemos
perfectamente su significado, que representa una degradación más del
proletario, dado que como consecuencia de las políticas de recortes y ajustes
aplicadas por el capitalismo, se han convertido en trabajadores empobrecidos
hasta el extremo de estar cada vez más inseguros, precarios, con salarios
incluso por debajo del mínimo para poder cubrir el coste mínimo de supervivencia.
Cualquier gobierno que
asuma la lógica del capitalismo, sea liberal, socialdemócrata o se considere de
otro signo político pero dentro de esa órbita, se encontrará sometido y sigue las
directrices del gobierno mundial en la sombra,
cuyo modelo es impuesto y emana de las reuniones secretas del Club
Bilderberg, que (cual Dictadura Financiera),
decretan la hoja de ruta que cada Gobierno en cada país tiene que
cumplir bajo el chantaje o amenaza permanente de ser expulsado del Club de los
ricos o invadidos bélicamente al ser considerados cómplices del eje terrorista
del mal, anteponiendo el lucro privado del capital al bienestar e incluso a la
vida de millones de seres humanos.
Las masas están sufriendo ese empobrecimiento
“absoluto” que se expresa en el hecho de que el asalariado, debido al exceso de mano de obra causado por
la crisis capitalista, gana cada vez menos en valores de uso (salario real
cobrado), que merma la posibilidad de adquirir las mercancías y bienes
necesarios para mantener una vida digna convirtiéndose en trabajador o parado empobrecido
y sin futuro inmediato.
Pero ese
empobrecimiento generalizado que incrementa la desigualdad entre ricos y
pobres, también tiene un carácter “relativo” desde hace tiempo. Incluso en
periodos de auge económico en que el asalariado gana algo más percibiendo un
salario real más elevado, en realidad esa renta salarial aumenta menos que la
productividad del trabajo conjunto realizado entre el capital constante y el
capital variable. Eso lleva a un proceso de polarización de la riqueza que se
acumula en una isla de abundancia en manos de unos cientos de multinacionales,
rodeada de un enorme océano de escasez y pobreza que afecta a escala planetaria
a miles de millones de seres humanos.
Pero a medida que el
incremento del desarrollo social en la sociedad consumista capitalista se
produce, aumenta también la necesidad de
adquirir más bienes de consumo, pues es el tipo de sociedad la que determina
las necesidades de la humanidad en cada época histórica del trabajador
asalariado, que pese a ganar más aparentemente, es cada vez menos capaz de
adquirir las mercancías y bienes que se hacen necesarios para mantener un nivel
de vida medio en un mundo donde la productividad tecnológica sigue aumentando.
Por otra parte, el
precio de la oferta global de mercancías, bienes y servicios que se realiza
bajo el capitalismo, es siempre mayor que la demanda global a la que puede
hacer frente el conjunto de asalariados, dado que el capitalista obtiene sus
ganancias del salario dejado de pagar al asalariado, llamado “plusvalía”, que
representa la ganancia del capitalista, como Marx y Engels demostraron y explicaron. Añadieron también
que “el sistema capitalista obliga a la clase dominante al comportamiento
siguiente respecto del proletariado: “se le deja decaer, pero luego se llega
hasta el punto en que la burguesía es la que tiene que mantener a extensos
sectores del proletariado, a numerosas personas que no producen: parados, enfermos,
jubilados…” lo que llamaba Marx
“ejército industrial de reserva”, en lugar de ser mantenida por ellos. Esa es
la demostración de que el capitalismo no funciona bien para la mayoría.
Así pues, la burguesía
se ve obligada, en contra de su voluntad y de sus propios intereses, a hacer
frente a esos gastos sociales, que para ellos, desde el punto de vista del
“liberalismo”, no tienen justificación y tienden a eliminarlo, cuando en
realidad representan las conquistas de la clase trabajadora organizada, ganadas mediante una lucha de clase permanente,
pero que desde el punto de vista burgués es un despilfarro. Pero en realidad,
para los estrategas más inteligentes y perspicaces del sistema, representa el
costo a pagar para evitar procesos revolucionarios que podrían ocurrir, si los ataques a las conquistas sociales
sobrepasan unos ciertos límites.
Dada la situación a la
que se ha llegado, de esta nueva
esclavitud llamada “Precariado”, donde existe la situación en la que cada vez
más asalariados trabajan por sueldos ridículos que no alcanzan lo legislado
como salario base mínimo, la burguesía más inteligente está alarmada por la
situación que se avecina, de no poder atender las pensiones y los subsidios de
paro y otras prestaciones sociales,(y desde el punto de vista de la lógica
capitalista, llevan razón porque desembocaría en la bancarrota del sistema o en
una revolución) por lo que plantean sustituir
esos gastos sociales por seguros privados y planes de pensiones, que pudiesen cubrir las previsiones de las
atenciones sociales de los futuros parados o jubilados. Pero viendo las
dificultades que se están produciendo en el mundo, por la crisis y las
transformaciones de las nuevas tecnologías, que producen una situación de
incremento del desempleo que se ha cronificado y representa un carácter
estructural, con aumento de la precariedad de las masas trabajadoras, el paro y
los bajos salarios, el intento de que se ahorre individualmente para sufragar
privadamente el coste de esas previsiones personales, se convierte en más bien
una quimera.
La automatización, la
robótica, las nuevas tecnologías, la digitalización de grandes sectores de la
producción y la administración están provocando que bajo el capitalismo se haga
imposible mantener los gastos sociales de las grandes masas ociosas de la fuerza
de trabajo, que libera la automatización, lo que choca cada vez más con la
lógica del beneficio privado capitalista y que bajo este sistema, a largo plazo
no tendrá solución, sino que se irá agravando, como explica la “Ley tendencial
de la caída de la tasa de ganancia”.
El planteamiento keynesiano
de algunos socialdemócratas para intentar resolver la cuestión y salir de la
crisis, es aplicar políticas con planes
de inversiones públicas, pero eso, en bases capitalistas, incrementaría las
Deudas que se harían impagables (La burguesía liberal se opone y también llevan
razón pues podría desembocar en una
quiebra del sistema y/o en una revolución). La burguesía está alarmada porque
ambos caminos, el liberal y el socialdemócrata, conducen a un desastre de su modelo
capitalista, por lo cual, o bien se
resuelve esa contradicción a base de una transformación democrática,
introduciendo la planificación
científica de los recursos productivos, por métodos pacíficos, superando el actual modelo
capitalista, o bien habrá convulsiones
sociales, cambios bruscos y repentinos en la lucha entre las clases con
movilizaciones sociales profundas que apuntan claramente, más tarde o más
temprano, hacia la revolución que se
tornará dramática y violenta, como vimos estos últimos años en las llamadas
“primaveras árabes”.
Existen algunas
escuelas económicas e incluso filosóficas que empezaron a confluir y coinciden
en que “es posible que el socialismo marxista, junto a la democracia social y
participativa se harán inevitables”, porque ya no es una Utopía sino que la
verdadera democracia y el socialismo se
han convertido en una necesidad imperiosa para la humanidad, debiendo surgir como
sustituto del actual modelo capitalista de “libre mercado” que explota y oprime
a los asalariados y a los pueblos sin remisión, impidiendo un futuro digno lo
que equivale a negar los Derechos Humanos básicos que todo ciudadano se merece.
Uno de los objetivos
éticos fundamentales del socialismo democrático marxista, que gana fuerza,
enlaza y confluye con los movimientos sociales, las mareas, los sindicatos, el
ecologismo, el feminismo y sobre todo, con la actividad política de las masas
actuales en acción, mediante la práctica
y la exigencia de la democracia obrera y la autogestión, consiste en avanzar
hacia la justicia social, la libertad, la igualdad y una filosofía de síntesis,
en la que prevalezca la “lógica del bien común”, donde se erradiquen los
privilegios de los poderosos y las corrupciones de esos que detentan el capital
financiero, cambiando el “modelo económico para producir en base a satisfacer
las necesidades humanas”, abandonando la lógica perversa de la explotación
capitalista, para anteponer el bienestar
de la humanidad por delante del beneficio de ese diez por ciento de archi-millonarios
que se niegan a someterse a la democracia y al poder político del pueblo
trabajador.
Para avanzar hacia esos
nobles objetivos, la clase trabajadora debe seguir siendo considerada como el
factor subjetivo imprescindible y fundamental, para que de forma libre y
democrática, organizada y unida, encuentre
o fragüe una dirección ética y científicamente válida, que desarrolle el
proyecto de lucha contra la lógica del beneficio privado para una minoría, hasta conseguir que ese modelo capitalista,
que en sus inicios fue incluso revolucionario desplazando y superando al
sistema medieval, pero que ahora, dialécticamente, se ha transformado en contra-revolucionario e inhumano, en esta
fase imperialista multinacional, pueda ser superado y sustituido por la
aplicación y desarrollo de un programa alternativo genuinamente democrático y
socialista que inicie el camino de la transformación socialista de la sociedad,
por el bien de la Humanidad. Ese nuevo
modelo ético, democrático y socialista es por el que las familias de la clase
trabajadora y nuestras organizaciones sociales, sindicales y políticas estaremos dispuestos a seguir luchando, porque
otro mundo es posible y necesario, pero
con el socialismo.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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