En los meses
anteriores a la crisis financiera que estalló en EEUU en el verano de 2007, el PIB mundial, en
números redondos, estaba en torno a los 60 Billones de dólares. La capitalización bursátil oscilaba alrededor
de los 500 Billones de dólares. Con el colapso del sistema financiero, la clase
dominante puso en marcha los planes de salvamento para trasvasar las pérdidas
privadas bancarias a las clases trabajadoras, utilizando al sector público para
el rescate del derrumbe bursátil y bancario del sistema financiero
internacional que se había desplomado.
La realidad nos viene
a demostrar que la estrategia de rescate bursátil y financiero, ha supuesto
“socializar la deuda para seguir privatizando los beneficios”. La inyección de
billones de dólares en los primeros años de la crisis han tenido resultados
contrarios a los esperados, pues en vez resolverla el mundo sigue caminando
hacia una nueva recesión que puede arrasar al sistema a una terrible depresión.
El estrepitoso
fracaso de las políticas ultra-liberales dictadas por Milton Friedman, han
supuesto una estrepitosa derrota del modelo capitalista que han impuesto. Y, en
la búsqueda de soluciones que los justifiquen, ponen en marcha un plan global
donde queda anulada la “democracia burguesa” e instalan por la fuerza del poder
del dinero, una “dictadura financiera” como vamos a demostrar a continuación.
Todos los ministros
de economía de los últimos presidentes de EEUU durante más de cuarenta años,
eran miembros del clan dedicado a la especulación financiera con conexiones con
el complejo militar industrial. Ese
clan decide y ordena desde sus despachos ocultos, como el Club Bildelberg y la
Trilateral, a quién financiar para hacer
llegar a Presidente de los EEUU y luego exigen contrapartidas colocando a sus
“mercenarios financieros” en los puestos claves para controlar en su provecho
la economía mundial, quitando y poniendo gobiernos a su conveniencia.
Los siete secretarios
del Tesoro de EEUU, en los cuarenta años últimos, procedían de ese clan, entre
ellos Henry Paulson y Fischer Black.
Hasta que les estalló la crisis, esas maniobras la consiguieron ocultar,
pero recientemente ya se han quitado la careta de “demócratas burgueses” y
aparecen con el claro rostro de “dictadores financieros”, como podemos
comprobar examinando sus comportamientos en Europa, donde imponen su hoja de ruta a través de la
Canciller Merkel y el Banco Central Europeo, sucursales europeos del Fondo Monetario Internacional y la Banca Mundial.
Basta recordar lo que
ocurrió en Grecia, cuando el antiguo Primer Ministro Papandreu, ante las
dificultades de la crisis y el chantaje del poder financiero que le exigía
reformas contra las clases trabajadoras propuso realizar un referéndum para que
el pueblo decidiera si asumían, o no, las exigencias de pagar la deuda
contraída principalmente por la banca. Inmediatamente Merkel y Sarcozy, por
indicación y a través de la Troika, se opusieron rotundamente, organizando un golpe de Estado financiero,
relevando a Papandreu y colocando a Lukas Papaditos, especulador financiero a
las órdenes de Goldman Sachs, como primer ministro y sin pasar por las urnas.
Goldman Sachs, el
principal grupo de banca financiera del mundo que en 2006, año anterior a la
crisis, declara unos beneficios de 54.000 millones de dólares y tenía 26.500
agentes especuladores por todo el mundo. Esa maniobra dictatorial terminó por
llevar a las clases trabajadoras griegas a la completa ruina. A los pocos días se produjo otro “golpe de
estado financiero”, esta vez en Italia, quitando al neofascista Berlusconi e
instalando por la fuerza del “dólar” a Mario Monti, que igualmente había estado
trabajando como agente especulador al servicio de Goldman Sachs.
A las pocas semanas,
dimitió un importante responsable del F.M.I., así como un alto cargo de
dirección de la Banca Goldman Sachs declarando este último que, “me marcho; no resisto la continuidad de
estafas, de negocios sucios, de malas informaciones, de especulaciones
anómalas, que este grupo bancario lleva adelante constantemente”.
También hay que tener
en consideración a Mario Draghi, Presidente del Banco Central Europeo, del que
decía una crónica que “debe ser un personaje altamente peligroso, dado que
cuando visitó Barcelona, la Generalitat le puso 8.000 mossos d’ escuadra a
vigilarle, quizás para que este hombre no cometiera ninguna tropelía”. La
función principal de Draghi entonces era la de agente especulativo al servicio
de la Banca Goldman Sachs, otra rara coincidencia.
Todas estas
coincidencias y constancias y otras muchas por relatar, ponen de manifiesto que
estamos ante una organización con ideología e intereses económicos de una clase
concreta que impone un orden financiero mundial y altera el normal
funcionamiento de la economía y del propio modelo liberal que dicen defender,
para atacar los derechos sociales y laborales de las clases trabajadoras,
subvertir la democracia de los Estados para poner en valor una hoja de ruta que
saquea a las capas medias de la sociedad, explota a las clase trabajadoras y
reducen el Estado del Bienestar, mostrando con ello su desprecio hacia el
desarrollo de una vida digna y la expresión libre de la democracia ciudadana
porque, su único objetivo es un lucro avaricioso y egoísta aunque sea a costa
de la salud, la educación, y el bienestar de los pueblos.
La crisis sin
embargo, no ha sido óbvice para el impresionante avance y despliegue del
militarismo y la mal llamada seguridad como derecho fundamental, para la lucha
contra el terrorismo. La amenaza bélica y el chantaje de las grandes potencias
contra los paises más débiles y la irrupción programada del radicalismo
religioso, provocan que la vida de millones de personas carezca de valor, solo
para seguir generando beneficios de los grandes monopolios.
Las guerras se hacen
permanentes como en Irak, o amenazan la estabilidad en la Unión Europea por la
pugna inter-imperialista en Ucrania, la
gravedad de la situación con el surgimiento del Estado Islámico, o incluso el
conflicto latente de Oriente Medio,
donde el gobierno sionista de Israel, con el inestimable apoyo de USA,
sigue hostigando y oprimiendo al pueblo palestino y representa la expresión
cruel de la cara asesina de un sistema que antepone el lucro privado a los
Derechos Humanos y al bienestar de la humanidad.
La conocida como primavera árabe que se inició con
levantamientos de protesta social pacífica en Túnez, pronto se propagó a
Egipto donde las huelga obreras y la lucha decidida de la juventud desempleada
fueron la puntilla para el derrocamiento del dictador Mubarak. La lucha de
masas se propagó por toda la zona, pasando a Libia y demás países y luego vimos
el horror en Siria con una matanza terrible,
donde los dictadores se resisten y se producen masacres contra sus
pueblos víctimas también de la injerencia militar de las potencias
imperialistas occidentales.
Todas esas luchas
expresan un aliento de desesperación que se concretan en revoluciones pacíficas
con un alto precio humano por la represión de las tiranías gobernantes, mantenidas
y apoyadas por las potencias occidentales tras la máscara del supuesto “orden
mundial”, pero que en realidad no hacen más que saquear las riquezas de los
pueblos.
IS-PSOE ha
reivindicado históricamente y reivindica una acción conjunta del socialismo
democrática internacional como la única opción capaz de afrontar los problemas
de las clases trabajadoras y del conjunto de la ciudadanía y observa con
preocupación, que lejos de alcanzar la internacionalización de los objetivos
nos enfrentamos a la unificación del capitalismo social, económico y político
en un solo cuerpo internacional. La salida de la barbarie global a la que nos
está llevando el actual sistema de intereses comerciales, no puede ser otra que
desde un proyecto internacional socialista, uniendo a las clases trabajadoras y
a todas las capas sociales por encima de cualquier diferencia de origen, raza o
religión.
Los cambios
económicos, tecnológicos, políticos y sociales que vivimos en un modelo de
globalización económica sin contrapunto social, no solo representa una
verdadera transformación de nuestro mundo, sino una amenaza para la
construcción social que los socialistas hemos sido capaces de generar, máxime
cuando la dirección política global la ejerce el neoliberalismo al servicio de
una minoritaria élite capitalista.
La respuesta
socialista no puede ser abrazar el pacto con las élites económicas para
minimizar las consecuencias de su
acción, sino que debe ser terminante. Corresponde al pueblo en todo el mundo
ejercer dicho control, mediante una democracia más avanzada en todas las
esferas de la vida: la política, la social y la económica. La democracia
política es para los socialistas el marco indispensable y la condición previa
para la ampliación de los derechos y de las libertades en los demás ámbitos de
la sociedad.
Una actitud
socialista alejada de la conciencia transformadora de los modelos de
desarrollo, han precipitado tratados y acuerdos comerciales que eliminan
barreras al libre comercio, es decir, a las garantías de los beneficios
económicos de las grandes empresas multinacionales, para lo que los Estados
miembros de los Tratados asumen cambios legislativos que perjudican en primer
término, a su propio tejido empresarial y con carácter general, al conjunto de
la ciudadanía y de las clases trabajadoras al transferir soberanía y democracia
a los mercados.
En la actualidad está
en proceso de negociación el Tratado de Libre Comercio e Inversión entre EE.
UU. y la UE (TTIP) que negocian desde hace dos años en una opacidad casi
absoluta, hasta el punto de que el negociador principal de la parte europea
reconoció en una carta pública que todos los documentos relacionados con las
negociaciones estarían cerrados al público durante al menos treinta años.
Concretamente aseguró que esta negociación sería una excepción a la Regla
1049/2001 que establece que todos los documentos de las instituciones europeas
han de ser públicos, y ante lo escasamente publicado - que pretenden eliminar
las barreras reguladoras que limitan los beneficios potenciales de las
multinacionales a ambos lados del Atlántico – “lo que ya es temible”, a
“Izquierda Socialista” no solo le inquieta la opacidad y sigilo con que se
están llevando a cabo las negociaciones del Tratado, máxime cuando el 92% de
las reuniones mantenidas se están llevando a cabo con lobbys que representan
los intereses de las multinacionales dejando al margen a los Parlamentos
Nacionales, quienes no participan en la negociación ni en el debate sobre la
idoneidad del mismo, sino que de llegar a cumplirse, las multinacionales
tendrían derecho a cuestionar las decisiones que tomen Estados Soberanos y a
ser indemnizadas cuando éstas les perjudiquen.
El TTIP significaría
una gran pérdida de derechos laborales, sociales y políticos conseguidos en
Europa y habrá consecuencias en todos los ámbitos que afectan la vida cotidiana
de cualquier individuo o sociedad y muy particularmente en España como Estado
periférico. Especialmente, significará una pérdida de soberanía y de poder de
decisión de cualquier gobierno ante las grandes empresas transnacionales
europeas y de los Estados Unidos. La aprobación de este tratado, prevé la
creación de un mecanismo de arbitraje de diferencias inversor-sido (ISDS) de
carácter privado y que será el encargado de solucionar conflictos jurídicos
entre las empresas inversoras y los Estados. Es decir, las grandes
multinacionales podrían denunciar a los
gobiernos de los Estados en estos tribunales de arbitraje porque una ley
concreta que han aprobado perjudica los beneficios actuales o futuros de la
empresa. Esto, obligaría a los Estados a pagar indemnizaciones compensatorias
de centenares de millones de dólares. A partir de ahí, la soberanía democrática
quedará vacía y sometida a los poderes económicos.
Con el TTIP, las
empresas multinacionales ganan cada vez más poder en detrimento de la
ciudadanía y de los Estados. Ya no se trata sólo del poder judicial que
obtendrían, sino también de la enorme influencia en el ámbito legislativo.
Gracias al mecanismo del ISDS, los Estados se lo pensarán dos veces a la hora
de aprobar leyes que se enfrenten a los poderes de las grandes empresas, por
miedo a tener que pagar sumas multimillonarias. El TTIP es el culmen de la
estrategia que se está imponiendo desde el poder económico y político, cierra
el ciclo neoliberal y, está ganando la batalla del discurso y de las ideas al
interiorizarse conceptos como “crecimiento, austeridad, gobernanza en vez del gobierno, etc.”
pretendiendo otorgar un rol pasivo como ciudadanía, como sociedad y como
Estado.
Pensamos que todos
los pueblos del planeta deben de participar en el proceso de cambiar las
sociedades y ofrecer esperanza, y reivindicamos la unidad Internacional
Socialista para hacer un llamamiento a los hombres y mujeres comprometidos en
el mundo por la paz, la justicia y el progreso sostenido para trabajar juntos
de forma que esa esperanza se haga realidad. Y por ello, reclamamos el derecho
de los pueblos en la toma de decisiones en los asuntos que cambiarán
radicalmente los hábitos y costumbres de vida, la libertad, el derecho público
y la propia democracia que se ha alcanzado y que el TTIP pone a su servicio,
El reto del cambio
global, “que ha posibilitado un importante crecimiento económico en los últimos
veinte años”, ha pasado de ser una oportunidad, a convertirse en el principal
azote para la humanidad. Ha supuesto para la gran mayoría de la población que
la renta disponible haya permanecido estancada, mientras que la riqueza se ha
ido concentrando en una facción del 1% de la población. La internacionalización
de la economía y el acceso generalizado a fuentes de información y nuevas
tecnologías, han caído en manos del poder económico sin que se hayan sometido a
un control democrático, incumpliendo los protocolos internacionales de pobreza,
medioambientales y bienestar.
Solo construyendo
unas estructuras democráticas adecuadas y un proyecto socialista global,
alcanzaremos los objetivos de un desarrollo humano en libertad, en igualdad, en
seguridad y en prosperidad en el marco de una sociedad mundial democrática, que
destierre el terror que inspira las tecnologías de la destrucción, la
desregulación del mercado laboral mundial, la desprotección de los más
vulnerables, la explotación irracional de los recursos naturales, la pobreza,
el hambre.
Hoy tanto como siempre,
reivindicar los principios que inspiraron el nacimiento de la Internacional
Socialista es de absoluta actualidad y urgencia, porque siendo cierto los
progresos reales alcanzados desde la Segunda Guerra Mundial, no lo es menos, la
permanencia de las viejas injusticias. Sigue habiendo violaciones de los
derechos humanos, discriminaciones por la raza y el sexo, y, para la mayoría de
las personas, la clase y la región en las que nacieron siguen determinando sus
oportunidades de vida. Y el riesgo a la regresión social, laboral y
democrática.
La irrupción a nivel
mundial de las economía emergentes, especialmente la China y el hecho de
que "Estados Unidos esté en
declive" parece producir un cambio en las relaciones de poder a nivel
global: hay un desplazamiento del poder del pueblo trabajador de las distintas
partes del mundo hacia una enorme concentración de poder y riqueza,
apreciándose una división en dos bloques: la burguesía plutocrática, un grupo
muy selecto con enormes riquezas y que dirigen el consumo de los recursos, y el
resto, la enorme mayoría, la fuerza laboral que vive de manera precaria, entre
la que se incluye mil millones de personas que casi no alcanzan a sobrevivir.
Este modelo de
desarrollo no se debe a leyes de la naturaleza o a leyes económicas o a otras
fuerzas impersonales, sino al resultado de decisiones específicas dentro de
estructuras institucionales que los favorecen. Esto continuará, a no ser que
estas decisiones y planes se reviertan mediante la acción política, con
compromisos dedicados a programas que abarquen desde remedios factibles a corto
plazo hasta otras propuestas a más largo plazo que cuestionen la autoridad
ilegítima y las instituciones opresivas entre las que reside el poder. Es
importante, por lo tanto, acentuar que hay alternativas, sustentadas en la
voluntad de hacer política para el desarrollo equitativo de los recursos. (…)
(*) Esto es un breve extracto de
la Ponencia Marco aprobada en la Asamblea-Conferencia de Montilla del
28-F.
La persona interesada
en conocer el citado documento en su totalidad, puede solicitarlo al correo de
abajo poniendo en asunto: “Ponencia 28-F” y le será remitida gratuitamente al
e-mail que nos indique:
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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