19 de junio de 2015

CRISIS SIMULTÁNEA DE LAS DERECHAS: EL PP Y CiU DIVIDIDOS.


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Cuando faltan entre tres y cinco meses para las elecciones autonómicas en Cataluña y generales en el Estado,  los partidos principales de las derechas, se encuentran inmersos en sendas crisis muy profundas.   El Gobierno de la Generalitat dirigido por el President Mas se enfrenta a la ruptura total de CiU,  cuyo divorcio entre Convergencia Democrática de Catalunya por un lado y Unión Democrática de Catalunya por otro es ya irreversible.  Después de 37 años, la ruptura se ha consumado, lo cual representa un punto de inflexión,  que puede afectar, si continúa la deriva independentista,  no solo al Estado, sino a Europa.  La división interna en el PP no es menor y simultáneamente se ve forzada por las circunstancias de la tremenda derrota sufrida en las municipales y autonómicas, queriendo Rajoy recomponer figura con una mini-remodelación del partido anunciada ayer,  pero de poco recorrido al seguir anclado en el inmovilismo que les caracteriza,  presos de los compromisos que le marca la hoja de ruta de la “Dictadura Financiera”. Rajoy introduce mínimos cambios que apenas suponen una variación de su política. Mantiene a la desgastada Cospedal pese a sus errores y al ridículo del “despido diferido” de Bárcenas y la corrupción. Impulsa como portavoz a Pablo Casado como la “cara bonita y amable”. Tal cual era de esperar, poca cosa y pocos cambios, pues continúa con la misma política pese a que ha nombrado a 5 nuevos vicesecretarios.

Las izquierdas se enfrentan  ante la oportunidad histórica, no solamente a la posibilidad de derrotar a las derechas en todas las instituciones, cuya primera fase han sido el resultado en estas municipales y autonómicas celebradas en lo que va de año, sino también ante la posibilidad de que las formaciones de las izquierdas, pese a su división histórica, obtengan una mayoría suficiente que abra un proceso constituyente, que permita desplazar y superar  a la reacción.  Esta situación va a suponer un golpe muy duro para los planes de la burguesía  de recortes dictadas por los grandes bancos y multinacionales, una derrota al ataque a los  derechos democráticos, al nacionalismo reaccionario españolista, y quizás, a cerrar el paso al nacionalismo catalanista independentista, de aquí el nerviosismo y la histeria que demuestra la clase burguesa dominante,  aunque todavía es pronto para pronosticar una evolución precisa,  porque, tal como se presenta la situación, puede ocurrir cualquier cosa.

Lo que si es ya una realidad, es que se ha producido un  cambio profundo del mapa político, que ha representado  la victoria de las candidaturas de la izquierda comprometida con las luchas sociales en las recientes elecciones, que allanan el camino para desalojar a Rajoy del Gobierno central y a Mas de la Generalitat, lo cual representaría un importante avance para conformar gobiernos de izquierdas, en defensa de programas claros que favorezcan a los trabajadores, la juventud y las capas menos favorecidas y abrir incluso la perspectiva de avanzar hacia el Estado Federal, laico, cooperativo, republicano y solidario que representaría la salida más positiva y aceptable para la mayoría de la población.

Esa situación podría abrir la oportunidad de encauzar un proceso de transformación social profundo, solucionando la causa real y de fondo de esta crisis capitalista,  frenando los recortes y ataques a las cuestiones sociales, y a la vez, buscando una salida razonable y democrática a la cuestión nacional y a la crisis económica y social,  no solo de Catalunya, sino de Euskadi, Galicia, Andalucía y demás territorios.

Pero es a través de la aplicación correcta de un escrupuloso método democrático como los pueblos podrían dar salida a la cuestión de las nacionalidades que se pueden sentir oprimidas por los monopolios, los banqueros y los grandes empresarios, cuya única patria es la lógica de los beneficios privados del capital, que pretenden siempre mantener el control sobre las principales palancas de la economía y que nos obligan a que vivamos bajo un sistema, que aunque mantiene, aparentemente una fachada democrática formal, rascando en su piel nos enseña la férrea realidad de la “Dictadura Financiera de los monopolios”.

En estos últimos cuatro años hemos visto en todo el Estado un avance  muy profundo de cambios en el proceso molecular de toma de conciencia de las masas, primero con las luchas del 15-M y luego expresado en las urnas, que representa un giro a la izquierda inapelable  y un avance de la lucha entre las clases  que se asemeja a los procesos vividos en la Transición, aunque en realidad estamos en el inicio del inicio de los cambios que están por venir.

La mejor salida que podría contemplarse por las organizaciones de la izquierda, entre las que tendrían que incluirse las que se reclaman independentistas pero no de derechas,  para resolver democráticamente la cuestión y legitimar el Derecho a la Autodeterminación, es vincular ambas luchas al proceso de transformación socialista de la sociedad, en bases federativas.  Es evidente que el ejercicio de ese Derecho es reclamado con más fuerza en Cataluña y otros territorios que se consideran “nacionalidades”  y sobre todo, apoyados política y económicamente por las burguesías periféricas respectivas.  Pero el planteamiento de algunos nuevos dirigentes de vincular el Derecho a decidir a todos los aspectos sociales y no solamente a la cuestión de los territorios, ha tenido una gran repercusión entre muchos trabajadores con sentido de clase. Esa sería la senda a seguir, la que tendría que haberse desarrollado en el Partido Socialista, rechazando claramente los pactos con la burguesía, se llamen estos PP, ahora Ciudadanos, antes CiU y ahora no se sabe cómo, porque debemos entender que bajo el modelo capitalista, degenerado, corrupto y caduco, la clase trabajadora y las capas medias, jamás encontraremos una salida progresista y permanente.

La descomposición iniciada en las filas de las organizaciones políticas, tanto de la Burguesía centralista del PP, como las burguesías periféricas,  aunque también está afectando a algunas direcciones de la izquierda,  hace aumentar la posibilidad de asestar una severa derrota al sistema capitalista en las autonómicas catalanas,  si se celebran en septiembre,  como en las generales,  que podrían ser en noviembre,  lo cual es una perspectiva real que va a depender de los errores o aciertos de las formaciones de izquierdas, de su búsqueda de la unidad o de sus broncas internas,  porque el viento sopla muy a favor de los partidos que defienden derechos sociales y económicos de los trabajadores,  sobre todo los emergentes,  pero se necesita dar pasos serios y firmes hacia la unidad y la colaboración solidaria, si se quiere conseguir el objetivo que las masas esperan: Derrotar a la clase dominante.

La cuestión nacional, que en el fondo es una distorsión de la lucha de clases que busca una salida en el “nacionalismo”, se recrudece al calor de los efectos que produce la crisis orgánica del sistema capitalista, que sufre el colapso del “libre mercado”, que ha dejado de cumplir el papel de progreso que tuvo en el pasado y no puede desarrollar las fuerzas productivas, mostrando su decadencia como modelo.  Es un hecho irrefutable que la globalización del mercado mundial se ha consumado. La disputa por las plusvalías entre naciones y entre la clase trabajadora es más fuerte que nunca en la historia; la crisis es no es solo económica, sino política, social, cultural y ecológica.  Los voceros de la burguesía siguen extendiendo los prejuicios nacionalistas, los conflictos étnicos, religiosos y las disputas fronterizas que acaban a veces en guerras y masacres horrorosas, que es la receta que aplican los imperialistas para mantener su dominación, sus ganancias escandalosas y sus privilegios,  utilizando la fuerza y negando la razón, impidiendo desarrollar  la legislación para que se contemple el pleno ejercicio del Derecho a decidir, lo cual torpedea y reduce a la nada la posibilidad de ejercer el voto democrático. Los nacionalismos llevados a sus últimos extremos significan “guerras”, por lo que en última instancia llevan al enfrentamiento de los pueblos para que vayan a morir los hijos de la clase trabajadora, en defensa de lo que algunos burgueses llaman Patria y que al final quieren decir “Beneficios” para los poderosos.  

Los socialistas siempre hemos defendido la democracia, la organización y la unidad de la clase trabajadora, del conjunto de los pueblos que se sientan oprimidos, por encima de fronteras naturales o artificiales. Continuamos defendiendo y  llamando a esa lucha pacífica por la defensa de los derechos democráticos, entre los que incluimos el de la “autodeterminación de los pueblos”, pero diríamos NO a la independencia y si al Federalismo como alternativa, porque entendemos que la verdadera libertad, y la verdadera emancipación de los pueblos podrán alcanzarse con Justicia, Igualdad, Democracia y Socialismo, para liberar a los seres humanos de todo tipo de explotación, humillación y opresión.

Nuestra alternativa tendrá que venir a través de la lucha democrática por una Federación Socialista de los pueblos que formamos la península ibérica y demás periféricos que se quieran adherir, para vincularnos solidaria y fraternalmente en la lucha hasta conseguir una Federación Socialista de Europa, que acabe con la Dictadura Financiera de los Mercaderes y empecemos a construir la Europa de los pueblos, en un plano de igualdad, cooperación y apoyo mutuo, empezando por satisfacer las necesidades de los seres humanos más necesitados.  

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com




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