El sistema capitalista hace tiempo
que se encuentra en su fase imperialista multinacional y abarca a todos los
pueblos del planeta; técnicamente sigue al borde de la recesión. Desde la caída de los muros construidos por
el estalinismo, que fue derrotado por la historia, debido a sus contradicciones,
el capitalismo que se quedó como modelo global, se encuentra ahora por primera
vez en la historia, con las perspectivas que un agravamiento de la economía
podrían afectar de forma sincronizada a los grandes bloques imperialistas ( China, desacelera su crecimiento;
EEUU, con gobierno a la baja; U.E., estancamiento y al borde de la ruptura en
Grecia; Rusia, con caída brutal del rublo y del PIB), agravado por la pugna entre sí, luchando por los mercados limitados que se
siguen constriñendo. Esta situación
crítica incrementa las tensiones comerciales por la lucha hegemónica de zonas
de influencia que podrían acelerar los conflictos bélicos como los existentes
en Ucrania, Oriente Medio, el mundo árabe con el surgimiento del Estado Islámico,
que algunos analistas achacan al horror de la guerra contra Irak, en aquella
“mentirosa aventura” de esa búsqueda de “armas de destrucción masiva” llevada a
cabo por el Trío de las Azores y otras zonas de enfrentamientos con el
recrudecimiento del terrorismo. Rechazamos y condenamos el brutal atentado
ocurrido recientemente en París y nos solidarizamos con el pueblo francés por
tan terrible masacre.
Mientras algunos analistas económicos centran el debate en si
habrá o no una próxima recaída de la recesión mundial, que se pudiese deslizar
hacia una depresión, con el peligro de desatar una deflación generalizada con
caídas bruscas de los precios, o procesos inflacionarios contradictorios, que
pueden provocar un nuevo desajuste brutal del modelo capitalista, caduco y en
descomposición, los estrategas económicos del Gobierno Rajoy, mercenarios o
ignorantes (o ambas cosas), siguen insistiendo en que el Estado español ha
salido de la crisis y es ya la “locomotora de Europa”.
La espiral descendente de la economía capitalista, con la
situación de estancamiento en la que estamos anclados, está siendo como un
seísmo que sacude las estructuras del sistema hasta los cimientos más
profundos. Pese a la inexplicable euforia del Gobierno del PP por el pequeño
repunte del mercado laboral del mes de diciembre/14, que aumentó el número de
afiliados en ese mes en 79.463 personas, dejando un total de cotizantes a la
Seguridad Social de 16.775.214 afiliados, el terremoto puede sufrir nuevas
réplicas que podrían agravar la situación, tanto en los aspectos económicos
como políticos.
Cuando Rajoy llegó al gobierno a finales de 2011, el número
de afiliados a la Seguridad Social era
de 17.200.000, lo que indica comparado con la actualidad, una descenso de
cotizantes en torno a 425.000 inscritos, puestos de trabajo perdidos en los 3
años de gobierno PP. Esto arroja un
descenso de cotizantes de 11.805 personas/mes. El gobierno reaccionario del PP actúa contra
la mayoría de la población y en defensa de los privilegiados, como la Banca y
los grandes empresarios. Esa política antisocial está llevando a la clase
trabajadora y a las capas medias a la catástrofe y a la ruina. El paro está en 4.447.711(26,51%).
El nivel de vida y los salarios han
sufrido el mayor retroceso desde los tiempos de la dictadura, como consecuencia de la contra-reforma
laboral del PP. Alrededor de 13 millones
de personas han sido arrojados por debajo del umbral de pobreza. Unas 750.000 familias viven sin ingresos. Cerca de 800.000 jóvenes bien formados,(tasa
de paro del juvenil 57 %), emigran
buscando un empleo. Continúan
siendo desahuciadas de su domicilio en
torno a 400 familias diarias. El PP no cumple la Directiva Europea y sigue
favoreciendo a los banqueros con el dinero de los impuestos de los ciudadanos.
Esos banqueros están siendo reflotados para tapar los desfalcos, bancarrotas y
enormes sueldos, cuyos directivos nombrados por el PP y los grandes accionistas,
se han venido forrando, dejando un
reguero de estafados con las preferentes, la mayoría de ellos, ahorristas
mayores de edad y jubilados.
Los ataques al incipiente Estado de Bienestar ha sido brutal
por este gobierno reaccionario del PP. La educación pública está siendo
desmontada, junto con la sanidad y los servicios sociales, en un claro intento
de privatizarlos y entregarlos a empresarios afines. Las pensiones están en peligro y casi
congeladas, mientras el PP pretende devolvernos a las condiciones de esclavitud
del franquismo e imponernos nuevamente las cavernas ideológicas del
nacional-catolicismo rancio, intentando silenciar al pueblo con su Ley Mordaza.
Las encuestas electorales señalan una modificación sustancial
del panorama político, con nuevas fuerzas emergentes que darán al traste con el
bipartidismo actual y que apuntan hacia un giro social a la izquierda. El
fracaso de Rajoy en la necesidad de buscar soluciones democráticas a los
conflictos territoriales latentes ha sido descomunal.
No es posible salir de la crisis siguiendo con los recortes y
ajustes, en esta espiral que deprime más y más la demanda global, a la vez que
alimenta y mantiene la especulación y la corrupción. Mientras que no se
reactive la inversión en Formación Bruta de Capital Fijo (F.B.C.F), que son las
inversiones en medios reales de producción, cortando la especulación, es
imposible salir de la crisis. El descenso de ese índice ha sido terrible: desde
2008 al 2013, la FBCF ha sufrido una caída del -41,6 % en el Estado español; en 2013 todavía era negativo en -3,8 %. Hasta que no se alcance un crecimiento
positivo considerable de ese indicador, es imposible iniciar la creación
suficiente de puestos de trabajo. La
FBCF representa las inversiones de hoy que serían los puestos de trabajo reales
que se tienen que poner en marcha en el futuro, lo cual no se ha
producido, por lo tanto, lo de la recuperación económica que repiten
como cotorras los voceros del PP, podemos decir claramente que es una mentira
más. Las cuestiones sociales se resolverán a través de la lucha del movimiento
obrero mediante un cambio de modelo o se cronificarán.
Los ciclos de crisis, recesión y recuperación se suceden históricamente en el capitalismo. Toda crisis
es diferente y las de onda larga, como ésta, cada vez serán más fuertes y más profundas,
aumentando las desigualdades de clase. El capitalismo es incapaz de corregir sus
propias crisis. Cada vez que el capitalismo se hace más caduco, dominado por el
sector financiero-especulativo, las crisis se vuelven más virulentas. Las
consecuencias sociales y económicas se agravan.
Marx explicó que “el objetivo del capitalista es la obtención del
beneficio, que sale de la plusvalía, que es trabajo no pagado al asalariado”.
Para realizar el beneficio el capitalista tiene que vender la mercancía, pero
existe la competencia. El capitalista
se ve forzado a renovar maquinaria y tecnología, pero tarde o temprano todos
hacen lo mismo o son expulsados del mercado.
El aumento de la productividad tiene otro efecto más: aumenta la
cantidad de mercancía producida y la abarata. El capitalista, necesita
amortizar rápido la inversión y aumenta la producción acelerando la explotación
del asalariado. La crisis surge porque
el ritmo de expansión de la producción (oferta) no puede ser acompañado por el
ritmo de crecimiento del mercado (demanda), porque la clase trabajadora, que es
mayoritariamente la consumidora, no puede comprar la oferta global, porque la
demanda es menor debido a que el capitalista se queda con parte de la
plusvalía. Así se produce la crisis de
sobreproducción. Es una crisis de abundancia, porque sobran mercancías, aunque
parezca una paradoja. La crisis capitalista no es por falta de medios de
producción o que no haya mercancías, bienes o servicios; no es de escasez, es que hay sobrantes pero
los asalariados han sido empobrecidos por los capitalistas.
Pese a que, para los capitalistas hay existencia de todo,
millones de personas son lanzadas al paro porque se cierran empresas a mansalva,
hundiendo en la pobreza y en la marginación a cada vez más personas,
empobreciendo incluso a los que conservan su trabajo, que son sometidos a un
grado de explotación superior, más ritmos y menos salarios. Se produce una
destrucción masiva de fuerzas productivas y mercancías en grado superlativo e
incluso la “mercancía que representa para el capitalista la mano de obra” se ve
depreciada e incluso como una mercancía más, es “amontonada en los almacenes de
las oficinas de paro” sin encontrar
salida.
En este breve artículo es imposible analizar a fondo las
causas de la crisis y sus consecuencias, así como la alternativa (*). Somos
conscientes de que es el deber de las organizaciones de izquierdas (que
necesitamos una regeneración ética e ideológica), volver a los clásicos del marxismo, para
avanzar en la comprensión de estas cuestiones. El genuino socialismo sólo se
alcanzará con la participación activa, organizada y unida, de la juventud y la
clase trabajadora, para transformar la
sociedad y resolver las cuestiones sociales de los que sufrimos las lacras de
las crisis provocadas por el capitalismo,
derrotando a los especuladores y explotadores que viven instalados en
este podrido sistema saqueando las plusvalías. “El socialismo ya no es una utopía, sino una
necesidad para la humanidad”.
Pepe Martín Rodríguez.
Exportavoz en Málaga de
Izquierda Socialista-PSOE de Andalucía y actual responsable del Área de
Comunicación. Miembro del Comité Provincial del PSOE (Málaga).
(*) Solicita
gratuitamente el borrador de ponencia “Alternativa” a debate:
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
Fuente: Publicado en 18-4-15
por http://esquerrasocialistadecatalunya.com
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