La función histórica del modelo capitalista está llegando
a su fin, pues la “globalización” señaló los límites de la expansión de los
mercados, que ahora son disputados con gran saña en la actual pugna inter-imperialista.
El P.I.B. mundial se encuentra frenado por la camisa de fuerza de la acumulación cada vez en menos manos de la
propiedad privada de los medios financieros y productivos reales, que funcionan
en régimen de oligopolio, por una parte, y por la otra, las trabas que
representan las fronteras nacionales
para el intercambio y la producción de las mercancías.
Nuestra corriente Izquierda Socialista se ha posicionado en contra del tratado de
Libre Comercio( TTIP) que se negocia entre la U.E. y EEUU poniendo en
conocimiento de nuestra dirección y ante el Comité Federal nuestro punto de
vista. En el comunicado emitido se
dice: “Las negociaciones de la Unión
Europea con Estados Unidos en el marco teórico de la política de libre cambio
que puede favorecer las privatizaciones y fomentar el poder de las grandes
corporaciones, son una prueba más de que esta Unión Europea, hegemonizada por
los mercados, prima como objetivo el fortalecimiento del capitalismo y del
dominio de los poderes privados frente a
los valores del modelo social europeo, el Estado de Bienestar, la política al
servicio del bien común en representación del interés público y la
participación ciudadana democrática, no debe ser apoyado por los socialistas”.
Hace tiempo que el modelo capitalista se había convertido
en un freno relativo para el desarrollo de las fuerzas productivas, pero fue a
partir de la crisis económica del 2007/08 cuando el colapso del sistema reveló
que no era solo un freno relativo, sino que se había transformado dialécticamente
en un freno absoluto y la curva descendente de la economía se sigue agudizando
sin cesar. El modelo liberal ha dejado de crecer al mismo ritmo que durante el
auge largo alimentado por la burbuja crediticia de la “ingeniería financiera”
de esa economía de Casino Mafioso, cuyas
deudas privadas han sido traspasadas a la pública en muchos países y que ahora
se presume materialmente impagable por algunas fuerzas políticas y sindicales
emergentes.
Esta crisis está acelerando e intensificando la concentración
del capital financiero, incrementando el dominio de los monopolios y aumentando
las desigualdades de forma vertiginosa. En un informe del 26-10-11 publicado
por la Universidad de Zuriche, las 147 multinacionales más grandes controlan en
la práctica la economía mundial, mientras se sigue profundizando la brecha
entre ricos y pobres. El dato de esa desigualdad es aterrador pues 85
Super/Ricos acumulan tanto patrimonio como 3.570 millones de personas que
representan el 50 % de la población del planeta. El 1 % de los multimillonarios
acumulan en sus manos más del 50 % de toda la riqueza mundial; en la primera
potencia económica como son EEUU esa concentración del 1% de los capitalistas acaparan en unas pocas
manos el 95 % de las riquezas.
La crisis actual no es similar a las crisis clásicas
anteriores pasadas que eran de “subproducción”; ahora es precisamente lo contrario, es una
crisis de “sobreproducción” capitalista, que ha inundado al mundo de paro
forzoso, miseria y terribles hambrunas que afectan a cientos de millones de
habitantes, produciendo incluso una decadencia y una desorganización de la Unión
Europea, con unos desequilibrios que desbaratan y ponen en peligro el modelo
actual. Los almacenes están abarrotados
de productos alimenticios que incluso son destruidos para mantener los precios,
mientras la hambruna se extiende por todo el planeta, incluyendo los cientos de
miles de parados y pobres de los llamados países ricos.
Pero la teoría del “colapso final” del capitalismo que plantean
ciertos grupos es completamente errónea. Si al modelo capitalista no se le
ofrece una alternativa democrática, socialista, científicamente planificada y
bien elaborada y se lucha por llevarla a cabo, el capitalismo siempre buscará
una salida, aún a costa de la destrucción masiva de fuerzas productivas y de la
eliminación de la mano de obra excedentaria, como ha ocurrido históricamente, y de forma más brutal, en las dos guerras mundiales sufridas por la
humanidad.
Si las direcciones de los partidos y sindicatos mayoritarios de los trabajadores no rectifican los errores,
ofreciendo organizada y unitariamente una alternativa
válida que convenza a la clase trabajadora, a la juventud y a las capas medias,
de que es posible movilizarse, luchar y conquistar un programa que abra el camino hacia el genuino
socialismo, profundizando en la democracia y en el control social de la
administración del Estado, planteando
una batalla firme e intransigente contra la corrupción y llevando a cabo un
plan de choque de creación de puestos de trabajo y de defensa de los Derechos y
Libertades Públicos, la burguesía preparará el camino de un falso auge del
ciclo económico, basado de nuevo en más especulación, que contiene el germen de una recesión aún
mayor que la actual.
No podemos confiar en ese ciego liberalismo, con su
lógica del lucro privado para una minoría y despreciando a la mayoría del
pueblo, con la codicia y la competencia que la clase dominante pregonan, esperando
ese milagro del ascenso de la recuperación económica, porque ha demostrado ya
que no es viable. Pero, con métodos artificiales, podrían desencadenar la especulación que se intenta
poner en marcha en la “macroeconomía”, lo que es una prueba que los beneficios
del capital, a través de los fondos buitres y otro tipo de inversiones no
productivas, que intentan poner en marcha,
no podrán aumentar la demanda global, porque los trabajadores, que somos la
mayoría de los consumidores, seguimos con salarios a la baja, por lo cual, continuará el empobrecimiento cada vez más
preocupante de la “microeconomía” que se encuentra estrangulada por falta de
inversiones para hacer funcionar la economía productivas real, que es en
realidad la que crea los puestos de trabajo necesario para que la clase trabajadora
y las capas medias puedan consumir e invertir.
Para que fuese creíble que el capitalismo está de verdad dispuesto a entrar en una fase de
prosperidad, o incluso un auge mínimamente gradual y contínuo, ello requeriría,
como explican la mayoría de los economistas serios,( y no los mercenarios mentirosos
al servicio del Gobierno), un incremento constatable y cuantificado de la
Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) que es el índice de inversiones en capital
constante que indicaría los puestos de trabajo que se van a crear en el futuro,
respondiendo en concreto a los
interrogantes: ¿quién los va a crear? ¿en qué sectores productivos? ¿existe un
plan concreto? ¿cómo se van a financiar? … lo cual no lo aclaran, o como acostumbra el liberalismo, representado
en el Estado español por el Gobierno PP de Rajoy, dejarlo todo a la “mano invisible de Adam
Smith”, a la mano “incorrupta de Santa
Teresa”, o a la “Virgen del Rocio”, como confió en su día una Ministra de dicho
Gabinete. Si el Gobierno Rajoy no tiene
respuestas a esas mínimas preguntas, podemos afirmar que su propaganda es
electoralista y mentirosa como viene siendo demostrado por los incumplimientos
constantes de sus programas electorales y sus promesas inviables. Necesitamos un gobierno de las izquierdas
para transformar la sociedad en beneficio de los trabajadores y los pobres
avanzando hacia la construcción del
socialismo.
Área de Comunicación.
I.S. PSOE de Málaga.
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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