28 de febrero de 2013

28-F: DIA DE ANDALUCÍA.



 Unas de las zonas más eminentemente deprimidas del Estado es Andalucía.  Ante el derrumbe del sector de la Construcción y la crisis  que viven los demás sectores, incluidos recientemente el Turismo, los trabajadores vuelven desesperados a buscar sus raíces, a sus pueblo natales, donde al menos tienen a sus familias y la situación de paro amenaza con empeorar cada día más la situación social, porque el sector Agrario sufre una de las crisis más profundas y duraderas de todos los tiempos. 


El número total de trabajadores ocupados en Andalucía es de 2.580.000 personas mientras que el número de parados alcanza ya la cifra de 1.442.600 desempleados  con una tasa de paro del 33,2 %.  Hay zonas donde el paro alcanza el 45 % y la juventud sufre un paro en torno al 56 %. Por sectores el que mayor derrumbe mostró es el de la Construcción con 135.200 personas ocupadas, con una caída del -29,4 %. En Agricultura hay 231.000 personas ocupadas con una contracción en torno al -4,90 %, la Industria emplea a 227.600 trabajadores con una pérdida del -8,23 % y el sector Servicios (incluido el Turismo)  que es el motor actual empieza a perder gas pues emplea a 1.986.200 personas pero sufre también una caída del -3,92 %.  (Todos estos datos son del 4º Trimestre de 2012)

Al igual que durante siglos, la característica de las explotaciones agrícolas en el Estado español sobre todo en Andalucía, sigue siendo la gran propiedad terrateniente escasamente modernizada, con una estructura de la propiedad de la tierra “cuasi medioeval” donde poco más del 2 % de los propietarios disponen de la titularidad de cerca del 80 % de inmensas fincas de las mejores tierras cultivables, algunas de ellas de más de 30.000 hectáreas, entre secano, prados, pastizales y regadíos.


No queda aquí tamaño desigual reparto de estas descomunales extensiones, la mayoría de ellas improductivas, sino, que es preciso añadirles una parte importante de los millones de hectáreas de terreno forestal, que son acumulados igualmente por un pequeño y reducido grupo de notables familias, en especial los nobles como condes, duques, marqueses y demás titulares del antiguo régimen feudal, sobre todo la duquesa de Alba que es la mayor terrateniente de Europa que son utilizadas como cotos privados para cacerías y monterías, por esa caterva nobiliaria y sus hermanos los “señoritos andaluces”.


Ante la vuelta al campo de miles y miles de trabajadores expulsados del sector de la construcción, por causa de la crisis cíclica y estructural del sistema capitalista que nos ha metido en una horrorosa recesión y ante una desigualdad tan flagrante en el reparto de la riqueza, lo que causa más extrañeza es que la expropiación de esta aristocracia parasitaria y caduca no haya sido antes un clamor popular. Ahora, los jornaleros están reivindicando ya de nuevo “la tierra para el que la trabaja” y quieren conquistar la “soberanía alimentaria”, para al menos, cumplir uno de los derechos fundamentales, como es el de la alimentación.

En el último año hemos visto movilizaciones del campo ( y en casi todos los demás sectores),  con las marchas obreras de los jornaleros en todas las provincias, encabezadas por el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). Se recrudecen las tomas de tierras por la desesperación de los jornaleros luchando bajo las banderas blanquiverdes de los afiliados al SOC-SAT, que se reunieron en ejemplares y durísimas  marchas de una provincia a otra, en agotadoras jornadas andarinas interminables bajo un sol de justicia.   Propusieron reivindicaciones y alternativas de lucha, con tomas simbólicas de Bancos y requisas simbólicas de alimentos en supermercados para llamar la atención de la hambruna que se extiende por toda Andalucía como un reguero de pólvora. Se discuten en Asambleas democráticas las acciones a realizar en el Sindicato, incluso con encierros y huelgas porque la situación es muy grave, como explicaba un jornalero en un periódico, con estas palabras: “Vamos a más, estas luchas amplían su apoyo en la sociedad que nos presta mucha solidaridad.  Y no es de extrañar. No podía ser de otra manera cuando tan justo es lo que pedimos, que es comida para los que lo están pasando mal y no tienen alimentos que llevarse a la boca”

En esas luchas la contradicción entre los propietarios y los jornaleros se ponen frente a frente en momentos tan delicados y esos defensores de la “propiedad privada de la tierra”, esos respetables “jurisconsultos, economistas y filósofos” se cuidan muy mucho de presentar esta injusta apropiación de la riqueza de la tierra como un “derecho natural” y al sistema capitalista, basada en la propiedad privada de los medios de producción como el único posible, sin haberse entretenido en leer previamente a Pierre Joseph Proudhon, que demostró en su obra “¿Qué es la propiedad?, que en realidad la propiedad es “El Robo” ni a Marx que demostró en “El Capital” que toda la riqueza que existe sobre el planeta elaborada por el ser humano procede de la plusvalía, que es la parte del salario robada al asalariado.


Objetivamente queda demostrado en esos textos que la producción agrícola sobre bases capitalistas se desarrolla en permanentes contradicciones.  Unas horrorosas contradicciones que condenan a la ruina a cientos de miles de pequeños agricultores y jornaleros en el Estado Español y que han llevado al sector agrícola a una situación de completa ruina donde las hambrunas son ya una realidad cotidiana.


La principal causa del atraso del desarrollo del capitalismo son las atrasadas estructuras agrarias de este país, como hemos enunciada al inicio, pero igualmente tienen una de sus expresiones en la infinidad de pequeñas explotaciones que impiden un desarrollo y unas explotaciones modernas e industrializadas. Se observa que junto a los enormes latifundios, donde solamente una minoría cuenta con medios y condiciones para la rentabilidad y la competitividad en el mercado, existen en torno a un millón de minúsculas explotaciones inferiores a 10 hectáreas. Esos minifundios son extremadamente dependientes de las oscilaciones de los precios en el mercado, siendo las víctimas de la voracidad de los “mercaderes que controlan en régimen de semi-monopolio”, los precios de la producción agraria.


Todo eso se está viendo agravado con la retirada de las ayudas europeas que se habían estado recibiendo, aunque de forma totalmente injusta, primando mucho más a los grandes terratenientes que a los pequeños agricultores y que llegaban a representar en torno al 36 % de sus ingresos. Esta es la causa de que las iniciativas comunitarias emanadas de la Unión Europea que han sido aplicadas para recortar el régimen de ayudas se ha encontrado y lo va a seguir haciendo con la firme contestación de las organizaciones agrarias, sobre todo, las más pequeñas que, junto con los jornaleros ven en peligro incluso su supervivencia y su forma de vida actual, sin que se les ofrezca alternativas de ninguna clase. Si se analiza cada uno de los sectores agrarios, prácticamente no ha habido ninguno que no sienta la amenaza de ver en peligro sus intereses, tanto los dedicados al olivar, azúcar, vino, algodón, tabaco, incluso el sector del “oro verde” donde los olivareros se encuentran muy preocupados, etc…


Año tras año se viene hablando en las Cumbres de Europa de la cuestión agraria, que además de poner en evidencia la disparidad de intereses nacionales de las distintas burguesías, en ese intento insano de querer construir la “Europa de los Mercaderes” en vez de dirigirse a construir la “Europa de los Pueblos”, intento en el que naufraga el capitalismo europeo, donde incluso algunos países como antes Islandia, luego Grecia a la que han  sumido en la pobreza más cruel, Portugal, y  ahora Italia con la inestabilidad después de las elecciones del domingo pasado, donde incluso un “caricato” ha triplicado los votos del Tecnócrata Monti, impuesto por la dictadura financiera de la Troika, países todos que se encuentran al borde de la bancarrota y se siguen anunciando recortes brutales que empeorarán a todos los sectores, afectando sin duda mucho más al sector agrícola de Extremadura y Andalucía que ya vienen sufriendo una destrucción constante de las "peonadas" que hacen inviable el modelo capitalista actual mostrando las apocalípticas repercusiones que ello supone para Andalucía, donde de nuevo se puede repetir la “Historia de los levantamientos campesinos andaluces” que con tanta justeza describió en ese libro colosal del autor Díaz del Moral.


La cuestión clave, de alguna manera, para el desarrollo de Andalucía, pasa por contemplar como prioritario este escenario que puede ser inviable bajo un sistema económico basado en la propiedad privada de la tierra basada en la obtención del máximo beneficio para unos cientos de capitalistas y terratenientes que nunca invertirán lo suficiente, como capitalistas privados, para absorber los excedentes de mano de obra que el capitalismo agónico en su espiral descendente de destrucción de fuerzas productivas está provocando.


La recesión en la que hemos entrado, que es la más profunda de los últimos 80 años, que ha sido generada por la incapacidad y la inviabilidad del sistema de libre mercado, será muy difícil de resolver dentro del estrecho margen que ofrece el sistema capitalista. Los mecanismos proteccionistas que representan los subsidios otorgados por gobiernos como EEUU, y otros a sus agricultores, permiten a éstos sostener artificialmente unos precios muy competitivos, sobre todo en los cereales, que hunden en la miseria a la agricultura tanto de los países intermedios y sobre todo a los más empobrecidos.


Por el contrario, el avance económico de los países empobrecidos dependerá, en parte, de que se puedan hacer desaparecer esas políticas proteccionistas, que llevarán a los países a guerras comerciales virulentas, lo que acarreará mientras tanto un mayor empobrecimiento de los sectores agrarios lanzando a la ruina y al paro forzoso a millones de agricultores, también en los países desarrollados y las previsibles quiebras de amplios sectores agrícolas del planeta, con profundas desestabilizaciones en el mercado de los alimentos que provocará hambrunas colosales y "oleadas de migraciones" que hará a los pueblos levantarse en convulsiones sociales incluso revolucionarias, pues en el fondo, como decía el clásico, “la revolución es una cuestión de pan”.


Existen todavía fanáticos “ultra liberales” que se empeñan en considerar que el mercado lo va a solucionar todo, que esta anarquía productiva y comercial a la que nos enfrentamos, es el “orden natural de las cosas”, rechazando cualquier medida de planificación, de control, o de ordenamiento de la economía.
 

Nosotros desde Izquierda Socialista-PSOE, venimos apostando con antelación que es más necesario que nunca acometer medidas de nacionalización de los grandes latifundios bajo control obrero y la puesta en marcha de una producción agrícola planificada sobre las bases de una economía socialista.  Esa es una aspiración que responde a una necesidad social, a una necesidad material, histórica si se quiere, y es la única forma de superar las enormes contradicciones del sistema capitalista.

Esas medidas, dentro de un programa amplio, un programa auténticamente socialista como el que venimos defendiendo desde Izquierda Socialista-PSOE,  pondría las bases para salir de la recesión, con el concurso de todos los trabajadores, los partidos de izquierdas, los sindicatos de clase y demás fuerzas sociales, como organizaciones ecologistas, la juventud, consumidores, cooperativas y demás economía social incluyendo a los pequeños agricultores y a la pequeña y mediana empresas, porque todos juntos, pero sin explotación ni corrupción, seguro que podemos cumplir las aspiraciones de ese himno que dice: ¡¡ Andaluces, levantaos, pedid Tierra y Libertad, sea por Andalucía Libre, los pueblos y la Humanidad¡¡.


ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A.
is-psoe.malaga@terra.es

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