La oposición alza la voz y protesta, como resaltan los medios de
comunicación: “El PSOE reprodujo este domingo las coordenadas ya adelantadas
ayer. El rescate es una mala noticia, porque "deteriora" la imagen
del país y no "una lotería", no un regalazo de "los Reyes
Magos", dijo el secretario general de los socialistas. Alfredo Pérez
Rubalcaba desconfía de que la manguera
de 100.000 millones de euros no suponga ninguna imposición de más ajustes
macroeconómicos. El principal partido de la oposición volvió a reclamar
una comisión de investigación que analice, vigile y proponga medidas, mientras
dure todo el proceso de recapitalización. (…) Izquierda Unida no tiene
dudas. Cayo Lara, en rueda de prensa en
Ciudad Real, pidió a Rajoy que "deje de mentir". "No hay
duda de que vamos a tener que pagar una deuda que no es nuestra y sus intereses
antes que tener un Estado del bienestar, por mucho que digan que sólo afecta al
sistema financiero", ya que a fin de cuentas el Gobierno es el
"garante" último de que los préstamos se devolverán (…) Fuera de los
partidos, las críticas siguieron arreciando por parte de los sindicatos. El secretario general de
UGT, “Cándido Méndez, ha subrayado que la consecuencia de la petición de ayuda
es el endeudamiento de la sociedad,
mientras que desde Comfia-CCOO exigen garantías de empleo en los procesos de
reestructuración y transparencia para explicar las consecuencias del proceso”.
(Público.es. 10-6-12)
A través de las luchas y empujados por la necesidad, los trabajadores están
girando a la izquierda y están sobrepasando su “indignación” que puede resultar explosiva con un salto
cualitativo, para lo que utilizarán todos los instrumentos que permitan
fortalecer las corrientes genuinamente de clase y socialistas que se están formando
dentro de los partidos y sindicatos de izquierdas que están dominados por las
tendencias reformistas, revisionistas y
neoestalinistas, así como otras fuerzas que crecen fuera de los mayoritarios.
La incapacidad de los dirigentes actuales para dar una respuesta
convincente, con una Huelga General de
48 horas, rechazando esos ataques y ofreciendo un nuevo programa que sea asumido
por las masas que comienzan a luchar, hará que el conjunto de la población exijan un debate ideológico, que sin recurrir
a descalificaciones ni ataques personales de sus líderes naturales, tanto
sindicales como políticos, pidan explicaciones de las causas del abandono de
una política y un programa de clase que sirva para transformar la sociedad, que
defienda con honradez y firmeza los intereses de la clase trabajadora y
cuestione el modelo capitalista que no sirve.
No basta con estar en contra de las medidas del PP, hay que plantear un
programa alternativo claro basado en el socialismo, retomando la ideología, la
táctica y la estrategia adecuadas.
Las causas fundamentales del abandono de la ideología y el programa del
genuino socialismo puede atribuirse al prolongado período de prosperidad
(aparente para la clase trabajadora y real para la burguesía) que había experimentado el sistema capitalista en los 30
años anteriores a la crisis estructural del 2007/08, que presentaba una ilimitada y amplia perspectivas
de progreso económico y una relativa calma social y política en el orden
capitalista, que fue asumida por las cúpulas sindicales y políticas de los
dirigentes de las organizaciones obreras.
Las direcciones reformistas habían sido absorbidas por la lógica y el
discurso de la burguesía, que luego era trasladado a las masas a través de los
potentes medios de comunicación del sistema, en ese machacón discurso del “fin
de la historia”, con la coletilla de que
el capitalismo era la única salida, donde se quería convencer a todos de que el
sistema liberal burgués había superado
las crisis, lo que ha resultado totalmente falso, como así habían pronosticado
los analistas marxistas.
El repudio y el abandono por esas camarillas dirigentes, con pensamiento
pequeño burgués, que habían ocupado las direcciones de las organizaciones de la
izquierda, con renuncia completa a las perspectivas globales del socialismo
internacionalista, que habían considerado al capitalismo, teniendo en cuenta
solo los periodos de bonanza económica y algunas mejoras obtenidas por las
luchas de los trabajadores en los países más avanzados, se ha demostrado incorrecta por la tozudez de
la realidad histórica. Nuestra corriente
viene insistiendo en que hace falta autocrítica, debate y rectificación.
Esos errores de las direcciones en las perspectivas les hacían dar
giros cada vez más a la derecha, primero con el abandono del marxismo e incluso
luego la socialdemocracia, olvidando los procesos y las crisis habidas en el
pasado, siendo por tanto incapaces de prever el futuro, lo que finalmente les
llevó al abandono de la lucha por la transformación social, pero lo más grave
es que argumentaban que el marxismo estaba desfasado, que el método para
avanzar al socialismo era a través de reformas parciales. Muchos trabajadores prefieren ese camino pero
en realidad se ha demostrado que es totalmente inviable para resolver las
necesidades que exige la clase trabajadora, dado el estrecho margen de los
límites del capitalismo, cuyas crisis son cíclicas e inevitables, como los
marxistas han venido manteniendo y la realidad concreta ha demostrado durante toda su historia.
La lucha de clases, que negaban insistentemente los estrategas del
capitalismo, se pone ahora sobre el escenario de la realidad con toda su
crudeza e inevitablemente imprime una dinámica cada vez más convulsiva a la
actividad sindical y política, debido a los ataques, a la recesión y al
atolladero en que se encuentra el capitalismo, con radicalizaciones y politizaciones tendentes
al rechazo cada vez más firme a la burguesía y a su gobierno de derecha extrema
del PP y el cuestionamiento del modelo capitalista que hace aguas por todos
lados.
Con insistencia desesperada, (no solamente en el Estado español, sino
en toda Europa y a escala mundial), los dirigentes de los sindicatos y partidos
reformistas, siguen apostando y
defendiendo con uñas y dientes los pactos sociales y la negociación con la
Patronal, sin querer utilizar la movilización masiva y global, como mecanismo
de presión, organizando y extendiendo la lucha y utilizando los mecanismos de
solidaridad, que han abandonado porque sienten un miedo terrible a la propia
clase ya que saben que les puede
sobrepasar en sus aspiraciones, propuestas y capacidad de ir más allá de sus
planteamientos.
Esas políticas pusilánimes están provocando un envalentonamiento de las
posturas de la burguesía y su gobierno, que arrastran a la clase trabajadora a
un empeoramiento de las condiciones laborales y bajadas brutales en los niveles
de vida del conjunto de las familias trabajadoras, a la vez que los banqueros y
grandes empresarios obtienen escandalosos beneficios multimillonarios, basados
en los rescates bancarios e inyecciones
económicas, arrastrando a los pequeños
comerciantes, autónomos, jóvenes y clase trabajadora en general a la más
completa ruina.
El marxismo hace una crítica
científica tanto a los reformistas y oportunistas por la derecha, como a
los sectarios y ultra-izquierdistas, que utilizan métodos conspirativos y venenosos
de pseudo-revolucionarios, llamando a luchar a la clase trabajadora al margen
de la realidad, llamando traidores a
todos los que se les opongan, sin querer comprender que la mayoría de las
veces, las críticas fundadas y con métodos compañeros deben hacerse a los
errores que cometen las direcciones y no a los cuadros medios ni a los
sindicalistas o trabajadores que, de forma quizás mal aconsejados, llevan a
cabo unas acciones de lucha que provocan derrotas o son ineficaces.
Si en realidad, toda la lucha por el socialismo dependiera de las
proclamas incendiarias de los ultraizquierdistas y sectarios o de las
decisiones secretas de los burócratas sindicales, entonces hace ya muchos años
que se hubiese construido el genuino socialismo, pero la cuestión no funciona
así, sino que la lucha de clases es más complicada que todo eso, operando
muchas variables en la ecuación e incluso algunas que aparentemente ni siquiera
se ven claramente por muchos políticos, como la propia dialéctica de la historia.
Si existe algo importante que tenemos que aprender de la lucha sindical y política contra la
burguesía, es sobre todo una cosa como la Huelga General de masas de carácter
político. Esta no se decreta artificialmente sin que existan condiciones
suficientes y necesarias para llevarlas a cabo con garantía de llevarla hasta
el final para poder triunfar, pero tampoco se descarta. Unas direcciones timoratas y pusilánimes no
ofrecen confianza a las masas para llevarles a la victoria, por lo que las
derrotas y los triunfos de las luchas y las huelgas son casi siempre
responsabilidad de sus direcciones y no como dicen los burócratas, que culpan a
las propias bases de que no quieren participar, sin autocriticarse el modelo y
las alternativas que les ofrecen.
Para llevar a cabo con garantías de triunfo de cualquier lucha o huelga
de la clase trabajadora hace falta un trabajo previo, de información, de debate
desde las bases, de explicación clara, de preparación de las reivindicaciones,
que sean correctas y asumidas por la clase trabajadora de base. No es posible entender la lucha como hacen
algunos burócratas como si esto fuese como un grifo de agua, que lo abres y lo
cierras a voluntad, o como una olla hirviendo que la destapas para que salga el
vapor. Eso les sale bien algunas veces, pero les puede estallar en las manos.
Es preciso entender y comprender los procesos moleculares que se están
dando en el subconsciente de las masas, los motivos aparentemente
imperceptibles e incluso secundarios, las irrupciones aparentemente espontaneas
que se dan a veces, las formas en que se producen los movimientos, sin son
luchas ofensivas o defensivas, si existe un auge de la lucha o se está en
momentos de reflujo, e incluso muchos otros factores que en este breve artículo
es imposible detallar, pero parece ser que los veteranos sindicalistas y
políticos han olvidado ya y los nuevos
cuadros no han aprendido todavía.
También es conveniente analizar algunos aspectos que están en el
ambiente sobre la necesidad de la independencia y neutralidad de los sindicatos
de clase respecto a los partidos políticos de izquierdas. Esto ha sido una jugada que ha llevado a una
reclamación premeditada y constante por parte principalmente de los que se encuadran
más a la derecha y más proclives a los pactos sociales con la burguesía, dentro de las organizaciones obreras, que han
conseguido separar la práctica sindical de la teoría del socialismo científico,
e incluso de los partidos de clase, cuando históricamente el movimiento obrero se
dotaba del sindicato para la lucha económica en el corto plazo y en el medio y
largo plazo utilizaba al Partido, siendo sus fines y objetivos comunes e
incluso a veces los dirigentes confluían en ambas organizaciones, como por
ejemplo, UGT y el PSOE, CCOO y el PCE. Para las masas, esas divisiones son un
estorbo y forzarán la unidad para luchar contra la reaccionaria política del
PP, más temprano o más tarde, les guste o no a las direcciones que tendrán que
admitirlo y escuchar a los manifestantes cuando cantan eso de “el pueblo unido,
jamás será vencido”.
Incluso en esa separación actual podemos observar los planteamientos
divergentes entre los fines sindicales y políticos, pero con una clara deriva
hacia posiciones reformistas de derechas, que ha llegado el momento de
rectificar, abandonando definitivamente esa búsqueda incesante del pacto por el
pacto, en un puro y burdo empirismo de via estrecha, si realmente los dirigentes de sindicatos
actuales quieren que sean reconocidos de
nuevo como instrumentos útiles para los trabajadores, so pena de verse
sobrepasados o incluso superados en convulsiones violentas por la izquierda.
El movimiento de masas y las acciones sindicales de nuestra clase no
pueden ser el reflejo de las comprensibles, pero erradas ilusiones utópicas de
los dirigentes sindicales que han sucumbido a las presiones del capitalismo,
sino que será el producto de las vivencias y las necesidades que se reflejan en
la toma de conciencia de las amplias masas de la clase trabajadora que crece y
se desarrolla en el fragor de la batalla por un mundo mejor, aprendiendo de
sus errores y de sus aciertos, de sus
derrotas y de sus triunfos, buscando con toda la energía que sea posible el
camino firme y decidido del sindicalismo de clase y combativo, de la lucha
política, democrática y socialista para que la unidad, la organización y las
reivindicaciones se sigan sintiendo con la máxima potencia posible, para
preparar las fuerzas necesarias para superar a este podrido sistema capitalista
y empezar la construcción de la sociedad genuinamente socialista que ya no es
una utopía, sino una verdadera necesidad para los seres humanos.
El PP nos ha dado otros 100.000 millones de motivos económicos para seguir
la lucha, porque nos quieren seguir robando
metiendo la mano en nuestros bolsillos para pagar sus rescates bancarios, sus
desfalcos y corrupciones, que junto con
5.500.000 de motivos sociales de parados forzados, que son personas que quieren trabajar y no
pueden con lo cual se les niega este fundamental derecho, que es como negarles
la vida misma, hay motivos sobrados para organizarnos y luchar ya que sabemos
que la salida en bases capitalista no es posible.
La clase trabajadora se enfrenta a varios problemas que tiene que
resolver para superar las crisis económica, política, social y de liderazgo de
sus propias organizaciones, pero la fuerza de la lucha podrá con todo eso y con
mucho más. Las tareas fundamentales para
la clase trabajadora será el transformar y hacer girar a la izquierda a las direcciones de sus partidos y sindicatos para
poder armarse en unidad de acción con las ideas y el programa del genuino
socialismo, superando a este podrido
sistema capitalista y mandarlo al basurero de la historia.
¡¡NO AL GOLPE DE ESTADO FINANCIERO IMPERIALITA¡¡
¿Para cuando los sindicatos piensan
convocar la HUELGA GENERAL?
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA-PSOE.A
is-psoe.malaga@terra.es
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