En unos informes recientes se evaluaba que entre los grandes
magnates a título personal, tienen en
depósitos atesorados en paraísos
fiscales una suma que sobrepasan los 8 billones de dólares, sin incluir las
multinacionales y grandes empresas. Basta con echar un vistazo a la prensa
económica especializada para afirmar que el sistema capitalista se sigue desplazando
hacia el desastre. Las convulsiones de las primas de riesgo y las caídas de las
bolsas lo confirman, pero los estrategas de la burguesía se han quedado sin
paradigma correcto que aplicar para salir de la recesión a corto plazo.
Vemos por todas partes los síntomas claros de un declive
generalizado y profundo de las fuerzas productivas, que están atrapadas en el
callejón sin salida de la enorme acumulación de riqueza en manos privadas, en poder de unos cientos de familias, y la
pobreza creciente a la que lleva el paro estructural y los recortes, que
estrangulan e impiden el desarrollo de la producción y el reparto de los
excedentes de los bienes necesarios para que la humanidad pueda vivir
dignamente.
La inestabilidad del sistema capitalista es uno de los elementos
que predominan en la situación, con estrepitosos desfalcos y escándalos
económicos abrumadores que soliviantan a los ciudadanos honestos.
Las organizaciones reformistas, tanto sindicales como políticas,
están también en crisis, sufriendo un desgaste y un descrédito peligroso por
parte del rechazo de las masas, como hemos visto recientemente en Grecia, al ser consideradas por cada vez más
ciudadanos como parte del problema y no de la solución que exige el momento
histórico.
Una de las cuestiones más importantes es que la clase
trabajadora está ya empezando a flexionar sus músculos y se está sacudiendo la
modorra que se había producido al asumir las falsas prédicas de la
socialdemocracia, que a su vez había asumido ésta de la lógica del capitalismo
que se ha demostrado incapaz de ofrecer una salida a la crisis.
Algunos de los elementos de vanguardia de la clase obrera, y
sobre todo los jóvenes estudiantes, han empezado a sacar conclusiones correctas
de que este modelo capitalista está agotado y no puede ofrecer un futuro, sino
que se lo está robando, no solo para los estudiantes que están viendo cómo les
suben las becas y les empeoran las condiciones de estudios, con los recortes presupuestarios, sino
que se les niega el futuro pues al salir
al mercado laboral el 50 % sigue sin encontrar trabajo, cuando el desempleo se
acerca ya a los 6 millones de parados.
Por otra parte, el Banco Mundial estima que el crecimiento
global de la economía del planeta estará en torno al 1,50 % durante este año
2012. Existe a su vez una ralentización del crecimiento en China, India, Brasil
y otras potencias que todavía mantenían tasas de crecimiento positivas, como
Rusia y Sudáfrica, pero incluso el declive de esos países es también ya
evidente.
Por consiguiente, esta situación refleja que las políticas de
recortes y ajustes aplicadas por orden de lo que eufemísticamente llaman “los
mercados” y que los ciudadanos han comprendido mayoritariamente que se trata en
realidad de la “dictadura del Gran Capital”, en 2010, 2011 y lo que va de 2012 han fracasado, pues
han tenido que hacer frente a cubrir enormes agujeros financieros, que se produjeron tras el derrumbe en EEUU en
el verano de 2007, de las bolsas y quiebra de Lehman Brothers, cuyos
reflotamientos han consumido más de 20
billones de dólares en transfusiones e inyecciones a la Banca con muy
escasos resultados. El Banco Mundial recalca asimismo en su informe de
perspectivas económicas para 2012, que
el pronóstico de crecimiento para los países ricos, girará en torno al 1,4 % y el -0,3 % para la zona euro.
La FAO, organismo de la ONU para la alimentación, tiene un
raquítico presupuesto que está siendo recortado, para atender con dificultades a más de 1.000 millones de personas
hambrientas. Están denunciando las alzas
de los precios y la acumulación especulativa de los cereales que están
afectando a millones de niños y pobres de los países explotados y empobrecidos por
las multinacionales. El índice de precios de los alimentos que elabora la FAO,
alcanzó su nivel máximo en Febrero y se denuncia que se debe a la especulación
de los grandes Trust capitalistas, que obtienen beneficios astronómicos del
encarecimiento artificial de los cereales, aunque provoquen la escasez y las
hambrunas que matan a millones de seres humanos, lo que demuestra que el
capitalismo se ha transformado en un monstruo asesino que devora a los
habitantes del planeta.
En 2010 ese mismo organismo calculó que en el mundo había más de
925 millones de personas que pasaban hambre y el número se ha incrementado. “La
FAO estimó que las pérdidas y el desperdicio de alimentos asciende a 1.300
millones de toneladas al año, equivalente a una tercera parte de la producción
mundial para consumo humano” (Fuente: Prensa Latina. Roma 30 mayo)
.
En los países del cuerno de África, como Etiopía, Kenya,
Somalia… mueren cientos de miles de personas cada día por falta de agua y
alimentos, azotados por la sequia, la explotación, la opresión y la falta de
atención de los organismos de la ONU, que apoyan a gobiernos corruptos y
asesinos, que están poniendo en situación desesperada al borde de la muerte a
más de 15 millones de personas que son condenadas por el capitalismo a morir
por causa del hambre, la sed y la
miseria, mientras que en los países ricos se destruyen alimentos sobrantes para
que no bajen los precios o se impide la siembra de cereales forzando a muchos
agricultores a permanecer con sus campos ociosos, incluso en frondosos parajes
de regadío, lo que impide que se alimente a la población, lo que demuestra que
la cantinela “liberal” de que el mercado lo regula todo es una falsedad total.
“Una de cada siete personas en el mundo sufre
hambre; cada año, 640.000 niños mueren en la región del Sahel,
en África, el 35% de ellos por desnutrición; el 90% del mercado de los
productos alimenticios lo controlan cuatro compañías multinacionales; la
especulación en los mercados ha triplicado los precios de productos de primera
necesidad impidiendo el acceso a los mismos a las familias más pobres y
provocando el consiguiente aumento de las hambrunas en los últimos años”. (Fuente: Diariosevilla.es. 31-5-12. El Drama
del hambre).
Teniendo en cuenta que para salvar a un niño del hambre o de
enfermedad, hacen falta en torno a 400 dólares al año en esos países, con la
cantidad que esos archimillonarios
tienen atesorado en paraísos fiscales, que son más de 8 billones de dólares,
como dijimos al inicio, haciendo un
sencillo cálculo matemático, se podrían salvar al doble de los hambrientos que
existen en el mundo, o sea más de 2.000 millones.(2.000 millones x 400
euros/año x 10 años = 8 Billones
$).
La burguesía le echa la
culpa de esas hambrunas a la sequia, que las agrava ciertamente, pero no es la
causa fundamental, sino que es producto del expolio permanente del
imperialismo. Por ejemplo, Somalia fue autosuficiente en la producción de
alimentos hasta finales de los años setenta.
A causa de las políticas impuestas a partir de los ochenta por el Fondo
Monetario Internacional, exigiendo al país el pago de la deuda, obligaron al
gobierno a efectuar medidas de recortes y ajustes, sobre todo a la agricultura.
Eso lo que significó en realidad fue abrir los mercados para que las
multinacionales introdujesen masivas entradas de cereales, con subvenciones de
sus Estados respectivos, como arroz,
trigo y otros, que hundieron los precios.
Los potentes consorcios
multinacionales de empresas
agroindustriales empezaron a vender sus productos por debajo del precio de
coste, lo que produjo una insoportable competencia desleal contra los
campesinos de Somalia, que fueron a la ruina y dejaron de sembrar. Esos ataques junto con devaluaciones periódicas
de la moneda, alza del precio de los abonos, semillas, etc. y, junto con eso,
el fomento de una política de monocultivos para la exportación forzaron,
paulatinamente, al abandono del campo por parte de los agricultores somalíes.
El comercio alimentario mundial está
controlado por tan solo un escaso número de multinacionales, (entre 300 y 500
empresas) que presionan o manejan a su antojo a los gobiernos “amigos”, para mantener la actual situación que tantos
millones de beneficios les reporta, empobreciendo cada vez más a esos países y
dejando a sus habitantes morir de hambre y sed.
Los datos alarmantes es que pueden morir
en los próximos meses 15 millones de personas, como está advirtiendo la FAO o
la UNICEF, pero eso a los capitalistas, a los especuladores, a los
explotadores, a los evasores de divisas y a sus gobiernos consentidores que les
apoyan, ni les importa ni lo van a solucionar.
Para ellos son exclusivamente cifras, datos y estadísticas de gente que vive muy lejos y
todos sabemos que el hambre no va a acabarse con unas cuantas toneladas de
comida, o con falsas campañas de navidad, donde solamente menos del 18 % de lo
recaudado llega a su destino. Los
socialistas marxistas lo venimos diciendo durante años, que para acabar con el hambre,
debemos luchar por acabar con el sistema capitalista, corrupto,
decadente y degenerado que lo genera, porque
como dijo Pablo Iglesias, “el capitalismo es la causa de todos los males que
padece la clase trabajadora”, pues la acumulación de riquezas cada vez en menos
manos es la causa de que una minoría de parásitos explotadores acumulen más de
lo que pueden consumir ellos y un sinfín de generaciones posteriores. La lucha
por un cambio de sociedad continúa, porque bajo el capitalismo no hay salida para
la humanidad.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA-PSOE DE
ANDALUCÍA.
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