17 de julio de 2011

Alternativa verdaderamente socialista (Parte I/VI)

Parte I.- INTRODUCCIÓN AL DOCUMENTO PROPUESTO PARA DEBATE TITULADO "POR UNA ALTERNATIVA VERDADERAMENTE SOCIALITA A LA RECESIÓN ECONÓMICA.

El sistema financiero internacional sufrió un terremoto de proporciones históricas en los EEUU, en el verano de 2007, del que todavía no se ha recuperado, cuyos cuyos efectos se están notando todavía con fuerza en Europa, llevando a la Unión Europea al borde de la bancarrota, donde países como Islandia, Grecia, Irlanda, Portugal y algunos otros, están en situación muy delicada cercanos al abismo. Desde aquellas fechas, el conjunto de la economía productiva ha rodado abruptamente hacia una recesión simultánea en todas las grandes potencias, que ha puesto en entredicho los fundamentos del sistema y una gran cantidad de los axiomas ideológicos de la clase dominante. Nos encontramos en la recesión económica del capitalismo más profunda desde el crack financiero de 1929.

Los sueños felices de los estrategas del capital han saltado por los aires. La idea de un crecimiento sostenido, alimentado por una gigantesca deuda y una frenética especulación bursátil e inmobiliaria, ha dejado paso a una caída económica con repercusiones en todos los planos. Hasta el momento, las recetas aplicadas por los gobiernos capitalistas, de cualquier signo, incluido los socialdemócratas, han supuesto un sonoro fracaso: los billones de euros dedicados a salvar a la banca, la rebaja de tipos de interés o toda la batería de medidas fiscales adoptadas no han servido más que para engordar los estratosféricos beneficios de un puñado de grandes bancos y multinacionales, generando una deuda pública soberana que ha llegado a límites desconocidos.

La burguesía ha demostrado su impotencia para sacar al mundo del actual atolladero, pero al mismo tiempo pretende que los efectos más dramáticos de esta crisis orgánica del sistema la paguemos los trabajadores, atacando sin piedad las conquistas históricas del movimiento obrero, recortando hasta el hueso los gastos sociales y empobreciendo a la mayoría de la sociedad.

El desconcierto más profundo y la desorientación sobre el camino a seguir es la nota dominante en los foros económicos internacionales, como una confesión descarnada de la completa bancarrota de la ciencia económica burguesa y de sus apologistas. Décadas de ataques rabiosos contra el socialismo y todo lo que oliera a nacionalización de las fuerzas productivas no han impedido que, finalmente, los dogmas de la economía de mercado y del neoliberalismo se hayan venido abajo. Se han quedado sin paradigma.

A principios del siglo XXI y a pesar de todos los intentos por conjurar definitivamente el espectro del socialismo, la gran recesión que vive la economía mundial ha puesto de relieve la validez de las ideas del marxismo y la actualidad de su análisis respecto a las crisis económicas, contenidas en los textos clásicos de Marx como El Capital o Teorías sobre la plusvalía.

La crisis es una amenaza directa contra los trabajadores y sus familias, una amenaza que exige de una respuesta contundente y una bandera política si queremos preservar todos los avances del periodo anterior y acabar con la actual pesadilla que se cierne sobre la humanidad. Tanto la reacción del movimiento obrero en Europa, con una escalada de la lucha de clases y la organización de huelgas generales y movilizaciones de masas en numerosos países, como el movimiento revolucionario que recorre el Magreb, que se ha extendido desde Túnez hasta Yemen, pasando por numerosos países, son una buena prueba de los años turbulentos que nos aguardan, si no sustituimos al modelo capitalista. La crisis ha puesto en evidencia una descarnada lucha por los mercados entre las grandes potencias, azuzando las contradicciones inter-imperialistas y la aplicación de medidas proteccionistas y devaluaciones competitivas. También las relaciones internacionales están sufriendo una poderosa transformación, con el incremento de las tensiones derivadas de la crisis y de la lucha por la hegemonía mundial.

Las condiciones, desde el punto de vista de la técnica y la ciencia aplicadas de una forma racional, están maduras para un avance sin precedentes de las fuerzas productivas, del bienestar y de la cultura. Y, sin embargo, el capitalismo nos hunde en una orgía de destrucción de riqueza, de mutilación de industrias y fábricas en las que millones de personas pierden su único bien: el puesto de trabajo. Cuando esta catástrofe se extiende como una mancha de aceite por el mundo, cabe preguntarse ¿Es esto necesario? ¿Es inevitable? La respuesta es clara: ni es necesario ni es inevitable. La razón de esta sin razón se explica por la existencia de un sistema decrépito y reaccionario, el capitalismo, que merece ser derrocado cuanto antes.

Aquellos que hablan de la necesidad de reformar el sistema, manteniendo las relaciones de producción y explotación capitalistas, aquellos que sostienen que es posible otro mundo bajo el capitalismo, sólo arrojan arena a los ojos de los oprimidos. No hay vías intermedias posibles. El capitalismo no es un sistema reformable. Por eso, hoy más que en ninguna otra circunstancia de las últimas décadas los militantes obreros, socialdemócratas de izquierdas, socialistas marxistas, comunicas o anarquistas, sobre todo los activistas juveniles y todos aquellos que aspiramos a un mundo mejor, debemos levantar con fuerza la bandera del socialismo, de la lucha por la expropiación de la banca, de los monopolios, de los latifundios bajo el control democrático de la clase trabajadora marchando hacia la Unidad y exigiendo modelos de organizaciones auténticamente democráticas.

Planteamos algunos de los puntos por los que hemos venido luchando con el afán de profundizar en la mejora de la participación democrática, para que se conviertan en la norma de actuación de nuestro Partido, que se asuma como norma de los mínimos democráticos de elección por la militancia de los representantes promovidos a cargos electos, sean éstos institucionales y/u orgánicos, con arreglo a los siguientes criterios:

1) Elección y promoción, mediante elecciones internas o PRIMARIAS de los candidatos a cargo público u orgánico representativo por parte del PSOE.
2) Asunción de esta fórmula como de normalidad dentro de la actuación habitual de nuestro partido, sin que para ello sea necesario concitar acuerdos previos, solamente siendo necesarios presentar un número de avales máximo de un 40 % y un mínimo de un 15 % de avales de la militancia, correspondiente al censo de la demarcación que corresponda.
3) Elección de éstos promovidos a cargos por régimen de listas abiertas.
4) Como consecuencia de este proceso de primacía de la militancia en la elección de cargos, capacidad de la propia militancia para la revocación de los mismos aún dentro del período para el que fueron elegidos. Sólo así la militancia mantendrá control sobre estos cargos ya que éstos ostentan su representación orgánica o institucional.
5) Incompatibilidad de cargos en orgánicos e institucionales, evitando la concentración de poder y posibilitando la renovación de responsabilidades.
6) Limitación de mandatos, tanto institucional como orgánico a un máximo de 2 mandatos y 8 años.

Esas y las siguientes son algunas de las conclusiones a la que nos llevó el debate de la I y de la II Conferencia de Andalucía de nuestra corriente Izquierda Socialista, en la que se basa esta ponencia cuyas principales tésis son(.../...)

(Continuará mañana con la Parte II.- SITUACIÓN ECONÓMICA: ANÁLISIS Y ALTERNATIVAS).

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