8 de septiembre de 2010
PSOE: RECTIFICACIÓN DE RUMBO EXIGE LA CLASE OBRERA.
Algunos socialistas que tuvimos la suerte de comenzar nuestra lucha sindical y política contra el franquismo, a través de la conexión con veteranos socialistas militantes del PSOE histórico, cuando éramos unos jóvenes inquietos, recordamos a esa vieja generación que comprendía muy bien el método del sentido de la proporción, de la ética y de la coherencia política. Recuerdo las palabras de uno de ellos, que había sido Comandante del Ejército Republicano, cuando nos comentaba a los jóvenes a mediado de los años 70 algunas tácticas entre las que recuerdo aquella de "Paso de Buey, Vista de Lobo y a veces, hacerse el Bobo".
Aquel grupo pequeño de militantes socialistas y sindicalistas que nos estábamos politizando, buscando la necesidad de cambiar la dictadura franquista por un mundo más libre, más justo y más humano, empezamos a querer entender la teoría y la práctica del materialismo dialéctico, para mejor extender las fuerzas del socialismo marxista y establecer vínculos firmes con la clase obrera y echar raíces en el movimiento obrero.
Por desgracia, debido a la avalancha de renovación y reformismo apoyados por los Popes de la II Internancional de Europa, el compañero Felipe González propuso abandonar el marxismo después del XXVII Congreso del PSOE. En el XXVIII Congreso propuso "ser socialistas antes que marxistas" y en el XXIX se produjo el giro hacia la socialdemocracia liberal. Luego vino aquello de "Otan, de Entrada NO", donde nuestra corriente combatió para no entrar, cuando ya la lucha tendría que haber sido, para salir y no formar parte de los Ejércitos doblegados al Imperialismo, que han colaborado en la masacre denominada "guerra preventiva de Irak", comandada por el despreciable Trio de las Azores, y en la otra masacre de Afganistán arropada por la ONU cuya situación sigue empantanada en una guerra que no se podrá ganar.
La mayoría de esos autodenominados "socialdemócratas renovadores" empezaron su irreversible giro siempre hacia la derecha, cometiendo muchos errores al pensar que para fortalecer un partido socialista era suficiente con proclamarlo a través de los medios de difusión burgueses, en el que se confundía "continente" con "contenido". Si la cuestión fuese tan sencilla, para producir la transformación social, como el utilizar bonitos eslóganes como "Por el Cambio", "Socialismo es Libertad" y varios otros, pero apostando por un programa endeble en su contenido que no marcaba el camino hacia el verdadero socialismo, si fuese posible llegar al socialismo fortaleciendo al capitalismo, eso sería un verdadero milagro. Si la cosa fuese tan simple, entonces cualquier propietario de una empresa de publicidad hubiese sido más grande que el propio Pablo Iglesias.
La realidad es que la relación que existe entre la clase trabajadora, el partido y la dirección es mucho más complicada de lo que algunos arribistas, carreristas y “asesores externos” del Partido pensaban. La realidad es mil veces más tozuda que la teoría y la crisis económica estructural del sistema capitalista que estamos pasando está siendo la expresión práctica de la bancarrota del sistema, que necesita un recambio para poder avanzar y salir de este atolladero, pero en vez de producirse un giro a la izquierda por parte del Gobierno, para contar con el apoyo de los trabajadores y salir de la crisis por la izquierda, se hace lo contrario dando un paso muy peligroso hacia la derecha, que está siendo rechazado contundentemente por las masas. El barómetro de "El Pais del 5-9-10" indica que el 76 % de los encuestados por Metroscopia aseguran que ni Zapatero ni Rajoy deben ser candidatos en las próximas elecciones generales y el 65 % quiere primarias.
La clase obrera se ha visto históricamente en la necesidad de construir y reconstruir una y otra vez sus organizaciones de masas, que han abandonado el camino correcto que conviene y sirve a la clase obrera. Aunque aparentemente los trabajadores puedan ser críticos con las direcciones, pueden romper el carnet, pueden abandonar sus partidos y sus sindicatos de clase, al final, tienen que volver a ellos e intentar reconquistarlos para nuestra clase, pues no abandonan a las organizaciones que tanto esfuerzos y sacrificios costó construir de forma definitiv, porque entienden lo difícil y comprometido que es construir un partido de masas que luche consecuentemente contra el capitalismo y las trabas que para ello pone la propia burguesía cuya misión es desorganizar, corromper y destruir.
Antes de abandonar definitivamente a sus sindicatos y partidos tradicionales intentarán muchas veces transformar las organizaciones tradicionales y solamente en última instancia, cuando existan acontecimientos muy graves que realmente agoten los procesos y los hagan verdaderamente irreversibles, esos procesos pudiesen llevar a la formación de nuevos partidos de masas. Esto está bastante claro para toda persona que se tome la molestia de consultar la historia y examinar la forma en que se crearon los partidos de masas de las distintas Internacionales.
En realidad han sido 4 Internacionales, pero la última no pudo ser realmente de masas por que Stalin mandó asesinar a Trotski, cuando ésta era solamente un embrión. La I Internacional según cuenta la historia más bien explotó antes de poder conformarse ampliamente como un Partido de masas, ante las discrepancias de Marx y Bakunin, así que solamente podemos considerar en toda la historia del movimiento obrero como que se han consolidado realmente dos Internacionales. La Segunda Internacional Socialdemócrata, llamada Socialista, que degeneró hacia el social-liberalismo en su búsqueda infructuosa de la sombra de la tan repetida “tercera via” y la Tercera Internacional llamada Comunista, dirigida por Lenin, que degeneró en el esperpento histórico del estalinismo, cuyos fracasos condujeron a la restauración capitalista. Todas las demás han sido ramificaciones, escisiones y divisiones de las cuatro internacionales señaladas. En la actualidad existen algunos que proclaman la formación de una V Internacional que no está siquiera en embrión.
En momentos de crecientes desprestigios de las direcciones de los partidos de masas, debido a los errores que sus cúpulas cometen, se abren siempre críticas, algunas muy bien fundadas, que detectan los errores y los sacan a debate, produciéndose peligrosas derivas hacia el sectarismo y también hacia el oportunismo. Los grupos sectarios siempre andan en los márgenes del movimiento obrero, haciendo demasiado ruido y recogiendo muy pocas nueces, pero en el fondo, tienen poca consistencia a la hora de concebir la táctica y la estrategia adecuadas para saber llegar a la clase obrera y reconstruir un nuevo instrumento, bien sindical o bien un partido de masas que sea atractivo y válido para merecer la confianza y el apoyo de la mayoría del movimiento obrero. Los sectarios y los oportunistas, que son las distintas caras de una misma moneda siempre llevan a la clase trabajadora a la derrota.
Para esa labor constructiva del movimiento obrero se necesita un trabajo sistemático y paciente en el seno de las organizaciones de masas del movimiento, que mantenga los principios firmes del programa de transición, que es la estrategia hacia la que tenemos que dirigirnos y una táctica muy flexible, para ganarnos con teoría y práctica adecuadas la dirección de las organizaciones, para lo que es necesario la formación de corrientes de opinión diferenciadas, que actúen bajo el prisma de la democracia obrera, en el seno de las organizaciones mayoritarias, orientandonos hacia la mayor unidad y la mejor organización que nos sea posible. Para ello es imprescindible la defensa a ultranza de la libertad de expresión y la democracia interna, las dos reglas de oro irrenunciables de la democracia obrera, que a veces son sofocadas por las burocracias partidarias. Asimismo es difícil contrarrestar posiciones ultraizquierdistas que pueden surgir en momentos en los que se ven atacados o reducidos esos dos principios básicos de la democracia obrera o por el contrario, caer en el oportunismo más estéril. Lo importante y serio es mantener la línea general, es decir, combatir tanto al capitalismo como al terrorismo, aunque tengan grados distintos para distorsionar e impedir el avance hacia el verdadero socialismo.
En momentos de confrontación interna, por ejemplo, cuando se producen batallas por las Primarias, es cuando más se notan las diversas sensibilidades o corrientes, muchas de ellas no declaradas, que pululan en el seno del PSOE. Entonces se producen movimientos y radicalizaciones internas a derechas e izquierdas, con formación de "capillitas", "corrientitas", "grupúsculos", “sensibilidades” y demasiados personalismos que aglutinan a un cierto número de militantes, algunos buscando correctamente avances en los planteamientos políticos hacia el socialismo y otros, en los que se les nota solamente sus ambiciones personales y su oportunismo descarado. Muchos de esos "combatientes por la poltrona" solamente se diferencian de las direcciones en el tono, en la forma, pero no en el fondo, pues no saben, no quieren o no pueden presentar ningún programa alternativo que les haga aparecer claramente ante las bases y las direcciones dominantes, como proyectos diferenciados, dedicándose solamente a repetir como simples cotorros la escasa verborrea que entienden por socialismo y que en realidad está a un nivel más bien de social-liberalismo.
La lucha por el socialismo estriba también en la necesidad de comprender cuándo es posible o imposible en un momento determinado avanzar o detenerse e incluso cuándo es necesario dar un pequeño paso atrás, siempre y cuando no sea un abandono ideológico o entregar la cuchara definitivamente al capital, pues en ese caso, cualquier individuo u organización estarán acabados. Por tanto, es necesario comprender cómo se mueve o se va a mover la clase trabajadora para estar siempre unidos a ella y utilizar la fuerza de su movilización. El que se quede al margen del movimiento obrero será arrastrado por otras corrientes contrarias y adversas que existen en la sociedad, por muy buenas intenciones que predique que puedan tener. Es fundamental no perder nunca de vista en ningún momento los principios socialistas y las perspectivas, a fin de acercarse lo más posible al ritmo de los acontecimientos históricos e intentar seguir los pasos que marque la clase trabajadora a la que el partido se debe, guardando un equilibrio adecuado, para no quedarse atrás ni salirse por la vanguardia sin que nadie te siga.
Pablo Iglesias, el "educador de muchedumbres, siempre había comentado que la estrategia tiene bastante de ciencia, pero que la táctica es más bien un arte y no se puede aprender en libros de texto. Esto nos empuja a estudiar y aprender en las fuentes de la lucha de clases, para analizar con un conocimiento lo más amplio y profundo posible y utilizando el método del materialismo dialéctico, al igual que la experiencia que se necesita de la lucha política y sindical entre la clase, para palpar el ambiente, las necesidades y el espíritu de lucha en el que se encuentran los trabajadores en un momento dado.
Existen momentos históricos que es preferible estar en la oposición con fuerza, actuando conjunstamente entre el partido, el sindicato y las juventudes socialistas, que Gobernando de forma debilitada o tomando decisiones contrarias a las que los trabajadores reclaman, o aplicando políticas sociales contrarias a las que se habían prometido. Esas medidas tácticas se han venido despreciando o más bien son desconocidas por los actuales dirigentes cuyo lema parece ser ganar elecciones, aunque después no puedan llevar a cabo los programas prometidos.
Cuando un partido mantiene ideas, métodos y perspectivas correctas transita por el camino de los avances y al final puede triunfar, pero si se queda sin ideas, emplea métodos nocivos o erróneos y no entiende bien las perspectivas que se avecinan, o confunde la "Reforma" con la "Contra-Reforma", entonces el triunfo está en peligro y puede arrastrar a la clase trabajadora a la derrota. Si se pierde la confianza en el futuro socialista de la humanidad, la dirección de cualquier partido de izquierda queda invalidado para marcar el camino por donde tiene que conducir al movimiento obrero.
Nosotros como izquierda socialista siempre hemos venido defendiendo que el capitalismo a largo plazo no ofrece ningún futuro digno para la humanidad. La crisis estructural en la que hemos entrado hace unos años es el primer acto de un drama mundial para los pobres y la clase trabajadora. Esta profunda recesión puede desembocar en un período convulsivo y bastante turbulento de la lucha de clases en un contexto histórico muy singular, dejando en entredicho a los demagogos que nos habían prometido que en base a reformas alcanzaríamos un Estado de Bienestar nunca visto.
Los trabajadores, que el 29 de Septiembre iremos a la Huelga General, vamos a preguntar a la Patronal, a la burguesía y a los defensores de capitalismo y su economía de mercado, así como a nuestro propio gobierno: ¿por qué tenemos que pagar nosotros los asalariados, los jóvenes y los pensionistas, los destrozos de esta crisis y no los especuladores y capitalistas que nos han estado robando? Muchos trabajadores no ven claro hacer una huelga contra el Partido al que han votado, otros harán la huelga con el temor de que se esté ayudando al PP, pero nosotros tenemos que aclarar, que nuestra lucha es contra el capitalismo y para que el Gobierno rectifique, como han planteado UGT y CCOO en sus reivindicaciones.
Antes de la huelga y después de la huelga tenemos que seguir reorganizandonos para luchar contra el PP y contra la burguesía, que son sus aliados naturales. Es curioso que algunos estrategas de la burguesía que vienen siendo muy críticos con las decisiones que toman los organismos económicos oficiales y que observan nerviosos que hagan lo que hagan les saldrá mal, empiezan a preguntarse desesperados si el viejo Carlos Marx, después de tantos ataques y calumnias, no tendría razón, porque comprenden, que una situación de difícil salida como la actual, dirigida por un partido de cavernícolas y reaccionarios como son la cúpula del PP, podría desatar procesos muy peligrosos para la estabilidad del propio sistema.
Algunos colectivos de izquierda socialistas que utilizamos el materialismo dialéctico como el método de análisis de aproximación más acertado a los procesos económicos y sociales, hemos venido manteniendo que las contradicciones del sistema se estaban acrecentando, que los ricos eran cada vez más ricos y los pobres, cada vez más y más pobres, que la burbuja que se venía acumulando, fabricada artificialmente a base de "capital fiduciario" y créditos desaforados tendría que estallar, con lo que el enfrentamiento entre la abundancia y la escasez se harían inevitables. Y así ha ocurrido.
En la situación actual, la corriente Izquierda Socialista-PSOE está adquiriendo cada vez más autoridad, tanto en los aspectos éticos, como políticos. Nunca había ocurrido así después del 27 Congreso. Hemos tenido paciencia pero ahora, nuestros análisis y los blogs que los expanden están creciendo cada día tanto cuantitativa como cualitativamente, habiendo conseguido algunos de ellos, como por ejemplo el de la "Coordinadora de Jóvenes de Izquierda Socialista", que lleva escasos meses en acción, una audiencia y una participación de la juventud que está buscando de nuevo el camino de la lucha, interesándose cada vez más por la teoría marxista y planteándose en la práctica un rechazo cada vez más firme al sistema capitalista que les niega su futuro. Es cada vez más cierto que nuestras modestas fuerzas, casi eclipsadas y diluidas por el peso colosal del aparato del partido, están siendo reconocidas y nos estamos convirtiendo en un importante punto de referencia para muchos socialistas que nos están reclamando teoría, proyectos y programas que den soluciones y alternativas a la cuestión social.
Tanto los textos de la I Conferencia de Izquierda Socialista de Andalucía celebrada en Antequera en el año 2008, como los de la II Conferencia celebrada en Torremolinos este mismo año, tienen cada día más difusión, estando prácticamente agotada la edición de la I Conferencia, habiendo recibido en las Asambleas, Reuniones, Comités y Congresos en los que hemos participado y distribuido, una gran acogida habiendo sido criticadas positivamente como contribuciones modernas y originales, a la situación de la ecología, analizando el Cambio Climático, a la vez que ofrecemos en el aspecto de la crisis económica, una alternativa social al estancamiento de la economía en líneas de clase.
Desde Izquierda Socialista de Málaga-PSOE, hemos venido contribuyendo durante años, con escasos recursos y mucha y buena voluntad, a mantener y conservar el legado de Pablo Iglesias y demás fundadores del PSOE y de la UGT, que junto a las Juventudes Socialistas, son los tres pilares fundamentales sobre los que tenemos la obligación de seguir construyendo las herramientas válidas para el socialismo, por lo que es preciso rendir homenaje a tantos y tantos trabajadores socialistas que defendieron con su esfuerzo desinteresado, y algunos incluso con su sangre, la lucha más grande que puede haber en la humanidad, la lucha por un cambio profundo de sociedad y por un mundo mejor para todos, para lo que es imprescindible el mandar al capitalismo al basurero de la historia que es donde se merece estar ya, y poner las bases para la construcción del socialismo a escala internacional, que es la tarea a la que la clase obrera se viene enfrentando en sus luchas durante toda la historia.
Ahora más que nunca debemos redoblar los esfuerzos en la lucha por ese socialismo democrático, autogestionado, ecologista, participativo y plural, de seres humanos "libres, justos, honrados e inteligentes", en palabras de los clásicos, que tiene que tener como objetivo el poner la economía en manos de los trabajadores, nacionalizando los recursos financieros mediante la creación de una Banca Pública, democráticamente gestionada, para que pueda ser planificada la economía al servicio de la Humanidad. Otro mundo tiene que ser posible, Si, pero con el verdadero socialismo.¡¡Únete a la lucha por un mundo mejor¡¡
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA-PSOE
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