El próximo 26 de septiembre el pueblo venezolano enfrenta un importante reto. Las elecciones a la Asamblea Nacional representan una nueva batalla entre la revolución y la contrarrevolución, cuyo resultado condicionará de manera importante el futuro del país.
El imperialismo y la burguesía venezolana tienen como objetivo lograr un avance significativo en estas elecciones que les permita sabotear aún con más fuerza que a lo largo de los últimos años cualquier medida revolucionaria. Para ellos esto sería un primer paso hacia el fin que persiguen desde 1998: sacar, en cuanto les sea posible, a Chávez del poder y derrotar el movimiento revolucionario de los trabajadores y el resto de los oprimidos en Venezuela.
Para la clase obrera y los sectores populares de Venezuela, y para el conjunto de los activistas de izquierda en el resto del mundo, no puede haber ninguna duda acerca de la importancia crucial de ganar esta nueva batalla. Una victoria aplastante del PSUV desmoralizaría a las fuerzas contrarrevolucionarias, animaría el apoyo a la revolución en otros países y, sobre todo, concedería más tiempo y ánimos redoblados a las bases del propio PSUV y al movimiento obrero venezolano para organizarse y luchar por tomar efectivamente el poder y completar la revolución.
Desde la Campaña Manos Fuera de Venezuela llamamos a todos los jóvenes y trabajadores venezolanos a mantenerse firmes en el apoyo a la revolución venezolana y al presidente Chávez y a votar masivamente por el PSUV el 26 de septiembre. Al mismo tiempo llamamos a los jóvenes y trabajadores de todo el mundo a combatir la campaña de calumnias contra la revolución venezolana e intensificar la movilización en defensa de ésta en Venezuela, América Latina y todo el mundo.
Defender los logros de la revolución contra la ofensiva capitalista e imperialista
Desde que el 4 de diciembre de 1998, Hugo Chávez fue elegido democráticamente por primera vez presidente de Venezuela, el pueblo venezolano ha apoyado su proyecto revolucionario de forma claramente mayoritaria en numerosos procesos electorales. Las victorias de la revolución venezolana a lo largo de los últimos 12 años contra diferentes maniobras contrarrevolucionarias e imperialistas se han convertido en un ejemplo para los jóvenes y trabajadores de otros muchos países latinoamericanos y en un punto de referencia para luchadores obreros, estudiantiles y populares en todo el planeta.
Mientras en el resto del mundo los gobiernos burgueses o reformistas pro-burgueses se dedican a desmantelar la salud y educación públicas, recortar los gastos sociales, privatizar y cerrar empresas públicas, promover reformas laborales que condenan a los jóvenes a la precariedad laboral más absoluta, en Venezuela la revolución bolivariana encabezada por Hugo Chávez ha aplicado políticas que intentan tomar la dirección opuesta. Una de las primeras medidas de Chávez fue impedir la privatización de la empresa petrolera estatal PDVSA, que ya estaba decidida por los capitalistas venezolanos en connivencia con las multinacionales imperialistas. Por primera vez en la historia del país se ha dedicado una parte importante de los ingresos que proporciona el petróleo a la lucha contra la pobreza y las desigualdades sociales.
Las políticas sociales aplicadas por la revolución bolivariana (Misiones, obras públicas, etc.) han reducido la pobreza, erradicado el analfabetismo y hecho posible que por primera vez en sus vidas millones de venezolanos tengan acceso a atención sanitaria gratuita y a la educación pública…Sólo por citar algunos datos: la pobreza extrema se redujo de 42% a 9,5% y la pobreza general de 50 a 30%. Se acabó con el analfabetismo, se duplicó la inversión del Estado en educación que pasó de 3,9% del PIB en 1998 a 7% en 2009. También han logrado mantener el índice de desempleo por debajo del que tienen la mayoría de países latinoamericanos y en especial aquellos que sufren gobiernos más decididamente pro-imperialistas como Colombia, México o Perú.
Pero la conquista más importante de la revolución venezolana es haber despertado a la vida política consciente a millones de jóvenes, trabajadores y campesinos en Venezuela y en el resto de América Latina. A partir de 2005 el presidente Chávez illegó a la conclusión e ncluso planteó públicamente la necesidad de romper con el capitalismo y luchar por el socialismo. Este llamado, unido a las victorias que los trabajadores en Venezuela han logrado infligir al imperialismo, ha hecho que millones de personas que antes permanecían sojuzgadas y desmoralizadas políticamente hoy crean en la posibilidad de cambiar sus vidas, confíen en su propia capacidad para dirigir la economía y la sociedad sin que nadie decida por ellos y estén luchando por hacer estas ideas realidad.
La revolución venezolana: una esperanza para los trabajadores del mundo, una amenaza para los capitalistas y el imperialismo
Esa confianza de las masas en la posibilidad de un cambio revolucionario representa un enorme peligro para los capitalistas, máxime en un contexto de crisis internacional del sistema, donde lo único que éste puede ofrecer a los jóvenes y trabajadores en todo el mundo (incluidos países capitalistas avanzados como los propios Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, etc.) es empleo precario, miseria, explotación, guerras, el desastre medioambiental, en definitiva: barbarie y horror.
El miedo al ejemplo revolucionario que representa Venezuela es la causa del tremendo odio de los burgueses contra Chávez y de la brutal campaña de calumnias y mentiras contra la revolución venezolana. Aunque Chávez es el líder político mundial que se ha sometido más veces a las urnas y ha sido apoyado en todas esas ocasiones masivamente por su pueblo, los lacayos de la burguesía en los medios de comunicación capitalistas no tienen ningún rubor en referirse a él constantemente como dictador o golpista. Estos medios no sólo ocultan conscientemente las conquistas sociales de la revolución bolivariana sino que mienten constantemente acerca de lo que realmente ocurre en Venezuela.
Esta campaña de calumnias, que nunca ha desparecido, se ha visto intensificada durante los últimos años: intentos por parte de jueces reaccionarios en el Estado español de vincular a Chávez con ETA y las FARC (que finalmente se han visto desenmascarados por la falta absoluta de pruebas), provocaciones constantes por parte del gobierno pro-imperialista de Colombia (que tiene el mayor presupuesto militar del continente y es uno de los países del mundo que recibe más ayuda militar directa de Estados Unidos) buscando crear tensiones en la frontera e intentar culpar a Venezuela.
El objetivo de todo ello es impedir que los jóvenes y trabajadores de otros países puedan sentirse inspirados por el ejemplo de las masas en Venezuela y luchar por la transformación de la sociedad en sus países. Además, intentan desprestigiar y aislar internacionalmente la revolución bolivariana y justificar en un determinado momento, si lo juzgan imprescindible y necesario, una posible intervención contra ésta.
Derrotar el sabotaje de los capitalistas ganando las elecciones del 26-S y culminando la revolución
A causa del apoyo masivo que la revolución bolivariana sigue teniendo entre las masas en Venezuela y en el resto de América Latina, y de la simpatía que despierta entre jóvenes y trabajadores de otros países; los imperialistas no pueden intervenir hoy de manera frontal y directa contra ella. Por el momento, su táctica es intentar desgastarla desde dentro, minando la moral de las masas mediante el sabotaje de la economía por parte de los empresarios venezolanos y extranjeros y la labor de zapa que desarrolla una quinta columna burocrática que se ha enquistado dentro del estado venezolano.
Los empresarios privados venezolanos y extranjeros han cerrado desde 1998 más de 6.000 empresas en el país y - a pesar de haber recibido numerosas garantías, ayudas y fondos del estado para sus inversiones- en lugar de producir se dedican a especular en el mercado de divisas y llevan a cabo todo tipo de maniobras para llenarse los bolsillos mientras el pueblo sigue sufriendo penalidades. El resultado del sabotaje a la economía por parte de los capitalistas, con la connivencia de sectores de la burocracia del estado, está siendo el de subir cada vez más los precios, precarizar y explotar la mano de obra, etc. No sólo eso: cuando los trabajadores bolivarianos intentan luchar contra esta situación, crear sindicatos revolucionarios, reclamar sus derechos o luchar por el control obrero y el desarrollo de Consejos de trabajadores son despedidos e incluso reprimidos por los capitalistas y los contrarrevolucionarios infiltrados dentro del estado.
Un ejemplo de esto lo tenemos en Mitsubishi (MMC), en el Estado Anzoátegui, donde dos trabajadores fueron asesinados por luchar contra la política explotadora de la multinacional japonesa y hoy mismo esta multinacional imperialista mantiene despedidos a más de 260 trabajadores, incluyendo los dirigentes del sindicato revolucionario SINGETRAM. Estos trabajadores despedidos son además en su inmensa mayoría militantes del PSUV. Sin embargo, pese a las movilizaciones de los trabajadores de MMC contra estos despidos y a los centenares de resoluciones de apoyo de sindicatos bolivarianos, la central sindical chavista UNETE, corrientes revolucionarias y militantes de base del PSUV, del PCV, e incluso a las miles de firmas de sindicalistas de otros países adhiriéndose a la campaña de solidaridad internacional con los trabajadores de MMC que ha realizado Manos Fuera de Venezuela (www.manosfueradevenezuela.net), el Ministerio de Trabajo sigue tolerando hasta el momento esta situación.
Lamentablemente, el caso de MMC es el más conocido pero no el único. Otros muchos trabajadores que apoyan la revolución venezolana están siendo atacados por los capitalistas y la quinta columna burocrática con el fin de impedir que la clase obrera, tal como ha planteado el presidente Chávez, se ponga al frente de la revolución. Su objetivo es desmoralizar a la base social del movimiento bolivariano, el pueblo trabajador, y en cuanto les sea posible pasar a la ofensiva y derrotarnos. Pero la clase trabajadora venezolana y del resto del mundo lucharemos con todas nuestras fuerzas para evitarlo.
El primer paso es ganar la Asamblea Nacional. Tras la victoria del 26 de Septiembre, la revolución venezolana debe completar su trabajo acabando con los dos obstáculos que hoy impiden resolver de manera definitiva problemas como la pobreza, la explotación, el burocratismo o la inseguridad. Estos obstáculos no son otros que la propiedad capitalista de la banca, las fábricas y la tierra y el mantenimiento de una estructura estatal burguesa que permite el desarrollo de la burocracia y la corrupción.
Una economía estatizada y planificada democráticamente y un estado revolucionario basado en Consejos de Trabajadores y Comunales formados por delegados elegibles y revocables permitirían llevar la revolución venezolana hasta el final, resolver los problemas de los trabajadores y el pueblo y extender la lucha por el socialismo a toda Latinoamérica, haciendo realidad el proyecto bolivariano de independencia y unidad de Simón Bolívar, y a todo el mundo, abriendo una nueva etapa en la historia de la humanidad.
¡Derrotemos la estrategia imperialista para sabotear la revolución bolivariana!
¡El 26 de septiembre todos a votar por el PSUV!
¡Tras la victoria, culminar la revolución expropiando a los capitalistas y construyendo un estado y una economía dirigidos por los trabajadores y el pueblo¡
Manos Fuera de Venezuela.
Fuente: http://www.manosfueradevenezuela.net/
19 de septiembre de 2010
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