Hasta el día de ayer 23 de Febrero, 16 mujeres han sido asesinadas por
violencia de género, en menos de dos meses,
en el peor año de la última década, que arrojaría si no se frena esta
masacre, cerca de un centenar este
año. Reproducimos un artículo sobre este
dramático problema social del machismo creciente que nos invade, escrito por la compañera Laura:
“La lacra de la violencia machista no cesa. A apenas 24 horas de comenzar
el 2017 tres mujeres eran asesinadas por sus parejas o exparejas, a las que hay
que sumar los 785 asesinatos machistas desde el año 2010. Nada más enterarse de
la noticia, dirigentes políticos del PP, PSOE o Ciudadanos posaban para la foto
de una concentración que apenas duró unos minutos. Estos cínicos representantes
y ejecutores de las medidas de austeridad, recortes y privatizaciones que nos
golpean especialmente a las mujeres trabajadoras tienen la desvergüenza de
llorar lágrimas de cocodrilo cada vez que un asesinato machista salta a los
medios de comunicación. Pero no tienen ningún reparo en guardar un silencio
cómplice diario cuando acaban hasta con el 26% del presupuesto para la atención
y prevención de la violencia de género. ¡Basta de impunidad en los medios y en
el aparato del Estado!
Al calor de estos últimos feminicidios, Antonio Salas, juez del Tribunal
Supremo, exponía que la consecuencia de esta lacra es que “si la mujer tuviera
la misma fuerza física que el hombre no pasaría esto”. No se trata solamente de
unas declaraciones escandalosas que se realizan de forma aislada. Es la
impunidad que se ejerce de manera cotidiana ante las agresiones machistas. Como
cuando la Audiencia de Murcia absolvió al jefe de los almacenes del Corte
Inglés después de acosar sexualmente a dos trabajadoras. Para lo que contó
además con la colaboración de la “prensa libre” que censuró vergonzosamente el
nombre de la superficie comercial por ser una de las principales inversoras en
medios de comunicación. O como cuando a la víctima de una violación múltiple en
la feria de Málaga finalmente se le condenó por denuncia falsa mientras los agresores
escapaban sin cargos. Estos ejemplos son la fiel representación de los intentos
del aparato del Estado por culpabilizar a las víctimas y así silenciar la
responsabilidad de la justicia, la desidia de la policía y las leyes
reaccionarias que amparan la violencia estructural, económica y social, que
vivimos miles de mujeres y que supone una amenaza para nuestras vidas.
Acabar con la violencia machista y la opresión patriarcal es luchar
contra la explotación capitalista los asesinatos machistas y las formas más
evidentes de agresión física a las mujeres son solamente la cara más cruel. Lo
que las cifras y noticias nunca cuentan es que detrás del feminicidio y la
violación hay una tonelada de violencias económicas, ideológicas y de privación
de derechos contra las condiciones de vida y los cuerpos de miles de mujeres y
niñas que nos condena a una situación de inferioridad e indefensión permanente.
Esta situación de opresión a las mujeres es una cara más de la explotación, la
moral y las leyes de la sociedad capitalista. Primero por la infravaloración
social y la supeditación que la producción capitalista nos otorga,
atribuyéndonos el papel de amas de casa para que asumamos gratuitamente el
trabajo doméstico; y después por cómo se nos usa a las mujeres trabajadoras
para explotarnos doblemente en los puestos más inseguros, peor pagados y más
temporales, como las camareras de piso que apenas cobran dos euros la hora.
Esta desigualdad se ha incrementado en los últimos años con la crisis
capitalista. Las reformas laborales y de las pensiones de los gobiernos del
PSOE y del PP han incrementado la brecha salarial hasta el 20% y la de las
pensiones hasta un 38%, mientras se nos carga con el 76% del trabajo temporal.
También ha facilitado la indefensión ante el acoso en el puesto de trabajo, el
aumento de los despidos por embarazo y el incremento del paro femenino que está
3,5 puntos por encima. La oleada de privatizaciones y recortes también nos ha
golpeado como primera víctima a las mujeres. No solamente porque una gran parte
de los servicios sociales recortados y externalizados están ocupados por
mujeres como la dependencia, sino también porque ha vuelto a cargar sobre miles
de nosotras el trabajo de cuidados que anteriormente asumía el sector público,
empujándonos a abandonar el puesto de trabajo y encerrándonos de nuevo en las
cuatro paredes del hogar. Pero no solo son ataques materiales.
El PP también ha emprendido una ofensiva ideológica para tratar de
someternos a cargar con el mayor peso de la crisis, con toda una batería de
medidas. La reaccionaria ley del aborto para privarnos del control de nuestras
vidas, la impunidad con la violencia machista para que “aguantemos calladitas”
o el intento de aprobar la FP de “actividades domésticas y limpieza de edificios”
para que naturalicemos nuestra condición de sostenedoras del hogar. Desempleo,
pobreza, la defensa de ideas misóginas, falta de derechos e independencia
económica son la receta acabada para la escalada de la violencia machista. ¡La
única alternativa: contra toda forma de opresión, lucha y unidad de clase! La
única forma de acabar con esta lacra es no solamente vernos como víctimas, que
es el papel que los medios de comunicación, el Estado y la burocracia sindical
nos asigna. Sino también como luchadoras. El movimiento “NiunaMenos”, la
participación de la mujer en la lucha sindical como “Las Kellys” o el papel
destacado que las mujeres hemos jugado en las mareas o parando desahucios
demuestra que no queremos ser espectadoras pasivas, sino luchadoras de primera
línea de nuestra emancipación.
Por eso no nos sirve el sindicalismo de paz social que nos saca un día a
la calle para victimizarnos mientras el resto del año acepta EREs, firma malos
convenios o permite pasivamente que se apliquen recortes. Para fortalecer el
combate contra la doble o incluso triple opresión de la mujer trabajadora
necesitamos recuperar el sindicalismo de clase y combativo. Un sindicalismo que
nos sirva para la lucha permanente con un programa que recoja nuestras
reivindicaciones por unas condiciones dignas de trabajo, de estudio, de
maternidad, de vida, nuestro derecho al aborto libre y gratuito y que se unifiquen
a la lucha por los derechos del conjunto de los trabajadores, los
oprimidos y explotados por este sistema, sus leyes, su moral y sus gobiernos.”
Escrito por Laura
Calderón.
(Periódico Sindical GanemosCCOO. www.ganemosccoo.org). • Especial XI Congreso CCOO.
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