El sistema capitalista no es reformable. Si no
cambiamos de modelo, a medio y largo plazo llevará a la humanidad a la
catástrofe porque su objetivo no es
“satisfacer necesidades humanas”, como sería el modelo del genuino socialismo,
sino “el lucro privado de unos parásitos privilegiados”. La clase trabajadora y la juventud no
sufrimos solamente una opresión económica y política bajo esta sociedad, sino
que también padecemos la opresión “ideológica” que al igual que las dos
primeras, tiene como fin la perpetuación del sistema de explotación
capitalista.
La difusión de las
ideas del socialismo científico, que se sustenta en la filosofía del
materialismo dialéctico, que es la que coordina mejor con los intereses de la
clase obrera, para extenderla entre la juventud y la clase trabajadora,
resultan hoy más vigentes que nunca para elevar el nivel de conocimiento y
conciencia de clase, haciéndonos
comprender la realidad que nos rodea como clase oprimida para intentar
emanciparnos.
La conciencia de clase
consiste en darse cuenta de los intereses opuestos entre patronos y asalariados
y llegado el momento, cuando estemos organizados, con el programa y la
dirección adecuados, luchar por la
necesidad de expropiar a los capitalistas que llevan 300 años robando las
plusvalías de nuestra clase, (pues el Capital no es más que plusvalía acumulada),
con el fin de que, la clase trabajadora, que somos la abrumadora mayoría de la
sociedad, podamos tomar posesión y gestionar de forma verdaderamente
democrática, la riqueza social que como clase trabajadora producimos con el
esfuerzo de nuestro trabajo.
Debemos entender que
ésta es la única manera de avanzar hacia la construcción de una sociedad mejor
para la mayoría, sin explotación ni exclusión, eliminando la pobreza, el paro y
la miseria que atenaza a los más desfavorecidos, superando la división entre
clases, sin miserias ni escasez, avanzando hacia la construcción de la
auténtica sociedad humana, la sociedad socialista.
El sistema capitalista
es un modelo de explotación ya que en cualquier empresa, el trabajador
desarrolla una labor productiva, un
trabajo socialmente necesario para producir bienes o acercarlos al consumo. El trabajador, con su esfuerzo intelectual o
manual, consume energía, nervios, músculos, etc que deben ser repuestos
diariamente. Para reponer sus energías consumidas mediante el esfuerzo y
mantener a su familia en unas condiciones de vida media fijadas, es por lo que
al trabajador se le retribuye ese esfuerzo con dinero, es decir, pagándole un
salario.
Marx y Engels,
fundadores del socialismo científico, hicieron un descubrimiento muy
importante. Demostraron que al obrero
nunca se le retribuye completamente todo el tiempo de trabajo. En “El Capital”, Marx explica detalladamente
cómo durante una parte de la jornada laboral, el obrero crea un valor, que
convertido en dinero, es igual a su salario. Pero otra parte de la jornada
laboral trabaja gratis para el capitalista. Durante esta parte de la jornada
laboral, el obrero no recibe remuneración alguna.
Todo el valor del
producto del trabajo no retribuido al obrero va directamente a los bolsillos de
los capitalistas. Este valor es la plusvalía, la fuente de donde surge el
beneficio del capitalista. En otras palabras más simples: “el beneficio
capitalista es el trabajo no pagado al obrero”. Con el dinero obtenido de la
venta de mercancías, el capitalista paga el salario a los obreros y repone el
resto de capital utilizado en la producción de mercancías. Lo que sobra es la
ganancia, de la que descuenta una parte para el comerciante, para pagar
intereses bancarios y los impuestos al Estado.
Todos los diferentes sectores de la clase capitalista, tanto
fabricantes, comerciantes, banqueros, Estado y otros, todos ellos viven a costa
del trabajo de la clase obrera.
Quedó demostrado que el
capitalismo se revela como un sistema de explotación, de opresión y de robo
igual al feudalismo y al esclavismo, pero a una escala superior. Al mismo
tiempo, la lucha entre las clases, de la clase obra por mejores salarios y por
la reducción de la jornada laboral, o del patrón por reducirlas, sigue siendo
una constante en la actualidad que se hace más patente con la crisis, lo que
explica su justificación en este momento histórico.
Esta disputa permanente
por la posesión de las plusvalías es el motor de la lucha de clases bajo el
capitalismo, que durante los períodos de auge, queda amortiguada y diluida,
pero es la justa lucha de la clase asalariada por contrarrestar la ofensiva
permanente del capitalista que le arrebata el valor creado con el esfuerzo de
su trabajo y que legítimamente corresponde al trabajador. (…)
ÁREA DE FORMACIÓN:
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
is-psoe.malaga@terra.es
Próximo artículo… (Parte
2 de 5) “El capitalismo imperialista monopolista
y el Estado”.
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