La nueva época del la
“libre competencia”, del “mercado libre” dejó paso a un sistema económico
mundial globalizado que está controlado por unas 200 grandes
multinacionales. El monopolio surge
inevitablemente del libre mercado. Aquellas empresas que son capaces de
producir más barato desalojan de la competencia a aquellas otras que emplean
métodos de trabajo más anticuados y, por lo tanto, producen mercancías más
caras. Los grandes se comen a los
pequeños. La concentración del capital es la consecuencia inevitable del modo
de producción capitalista.
Cada innovación
tecnológica en la producción obliga a nuevos desembolsos y créditos con los
bancos, lo que solo se pueden permitir las empresas más fuertes. Una vez que estas grandes empresas conquistan
el mercado de su país se vuelven hacia el mercado mundial conquistando nuevas
esferas de influencia. Estas multinacionales van desalojando de la competencia
a otras grandes empresas en otras partes del mundo, lo que provoca la aparición
del monopolio en cada rama de la producción. Así pues, son cuatro o cinco
grandes multinacionales y monopolios quienes controlan férreamente cada sector
importante de la producción a escala internacional: acero, automóvil, petróleo,
química, telefonía móvil, ordenadores, bebidas, café, minería, etc. Son
empresas gigantescas con 100.000, 200.000 y hasta 600.000 trabajadores
repartidos por todo el mundo.
Esos enormes monopolios
y multinacionales despliegan una lucha a muerte entre ellas en la arena mundial
para controlar las fuentes de materias primas y los mercados. Les va en ello su
supervivencia. Con el desarrollo de las
multinacionales no desaparece la importancia de los Estados nacionales,
al contrario. Éstos se fortalecen. Cuando estas multinacionales no pueden
acceder a determinados mercados o controlar determinadas materias primas en
algunos rincones del mundo, recurren a la guerra o a la amenaza de la misma,
para hacer vales sus intereses. Pero las guerras solo la pueden hacer los
ejércitos, y éstos están basados en los estados nacionales, que llevan
adheridos una burocracia estatal compuesta por altos funcionarios, jueces y
administradores para su funcionamiento cotidiano.
Los grandes
capitalistas de cada país someten al aparato del Estado y a los Gobiernos a sus
intereses más directos. Los Gobiernos
burgueses no son más que el Consejo de Administración de los intereses comunes
de los capitalistas de cada país. El militarismo, el fortalecimiento de los
cuerpos represivos es la consecuencia necesaria de este estado de cosas. El
aparato del Estado y las grandes empresas y capitales constituyen un cuerpo
único.
La dominación militar y
económica de las naciones más débiles a manos de las multinacionales y estados
más poderosos es lo que constituye el Imperialismo moderno, y es el resultado
inevitable del dominio económico de los monopolios y multinacionales. Son las
grandes potencias imperialistas de EEUU, La Unión Europea, China, Rusia y con sus zonas de influencia,
quienes se reparten los mercados mundiales y las fuentes de materias primas.
(…)
ÁREA DE FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
is-psoe.malaga@terra.es
Próximo artículo… “LA
CRISIS Y EL DESBARAJUSTE DE LA PRODUCCIÓN CAPITALISTA”. (Parte 3 de 5)
(Recomendable leer parte 1 anterior.
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