3 de enero de 2013

EL “ABISMO FISCAL” DE EE.UU.



Pese al acuerdo alcanzado en EEUU entre Republicanos y Demócratas, para intentar evitar el “abismo fiscal” que se cierne sobre la economía,  ese pacto no despeja las dudas de las finanzas mundiales que sigue en situación muy precaria.  Los capitalistas y sus representantes en todo el mundo, ya sean gobiernos de derechas o socialdemócratas, mantienen que debemos hacer sacrificios en nuestras condiciones de vida de cara a superar la crisis. 

Los puntos fundamentales del acuerdo son en resumen:

* Los impuestos van a subir para los ingresos superiores a 450.000  dólares anuales en familias y para los particulares que ingresen más de 400.000.  El resto de rentas inferiores a estos umbrales sufren tasas de impuestos como durante la presidencia de George W. Bush. Los impuestos para las rentas de capital y dividendos se fijarán en el 20%, y será del 15% para el resto. Las parejas con rentas anuales superiores a los 450.000 dólares volverán a contribuir con un tipo del 39,6 % como hace dos décadas, en lugar del 35% actual.
*  Además, se eleva del 35% al 40% el tipo en herencias de bienes inmuebles que estén valorados en más de cinco millones de dólares. Este umbral de exención se elevará hasta los 15 millones al final de la década.
*  También se establece una prórroga de un año para el subsidio de emergencia por desempleo, que beneficia a dos millones de estadounidenses.
* Igualmente se introduce otra prórroga hasta finales de año en los incentivos fiscales a las empresas que inviertan en energías renovables, así como en investigación y desarrollo.
* Queda anulada la  reducción del 27% en los reembolsos que perciben los médicos que atienden a pacientes cubiertos por el seguro médico público para jubilados gracias a unos recortes de costes que, sin embargo, no han quedado fijados.

Por otra parte han sido incapaces de ponerse de acuerdo en lo que se refiere al recorte de gastos de la administración, sobre todo en lo que se refiere a algunos programas sociales muy populares, como Medicare para los jubilados y Medicaid para los pobres, cuyos costes se dispararán por el envejecimiento de la población. No ha habido acuerdo tampoco para fijar el límite de la deuda, siendo ese aspecto muy importante, ya que el Gobierno alcanzó el límite de endeudamiento el pasado lunes que está fijado en 16,4 Billones de dólares.

Esas incertidumbres que han sido extendidas a toda la población mundial es una aplicación más de la política del terror económico,  que nos someten al chantaje de que no queda otro camino que el “sacrificio”, pero da la casualidad que el sujeto de esos sacrificios nunca son los bancos, ni los especuladores ni los estafadores, sino que siempre recae sobre la clase trabajadora y la juventud de todo el mundo, que, por otra parte, están rebelándose contra esa situación tan injusta.

El recorte del déficit público y, con ello, del gasto social es el sacrificio que nos obligan a hacer para mantener y aplacar la desconfianza de los “mercados”, es decir, de la “dictadura financiera del gran capital”, que representa la hoja de ruta marcadas por las grandes fortunas capitalistas.  El capital financiero internacional y los estados burgueses que los sostienen son muy exigentes en la defensa de sus intereses y no se detienen ante nada.  Exigen sacrificios a la clase obrera que finalmente tendrá que pagar hasta el último céntimo de la deuda pública.

Pero la burguesía tiene un problema pues las masas empiezan a retarla porque la clase obrera no es un niño indefenso y está demostrando que no acepta pasivamente estos ataques, sino que su resistencia está tomando cada vez un carácter más pre-revolucionario. Los trabajadores y sectores de la juventud que engrosan no ya el ejército de reserva industrial (del que hablaba Marx en la época de ascenso juvenil del capitalismo que servía para mantener bajo el precio de la fuerza de trabajo), si no un ejército conformado por desempleados crónicos que en el caso de la juventud obrera, alcanza en buena parte de los países tasas escandalosas de hasta un 45% y 55 % de desempleo.

Este paro forzoso crónico, que es de carácter estructural,  es el reflejo de que el capitalismo como sistema está agotado ya que es incapaz de garantizar un futuro digno para la juventud, los trabajadores  y con ello un futuro para la humanidad.   Por eso, no es casualidad que tanto en los países árabes la juventud desempleada se haya puesto al frente del movimiento revolucionario, al igual que está aconteciendo en Europa con los indignados en España o los saqueos que se han dado recientemente en Argentina y los levantamientos de masas con Huelgas Continentales como las del 14-N en Europa.  La entrada en escena de la juventud sólo es el anticipo para la entrada en escena de la clase trabajadora, cada vez más unificada y masiva,  que mostrará el camino al conjunto de los oprimidos para salir del callejón sin salida de los capitalistas.

El constante bombardeo de la propaganda que ha sido llevada a cabo por la burguesía y  sus acólitos en la sociedad acerca del fin de la historia, el fin de la lucha de clases y del triunfo definitivo del capitalismo que se lanzó tras la caída del estalinismo, se nos muestra con la perspectiva de  poco más de 20 años  como una farsa ante la inestabilidad y la crisis profunda  del modo de producción capitalista. La historia finalmente ha dado su veredicto y nos está diciendo que el estalinismo fracasó pero el capitalismo tampoco sirve por lo que una nueva sociedad socialista, democrática, planificada y auto-gestionada ya no es una utopía sino que es una necesidad imperiosa para la humanidad.

La irracionalidad y anarquía del sistema capitalista se está poniendo de manifiesto frente a los ojos de millones de trabajadores que ya vivieron durante el boom anterior,  la sobreexplotación que  generó un enorme malestar en todo el planeta.  El problema es que todos los sacrificios, despidos  y recortes sociales en nombre del bienestar común y o para “dar señales de confianza” a los mercados, lejos de aplacar su codicia, están empujando a la economía mundial hacia una nueva depresión tal y como hemos visto durante las últimas semanas con la amenaza del sistema ante el “abismo fiscal” que se presenta en EEUU.

Siguiendo la lógica del capitalismo, del ansia de beneficios en el menor corto plazo posible, los especuladores  no se verán aplacados con ataques a los que el capital somete al mudo del trabajo,  ni siquiera con el último acuerdo para “salvar del abismo fiscal” al modelo de libre mercado, sino que empeorará las condiciones de trabajo y de vida de los más pobres sometiendo a un país tras otro a la indigencia, con le objetivo de  garantizar el cobro de la deuda colosal que todos los Estados tienen con la Banca Mundial.  Alimentados  por esa avidez  se va a desatar una nueva  ofensiva de los especuladores sobre la clase trabajadora, que a través de los gobiernos títeres de los Poderes Financieros, seguirán robando a los pobres para darlo a los Ricos, aunque países como  Italia y España  sigan estando al borde de la bancarrota. Lo más peligroso para la burguesía europea  dentro de esta nueva escalada de desestabilización es que la avidez financiera  impuesta a las economías que parecían fuertes hace solo cinco o seis años, es que la clase obrera se les rebele y se levante contra tamaña injusticia.

Otro factor importante que puede agravar la situación  es el nuevo reflejo de la época, como es la  rebaja de calificación de la deuda norteamericana realizada que pone al descubierto sus debilidades  para el que no lo supiera o imaginase, que la mayor potencia capitalista del planeta no está a salvo del problema de la deuda.  El detonante de la rebaja de calificación de la deuda, que anteriormente  fue consecuencia del agrio debate entre republicanos y demócratas y particularmente dentro del partido republicano con el sector del tea-party que  evidenció  las fuertes divisiones dentro de la burguesía norteamericana, situando al país al borde de la suspensión de pagos, algo insólito en la historia del capitalismo internacional moderno, se puede recrudecer de nuevo con este acuerdo que se mantendrá en precario.

Todas esas disputas y divisiones de la clase dominante fruto de la profunda crisis del capitalismo norteamericano se ha reflejado tanto en la política exterior como en la política interior norteamericana en los últimos años y reflejan un profundo cambio en la conciencia de las masas que se está dando en el país y que es el  preludio de grandes acontecimientos revolucionarios que están quebrando el equilibrio social que la burguesía norteamericana ha conseguido mantener los últimos 70 años desde la II Guerra Mundial. El despertar del sueño americano no es más que una pesadilla para millones de trabajadores y jóvenes. El malestar acumulado estallará de un modo explosivo y revolucionario más pronto que tarde.

El secreto de la impotencia capitalista para salir de la crisis reside no en el Olimpo de la Bolsa o los fondos de inversión, si no en el terreno concreto de la economía real, en la evolución negativa de la industria, el paro y la caída del comercio. Los datos económicos en Estados Unidos, principal potencia capitalista del planeta,  muestran cómo la crisis de sobreproducción golpea al coloso norteamericano.

Algunos de esos datos económicos de EE UU son apabullantes. En los dos primeros años de la crisis (2007- 2009) se perdieron 2,2 millones de puestos de trabajo. La deuda pasó del 63 % del PIB en 1991 a más de 200 % actual.  Es el país más endeudado del mundo. Según el índice GINI que señala la desigualdad de los países, los EEUU ocupa el lugar 119 de 160 países, lo que lo coloca como una de las sociedades más DESIGUALES.  Desde 1997 al 2007 (inicio de la crisis) los ingresos del 1 % más rico crecieron un 275 % mientras los del 20 % más pobre cayeron un 11,3 %. Los ingresos de las familias trabajadoras medias habían retrocedido en 2010 al nivel de 1989. Más de 45 millones son pobres y dependen de programas de ayudas gubernamentales para poder comer.  Según el U.S. Census Bureau, 1 de cada 6 personas (49,1 millones) viven bajo el umbral de pobreza. A ellos hay que sumar otros 97,3 millones de personas con ingresos que les acercan a ese umbral.  Casi el 50 % de la población son pobres. El paro juvenil es más del doble entre los latinos y africanos.  Más de un millón de ciudadanos viven en la calle (los sin techos).

A esos datos tan difíciles de remontar, se le suma el desplome del precio de la vivienda  donde se había refugiado buena parte del ahorro de las familias que se ha  volatilizado y que fue el principal motor de la economía norteamericana.  El desplome del precio de la vivienda  es brutal,  en donde en algunos estados se ha desplomado el 50%.  Para dar dimensión al desplome, el valor de las propiedades inmobiliarias de las familias cayó de 13,5 billones de dólares en 2006 a 5,3 billones en 2009, según la Reserva Federal  El  desplome del mercado inmobiliario supera al que se dio durante la Gran depresión y el precio de la vivienda en EEUU, según  El economista, ha caído ya más de un 26% desde junio de 2006. Este porcentaje supera en una décima el desplome de 25,9% que registró el sector inmobiliario durante los años comprendidos entre 1928 y 1933.

La situación del sector bancario lejos de mejorar con las ayudas, ha conducido a una nueva crisis y a los rumores de  nuevas quiebras.  Hace un tiempo Warrent Buffet invirtió 5.000 millones de dólares y eso calmó temporalmente los mercados, por lo que fue presentado como el gran rescatador de bancos, junto a grandes magnates que salieron a la prensa diciendo que estaban dispuestos a pagar más impuestos. Ahora, en esta disputa para la firma del acuerdo para contrarrestar el “Abismo Fiscal” se ha demostrado la dureza e intransigencia de sus representantes Republicanos que no ceden un ápice en la presión fiscal que quería llevar a cabo el Presidente Obama.   La verdad es que todo es una clara maniobra especulativa que puede llevar al moribundo sistema bancario a la tumba, al igual que sucedió con Lehman Brothers.

Igualmente la economía de la zona euro refleja la tendencia hacia una nueva recesión, con el añadido de que Alemania que había conseguido permanecer inmune debido a la potencia de su comercio exterior y la sobre-explotación de la clase obrera se ve arrastrada hacia la recesión.  La crisis de la deuda y los malos datos económicos empujaron las bolsas hacia abajo.  Durante todo el último año los sobresaltos de la “Prima de Riesgo” y las oscilaciones en los mercados de valores  y el ataque contra la deuda española e italiana, ha sido una constante que sólo se pudo contrarrestar cuando el Banco Central Europeo empezó a hablar de  comprar deuda de ambos países y frenar la especulación.  Pero no fue el amor a Italia o España lo que empujó al BCE a intentar buscar soluciones, ofreciendo incluso el rescate, sino que un colapso de algunos de estos dos importantes países podría arrastra a la economía europea al colapso general, haciendo quebrar a la Banca Alemana y Francesa que serían incapaces de atender los impagos.

El temor a la extensión de la crisis y la posibilidad del rebaje de la deuda francesa y rumores sobre la viabilidad de los bancos alemanes es cuando la burguesía alemana se decidió a actuar. Sólo el inicio del ataque especulativo contra la moneda alemana y cuando se dispararon los CDS  (seguros contra impago de la deuda alemana), se impulsó a que el BCE empezara a plantear la comprar deuda española e italiana. Las pérdidas por la crisis bursátil obligaron a no permitir en la Bolsa de varios países, las operaciones en corto.

Cuando nos hicieron creer que con el rescate de Grecia se normalizaría la situación vemos que lejos de resolver el problema,  durante la aprobación del segundo  y tercer paquete de ayudas, los “mercados” no dieron ni un solo respiro y  arreciaron sus ataques.  La ira divina de los “dioses del mercado reclamando sangres y sacrificios”,  no había sido aplacada. Hubo momentos dramáticos que la propia existencia del euro se puso en juego.  El nivel de endeudamiento de Grecia no es superior al de California, sin embargo la UE a diferencia de EE.UU no es un mercado unificado por una sola burguesía. El caso es que en Europa no hay una única burguesía unificada si no, cuando la crisis arrecia predominan los intereses de la económica más poderosa - la alemana- que utiliza el BCE a su antojo.  El BCE presta al  1% a los bancos Estatales y éstos revenden el euro al 6, 7 y 10 %,  mientras los desahuciados pierden sus viviendas por no pagar las hipotecas, viviendas que se las quedan los bancos que han sido rescatados con dinero que debemos los ciudadanos. Es decir un robo descarado.

La crisis económica está beneficiando a unos pocos y perjudicando a la gran mayoría. Está siendo aprovechada por los grandes especuladores, multinacionales y grandes comerciantes. Es una oportunidad de grandes negocios para los capitalistas, sobre todo para el capital financiero que es el que domina la economía mundial, en su lógica de obtener beneficios, asfixiando a la economía industrial y productiva que queda estrangulada por la falta de créditos, generando inestabilidad, anarquía, desequilibrio y paro masivo.  Esa lógica la siguen los capitalistas aunque se destroce el aparato productivo y se reduzca la capacidad de consumo y el nivel de vida de las masas. Son los grandes negocios a corto plazo lo que espolea las turbulencias económicas que expresa la fuerte corriente de espiral descendente del capitalismo como modo de producción económica que conduce a esos “abismos”.

La enorme montaña de deudas acumuladas  contra la que están apostando los especuladores y el mecanismo de las CDS, por los cuales se aseguran contra pérdidas es una bomba de relojería para la economía mundial.  Ellos ganan mucho dinero apostando a que van a la quiebra países o bancos con lo que la enorme masa de capital que no se puede valorizar fruto de la sobrecapacidad en la industria  (sobreproducción) van a estas actividades especulativas y drenan la inversión real en producción tangible.  En la época moderna el sueño capitalista de generar dinero sin pasar por el proceso productivo se ha transformado en realidad, pero este sueño es para la economía productiva y, sobre todo, para la clase trabajadora y las masas pobres de todo el mundo, una pesadilla, una ruina, paro, miseria, desolación y depresión.  La pesadilla engendrada por un sistema que ha sobrepasado su límite, en donde las fuerzas productivas hace tiempo se rebelan contra la propiedad privada de los medios de producción, acaparados por una élite financiera que los pone al servicio de la especulación,  la estafa y frena el avance de la sociedad.

Esas desastrosas  políticas de recorte del gasto público, es muy perjudicial para el pueblo y muy rentable para el Capital pues  merman aún más la capacidad de consumo de la clase trabajadora, restringiendo aún más el mercado y exacerbando la crisis de sobreproducción, pero los especuladores siguen amasando inmensas fortunas.  Del mismo modo la crisis está siendo utilizada como chantaje para recortar derechos históricos de la clase trabajadora, como es la sanidad, educación, los servicios sociales, las pensiones, etc. La crisis está significando la caída de la participación de la renta de todos los países de la clase trabajadora y un trasvase de fondos de los trabajadores a la clase capitalistas. El desmantelar del Estado del Bienestar forma parte de este proceso por el que se recorta también el salario social de la clase trabajadora a través de las privatizaciones. El capitalismo lo quiere todo y lo quiere ya pese al sufrimiento de las masas.

Hagan lo que hagan los capitalistas para contrarrestar ese “abismo fiscal”, ese “abismo económico”,  los resultados serán a medio plazo una  profundización de la crisis capitalista. Las perspectivas para los próximos meses, (o años)  una nueva profundización de la crisis económica se está preparando, y paralela a ella el panorama de inestabilidad y estallidos sociales en todo el mundo va a continuar, a una escala superior. El intento infructuoso de equilibrar la economía capitalista sobre la base del mayor ataque a los trabajadores desde la II Guerra Mundial está significando una sacudida en todo el continente europeo.  Las  huelgas generales en Grecia, Portugal, Francia, EL 14-N y demás luchas, los saqueos en Londres, los levantamientos en el norte de África que contagiaron las potentes  manifestaciones del 15M en el estado español, que luego siguieron con el 25-S y otras manifestaciones enormes,  son una muestra de que la clase obrera y la juventud no está dispuesta a dejarse sacrificar en el  altar de los mercados,  por la sentencia injusta del capital financiero,  sin poner su impronta.

Incluso algunos economistas burgueses neokeynesianos  incrementan sus críticas y se lamentan de que actualmente hay una “secta económica neoliberal” que domina el capitalismo que se caracteriza por  tener fe ciega en los mercados y en la necesidad de aplacarlos a cualquier costo.  La aristocracia financiera que domina el mundo y que no duda - cual plaga bíblica- en tumbar y llevar a la miseria a países enteros y, por lo tanto, a millones de personas, hombres, mujeres, niños y ancianos a la miseria con tal de que se garantice su inversión no se frena ante beneficios multimillonarios.

“La clase dominante no ve las consecuencias de sus actos en el callejón sin salida hacia el que empuja a la economía mundial. En la medida en que la anarquía capitalista domina más el escenario económico, la misma, es decir la ley de la selva se traslada a todos los ámbitos de la sociedad.   La propia burguesía en decadencia desarrolla una conciencia enajenada que la ciega y conduce hacia ese callejón sin salida. Al mismo tiempo los ataques contra los trabajadores, los choques cada vez más frecuentes y virulentos entre las clases, conllevan a un proceso de maduración del proletariado y que el malestar acumulado entre los trabajadores vaya adoptando un programa político definido. La burguesía enloquece, se divide y pierde fe en sí misma, mientras que la clase obrera en los diferentes choques con la burguesía  y con los elementos burgueses dentro de sus filas va madurando y tomando más consciencia de sí misma, de las tareas que tiene por delante”: en palabras de Marx la clase obrera pasa de “clase en si” a “clase para si”.

La crisis de sobreproducción sólo se puede resolver sobre la base de la destrucción de fuerzas productiva, mostrando que las fuerzas productivas han entrado en contradicción con las relaciones sociales de producción: ¿Cómo se expresa esto hoy en día?  En la destrucción de fuerzas productivas por la crisis que se refleja en el desempleo crónico, en el nivel de deuda pública y privada que señala que durante décadas la sociedad capitalista ha vivido del trabajo futuro, del crédito. De cómo la propia existencia de los estados nacionales guardianes de los intereses mezquinos y egoístas de cada burguesía nacional,  como vemos en la actualidad en la crisis de la UE, no son más que un obstáculo para el desarrollo y la prosperidad de la mayoría de la población. El hecho mismo de que el interés mezquino de la burguesía entra en colisión con los intereses generales de la sociedad, de cómo este interés mezquino pone en peligro el propio dominio de la burguesía que aparece cada vez más a los ojos de las masas como carente de sentido e injusto.

Como conclusión,  el orden social establecido, tolerado por las masas por el papel adormecedor a la par de las direcciones socialdemócratas y neoestalinistas,  es visto como injusto por sectores cada vez más amplios de las masas y que debe ser cambiado. En palabras de Hegel, “todo lo real es racional y todo lo racional es real “, pero como señalaba Engels cuando lo real pierde su racionalidad,  pierde su necesidad de existir, se vuelve irracional: ese es el caso del capitalismo en la actualidad. En estos momentos, el orden social existente pierde su legitimidad, su racionalidad a los ojos de millones y con ello estamos a la puerta de grandes estallidos, rebeliones y levantamientos sociales  que veremos  en toda Europa y que más pronto que tarde también sacudirán  a los Estados Unidos.

Todas las reformas que, tras la II Guerra Mundial, tuvo la burguesía que conceder a la clase trabajadora y que la socialdemocracia se jactaba de haber conseguido, fueron el fruto del miedo de la burguesía mundial a la revolución socialista y la victoria  de la Unión Soviética frente al nazismo. El miedo a perderlo todo,  expresión de la fuerza  del proletariado hizo a los capitalistas de los diferentes países coordinarse en sus políticas económicas bajo la batuta norteamericana  y hacer concesiones a la clase trabajadora en los países capitalistas avanzados. Este equilibrio fue posible sobre  la base del papel traidor del estalinismo que frenó el movimiento revolucionario de postguerra, a cambio de repartirse con el imperialismo el mundo  en áreas de influencia. Las reformas a veces son la consecuencia de una revolución inacabada o desviada. Esas concesiones que se concretaron en  la redistribución de la renta a favor de la clase obrera en los países capitalistas avanzados, sentó las bases del dominio en el movimiento obrero de la socialdemocracia en Europa y el partido demócrata en EE.UU. El predominio  de EE.UU como única potencia capitalista dominante creó las condiciones de estabilidad económica, político y militar  para esta estabilidad.

La caída del estalinismo condujo a un estado de euforia de los capitalistas principalmente en los Estados Unidos: los sectores decisivos  de la clase dominante, se emborracharon  de éxito y  perdieron el miedo a la clase trabajadora, midiéndola a través de sus dirigentes tanto socialdemócratas como estalinistas. La secta neoliberal de la que hablan algunos keynesianos y socialdemócratas,  consolidó su poder en esos momentos  y desde entonces maneja libre de toda atadura la economía mundial conduciéndola al desastre.

Tras la crisis del 2007/8 se abrió una nueva la época  que se desliza hacia situaciones de revolución social  en todo el mundo, incluido los países árabes, Europa y  EE.UU.  Los próximos meses y años,  ante el empuje revolucionario de los trabajadores,  más fuertes que nunca numéricamente y bajo los golpes de la crisis capitalista y el brazo represor del estado burgués, atarán el hilo conductor de la historia sacando las conclusiones pertinentes de las lecciones del momento y del pasado.

Entonces del panorama cambiante de potencias mundiales, que se enfrentarán disputándose las plusvalías que serán cada vez más escasas,   surgirá la fuerza imponente de la clase obrera, que dará un aldabonazo que resonará en todo el mundo. Ese nuevo resurgir del movimiento obrero que tras la defensa de un programa adecuado y mediante el desarrollo de una nueva dirección firme,  que será probada en el fragor de la  batalla,  que de un modo latente y persistente se ha venido probando y seleccionando por las masas en acción,  desde un punto concreto del globo terráqueo,  se mostrará la  potencia organizada y unida de la clase trabajadora, que será capaz de tomar impulso hasta derrotar al capitalismo y comenzar la construcción de una nueva sociedad socialista.  Las masas en acción comprenderán que bajo el capitalismo no hay salida y lucharán por la transformación socialista de la sociedad que es la alternativa correcta a la recesión capitalista, porque otro mundo es posible y necesario, pero con el genuino socialismo. 

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA.-PSOE.A
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