Pese al acuerdo alcanzado en EEUU
entre Republicanos y Demócratas, para intentar evitar el “abismo fiscal” que se
cierne sobre la economía, ese pacto no
despeja las dudas de las finanzas mundiales que sigue en situación muy
precaria. Los capitalistas y sus
representantes en todo el mundo, ya sean gobiernos de derechas o
socialdemócratas, mantienen que debemos hacer sacrificios en nuestras
condiciones de vida de cara a superar la crisis.
Los puntos fundamentales del acuerdo
son en resumen:
* Los impuestos van a subir para los
ingresos superiores a 450.000 dólares anuales en familias y para los
particulares que ingresen más de 400.000. El resto de rentas inferiores a estos umbrales
sufren tasas de impuestos como durante la presidencia de George W. Bush. Los
impuestos para las rentas de capital y dividendos se fijarán en el 20%, y será
del 15% para el resto. Las parejas con rentas anuales superiores a los 450.000
dólares volverán a contribuir con un tipo del 39,6 % como hace dos décadas, en
lugar del 35% actual.
* Además, se eleva del 35% al 40% el tipo en
herencias de bienes inmuebles que estén valorados en más de cinco millones de
dólares. Este umbral de exención se elevará hasta los 15 millones al final de
la década.
* También se establece una prórroga de un año
para el subsidio de emergencia por desempleo, que beneficia a dos millones de
estadounidenses.
*
Igualmente se introduce otra prórroga hasta finales de año en los incentivos
fiscales a las empresas que inviertan en energías renovables, así como en
investigación y desarrollo.
* Queda
anulada la reducción del 27% en los
reembolsos que perciben los médicos que atienden a pacientes cubiertos por el
seguro médico público para jubilados gracias a unos recortes de costes que, sin
embargo, no han quedado fijados.
Por otra
parte han sido incapaces de ponerse de acuerdo en lo que se refiere al recorte
de gastos de la administración, sobre todo en lo que se refiere a algunos
programas sociales muy populares, como Medicare para los jubilados y Medicaid
para los pobres, cuyos costes se dispararán por el envejecimiento de la
población. No ha habido acuerdo tampoco para fijar el límite de la deuda, siendo
ese aspecto muy importante, ya que el Gobierno alcanzó el límite de
endeudamiento el pasado lunes que está fijado en 16,4 Billones de dólares.
Esas
incertidumbres que han sido extendidas a toda la población mundial es una
aplicación más de la política del terror económico, que nos someten al chantaje de que no queda
otro camino que el “sacrificio”, pero da la casualidad que el sujeto de esos
sacrificios nunca son los bancos, ni los especuladores ni los estafadores, sino
que siempre recae sobre la clase trabajadora y la juventud de todo el mundo,
que, por otra parte, están rebelándose contra esa situación tan injusta.
El recorte del déficit público y,
con ello, del gasto social es el sacrificio que nos obligan a hacer para
mantener y aplacar la desconfianza de los “mercados”, es decir, de la
“dictadura financiera del gran capital”, que representa la hoja de ruta
marcadas por las grandes fortunas capitalistas. El capital financiero internacional y los
estados burgueses que los sostienen son muy exigentes en la defensa de sus
intereses y no se detienen ante nada. Exigen
sacrificios a la clase obrera que finalmente tendrá que pagar hasta el último
céntimo de la deuda pública.
Pero la burguesía tiene un problema
pues las masas empiezan a retarla porque la clase obrera no es un niño
indefenso y está demostrando que no acepta pasivamente estos ataques, sino que
su resistencia está tomando cada vez un carácter más pre-revolucionario. Los
trabajadores y sectores de la juventud que engrosan no ya el ejército de
reserva industrial (del que hablaba Marx en la época de ascenso juvenil del
capitalismo que servía para mantener bajo el precio de la fuerza de trabajo),
si no un ejército conformado por desempleados crónicos que en el caso de la
juventud obrera, alcanza en buena parte de los países tasas escandalosas de
hasta un 45% y 55 % de desempleo.
Este paro forzoso crónico, que es de
carácter estructural, es el reflejo de
que el capitalismo como sistema está agotado ya que es incapaz de garantizar un
futuro digno para la juventud, los trabajadores y con ello un futuro para la humanidad.
Por eso, no es casualidad que tanto en los países árabes la juventud
desempleada se haya puesto al frente del movimiento revolucionario, al igual
que está aconteciendo en Europa con los indignados en España o los saqueos que
se han dado recientemente en Argentina y los levantamientos de masas con
Huelgas Continentales como las del 14-N en Europa. La entrada en escena de la juventud sólo es el
anticipo para la entrada en escena de la clase trabajadora, cada vez más
unificada y masiva, que mostrará el
camino al conjunto de los oprimidos para salir del callejón sin salida de los
capitalistas.
El constante bombardeo de la
propaganda que ha sido llevada a cabo por la burguesía y sus acólitos en la
sociedad acerca del fin de la historia, el fin de la lucha de clases y del
triunfo definitivo del capitalismo que se lanzó tras la caída del estalinismo,
se nos muestra con la perspectiva de poco más de 20 años como una
farsa ante la inestabilidad y la crisis profunda del modo de producción
capitalista. La historia finalmente ha dado su veredicto y nos está diciendo
que el estalinismo fracasó pero el capitalismo tampoco sirve por lo que una
nueva sociedad socialista, democrática, planificada y auto-gestionada ya no es
una utopía sino que es una necesidad imperiosa para la humanidad.
La irracionalidad y anarquía del
sistema capitalista se está poniendo de manifiesto frente a los ojos de
millones de trabajadores que ya vivieron durante el boom anterior, la sobreexplotación que generó un enorme
malestar en todo el planeta. El problema es que todos los sacrificios,
despidos y recortes sociales en nombre del bienestar común y o para “dar
señales de confianza” a los mercados, lejos de aplacar su codicia, están
empujando a la economía mundial hacia una nueva depresión tal y como hemos visto
durante las últimas semanas con la amenaza del sistema ante el “abismo fiscal”
que se presenta en EEUU.
Siguiendo la lógica del capitalismo,
del ansia de beneficios en el menor corto plazo posible, los especuladores no se verán aplacados con ataques a los que el
capital somete al mudo del trabajo, ni
siquiera con el último acuerdo para “salvar del abismo fiscal” al modelo de
libre mercado, sino que empeorará las condiciones de trabajo y de vida de los
más pobres sometiendo a un país tras otro a la indigencia, con le objetivo de garantizar el cobro de la deuda colosal que
todos los Estados tienen con la Banca Mundial. Alimentados por esa avidez se va a
desatar una nueva ofensiva de los
especuladores sobre la clase trabajadora, que a través de los gobiernos títeres
de los Poderes Financieros, seguirán robando a los pobres para darlo a los
Ricos, aunque países como Italia y
España sigan estando al borde de la
bancarrota. Lo más peligroso para la burguesía europea dentro de esta
nueva escalada de desestabilización es que la avidez financiera impuesta
a las economías que parecían fuertes hace solo cinco o seis años, es que la
clase obrera se les rebele y se levante contra tamaña injusticia.
Otro factor importante que puede
agravar la situación es el nuevo reflejo
de la época, como es la rebaja de
calificación de la deuda norteamericana realizada que pone al descubierto sus
debilidades para el que no lo supiera o
imaginase, que la mayor potencia capitalista del planeta no está a salvo del
problema de la deuda. El detonante de la
rebaja de calificación de la deuda, que anteriormente fue consecuencia del agrio debate entre
republicanos y demócratas y particularmente dentro del partido republicano con
el sector del tea-party que evidenció las fuertes divisiones dentro
de la burguesía norteamericana, situando al país al borde de la suspensión de
pagos, algo insólito en la historia del capitalismo internacional moderno, se
puede recrudecer de nuevo con este acuerdo que se mantendrá en precario.
Todas esas disputas y divisiones de
la clase dominante fruto de la profunda crisis del capitalismo norteamericano
se ha reflejado tanto en la política exterior como en la política interior
norteamericana en los últimos años y reflejan un profundo cambio en la
conciencia de las masas que se está dando en el país y que es el preludio de grandes acontecimientos
revolucionarios que están quebrando el equilibrio social que la burguesía
norteamericana ha conseguido mantener los últimos 70 años desde la II Guerra
Mundial. El despertar del sueño americano no es más que una pesadilla para
millones de trabajadores y jóvenes. El malestar acumulado estallará de un modo
explosivo y revolucionario más pronto que tarde.
El secreto de la impotencia
capitalista para salir de la crisis reside no en el Olimpo de la Bolsa o los
fondos de inversión, si no en el terreno concreto de la economía real, en la
evolución negativa de la industria, el paro y la caída del comercio. Los datos
económicos en Estados Unidos, principal potencia capitalista del planeta,
muestran cómo la crisis de sobreproducción golpea al coloso
norteamericano.
Algunos de esos datos económicos de
EE UU son apabullantes. En los dos primeros años de la crisis (2007- 2009) se
perdieron 2,2 millones de puestos de trabajo. La deuda pasó del 63 % del PIB en
1991 a más de 200 % actual. Es el país
más endeudado del mundo. Según el índice GINI que señala la desigualdad de los
países, los EEUU ocupa el lugar 119 de 160 países, lo que lo coloca como una de
las sociedades más DESIGUALES. Desde
1997 al 2007 (inicio de la crisis) los ingresos del 1 % más rico crecieron un
275 % mientras los del 20 % más pobre cayeron un 11,3 %. Los ingresos de las
familias trabajadoras medias habían retrocedido en 2010 al nivel de 1989. Más
de 45 millones son pobres y dependen de programas de ayudas gubernamentales
para poder comer. Según el U.S. Census
Bureau, 1 de cada 6 personas (49,1 millones) viven bajo el umbral de pobreza. A
ellos hay que sumar otros 97,3 millones de personas con ingresos que les
acercan a ese umbral. Casi el 50 % de la
población son pobres. El paro juvenil es más del doble entre los latinos y
africanos. Más de un millón de
ciudadanos viven en la calle (los sin techos).
A esos datos tan difíciles de
remontar, se le suma el desplome del precio de la vivienda donde se había
refugiado buena parte del ahorro de las familias que se ha volatilizado y
que fue el principal motor de la economía norteamericana. El desplome del precio de la vivienda es brutal,
en donde en algunos estados se ha desplomado el 50%. Para dar dimensión al desplome, el valor de
las propiedades inmobiliarias de las familias cayó de 13,5 billones de dólares
en 2006 a 5,3 billones en 2009, según la Reserva Federal El desplome del mercado inmobiliario supera al
que se dio durante la Gran depresión y el precio de la vivienda en EEUU,
según El economista, ha caído ya más de
un 26% desde junio de 2006. Este porcentaje supera en una décima el desplome de
25,9% que registró el sector inmobiliario durante los años comprendidos entre
1928 y 1933.
La situación del sector bancario
lejos de mejorar con las ayudas, ha conducido a una nueva crisis y a los
rumores de nuevas quiebras. Hace un tiempo Warrent Buffet invirtió 5.000
millones de dólares y eso calmó temporalmente los mercados, por lo que fue
presentado como el gran rescatador de bancos, junto a grandes magnates que
salieron a la prensa diciendo que estaban dispuestos a pagar más impuestos.
Ahora, en esta disputa para la firma del acuerdo para contrarrestar el “Abismo
Fiscal” se ha demostrado la dureza e intransigencia de sus representantes
Republicanos que no ceden un ápice en la presión fiscal que quería llevar a
cabo el Presidente Obama. La verdad es que todo es una clara maniobra
especulativa que puede llevar al moribundo sistema bancario a la tumba, al
igual que sucedió con Lehman Brothers.
Igualmente la economía de la zona
euro refleja la tendencia hacia una nueva recesión, con el añadido de que
Alemania que había conseguido permanecer inmune debido a la potencia de su
comercio exterior y la sobre-explotación de la clase obrera se ve arrastrada
hacia la recesión. La crisis de
la deuda y los malos datos económicos empujaron las bolsas hacia abajo. Durante todo el último año los sobresaltos de
la “Prima de Riesgo” y las oscilaciones en los mercados de valores y el
ataque contra la deuda española e italiana, ha sido una constante que sólo se
pudo contrarrestar cuando el Banco Central Europeo empezó a hablar de comprar deuda de ambos países y frenar la
especulación. Pero no fue el amor a
Italia o España lo que empujó al BCE a intentar buscar soluciones, ofreciendo
incluso el rescate, sino que un colapso de algunos de estos dos importantes
países podría arrastra a la economía europea al colapso general, haciendo
quebrar a la Banca Alemana y Francesa que serían incapaces de atender los
impagos.
El temor a la extensión de la crisis
y la posibilidad del rebaje de la deuda francesa y rumores sobre la viabilidad
de los bancos alemanes es cuando la burguesía alemana se decidió a actuar. Sólo
el inicio del ataque especulativo contra la moneda alemana y cuando se
dispararon los CDS (seguros contra impago de la deuda alemana), se
impulsó a que el BCE empezara a plantear la comprar deuda española e italiana. Las
pérdidas por la crisis bursátil obligaron a no permitir en la Bolsa de varios
países, las operaciones en corto.
Cuando nos hicieron creer que con el
rescate de Grecia se normalizaría la situación vemos que lejos de resolver el
problema, durante la aprobación del
segundo y tercer paquete de ayudas, los “mercados”
no dieron ni un solo respiro y arreciaron sus ataques. La ira
divina de los “dioses del mercado reclamando sangres y sacrificios”, no había sido aplacada. Hubo momentos
dramáticos que la propia existencia del euro se puso en juego. El nivel de endeudamiento de Grecia no es
superior al de California, sin embargo la UE a diferencia de EE.UU no es un
mercado unificado por una sola burguesía. El caso es que en Europa no hay una única
burguesía unificada si no, cuando la crisis arrecia predominan los intereses de
la económica más poderosa - la alemana- que utiliza el BCE a su antojo. El BCE presta al 1% a los bancos
Estatales y éstos revenden el euro al 6, 7 y 10 %, mientras los desahuciados pierden sus
viviendas por no pagar las hipotecas, viviendas que se las quedan los bancos
que han sido rescatados con dinero que debemos los ciudadanos. Es decir un robo
descarado.
La crisis económica está beneficiando a unos pocos y
perjudicando a la gran mayoría. Está siendo aprovechada por los grandes
especuladores, multinacionales y grandes comerciantes. Es una oportunidad de
grandes negocios para los capitalistas, sobre todo para el capital financiero
que es el que domina la economía mundial, en su lógica de obtener beneficios,
asfixiando a la economía industrial y productiva que queda estrangulada por la
falta de créditos, generando inestabilidad, anarquía, desequilibrio y paro
masivo. Esa lógica la siguen los
capitalistas aunque se destroce el aparato productivo y se reduzca la capacidad
de consumo y el nivel de vida de las masas. Son los grandes negocios a corto
plazo lo que espolea las turbulencias económicas que expresa la fuerte
corriente de espiral descendente del capitalismo como modo de producción
económica que conduce a esos “abismos”.
La enorme montaña de deudas
acumuladas contra la que están apostando los especuladores y el mecanismo
de las CDS, por los cuales se aseguran contra pérdidas es una bomba de
relojería para la economía mundial. Ellos ganan mucho dinero apostando a que van a
la quiebra países o bancos con lo que la enorme masa de capital que no se puede
valorizar fruto de la sobrecapacidad en la industria (sobreproducción)
van a estas actividades especulativas y drenan la inversión real en producción
tangible. En la época moderna el sueño
capitalista de generar dinero sin pasar por el proceso productivo se ha
transformado en realidad, pero este sueño es para la economía productiva y,
sobre todo, para la clase trabajadora y las masas pobres de todo el mundo, una
pesadilla, una ruina, paro, miseria, desolación y depresión. La pesadilla engendrada por un sistema que ha
sobrepasado su límite, en donde las fuerzas productivas hace tiempo se rebelan
contra la propiedad privada de los medios de producción, acaparados por una
élite financiera que los pone al servicio de la especulación, la estafa y
frena el avance de la sociedad.
Esas desastrosas políticas de recorte del gasto público, es muy
perjudicial para el pueblo y muy rentable para el Capital pues merman aún más la capacidad de consumo de la
clase trabajadora, restringiendo aún más el mercado y exacerbando la crisis de
sobreproducción, pero los especuladores siguen amasando inmensas fortunas. Del mismo modo la crisis está siendo utilizada
como chantaje para recortar derechos históricos de la clase trabajadora, como
es la sanidad, educación, los servicios sociales, las pensiones, etc. La crisis
está significando la caída de la participación de la renta de todos los países
de la clase trabajadora y un trasvase de fondos de los trabajadores a la clase
capitalistas. El desmantelar del Estado del Bienestar forma parte de este
proceso por el que se recorta también el salario social de la clase trabajadora
a través de las privatizaciones. El
capitalismo lo quiere todo y lo quiere ya pese al sufrimiento de las masas.
Hagan lo que hagan los capitalistas para contrarrestar
ese “abismo fiscal”, ese “abismo económico”,
los resultados serán a medio plazo una profundización de la crisis capitalista. Las perspectivas para los próximos meses, (o años) una nueva profundización de la crisis
económica se está preparando, y paralela a ella el panorama de inestabilidad y
estallidos sociales en todo el mundo va a continuar, a una escala superior. El
intento infructuoso de equilibrar la economía capitalista sobre la base del
mayor ataque a los trabajadores desde la II Guerra Mundial está significando
una sacudida en todo el continente europeo. Las huelgas generales en Grecia,
Portugal, Francia, EL 14-N y demás luchas, los saqueos en Londres, los
levantamientos en el norte de África que contagiaron las potentes manifestaciones del 15M en el estado español,
que luego siguieron con el 25-S y otras manifestaciones enormes, son una muestra de que la clase obrera y la
juventud no está dispuesta a dejarse sacrificar en el altar de los mercados, por la sentencia injusta del capital
financiero, sin poner su impronta.
Incluso algunos economistas
burgueses neokeynesianos incrementan sus
críticas y se lamentan de que actualmente hay una “secta económica neoliberal”
que domina el capitalismo que se caracteriza por tener fe ciega en los
mercados y en la necesidad de aplacarlos a cualquier costo. La aristocracia financiera que domina el mundo
y que no duda - cual plaga bíblica- en tumbar y llevar a la miseria a países
enteros y, por lo tanto, a millones de personas, hombres, mujeres, niños y
ancianos a la miseria con tal de que se garantice su inversión no se frena ante
beneficios multimillonarios.
“La clase dominante no ve las
consecuencias de sus actos en el callejón sin salida hacia el que empuja a la
economía mundial. En la medida en que la anarquía capitalista domina más el
escenario económico, la misma, es decir la ley de la selva se traslada a todos
los ámbitos de la sociedad. La
propia burguesía en decadencia desarrolla una conciencia enajenada que la ciega
y conduce hacia ese callejón sin salida. Al mismo tiempo los ataques contra los
trabajadores, los choques cada vez más frecuentes y virulentos entre las
clases, conllevan a un proceso de maduración del proletariado y que el malestar
acumulado entre los trabajadores vaya adoptando un programa político definido.
La burguesía enloquece, se divide y pierde fe en sí misma, mientras que la
clase obrera en los diferentes choques con la burguesía y con los
elementos burgueses dentro de sus filas va madurando y tomando más consciencia
de sí misma, de las tareas que tiene por delante”: en palabras de Marx la clase
obrera pasa de “clase en si” a “clase para si”.
La crisis de sobreproducción sólo se
puede resolver sobre la base de la destrucción de fuerzas productiva, mostrando
que las fuerzas productivas han entrado en contradicción con las relaciones
sociales de producción: ¿Cómo se expresa esto hoy en día? En la destrucción de fuerzas productivas por
la crisis que se refleja en el desempleo crónico, en el nivel de deuda pública
y privada que señala que durante décadas la sociedad capitalista ha vivido del
trabajo futuro, del crédito. De cómo la propia existencia de los estados
nacionales guardianes de los intereses mezquinos y egoístas de cada burguesía
nacional, como vemos en la actualidad en la crisis de la UE, no son más
que un obstáculo para el desarrollo y la prosperidad de la mayoría de la población.
El hecho mismo de que el interés mezquino de la burguesía entra en colisión con
los intereses generales de la sociedad, de cómo este interés mezquino pone en
peligro el propio dominio de la burguesía que aparece cada vez más a los ojos
de las masas como carente de sentido e injusto.
Como conclusión, el orden social establecido, tolerado por las
masas por el papel adormecedor a la par de las direcciones socialdemócratas y
neoestalinistas, es visto como injusto
por sectores cada vez más amplios de las masas y que debe ser cambiado. En
palabras de Hegel, “todo lo real es racional y todo lo racional es real “, pero
como señalaba Engels cuando lo real pierde su racionalidad, pierde su
necesidad de existir, se vuelve irracional: ese es el caso del capitalismo en
la actualidad. En estos momentos, el orden social existente pierde su
legitimidad, su racionalidad a los ojos de millones y con ello estamos a la
puerta de grandes estallidos, rebeliones y levantamientos sociales que veremos en toda Europa y que más
pronto que tarde también sacudirán a los
Estados Unidos.
Todas las reformas que, tras la II
Guerra Mundial, tuvo la burguesía que conceder a la clase trabajadora y que la
socialdemocracia se jactaba de haber conseguido, fueron el fruto del miedo de la
burguesía mundial a la revolución socialista y la victoria de la Unión
Soviética frente al nazismo. El miedo a perderlo todo, expresión de la
fuerza del proletariado hizo a los capitalistas de los diferentes países
coordinarse en sus políticas económicas bajo la batuta norteamericana y
hacer concesiones a la clase trabajadora en los países capitalistas avanzados.
Este equilibrio fue posible sobre la base del papel traidor del
estalinismo que frenó el movimiento revolucionario de postguerra, a cambio de
repartirse con el imperialismo el mundo en áreas de influencia. Las
reformas a veces son la consecuencia de una revolución inacabada o desviada.
Esas concesiones que se concretaron en la redistribución de la renta a
favor de la clase obrera en los países capitalistas avanzados, sentó las bases
del dominio en el movimiento obrero de la socialdemocracia en Europa y el
partido demócrata en EE.UU. El predominio de EE.UU como única potencia
capitalista dominante creó las condiciones de estabilidad económica, político y
militar para esta estabilidad.
La caída del estalinismo condujo a
un estado de euforia de los capitalistas principalmente en los Estados Unidos:
los sectores decisivos de la clase dominante, se emborracharon de
éxito y perdieron el miedo a la clase trabajadora, midiéndola a través de
sus dirigentes tanto socialdemócratas como estalinistas. La secta neoliberal de
la que hablan algunos keynesianos y socialdemócratas, consolidó su poder
en esos momentos y desde entonces maneja libre de toda atadura la
economía mundial conduciéndola al desastre.
Tras la crisis del 2007/8 se abrió
una nueva la época que se desliza hacia
situaciones de revolución social en todo
el mundo, incluido los países árabes, Europa y EE.UU. Los
próximos meses y años, ante el empuje
revolucionario de los trabajadores, más fuertes que nunca numéricamente y
bajo los golpes de la crisis capitalista y el brazo represor del estado burgués,
atarán el hilo conductor de la historia sacando las conclusiones pertinentes de
las lecciones del momento y del pasado.
Entonces del panorama cambiante de
potencias mundiales, que se enfrentarán disputándose las plusvalías que serán
cada vez más escasas, surgirá la fuerza imponente de la clase
obrera, que dará un aldabonazo que resonará en todo el mundo. Ese nuevo
resurgir del movimiento obrero que tras la defensa de un programa adecuado y mediante
el desarrollo de una nueva dirección firme, que será probada en el fragor de la batalla, que de un modo latente y persistente se ha venido
probando y seleccionando por las masas en acción, desde un punto concreto del globo
terráqueo, se mostrará la potencia organizada y unida de la clase
trabajadora, que será capaz de tomar impulso hasta derrotar al capitalismo y
comenzar la construcción de una nueva sociedad socialista. Las masas en acción comprenderán que bajo el
capitalismo no hay salida y lucharán por la transformación socialista de la
sociedad que es la alternativa correcta a la recesión capitalista, porque otro
mundo es posible y necesario, pero con el genuino socialismo.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA.-PSOE.A
is-psoe.malaga@terra.es
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