30 de enero de 2012

UNIÓN EUROPEA: FIN DE LA UTOPIA REACCIONARIA.

Las contradicciones del capitalismo se siguen profundizando en Europa, bajo la presión de la recesión. La crisis estructural del capitalismo puede desembocar en una horrible depresión. Hemos entrado en un proceso de cambios bruscos en la conciencia de las masas, convulsiones e insurrecciones obreras, que producirán giros a la izquierda en los próximos meses, empezando quizás por el triunfo del Partido Socialista de Francia, contra Sarkozy y las Izquierdas en Alemania, que derrotarán a la Canciller Merkel.

La recesión que comenzó con la crisis financiera de 2007 en EEUU está siendo mucho más profunda que las demás crisis pequeñas del período de la posguerra y se presenta similar a la de los años 30, pero a un nivel incluso superior en destrucción de fuerzas productivas y en fabricación de “paro, corrupción y miseria, que afectan principalmente a las masas trabajadoras”.

El problema del paro se ha convertido ya en estructural y ha aparecido de forma simultánea y de masas en todos los países, llevando al sistema a una recesión que es prácticamente universal, afectando incluso a los países industrialmente más desarrollados.

La caída brusca de la tasa de beneficios ha colapsado la inversión. El espejismo iluso del enriquecimiento permanente, que deslumbró incluso a los dirigentes sindicales y políticos reformistas les ha explotado en la cara. Tanto los estrategas de la burguesía como los consejeros sindicales y de los partidos de la “izquierda institucionalizada” están bastante desorientados y no tienen ninguna estrategia programática alternativa al sistema y sus tácticas están siendo totalmente erróneas.

Esos estrategas, algunos de ellos reconvertidos claramente en mercenarios del gran capital, tienen ahora más miedo que nunca ante el futuro de los acontecimientos. Los líderes del PP que estaban eufóricos en la campaña electoral porque se aproximaba la toma del Poder, están empezando a sentir pánico ante lo que se verán obligados llevar a cabo contra las masas trabajadoras y las capas medias de la población. Pero sobre todo, lo que más les aterra es el aplastante potencial de fuerza que tiene la clase trabajadora, que no podrá ser dominada ni por Pactos Sociales ni por métodos represivos y tarde o temprano tomarán de nuevo las calles y las plazas, pero a un nivel muy superior al pasado 15M.

Para una recuperación de la lucha social de las masas, uno de los factores claves que se necesita es la desmoralización de la propia clase dominante y eso está ya en sus inicios porque el número de 5.375.000 parados de la reciente Encuesta de Población Activa, con perspectivas de llegar pronto a los 6 millones, así como las perspectivas de crecimiento CERO en Europa, junto con los abultados déficits, les ha dejado descolocados.

Estamos viendo cómo en los países decisivos del capitalismo europeo, están empezando a surgir fisuras y divisiones en el seno de la clase dominante, porque no se pueden poner de acuerdo sobre qué medidas adoptar. Unos dicen que si se ataca con firmeza a la clase trabajadora para bajar el déficit como tienen previsto para que se reduzca al 4,4 en el corto plazo, habrá convulsiones sociales. Otros dicen que si se aplaza y flexibilizan los ataques, la situación también se podría deteriorar con peligro de quiebras estatales. Las dos partes tienen razón y caminamos hacia el abismo, en bases capitalista porque este sistema corrupto, degenerado y senil no puede dar respuestas válidas a las cuestiones sociales y económicas a la vez.

La burguesía y los elementos más inteligentes del PP miran con terror los procesos que están teniendo lugar en la vecina África, América Latina y otras zonas calientes, observando que el estado capitalista más poderoso de la tierra, como son los EEUU, que pensaban que tendrían por delante un siglo de prosperidad y desarrollo sin límites, que eran los gendarmes del mundo colonial que habían sometido a base de guerras de rapiña, están ahora de retirada en Irak, derrotados totalmente y preparan su salida de Afganistán, al recortar en más de 400.000 millones de dólares los presupuestos de defensa en EEUU, acuciados por la crisis de su economía.

La derrota de Irak ha costado entre 126.000 y 300.000 muertos, según diversas fuentes. El Pentágono ha destinado cerca de 770.000 millones de dólares desde 2003 en las operaciones bélicas, con armamento destructivo y han intentado dejar un gobierno títere estable, pero han dejado al país sumido en la edad de piedra con esa horrorosa destrucción en todos los sectores de la producción. Han utilizado todos los ingenios diabólicos modernos, armas químicas y bacteriológicas, inmensa cantidad de toneladas de bombas y las fuerzas de la coalición Imperialista, puesta en marcha por la ilegal y asesina banda del Trío de las Azores, se ha visto obligada a retirarse sin atreverse a reconocer la derrota.

La poderosa clase dominante norteamericana, aunque es una de las más ignorantes de las burguesías capitalistas, ha querido dar un escarmiento a los países que les desobedecen y no se doblegan a sus dictados. En el exterior nunca han respetado las democracias ajenas empleando siempre la política “del palo y la zahanoria” Han querido demostrar a los países que ellos mismos catalogan como “eje del mal” que tienen un enorme poder y que están dispuestos a utilizarlo cuando les convenga a sus intereses económicos, dirigidos por el complejo militar-industrial del Pentágono. Ahora tras ese fracaso aumentan sus fanfarronadas de tensión contra Irán, amenazando con las incursiones bélicas que podrían ser el inicio de la III Guerra Mundial de consecuencias incalculables.

En realidad, la clase dominante de los EEUU está agotando sus posibilidades y con esos métodos militaristas de chantaje, hace alarde de fortaleza, principalmente dando avisos a los países que se les salgan de su órbita, pero la realidad es que temen a las revoluciones, y vemos que son incapaces de intervenir militarmente en Europa, contra la clase trabajadora griega, cuando ha venido luchando durante meses, pero han lanzado también el chantaje de que la CIA había detectado una posibilidad de golpe de Estado. No se han atrevido a darlo de forma “armada y cruenta” por las repercusiones que podría tener ante el posible contagio de la revolución en toda Europa y han optado por un “Golpe de Estado Financiero”, que de forma “desarmada e incruenta”, han instalado a gobiernos títeres, tanto en Grecia como en Italia, que ahora llaman “TECNOCRÁTICOS”.

El desarrollo del proceso de luchas que se ha venido dando durante 2011 en el Norte de África, es el inicio de la revolución social de las masas extenuadas y sin salida, pero para los estrategas no es más que un ensayo para los acontecimientos similares que pueden darse en todos los países europeos, más temprano que tarde.

Nuestra corriente , bastante antes de que se llevara a cabo ese sueño “utópico” y reaccionario de la Unión Europea, criticábamos que no era posible la “Europa de los Mercaderes” y que debíamos seguir luchando por la “Europa de los Pueblos”,
a la vez que planteábamos que la integración económica, monetaria y política, unificándola en una Unión de estados con distintos niveles económicos, era bajo el capitalismo completamente inviable, y que en cualquier caso, era una remota posibilidad, pero antes llegaría otra crisis y que entonces, todos estos estados experimentarían convulsiones sociales.

Es preciso reconocer esas perspectivas se han visto ralentizadas por el largo auge anterior a la crisis de 2008. Eso es una cuestión de ritmo, pero las causas hay que buscarlas también debido a la debilidad y falta de firmeza de la política de los partidos y sindicatos obreros, que han paralizado y frenado las iniciativas de las masas, malgastando sus energías, dilapidando las posibilidades de la Huelga del 29-S que no se quiso mantener el pulso sostenido, por parte de las cúpulas sindicales, que empezaron a mirar para otro lado cuando se dio la explosión de ese maravilloso cambio semi-espontáneo de las luchas que durante meses llevaron a cabo las masas del 15-M.

La clase trabajadora europea es mil veces más fuerte que antes y las clases burguesas están más enfrentadas y divididas que nunca por los efectos de la crisis en sus intereses nacionales, que podría desembocar incluso en guerras comerciales. La correlación de las fuerzas de intereses contradictorios de capitalistas y trabajadores es más favorable que nunca a esta última clase; la aparente debilidad de la izquierda y la fortaleza de la derecha es falsa, pues se debe a la unidad aparente del bloque burgués y a la división real de las izquierdas y a la falta de una factor subjetivo adecuado.

Los representantes de los poderosos, como el FMI, la Banca Mundial y el B.C.E. no hacen más que proponer y exigir de forma insistente, abierta y continuada, a los gobiernos elegidos por los ciudadanos, que tienen que hacer recortes a los sectores menos favorecidos para restaurar la tasa de ganancia de los especuladores y capitalistas que son los únicos que sacan provecho de esas medidas de recortes anti-sociales, con cuyas medidas están saqueando materialmente a los pueblos, con el consentimiento de las direcciones de UGT y CCOO que acaban de firmar un nuevo “Pacto Social”, que mejor debería llamarse “Anti-Social”, con el beneplácito y tolerancia de las posiciones pusilánimes de las direcciones del PSOE y algo menos de IU, que hablan y hablan pero no llaman a la lucha, al encuadramiento, a la reorganización y a la unidad, para hacer frente a este estado de cosas, proponiendo, como espera la clase obrera, un giro a la izquierda y planteando un programa alternativo genuinamente socialista, para luchar todos juntos por cambiar la situación, como desde algunas corrientes venimos reclamando.

La debilidad invita a la agresión, por lo que la clase dominante está preparando los mecanismos de represión ya que comprende, que en un momento dado, tendrá que jugárselo todo a una carta para intentar aplastar a la clase trabajadora, cuando ésta se vea forzada a rebelarse y responder contra tanta injusticia impuesta por la burguesía. Ésta espera siempre el mejor momento adecuado, pero cada vez lo tendrán más difícil dado que la clase trabajadora, aunque parezca que vive un momento de reflujo, no está derrotada, y ellos lo saben, así pues, en cualquier momento, si se pasan de rosca en los ataques, puede saltar la lucha y poner en un brete al gobierno, que se puede ver forzado a revertir la situación o incluso dimitir o cambiar de política, o pedir de emergencia un gobierno de Concentración Nacional, o cualquier otra maniobra.

El auge económico del capitalismo mundial de las últimas tres décadas antes de la crisis alcanzó el nivel más alto que en cualquier otro período histórico, pero con el estallido de la crisis, quedó marcado el comienzo del crepúsculo del sistema capitalista mundial que ha agotado cualquier paradigma y por muchos premios Nobel que obtengan, son incapaces de ofrecer un modelo diferente al capitalismo, porque la utopía de “reformar el capitalismo” no existe, así como no existen tampoco las Terceras Vías, ni margen para la socialdemocracia, lo que nos obliga a tener que reconocer que la única salida es el Socialismo, pero no pretendamos que los burgueses se hagan el Hara-Kiri, como aparentemente quisieron hacernos creer que habían hecho cuando la pantomima de la transición de las Cortes Franquistas. Votaron la reforma, aunque Fraga y los suyos llamaron a votar en contra, y al final, se ha demostrado que era más de lo mismo, tanto si se votaba una cosa como la otra, o sea la perpetuación del franquismo a través de otros métodos, Coronado y ratificado ya en los momentos actuales con acceso al Poder del PP, que son los legítimos herederos del tardofranquismo carpetovetónico, demostrado por el hecho de que el mismo Fraga murió sin condenar el antiguo régimen y sus seguidores del PP tampoco lo harán, pues consideran que golpe de Estado de Franco fue positivo para los intereses del capitalismo, aunque cientos de miles de republicanos sigan tirados por las cunetas todavía a estas alturas de lo que quieren hacernos colar por democracia y no lo es, dado asimismo el penoso espectáculo que se está dando con el Caso Garzón.

No obstante, la burguesía más inteligente está bastante preocupada por el poder potencial que conserva la clase obrera con cerca de 18 millones de asalariados y otros cerca de 5,5 millones de parados, por lo que ellos saben que en cierta forma, la vitalidad del capitalismo ha ido disminuyendo y son incapaces de afrontar un reto cara a cara, por lo que tendrán que seguir intentando comprar a sus dirigentes para poder seguir engañando a los trabajadores, pero a la larga todo será inútil porque el pueblo está cada vez mejor informado y desconfía cada vez más de este sistema, subiendo en las encuestas los partidarios de la III República y más que aumentará este año que se cumplen el bicentenario de la famosa y querida “Pepa”. Pronto el pueblo podría cambiar su voto del “Pepé” y feminizar su lucha.

Los escándalos de corrupción en todo los estamentos de la sociedad, que incluso afectan a la Corona, los desastre de la contaminación medioambiental, la decadencia de la moral burguesa en relación a la familia, la rebelión de la juventud que ha empezado y seguirá con más fuerza más temprano que tarde, dado el inicio de giro a la izquierda que se nota ya en los estudiantes, así como lo veremos en este mismo año en los principales países europeos donde se hagan elecciones generales, todo ello producirá un aceleramiento en el proceso molecular de toma de conciencia de las masas, que podrían pasar a la ofensiva mediante un salto brusco y repentino, para lo que la izquierda tiene que empezar a prepararse, porque todos esos factores son indicativos de la crisis total de esta sociedad burguesa que desafía con sus contradicciones la existencia misma del modelo capitalista obsoleto y en completo declive.

Es ya una realidad innegable que esta recesión profunda y universal, está sacudiendo los cimientos del capitalismo, produciendo una plaga de paro masivo en la mayoría de los países, que ya no es coyuntural sino que es estructural, por lo que el sistema será incapaz de volver a cotas de pleno empleo. La incapacidad de utilizar las fuerzas productivas instaladas más allá de un raquítico 68 % de media, con un despilfarro colosal de la técnica, la ciencia y la tecnología que podría ser utilizada en mejorar la producción para satisfacer las necesidades humanas, dando un salto colosal en el grado de bienestar de los ciudadanos nunca antes alcanzados en la historia humana, pone de relieve claramente el agotamiento de este modelo que se niega a desaparecer, aunque están crujiendo las estructuras y los pilares del capitalismo y lo que falta es precisamente una organización de la clase trabajadora para darle el último empujón y desarrollar las bases para la construcción de una sociedad democrática genuinamente socialista, donde se ponga por delante el bienestar del ser humano y NO el beneficio privado de las multinacionales y del mundo de las finanzas.

Las necesidades básicas y el despertar de la conciencia de la clase trabajadora de los pueblos hasta ahora sometidos al imperialismo, a pesar de la superioridad técnica y militar de las grandes potencias capitalistas, están dejando totalmente impotentes a esos trust imperialista, porque la guerra, por primera vez en la historia, ha dejado de ser económicamente rentable, ya que el costo de la destrucción, del armamento y de tropas utilizadas es superior a los beneficios obtenidos con la rapiña. El capitalismo ha alcanzado sus límites y se encuentra atrapado entre las fronteras nacionales y la propiedad privada de los medios de producción, siendo imposible salvar esas contradicciones dentro de su propio marco.

Ahora bien, existe una rara situación de equilibrio, que se manifiesta incluso en algunos países donde existen grupos guerrilleros que se mantienen durante decenas de años, donde vemos que ni el imperialismo los puede vencer con todo su potencial bélico, ni las guerrillas pueden vencer a los estados. El caso del Estado español, con el proceso de paz abierto en el conflicto de Euskadi, tiene esa misma raíz. El esperanzador significado social, económico y político de este hecho, en el que, si no se ve malogrado por algún error de algunas de las partes, tendremos que reconocer que ha sido debido a la presión de las movilizaciones de las masas que han acumulado cada vez más poder y han empujado a ambas partes a la necesidad de buscar medidas No Violentas que ponga las bases para un modelo democrático que sea asumido por todos, lo que demuestra a su vez, que ambas partes tendrán que ceder en sus posiciones que impidan las aspiraciones legítimas de todos los ciudadanos por igual, sean partidarios del Federalismo, de la Independencia o del Estado Único, para que sea el pueblo, a través de los votos, quien nos saque de tamaño atolladero. Si se le niega la posibilidad de realizarlo mediante los votos, de forma democrática, las masas se verán forzadas a buscar el mecanismo de la fuerza, a través de la lucha de masas utilizando los métodos de la No Violencia.

Algunos analistas plantean que si el sistema capitalista goza de algunos apoyos en Europa, es debido mayormente a la ceguera, cobardía, pesimismo, estupidez y falta de perspectivas, programas y tácticas, de los dirigentes de la izquierda, que con sus sectarismos, divisionismos, oportunismo e incapacidad para marchar hacia la unidad, pueden prolongar esta agonía larga a la que se encamina el sistema capitalista, con un sufrimiento enorme para las masas.

Debido al período de desorientación de los dirigentes de la izquierda reformista y a la decadencia de la clase dominante, ambo sectores se han fundido con el aparato del estado, confundiendo o utilizando la democracia burguesa actual, que poco se diferencia de la llamada “democracia orgánica”, con la verdadera democracia a la que aspira la clase trabajadora, que es la clase mayoritaria y por tanto, la que tendría que ser la “clase dominante natural” y no la burguesía que solamente defiende los intereses de una pequeña minoría que no ha sido elegida por nadie, que ordena desde los despachos de los grandes grupos financieros la política que sus administradores gobernantes se ven obligados a aplicar.

Muchos capitalistas y algunos de sus estrategas entienden bastante mejor que los dirigentes de la izquierda, el período al que se enfrenta el sistema, debido a las fuerzas potenciales latentes en lo más profundo de la clase trabajadora, que no aparece todavía por la superficie pero que está acumulando presión en la toma de conciencia de las masas, debido a tanto abuso, recorte, paro, miseria, desolación y frustración que estamos sufriendo. La perplejidad e incertidumbre que rezuman algunos editoriales de periódicos especializados, así como los tertulianos de Radio y Televisión, expresan los malos presentimientos ante los futuros enfrentamientos inevitables, que se tendrán que producir entre el mundo del trabajo y el mundo del capital, no solo en el Estado español, sino en todos y cada uno de los países capitalistas.

Durante los últimos años se han ido acumulando cada vez más contradicciones, siendo las principales las que existen entre el poderío potencial de la clase obrera y la pérdida política de peso en las instituciones, que se pone en duda con una sola pregunta: ¿Cuántos obreros hay en las Cortes Generales y el resto de las estructuras principales del Estado, como son Comunidades Autónomas y Ayuntamientos?

Existen concretamente amplias posibilidades objetivas para la transformación socialista de la sociedad y la superación del capitalismo, cuyo modelo ha fenecido, como feneció el estalinismo mucho antes de su derrocamiento corroído por sus propias contradicciones e injusticias internas. Las oleadas de luchas que vivimos durante el año pasado, que convulsionaron a una cadena interminable de países en el Norte de África, Latinoamérica, Europa y en el mundo entero, van a poner cada vez con más asiduidad e insistencia a prueba a las organizaciones tradicionales del movimiento obrero. Desde el interior de sus filas, entre los jóvenes trabajadores, entre los mejores luchadores de la clase obrera, saldrán los nuevos dirigentes que defiendan posiciones genuinamente socialistas con bases marxistas, fortaleciendo corrientes de izquierdas que obligarán a giros en líneas de clase y si no lo hacen las direcciones actuales serán reemplazadas por otras más frescas y vigorosas, porque bajo el capitalismo no hay salida y como decían los clásicos, fuera del movimiento obrero de masas, no se podrá construir nada que resista la fuerza de los acontecimientos, porque no nos queda otro camino que la lucha firme y consciente en esta difícil situación de equilibrio de la que tenemos que confiar en que la única salida válida tiene que venir del mundo del trabajo, que es la fuerza llamada a construir una sociedad nueva, una sociedad socialista, “de seres humanos libres, justos, honrados e inteligentes” como gustaba decir a Pablo Iglesias. ¡¡ÚNETE A LA LUCHA POR UN MUNDO MEJOR, PORQUE OTRO MUNDO ES POSIBLE, PERO CON EL GENUINO SOCIALISMO¡¡¡

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