Tras la caída de
Rajoy y la renuncia de Núñez Feijóo a presentar su candidatura para presidir el PP,
partido muy verticalista, que no está acostumbrado a conceder el voto a los
afiliados, su crisis interna se agravó. Desde sus inicios ha sido el ”dedazo”
el procedimiento empleado, pero ahora se abrió la caja de Pandora a unas
elecciones primarias. Comenzó la bronca
y las puñaladas traperas entre los 6+1 candidatos. Todas y todos han hecho un
esfuerzo para ganar. La campaña electoral ha desatado una virulenta pelea más
bien barriobajera sin programas ni contenidos políticos y sin debate entre los
contrincantes.
El PP ha celebrado
las primarias para elegir un nuevo liderazgo el jueves 5 de Julio, pero ha
salido bastante más deteriorado que cuando empezó la campaña. Ese empate técnico es el peor de los
escenarios posibles y hará falta mucho hilo para zurcir al PP que podría
terminar hecho girones.
Los resultados
oficiales han sido los siguientes:
1ª.- Doña Chiquita
Santamaría ha alcanzado un triunfo pírrico con el 36,95 % de los votos emitidos
(21.513 votos), que como exportavoz del gobierno de Mariano, buscaba el voto de
la militancia contra el del aparato.
2º.- Don Máster
Casado ha obtenido un 34,30 % con 19.967 votos a su favor. Basó su campaña autodenominándose
también el candidato de la militancia, pasando estos dos primeros clasificados
al Congreso del 21 de Julio donde los compromisarios tendrán la última palabra
para elegir al líder.
3ª.- Doña Finiquito
Cospedal, con un 25,92 % y 15.090 votos conquistados, se ha dado un gran
batacazo, pues pese a las aspiraciones
como representante del aparato que venía dominando y su curriculum de servicios
prestados al sistema, ha quedado frustrada.
4º.- Don
Anciano-Margallo, con sus insignificantes 680 votos obtenidos, representa una
catástrofe para este intelectual, que presta su último sacrificio de aquel
lejano portavoz de las Juventudes Monárquicas Españolas (JUME) de 1960,
perdiendo el último tren de lo que pudo haber representado.
5º.- Don
Guayo-Joserra, recibe sus 668 votos con alegría y se proclama triunfador moral,
porque entre el Intermedio y su
simpatía, se ha dado a conocer con su programa del “buenismo”, que él solo
conoce.
6º.- Don Farolillo
Rojo, queda clasificado con sus 185 votos en el lugar coherente que le ha
correspondido porque jugaba de Farol y no lo conocen ni en su casa.
Ha quedado en
evidencia la falta de apoyos del PP, cuando de los supuestos 869.000 afiliados que
decían tener, solo 58.305 han participado votando en esas primarias, del
raquítico censo real de 67.158 registrados,
demostrando de esta manera que esa militancia de la que presumían era
otra mentira más, verificada por la aritmética del recuento raquítico del número de votantes que
representa un 6,71% de los afiliados de los que presumían con su abultada
militancia fantasma.
Queda demostrado que
esta tensa situación interna incrementará la debilidad crónica en la que ha
entrado la burguesía española, que le va a impedir en el próximo futuro generar
una representación política fuerte, dada la pugna por el mismo espacio político
entre C’s, PP y otros grupos de extrema derecha que quieren disputar y acaparar
los restos del naufragio franquista, sobre todo si algunos veteranos como Aznar
y otros, aprovechan el desconcierto para mover fichas que podrían terminar en
algún tipo de escisión o cambios de cromos.
Las escaramuzas y las
contradicciones, al querer ser todos los representantes de una nueva derecha,
pero al mismo tiempo reivindicando las políticas pasadas, revela la profunda crisis que sufre esa derecha pepera. Está corroído por la corrupción, y a su vez,
reivindica a sus líderes, desde Fraga, hasta Rajoy, pasando por Aznar lo cual
provoca terror al recordar en la ciudadanía
la inestabilidad política y social provocada por la crisis del
capitalismo iniciada hace diez años, respondida en los últimos meses por las
crecientes mareas de movilización social, como pensionistas, feministas, clase
trabajadora y demás sectores afectados por sus recortes y austeridad.
Ninguna de las
candidatas y candidatos se ha callado ante esa guerra abierta, e incluso
algunos han utilizado como principal arma arrojadiza las decisiones del
Gobierno derrotado, como por ejemplo, García-Margallo, que, desmarcándose del
resto hablaba de “refundación” y de una “revolución pacífica” y acusaba a Santa María, con ataques tirándole a degüello, descalificándola porque formaba parte de los errores del gobierno de
Rajoy.
También Aznar desde
su retiro dorado atacó la política de Rajoy en Cataluña, responsabilizando a la
vicepresidenta Sáenz de Santamaría, reflejando la división sobre la aplicación
del artículo 155, insinuando que había que entrar a saco contra los catalanes, apoyando
la posición de Pablo Casado, lo que se convirtió en un arma de batalla interna
muy virulenta, por las posiciones montaraces de algunos elementos de la extrema
derecha. Casado se apoyaba también en
José María Aznar, (y éste ha flirteado con Ciudadanos) intentando concentrar el
voto del sector más reaccionario del PP, espoleando las rencillas y tensiones
internas de su partido, que estallaron
virulentamente, estando tocado por el escándalo de sus “presuntas”
falsificaciones de títulos universitarios, similar al modelo “Cifuentes”,
atenazado por el cerco judicial que se sigue cerrando contra sus intereses.
La gran batalla tuvo
lugar entre las dos contrincantes como era Cospedal y Santa María, la primera
intentando reaprupar el maltrecho “aparato” recabando el apoyo institucional de
las CCAA, que está compuesto por los sectores más reaccionarios y
desprestigiados por su larga trayectoria de políticas antisociales, llevadas a
cabo y controladas al servicio de la
burguesía, pero al final, Soraya ha derrotado estrepitosamente a María de sus Dolores.
La candidata, Sáenz
de Santamaría buscaba recabar el apoyo de la militancia, y a su vez, de la alta burocracia de los miles de asesores
y cargos defenestrado del exgobierno Rajoy
que corrían el peligro de incrementar los registros del paro. Era un clamor que
han sido esos altos cargos del área económica los que más claramente se
decantaron por el apoyo a la candidatura de Soraya y posiblemente se note en
los próximos votos de compromisarios al Congreso, para intentar salvar los
muebles institucionales que producen el pienso.
Todas las
candidaturas han recurrido al nacionalismo españolista más cavernícola y
rancio, siguiendo su tradición ultraconservadora, acusando al nuevo gobierno del PSOE de vender
España a los catalanes y ser culpables de levantar el 155 diciendo que habría
que mantenerlo todavía con más dureza, incluso sacando algunos a la palestra el
terrorismo de ETA para agitar a la reacción.
Cada candidatura ha
demostrado en sus discursos ser los fieles servidores de la Dictadura del Gran
Capital. Han hablado con palabras hueras
de consenso y acuerdos parlamentarios, con una hipocresía y desparpajo
increíbles, haciendo como que
recurrirían al Gobierno PSOE, con la intención de explorar cómo sería posible
atraerles a posiciones cercanas a C’s y
PP, con la intención de aplacar las protestas sociales y las reivindicaciones que
se plantean por las luchas feministas, los pensionistas y la clase trabajadora
que han venido batallando por sus reivindicaciones.
Esos “politicastros
pesebreros”, que ahora ven peligrar su pienso, intentan conservar sus privilegios y estarán
dispuestos para hacerse un hueco con insistentes acuerdos para la “unidad
nacional” aquella “una grande y libre”
de la que proceden y que beneficie una vez más a los intereses de la clase
burguesa. Las primarias del PP han llevado a ese partido, que continúa enfermo
de corrupción, a una división y situación agónica. Por ello, las masas han visto la caída de Rajoy y el
maremágnum que viven tras la Moción de Censura del PSOE, como una oportunidad histórica para poner fin
a la pesadilla del franquismo y la política de recortes y austeridad de esa
derecha impresentable.
El escándalo de los
datos de los censos presentados y la participación real en esas primarias,
reflejan el rechazo de su base social tradicional, que también han repudiado la
política perjudicial para sus intereses, de ajustes y recortes. Muchos de sus
votantes han sido sensibles a las movilizaciones de pensionistas tomando calles
y plazas, retirando su voto al PP.
Concluyendo, la
burguesía española ha quedado maltrecha y podrían intentar llevar a cabo una política
de recomposición, apoyándose en la muleta de la socialdemocracia, que ésta no debería permitir, para intentar recuperar su base social,
poniendo sus objetivos en la
reivindicación que les permita recuperarse para llevar a cabo sus mismas
políticas de ajustes y recortes que la crisis del sistema capitalista les
exige, porque las derechas estarán siempre a las órdenes de sus amos los
capitalistas.
Área de Comunicación.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE
ANDALUCÍA.
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