“La clase trabajadora y el campesinado se levantaron
contra la explotación capitalista, la pobreza y el fascismo”.(…)
(Con estas palabras empieza el artículo del compañero
Tony sobre el Golpe de Estado de Franco del 18 Julio de 1936, contra el
gobierno legítimo y democrático de la República, que representó, cumpliéndose
este año el 82 aniversario, una de las mayores luchas en la historia de
la clase trabajadora internacional: La Guerra Civil y la Revolución
Española. En este trabajo de investigación histórica se detectan
los principales errores de los dirigentes de las izquierdas que provocaron la
derrota del movimiento obrero.)
“(…) En ese
momento despertó a la clase trabajadora internacional que se unió en millares a
las Brigadas Internacionales para luchar contra las fuerzas fascistas del
General Franco. La victoria de Hitler y
de los nazis en Alemania en 1933 hizo más importante la amenaza de otra
victoria fascista en España.
Las heridas dejadas por esta lucha permanecen abiertas
en la sociedad española hasta el día de hoy, incluyendo el reconocimiento a los
desaparecidos y ejecutados. La campaña para cambiar los nombres de calles en
Madrid que conmemoran a fascistas muestra la profundidad de la herida.
León Trotsky, co-líder de la Revolución Rusa de 1917,
señaló que en esta batalla épica, la heroica clase trabajadora española podría
haber ganado no una, sino diez revoluciones. Desgraciadamente y a pesar
de sus monumentales esfuerzos, la revolución fue derrotada y Franco llegó al
poder para establecer un régimen brutal que perduró durante cuatro décadas. Se
estima que 200.000 personas murieron durante la Guerra Civil y un número
similar en los años siguientes.
Si la revolución hubiera triunfado hubiera cambiado el
curso de la historia europea y mundial y podría haber evitado la horrible
carnicería que supuso la II Guerra Mundial. Sin embargo, podemos aprender
lecciones cruciales de esta sangrienta derrota para la nueva generación de la
clase trabajadora y jóvenes en lucha contra la extrema derecha, el racismo y el
capitalismo.
Elección del Frente Popular.
En febrero de 1936 la coalición del
Frente Popular llegó al poder después de las elecciones. Esto iba a desatar un
movimiento revolucionario de la clase trabajadora y el campesinado pobre, y un
levantamiento fascista desde el ejército que inició la sangrienta Guerra Civil.
La victoria del Frente Popular había llegado después de años de gran agitación
y luchas de la clase trabajadora de España. El rey Alfonso había abdicado tras
la victoria en las elecciones de 1931 de partidos republicanos y socialistas. A
esto le siguió una ola de huelgas y se implementaron una serie de reformas,
pero el capitalismo no había sido derrocado. Las elecciones de 1933 dieron como
resultado la vuelta de los monárquicos y la revocación de las anteriores
reformas. En octubre de 1934 la Comuna Asturiana, un levantamiento
revolucionario con los mineros en su epicentro, fue aplastada. Al menos 5.000
murieron y 30.000 fueron encarceladas. Ésta fue un anuncio precursor de los
eventos revolucionarios que estallaron dos años después. Su derrota fue
semejante a la de la Revolución Rusa de 1905, que fue un ensayo de la
Revolución de 1917.
El
Frente Popular era una coalición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE),
el Partido Comunista de España y partidos republicanos considerados
“progresistas” y “liberales”: Izquierda Republicana, Unión Republicana,
Esquerra Republicana de Catalunya (rama catalana de Izquierda Republicana),
otros partidos más pequeños catalanes y gallegos, y pronto se unieron también
los nacionalistas vascos. Fue la coalición con estas fuerzas capitalistas
supuestamente progresistas la que se demostró como una política fatídica.
La
desastrosa teoría del “etapismo” adoptada por Stalin y la
Internacional Comunista en Moscú, que dictaba la política de los partidos
comunistas alrededor del mundo, ahogaría a la clase trabajadora española en un
baño de sangre. Ésta es aún aplicada hoy por el Partido Comunista y otros
partidos de la izquierda. Fue justificada con el argumento de que era necesario
desarrollar el capitalismo en países económicamente atrasados (como España en
ese momento, donde más del 70% de la población trabajaba en la agricultura)
antes de pasar a introducir el socialismo.
Por
lo tanto, según la teoría del “etapismo”, era necesario ganarse a los
capitalistas “progresistas” y no provocarlos con medidas consideradas demasiado
radicales. Además, una vez que las fuerzas fascistas españolas fueron
movilizadas, argumentaron que la prioridad era derrotar a Franco, lo que
significaba que se necesitaba conformar un bloque con estos capitalistas
progresistas para evitar que se unieran al bando de Franco. La misma política
fue aplicada décadas más tardes en Chile, bajo la coalición Unidad Popular de
Allende (1970-1973), con consecuencias igualmente devastadoras para la clase
trabajadora.
El “etapismo” en la actualidad.
La
experiencia de la victoriosa Revolución Rusa en octubre de 1917 demostró que el
capitalismo no podía desarrollase en países económicamente poco desarrollados
donde existía mucho campesinado. La débil clase capitalista de estos países
estaba completamente atada a los bancos y a la economía de los poderes
imperialistas, y los capitalistas y latifundistas también estaban
indisolublemente unidos. En esta situación, el desarrollo económico e
industrial, junto con los derechos democráticos y laborales, y el derecho de
auto-determinación, podían ser alcanzados solamente por la clase trabajadora,
con el apoyo del campesinado pobre, introduciendo un plan socialista para la
economía y para gestionar la sociedad democráticamente. Esto necesitaría
vincularse con la clase trabajadora de las economías capitalistas más poderosas
y la formación de una federación socialista de países.
Los
que apoyan la versión moderna de esta teoría, incluyendo a algunos en la
izquierda de Podemos, defienden una primera etapa para derrotar al “capitalismo
neoliberal”. La idea utópica de establecer un capitalismo “más
humano” está detrás de esta posición. Se olvidan de que incluso terminar con la
privatización y los recortes, aunque sería bienvenido, no terminaría por sí
mismo con la pobreza y la explotación del capitalismo como sistema. Esto es
especialmente cierto en la era actual de inestabilidad, y crisis o
estancamiento económico mundial.
Las
horribles condiciones que sufre la clase trabajadora y los pobres no terminarán
simplemente cambiando un bloque de políticas capitalistas con otro mientras el
sistema se quede intacto. La traición y capitulación a la austeridad de la
Unión Europea por parte de Syriza en Grecia muestran en la práctica los
resultados de estas políticas. Mientras que es crucial luchar por cada reforma
y concesión posible para la clase trabajadora, si éstas no están unidas a la
lucha para derrotar al capitalismo e introducir una alternativa socialista, no
tendrán una base duradera.
La
Revolución Española encierra lecciones muy importantes para los partidos
emergentes de izquierda, como Podemos e Izquierda Unida en España, Die Linke en
Alemania, y el Partido Socialismo e Liberdade (PSOL) en Brasil. La idea de
unirse en el gobierno con los partidos que eran anteriormente partidos de masas
de la clase trabajadora (como el PSOE, el SPD en Alemania o el Partido de los
Trabajadores o PT en Brasil) es una vía potencial para el desastre. Éstos se
han convertido completamente en partidos capitalistas y han implementado
políticas pro-capitalistas cuando han estado en el gobierno. En lugar de
empujar a estos partidos a la izquierda en las coaliciones de gobierno, los
nuevos partidos serían prisioneros en coaliciones a nivel estatal o regional. Como
muestran los eventos de hace 80 años en España, esto solamente lleva al
desastre. También ilustra esto el colapso en Italia en 2008 de Rifondazione
Comunista (PRC), que se había comprometido en numerosas coaliciones.
Ola revolucionaria.
La
victoria electoral del Frente Popular en España en 1936 actuó como un detonante
para las masas que no esperaron a que el gobierno aprobara su programa en el
parlamento. Por el contrario, ellas mismas tomaron las calles y lo
implementaron en 48 horas. Echaron de las fábricas a los gerentes con vínculos
conocidos o simpatías con los fascistas, introdujeron una semana laboral de 44
horas, ocuparon tierras y fábricas, readmitieron a trabajadores despedidos y
criminalizados, y se liberaron a unos 30.000 prisioneros políticos.
Los
capitalistas ‘liberales’ solamente querían volver a la Constitución de 1931 y
tomaron medidas para protegerse económicamente, subiendo precios entra otras
medidas. Esto provocó nuevas revueltas. La clase trabajadora mostró su
determinación en 113 huelgas generales locales en los cinco meses siguientes a
la elección del Frente Popular. Fue esta enorme ola revolucionaria la que
aterrorizó a la clase dirigente, y no la elección del Frente Popular en sí.
Durante
este periodo las fuerzas fascistas, la patronal y los latifundistas maquinaron
y se prepararon. El 17 de julio empezó el levantamiento fascista con una
rebelión militar en Marruecos, que había sido dejado en manos de mercenarios
moros y legionarios. Los partidos capitalistas del Frente Popular realmente no
representaban a la clase capitalista sino, como Trotsky señaló, a su ‘sombra’.
Los capitalistas se fueron en bloque al bando de los fascistas para defender
sus propios intereses. Pero la sombra del capitalismo español actuaría como un
caballo de Troya dentro del Frente Popular. Mientras la clase dirigente hacía
sus planes con los fascistas, el gobierno intentaba negociar con los
conspiradores.
Sin
embargo, las masas no lo dudaron, con la clase trabajadora de Barcelona al
frente. Inmediatamente comenzaron la lucha, entendiendo la amenaza que suponían
los fascistas. Habían experimentado la masacre de la Comuna Asturiana en 1934 y
los dos años de represión brutal que lo siguieron. Cientos de miles tomaron las
calles, pidiendo armas para luchar contra los fascistas, pero el gobierno
ignoró sus demandas. Si dependiera de las deliberaciones del gobierno del
Frente Popular, seguramente éste hubiera capitulado al golpe militar.
Pero
las masas no le permitieron ese lujo. El 19 de julio la clase trabajadora de
Barcelona tomó la iniciativa y atacó los primeros cuarteles mientras los
militares se preparaban para movilizarse. Armados con patas de sillas, dinamita
tomada de obras, algunos rifles de caza y armas obtenidas de algunos policías
simpatizantes, se enfrentaron a los militares. Lucharon como leones y apelaron
a los soldados rasos para conseguir una victoria histórica. Felix Morrow relata
en su excelente libro “Revolución y contra-revolución en España” que “al día
siguiente, a las 2 pm, eran los dueños de Barcelona”. En días toda Catalunya
estaba en manos de la clase trabajadora.
Esto
tuvo un eco en Madrid donde el gobierno se había negado a armar a la clase
trabajadora. En Málaga, un puerto crucial frente a Marruecos, los trabajadores
tuvieron la genial idea de encender una muralla de fuego alrededor de los
cuarteles para evitar que se fueran los militares. A medida que se extendía el
movimiento, hasta cuatro quintas partes del territorio estaban de manera
efectiva bajo control de la clase trabajadora y el campesinado. Los
capitalistas ‘liberales’ habían perdido la iniciativa.
Batallas en la izquierda.
Sin
embargo, a pesar de la tremenda muestra de heroísmo e ingenio, la clase trabajadora
fue bloqueada por la actuación y las políticas de sus partidos y líderes. La
falta de un partido marxista de masas con un programa claro para organizar,
consolidar y llevar las victorias de la revolución hacia adelante, enterrar
definitivamente el capitalismo y establecer una democracia obrera, fue fatal.
El
papel más pernicioso lo tuvieron los líderes estalinistas del Partido Comunista
de España (PCE) que fue el que defendió de forma más abierta el “etapismo”.
Se convirtió en la fuerza crucial para que la clase capitalista pudiera
finalmente recuperar su posición, disolver las milicias obreras y hacer
descarrilar la revolución. En el proceso, los estalinistas realizaron una
represión brutal contra otras fuerzas de la izquierda que se les oponían como
el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) establecido por antiguos
trotskistas y parte del Frente Popular. Uno de sus líderes, Andrés Nin, fue
torturado y ejecutado por el PCE y sus agentes. Otros muchos en la izquierda
anti-estalinista se enfrentaron al mismo destino.
Estas
acciones brutales estaban directamente vinculadas con la contra-revolución
política que estaba dándose en la Unión Soviética. Incluso agentes o
representantes del régimen de Stalin en España que habían sido influidos por la
revolución fueron ejecutados cuando regresaron a casa. Este fue el caso de
Vladimir Antonov-Ovseyenko, el embajador de Rusia en España. Éste había enviado
informes a Moscú recomendando a Stalin apoyar las luchas revolucionarias que se
estaban dando.
Inicialmente
los estalinistas no habían tenido una gran fuerza en España. Conquistaron su
posición mayormente debido a un error cometido por los simpatizantes de Trotsky
en España (parte de la Oposición Internacional de Izquierda) cuando no
aceptaron la oferta de la federación joven del PSOE en 1934 para ayudar a
‘bolchevizarla’, a pesar de que Trotsky les instó a que lo hicieran. Esto fue
un factor que contribuyó a que los estalinistas tuvieran la oportunidad de
integrarse y construir una base fuerte.
Por
su parte, el PSOE estaba dividido en dos alas: el ala derecha liderada por
Indalecio Prieto, y la izquierda por Largo Caballero. Caballero no comenzó su
vida política en la izquierda. Había servido como consejero de estado durante
la dictadura de Primo de Rivera de 1923-30. Sin embargo, su propia experiencia,
en especial los efectos del movimiento revolucionario, lo movieron a la
izquierda. En la actualidad podemos ver también desarrollos similares,
influenciados por la lucha de las masas. Por ejemplo, en las primarias
estadounidenses, Bernie Sanders se ha movido hacia la izquierda debido a los
millones de personas atraídas por su campaña.
En España, reflejando las turbulencias
revolucionarias, esto fue mucho más lejos. Caballero, anteriormente líder de la
Unión General de Trabajadores o UGT, el sindicato vinculado con el PSOE, se le
llegó a llamar el “Lenin de la Revolución Española”. Desgraciadamente él no fue
capaz de llegar a las mismas conclusiones políticas que Lenin en Rusia y sus
errores contribuyeron decisivamente a la derrota de la revolución en España.
Sus frases y declaraciones marcadamente revolucionarias no se correspondían con
acciones o hechos concretos.
Las
divisiones en el PSOE entre las dos alas anteriormente a la revuelta fascista
les estaban llevando a una escisión en el partido. Prieto consiguió forzar un
retraso en el congreso del partido. La ejecutiva prohibió el periódico de
Caballero, Claridad, y reorganizó los distritos controlados por
éste. Entonces, cuando estallaron la revolución y la Guerra Civil, el ala de
Caballero, aunque tenía la mayoría dentro del PSOE, permitió a Prieto tomar el
control de la sede central del partido para mantener la ‘harmonía’. Después
desistieron de tomar ningún otro paso para hacerse con el control del partido.
Aquí hay lecciones para la Gran Bretaña de hoy y los intentos de Jeremy Corbyn
de apaciguar a la derecha pro-Blair del Partido Laborista y no confrontarlos.
En
la cumbre de su fervor revolucionario, Caballero criticó a Prieto, el
estalinismo y los elementos burgueses del gobierno. Sin embargo, sin una
alternativa o deseo claro de llevar la revolución a su fin, cada vez fue
acercándose más a ellos hasta que encabezó el gobierno en septiembre de 1936.
Durante su presidencia tomó medidas que había criticado previamente, como tomar
pasos hacia la disolución de las milicias, y éstas fueron reemplazadas por una
unidad militar separada bajo el control del gobierno (un intento de reconstruir
la maquinaria del estado capitalista). Finalmente, el comité central de las
milicias fue disuelto y su poder pasó a los ministros de defensa e interior.
Después de haber sido útil a las fuerzas de la contrarrevolución, Caballero fue
destituido en mayo de 1937.
Anarquistas y trabajadores revolucionarios.
La
coalición del Frente Popular fue un bloque decisivo para la clase trabajadora y
tuvo consecuencias desastrosas. En Catalunya, la anarquista Confederación
Nacional del Trabajo (CNT) tenía una base enorme entre las que se encontraban
los trabajadores más revolucionarios. Pero la denuncia ideológica del
anarquismo del estado en general incapacitó a los líderes anarquistas para
distinguir la diferencia entre un estado obrero y un estado capitalista.
Esta
confusión incluso dio como resultado la situación contradictoria por la que una
organización anarquista (contraria a cualquier estado) entró en el gobierno
liderado por Caballero en Madrid. La CNT también se unió al gobierno de Catalunya
junto con otros partidos capitalistas. Sus líderes finalmente no consiguieron
utilizar el poder e influencia de la CNT por miedo a provocar una ‘guerra civil
dentro de la guerra civil’. Sin embargo, ésta ya se estaba produciendo ya que
la contrarrevolución avanzaba, eliminando todas las conquistas de la clase
trabajadora.
Esto
llegó a un límite en Barcelona en mayo de 1937 cuando las fuerzas del gobierno
intentaron tomar la central telefónica, un bastión de la CNT y la clase
trabajadora revolucionaria, como provocación y desafío a su poder. Trabajadores
de toda Barcelona se unieron contra el asalto y se levantaron barricadas en
toda la ciudad desencadenando un nuevo aumento de la lucha. Éste fue un símbolo
del poder dual que se estaba desarrollando en España. Éste surge en cada
revolución cuando hay un equilibrio en el control sobre la sociedad y la clase
dirigente es demasiado débil para controlar los acontecimientos. Estas
situaciones no pueden durar indefinidamente: o bien la clase trabajadora establece
su propio estado o bien la clase dirigente retoma el poder en sus manos.
El
otro partido que podría haber ofrecido una salida a este bloqueo era el POUM.
Su militancia había explotado de 1.000 a 30.000 miembros en solamente 6 semanas
durante los eventos de 1936. Al final de ese año, había crecido aproximadamente
hasta los 70.000. Su base estaba principalmente en Catalunya y había adoptado
un rol revolucionario más combativo, pero también había cometido errores
graves. Hubo un momento en el que se unió al gobierno de la Generalitat, antes
de que fueran expulsados de él en diciembre de 1936. Esto desorientó a los
trabajadores. En junio de 1937 el POUM fue ilegalizado por el gobierno central
y sus líderes arrestados.
Al
mismo tiempo, el POUM trató de apoyarse en los líderes de la CNT, teniendo
discusiones secretas con ellos, en lugar de poner claramente sobre la mesa una
política independiente. Por lo tanto, en vez de enviar sus milicias con las
enormes bases de la CNT en Catalunya, trabajó con el sindicato mucho más
pequeño UGT. Y en lugar de hacer propaganda por una política revolucionaria
clara entre las bases de la milicia de la CNT formaron destacamentos separados.
Con
un programa socialista audaz podría haber atraído a los trabajadores más revolucionarios
entre los anarquistas de la CNT que se oponían a las políticas de sus líderes.
En particular, el POUM podría haber ayudado a las fuerzas organizadas en el
frente de Aragón alrededor de los Amigos de Durruti que estaban avanzando
militarmente. Éstos luchaban como un ejército de liberación social en lugar de
separar la lucha militar contra los fascistas de la revolución social. Si el
POUM hubiera actuado de esa manera, podría haber emergido un genuino partido
marxista revolucionario de masas.
Potencial de un estado de los trabajadores.
Sin
embargo, ¿es realmente posible que una fuerza de este tipo, basada
principalmente en Catalunya, podría haber triunfado contra la marea de la
Guerra Civil? La respuesta brevemente es
sí, dada la escala del movimiento revolucionario, la movilización de masas y la
radicalización. Si un partido como éste hubiera emergido podría haber tomado
los pasos necesarios para que la clase trabajadora tomara el poder en Catalunya.
Desde ahí, habría apelado a la clase trabajadora y se hubiera extendido
rápidamente al resto del estado español como un ejemplo a seguir. Al no actuar
de esta forma, sin embargo, el POUM perdió una oportunidad de oro, y esto abrió
una vía para la victoria fascista.
Uno
de los pasos necesarios para llevar la revolución hacia la victoria era la
creación de comités de trabajadores. Éstos no se formaron durante la
Revolución Española y fue una de sus debilidades cruciales. Ninguno de los
partidos apoyó su formación o dio pasos para iniciarlos. Los comités de
trabajadores (conocidos como ‘soviets’ en Rusia) que surgieron durante la
Revolución Rusa estaban formados por delegados electos de los centros de
trabajo, todos ellos sujetos a revocación. Cada partido participaba en estas
elecciones y los soviets se convirtieron tanto en órganos de lucha como base
potencial para un estado de los trabajadores cuando se vincularan en congresos
regionales y estatales.
La
izquierda del PSOE se oponía a la formación de los comités de trabajadores y
argumentaban que el PSOE podría haber jugado este papel. También apoyaban
una fusión con los estalinistas. En otras palabras, la tarea tendría que
esperar hasta que una mayoría de los trabajadores hubieran decidido unirse al
PSOE. En España, los comités estaban formados mayoritariamente por
representantes de los diferentes partidos, en lugar de involucrar, representar
y organizar a las masas comprometidas en el movimiento revolucionario. Las
milicias estaban separadas y organizadas por partidos. En las milicias, los
líderes del partido nombraban a los comandantes.
La
Guerra Civil continuó hasta 1939 cuando Franco finalmente triunfó. La derrota
en Barcelona en 1937 había sido un punto de inflexión. Desde entonces se convirtió
en un conflicto militar mientras las masas estaban cada vez más desalentadas y
derrotadas. Paradójicamente, la Guerra Civil terminó con una dictadura en ambas
partes de España ya que el ‘republicano’ coronel Casado, junto con José Miaja,
tomaron el poder de los republicanos ‘demócratas’ y abrieron negociaciones con
Franco. Esto llevó al colapso de las áreas controladas por los republicanos y a
que Franco se convirtiera en dictador de España.
La
España de hoy en día es muy diferente de la de los años 1930, y las batallas en
los años siguientes tomarán una forma diferente. Aun así, las lecciones de
estas luchas de la clase trabajadora durante la revolución, y de los eventos de
la Guerra Civil, tienen un valor incalculable para la clase trabajadora y jóvenes
internacionalmente en su lucha contra el racismo, la extrema derecha y el
capitalismo. Si estas lecciones son aprendidas los sacrificios hechos por esta
heroica generación no habrán sido en vano.
Escrito
por Tony Saunois. ( Socialism Today).
Fuente:
http://www.mundosocialista.net/doc/1219
Cronología.
1931. Abril: la revolución establece la Segunda República.
El Rey Alfonso marcha al exilio. Se introducen reformas.
Julio-Agosto:
ola de huelgas. La huelga general en Sevilla es reprimida por el gobierno
republicano.
1933. Noviembre: la derecha y los monárquicos ganan las
elecciones generales.
1934. Octubre-Noviembre: la huelga general es derrotada.
Franco aplasta la Comuna Asturiana.
1935. Agosto: La Internacional Comunista
proclama la política del Frente Popular
Septiembre: fundación del POUM
1936. Febrero: el Frente Popular gana
las elecciones, desencadenando un enorme movimiento revolucionario
Julio:
el levantamiento fascista comienza en Marruecos y se extiende por España. Los
trabajadores toman las armas cuando el gobierno de la Generalitat catalana
rechaza distribuirlas.
Agosto: Pacto francés-británico de no
intervención
Septiembre: Largo Caballero se convierte
en presidente del gobierno con la condición de que el PCE se una a él. La CNT y
el POUM se unen al gobierno de la Generalitat
Octubre:
el gobierno elimina la independencia de las milicias. Comienza el asedio a
Madrid.
Noviembre: los anarquistas se unen al
gobierno central en Madrid
Diciembre: el POUM es expulsado del
gobierno
1937. Abril: las fuerzas aéreas nazis
alemanas y las fascistas italianas bombardean la ciudad vasca de Guernica
Mayo:
el gobierno trata de tomar el edificio de la compañía telefónica, lo que lleva
a un aumento de la lucha de los trabajadores. Negrín (a la derecha del PSOE) se
convierte en presidente del gobierno
Junio: el POUM es ilegalizado y sus
líderes arrestados
1938. Enero: comienza el bombardeo de
Barcelona.
Abril-Junio: las fuerzas de Franco
cortan España por la mitad.
Septiembre: última batalla de las
brigadas internacionales.
1939. Enero: Barcelona se rinde, seguida
de Madrid y Valencia en marzo
Febrero: Francia y Gran Bretaña
reconocen el régimen de Franco
Agosto: se firma el pacto Stalin-Hitler
(Nota anexa: Casos similares de giros a la izquierda se están dando en varios
países, con polarización a derecha e izquierda, por ejemplo en Gran Bretaña
donde ganó Jeremy Corbyn del ala izquierda reclamándose marxista que
dirige ahora el Partido Laborista, en EE.UU donde un Socialista, Bernie
Sanders, estuvo cerca de ganar la Casa
Blanca, en el Estado español, donde la coalición Unidos Podemos obtuvo un buen
resultado electoral, como ocurrió antes en Grecia; en el PSOE donde ganó
las primarias Pedro Sánchez que se reclama representante de la militancia de
base que han derrotado a las llamadas “baronías”, con su intento de ubicar al
Partido en la izquierda y es ahora Presidente de un Gobierno PSOE).
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