“Constituimos la República catalana, como
Estado Independiente y Soberano, de Derecho, Democrático y Social” (…) Con esta
frase de Carme Forcadell, que presidía el Parlament de Catalunya, (el 27-10-17),
quedaba proclamado el nuevo Estado, que en torno a la mitad de los ciudadanos
saludaron con alegría y la otra mitad con tristeza y temor, ante la amenaza de
la aplicación del todavía incierto artículo 155 que ha sido esgrimido con el
beneplácito de la mayoría del Senado, otorgando la concentración del monopolio
de la violencia de ese Estado Centralista del 78 que está saltando por los
aires, sobre todo, si el ejercicio de esa violencia se pone en práctica contra
un pueblo pacífico que viene reclamando durante años el derecho a decidir su
propio destino.
La tensa
situación vivida se podría prolongar porque podrían continuar las protestas. El
ambiente es de lucha como ocurría en las Huelgas del 25 y 26/10,
cuando decenas de miles de
estudiantes y trabajadores protagonizaban una potente movilización en la que
expresaban un NO rotundo a la violencia policial y a la aplicación del artículo
155, con el que luego quedó anulada la Autonomía Catalana. Algo no funciona bien en el modelo del 78 para
que se encarcelen a dirigentes civiles que llaman a la movilización pacífica
reivindicando legítimamente la república y el derecho a votar.
El pueblo lucha
exigiendo la libertad de los “Jordis” y otros detenidos porque algunos lo
interpretan como un ataque a la libertad de opinión. Se oyeron gritos en las
manifestaciones que exigían un cese de la represión y poner fin a la
declaración de guerra que contra los derechos de reunión, expresión y
manifestación que esas detenciones representan, impuestas por las medidas de un
Gobierno heredero del franquismo, que las está llevando a cabo, al haber repudiado la
negociación política.
Algunos medios
de comunicación críticos con el Gobierno de Rajoy denuncian que las leyes no se
están utilizando con la misma celeridad, para encarcelar a los corruptos y corruptores
de las tramas de la Gürtel, del Pujolismo y otras, ni aquí dimite nadie de este
Gobierno condenado por financiarse con la caja B del PP procedente de las
mordidas empresariales, de cuyos manejos, algunos banqueros son colabores
necesarios de ese tráfico ilegal de recursos y nadie de ellos va a la cárcel
cuando han estado robando a manos llenas.
Izquierda
Socialista ha venido combatiendo y denunciando la utilización de esas leyes
injustas que ocultan o defienden intereses de la oligarquía de la clase
dominante. El Gobierno del PP bombardea las mentes del público, diciendo que el
Derecho de Autodeterminación NO es legal, NO es democrático, que NO se puede
aplicar, etc. Necesario es recordarles a
esa burguesía retrógrada, que no hace tanto que las mujeres no podían votar, que no era
legal el derecho al divorcio, al aborto, el matrimonio de personas del mismo
sexo y demás derechos como los de reunión, asociación, libre sindicalización,
petición, manifestación y huelga, que el pueblo conquistó con sus luchas y que estaban totalmente prohibidos por el
régimen del cual muchos de esos ministros son herederos ideológicos.
El Gobierno
del PP, al judicializar la política, ha
comenzado la destitución de representantes legítimos del pueblo; muchos de ellos están bajo la amenaza o el
hecho de encarcelamiento que laminan derechos fundamentales de la población
catalana, por lo que existen protestas fundadas, avaladas por prestigiosos juristas, de que se pueden estar cometiendo delitos al
meter en la cárcel a presos por sus opiniones políticas, es decir que vuelva a
haber “presos políticos”. Si se llegara
al caso de extender los mecanismos de represión, podrían ser aplicados en
cualquier otra parte del territorio, recortando libertades a cualquier sindicato u organización
declare una huelga del movimiento obrero,
una protesta o ejerza un derecho que moleste al Gobierno, lo cual sería muy
peligroso porque significaría que se está violando y negando el “Estado de
Derecho y la Democracia”.
Hasta ahora,
la respuesta que los ciudadanos de Cataluña han dado a la violencia represiva
estatal que se ha vivido, ha sido ejemplar y pacífica, a pesar de que el día
1-0 más de dos millones de personas acudieron a votar en un auténtico Estado de
Excepción ordenado por el Gobierno PP.
Miles y miles de ciudadanos colaboraron de forma valiente, solidaria y
desinteresadamente en la organización de un referéndum, o una consulta popular,
defendiendo pacíficamente los colegios electorales y las urnas, y pese a las
amenazas, el fracaso de Rajoy fue estrepitoso. El pueblo estuvo activo y
presente, sin caer en la provocación de la violencia, evitando los enfrentamientos
con unos cuerpos de policías y guardias civiles, armados hasta los dientes, que
eran azuzados por decisiones de los politicastros del Gobierno Rajoy contra la población pacífica, recibiendo
porrazos y golpes, con heridos y contusionados cuyas fotos dieron la vuelta al
mundo, que observaba horrorizado lo que
estaba ocurriendo.
Esos acontecimientos vividos indican que el Gobierno PP lo
que pretendía era dar una lección ejemplar y humillar al pueblo catalán, aplicando la
política del terror, el leñazo y el “tentetieso”, buscando que hubiese una
respuesta popular violenta, pero les ha fallado, ya que los jóvenes, los trabajadores y la
ciudadanía en general, han sido llamados
y han asistido a luchas pacíficas y continúan en la batalla
para derrotar la estrategia autoritaria desarrollada por Rajoy. Han demostrado con
una unidad impecable, la voluntad de
rechazar la represión y seguir apostando por la conquista de una República
Catalana, que se vea libre de una clase dominante carpetovetónica y cerril.
Por desgracia, se han formado dos bloques contrapuestos ambos
encabezados por sendos reaccionarios, como son Rajoy y Puigdemont, con lo cual la situación puede continuar en el
medio plazo. Esos dos bloques son:
Por un lado, se ha
formado una alianza “nacionalista centralista” que defiende el modelo
inmovilista y reaccionario del PP, sin querer entender que ese modelo estaba
herido y ha entrado en agonía con la declaración de la República Catalana, que
puede triunfar o podría ser derrotada, pero que en el fondo, esa coalición representa
el pasado, el inmovilismo al que se ha sumado el PSOE creando gran confusión
entre la militancia, agudizando la controversia entre los que defendieron con su voto el ¡NO
es NO¡ a Rajoy y los que habían permitido su investidura. Los potenciales votantes del nuevo rumbo que
anunció el PSOE, sintetizado en “Somos
la Izquierda” puede que no vean como un acierto el voto en el Senado junto a la derecha, sino
que podría interpretarse como otro nuevo error, si Rajoy insiste en recurrir con todo su arsenal represivo a
aplastar la voluntad democrática de todo un pueblo, negando una salida política.
Por otro lado, se vino fortaleciendo el “grupo nacionalista
independentista” que con la Declaración Unilateral de la República Catalana,
que ha venido buscando el camino del voto, ahora se está enfrentando a amenazas
de encarcelamientos y represiones que
podrían ser duras. De esos colectivos en
lucha podría fortalecerse y surgir una dirección en líneas de clase, que
conecte con el movimiento obrero, asumiendo un programa de transformación
social, que cuestione a la burguesía
centralista con firmeza y que rompa igualmente con la burguesía catalana
denunciando el modelo represivo en el que se basan, de
querer volver hacia atrás el reloj de la historia, soñando algunos “peperos
y falangitos” con aquella “España, Una,
Grande y Libre”, de terribles recuerdos.
No solo va a luchar la
clase trabajadora catalana por las
libertades democráticas, sino que debe conectar y buscar la solidaridad del resto de la clase
trabajadora del Estado para marchar unidos por un mundo mejor. La respuesta a esos dos bloques debiera ser defender
la Alternativa Federal (*) como propuesta del PSOE, invitando al resto de las demás
izquierdas a marchar unidos en pro del programa socialista de transición para
ganar la confianza de la clase trabajadora y la ciudadanía y formar cuanto
antes un gobierno de los trabajadores.
La rica burguesía catalana, la de los oligarcas y políticos que
medraron a la sombra del “pujolismo”, sus banqueros “patrioteros” y demás
agentes de la clase dominante, en connivencia con los otros burgueses “centralistas”, lanzaron un mensaje
chantajista al pueblo movilizado para destrozar y hundir la economía catalana;
Exigieron a Rajoy una Ley que aprobó de
inmediato, para cambiar las sedes de las empresas con máxima urgencia. En torno a 1800 han trasladado su sede en el
momento de escribir este artículo. Eso
demostró que los banqueros y grandes empresarios se alinean siempre con los
capitalistas españoles y las multinacionales financieras, pues el capitalismo
NO tiene patria.
La clase dominante quiere dar un escarmiento y una seria
advertencia empezando a cumplir esa amenaza que continuarán, si el pueblo sigue con el empeño de exigir sus
derechos, porque están dispuestos de hundirlos en el caos y en la miseria, como
le hicieron al pueblo de Grecia, cuando ganando un referéndum, pusieron a su Gobierno
de rodillas aplicando la política de la Troika. Rajoy pretende la humillación del pueblo
catalán y eso podría ser muy peligroso. ¿De qué democracia nos están hablando? ¿O quieren
volver otra vez a la violencia “de los
puños y las pistolas”?
La realidad es que por la incompetencia de la clase política
burguesa de ambos bandos, su “NO”
política han fracasado estrepitosamente y, por tanto, se merecen ambos dirigentes, tanto Rajoy como Puigdemont, ser enviados al basurero de
la historia porque han propiciado que se produzca el temido choque de trenes,
por mor de ambos “nacionalismos intransigentes”, aunque todavía es pronto para
conocer cuántas víctimas podríamos encontrarnos por el camino.
El nacionalismo es una ideología que
desarrollan los burgueses de cada
nación, que les sirve a ellos y la utilizan para proteger sus intereses
capitalistas privados, con el objetivo
de mejor seguir oprimiendo y explotando a sus asalariados respectivos, no
dudando incluso en enfrentarlos unos a otros en sangrientas confrontaciones
bélicas, pues el nacionalismo llevado a su último extremo significa guerra.
Como dijo Einstein: “El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el
sarampión de la Humanidad”. Con todos nuestros respetos a cualquier ideología
democrática, reconocemos que cuando el asalariado asume la ideología de la
clase dominante se dice que “está alienado mentalmente”.
El debate para buscar una salida a este
laberinto en el que nos han metido sigue abierto. Llamamos a la participación
de la clase trabajadora y la juventud, en una lucha masiva de todas las
izquierdas políticas sindicales y sociales por nuestros derechos. Hoy más que nunca es necesario retomar este
desafío para un Cambio, defendiendo un “Estado Federal, Laico,
Republicano, Socialista, Plurinacional, Democrático y Cooperativo para cambiar
la sociedad y caminar al unísono hacia
la nueva sociedad que tenemos que construir entre todos, porque nuestra alternativa debe ser una
Federación Socialista de Cataluña, Euskadi, Galicia, Andalucía y el resto de
pueblos que democrática y voluntariamente se constituyan en Federaciones para
unirnos todos juntos y luchar por la Federación Socialista de Europa, que forme
parte de una Confederación Socialista Mundial de los pueblos libres, a la que aspiramos
y por la que luchamos” (*)
¡¡ Viva el Internacionalismo Socialista y la
Solidaridad entre los pueblos¡¡
José Martín
Rodríguez.
ÁREA DE
COMUNICACIÓN.
IS PSOE
MÁLAGA.
(*) Si quieres
conocer la posición que sobre el conflicto territorial ha venido manteniendo
I.S. y participar en este debate, te podemos enviar el documento completo con
el cual termina ese párrafo, solicitándolo al correo de abajo poniendo en
asunto la palabra “Alternativa Federal”.
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