El modelo capitalista entró en un
declive irreversible en esa profunda crisis con recesión que dura ya 10
años, atrapado en su globalización y
expresándose en la decadencia de los aspectos económicos, políticos, sociales y
culturales.
Esta agonía del modelo de libre
mercado que se expresa en diversas formas se extiende en un ambiente
generalizado de pesimismo, ansiedad, violencia y malestar de las masas que
incluso ha contagiado a los intelectuales, políticos y artistas.
La clase dominante en pleno auge
económico anterior, rebosaba de euforia sobre el progreso y el bienestar sin
fin para el género humano, pero ahora no
ven salida al negro túnel de la crisis e incluso los mejores cerebros de la
intelectualidad se encuentran atrapados en la incertidumbre y el pesimismo.
El modelo capitalista produjo en
sus ciclos de crisis de onda larga, dos guerras mundiales terribles, más el
frenazo por el colapso económico en el período económico de entreguerras que
fue producto de las posteriores matanzas de la pesadilla del nazi-fascismo.
Esa dramática situación supuso una
seria advertencia que muchos estudiosos no han sabido calibrar, que anunciaba
que el progresismo capitalista se empezaba a ralentizar y en las próximas
crisis podría llegar a una situación de lenta agonía que produciría mucho
sufrimiento, porque la curva general de crecimiento sigue siendo descendente.
Una gran crisis de onda larga del capitalismo
no puede considerarse un simple fenómeno económico. Afecta e impregna a todos
los niveles de la vida de la mayoría de la sociedad, pero lógicamente castigando
mucho más al que menos tiene, produciendo una desigualdad insufrible para las
masas.
Desatada la especulación económica
hasta límites insoportables, la corrupción permea en todos los poros del
Estado, aumenta la violencia, el tráfico de drogas, la trata de blanca, la usura, el egoísmo, la
miseria, el paro, el individualismo y otras lacras, saliendo a la superficie lo
peor del ser humano; pero dialécticamente, a su vez, ante la indiferencia de la clase capitalista y
sus mercenarios, e incluso muy a su pesar, surge también lo mejor del ser
humano, extendiéndose entre el pueblo, una ola de solidaridad y apoyo a los más
necesitados, creándose infinidad de comedores sociales, organizaciones no
gubernamentales y otros grupos solidarios que intentan caritativamente paliar
esa situación de miseria, escasez y hambre.
La gravedad de un sistema social
en crisis, cuyo síntoma principal es la polarización de la sociedad en líneas
de clase, pone de manifiesto que la clase dominante se convierte en esas
situaciones de crisis, en un verdadero freno para el desarrollo de las fuerzas
productivas.
El miedo paralizante a la caída de
los beneficios, les hace dejar de invertir en creación de empleos, en producción material, y basan sus inversiones en la especulación,
al atesoramiento, la evasión fiscal o colocando directamente sus capitales a
buen recaudo en paraísos fiscales.
Como señalaba Marx “Las ideas
dominantes en una sociedad, son las ideas de la clase dominante”. Esas ideas falsas del “sueño americano” que
hace creer a todo trabajador que puede vivir como un burgués, en momentos de
estrechez se derrumba y crea mucha frustración incluso en las clases medias que
se arruinan y la clase trabajadora que lo pasa muy mal, se indigna, se
radicaliza y puede producir convulsiones sociales.
En épocas de auge y esplendor de
la economía, la clase burguesa juega un papel progresista si cumple su función
invirtiendo los excedentes de sus ganancias en crear puestos de trabajo que
hagan avanzar las fronteras de la civilización por lo que la clase dominante
consciente de ello, empieza a hablar de “Estado de Bienestar”, que en realidad
afecta a una pequeña minoría de países,
sobre todo en Europa y algunos otros países desarrollados.
En la actualidad, cuando el
horizonte del próximo futuro, antes de haber conseguido alcanzar las cotas de
desarrollo global anterior al estallido de las burbuja financiera que desató la
crisis estructural de 2007/8, los estrategas del capitalismo se encuentran
saturados de pesimismo, porque se avecina una recaída de la recesión agravada
por una situación de desigualdad extrema y empeorada ante las perspectivas de
la política que trae bajo el brazo el Presidente Trump de EEUU, que anuncia
medidas de un “nacionalismo económico”,
que podría provocar una guerra comercial internacional, desestabilizando
los mercados.
Esa situación se complica con la
perspectiva de una agudización de la lucha imperialista por la hegemonía del
comercio mundial que llevan a cabo los cuatro grandes bloques, EEUU, Rusia,
China y la U.E. (y sus zonas de influencias)
enzarzados en disputas bélicas por las materias primas, desde hace años,
con la invasión de Afganistán, Iraq, Siria, Yemen, el conflicto interminable Arabe-Israelí
y otros focos de tensión, como la peligrosa escalada entre Corea del Norte y
EEUU, con amenazas a Japón que podría degenerar en un conflicto nuclear.
Los estrategas y su clase
dominante, dirigidos por el gobierno
mundial en la sombra, el “clandestino”
Club Bilderberg, donde se refugian los “ideólogos del liberalismo”, (negando la
“libertad de información”, lo cual es una paradoja que los retrata), tienen a
su servicio a la ONU, la OTAN, la Reserva Federal, el BM y todos los circuitos
bancarios de las financias del sistema.
Esos organismos caducos y serviles,
son una representación decadente de un sistema históricamente condenado al
fracaso, porque se basan en la mentira, la explotación y la opresión, ya que,
bajo el aparente modelo capitalista se esconde la más cruel “dictadura del
Capital”, cuyo fin último es la lógica del beneficio para unas minorías de
parásitos que no pueden ni quieren resolver los problemas sociales, económicos
y fronterizos de los Estados.
Esos son los factores decisivos que impiden a la burguesía encontrar una
salida porque las personas que se enfrentan a una situación grave y se acercan
al borde del precipicio, les resulta muy difícil razonar correctamente, sobre
todo, si perjudican sus intereses privados, por ello, los ricos contratan
a mercenarios que les hagan el trabajo sucio.
De acuerdo con el análisis
dialéctico de la historia y la naturaleza, el capitalismo fue negado y
combatido por la clase obrera como una Tesis que había que derrotar y superar,
cuando en su fase químicamente pura derivó hacia el nazi-fascismo, que encontró
en frente una antítesis en el bloque estalinista que los derrotó en unión a las
fuerzas “democráticas”, pero evolucionó en una nueva Tesis, que llamaron
“socialismo real”, pasando a convertirse eso en una “dictadura contra el
proletariado”, que mediante años de dominio burocrático de las masas, degeneró
en un bonapartismo proletario corrupto y degenerado al servicio de la
nomenclatura que iba montada a espaldas de los trabajadores a la que decía
representar, convirtiéndose en la
antítesis del socialismo democrático, al que combatió y casi eliminó físicamente, pero las ideas no pueden ser
asesinadas.
Tras la II Guerra Mundial surgió
la nueva tesis de la clase dominante burguesa en alianza con la socialdemocracia,
que hizo frente al modelo soviético, lo superó y lo derrotó, asumiendo tanto
Rusia como China, el modelo capitalista, bajo el nuevo eufemismo de “socialismo
de mercado”. Al hundirse el modelo soviético, quedó sola la Tesis del
“neoliberalismo”, que continuaba bajo la pantalla de la “democracia burguesa”,
que también ha fracasado como Tesis inviable, atrapada en el colapso de la
crisis 2007/8.
La nueva antítesis, la clase
trabajadora asalariada, tiene ahora la necesidad de luchar por una alternativa
de cambio de modelo que inicie la construcción de una sociedad auténticamente
socialista y verdaderamente democrática, donde sea posible de forma
generalizada, empezar la redistribución de los grandes medios de consumo,
empezando por la reducción de la jornada laboral para redistribuir justa y
equitativamente el fruto del trabajo social, para trabajar todos y producir más
riqueza y que ésta se distribuya con justicia, dando a cada uno lo suyo, planificando científicamente la economía para
incrementar la producción y asegurar unos niveles de vida dignos para cualquier
ciudadano del planeta, cosa que sería posible gracias al auge enorme alcanzado
por la productividad de las máquinas y utilizando las enormes riquezas ociosas acumuladas en los bancos, que deben ser puestas
al servicio de la sociedad.
Una vez que el ser humano sea
liberado de las presiones de la escasez y cubiertas sus necesidades básicas,
mediante un trabajo digno y bien remunerado, la mujer, el varón, los niños y
los ancianos, los menos y los más capacitados, podríamos dedicar nuestras vidas
a un desarrollo completo e integral de nuestra personalidad, nuestra psique,
nuestro intelecto y compatibilizarlo con la cultura y el ocio.
Con un nuevo modelo de “democracia
electrónica y social”, que puede ser supervisada y vigilada libremente por las
redes sociales y en base a una economía planificada científicamente bajo
control democrático del pueblo en su conjunto, encaminándonos al bien común, ese enorme caudal de producción, de saber, de
ciencia, técnica y robótica se pondría a disposición del género humano.
La construcción de una nueva sociedad
junto a la educación serán dos aspectos paralelos en un proceso ascendente
hacia la solidaridad, la igualdad, la libertad, la justicia, la ética y los
nuevos valores democráticos de una
cultura diferente a la burguesa, basada en el conocimiento científico y en el control
de la economía para el bien común,
puestas las grandes palancas de la economía al servicio de la humanidad.
La filosofía del materialismo
dialéctico viene explicando que en la actualidad, con el potencial de fuerza
que tiene la clase trabajadora, la juventud, los movimientos sociales y los
parados de todo el mundo, accionando en
la lucha pacífica y democrática con el objetivo común de la transformación socialista de la sociedad
tomando medidas para frenar el Cambio Climático, resolver los problemas
sociales y tomando medidas urgentes que se hacen hoy más necesarias que nunca, otro mundo podría ser posible en
pocos años.
Una de las condiciones que
deberemos afrontar para llevar a cabo el Cambio de Modelo, es seguir
organizándonos y buscando la unidad para construir una potente Internacional
democrática de masas, basada en un programa socialista, democrático y Federal, uniendo
nuestras fuerzas y luchando contra las injusticias de este capitalismo que las
engendra marchando decididos hacia la Confederación Socialista Mundial como
objetivo final; así podríamos superar el
corrupto modelo que se basa en la explotación y la opresión, para mandarlo al
basurero de la historia. Porque el futuro que la humanidad espera, se merece y
necesita será socialista o no habrá futuro.
Raimundo
Almagro Campo.
Miembro
de la corriente Izquierda Socialista/PSOE
No hay comentarios:
Publicar un comentario