A falta de confirmación oficial del escrutinio que continúa
este viernes, a la hora de redactar este
escrito, los resultados de la entrega de avales para las Primarias del PSOE, expresan un empate técnico: La
candidatura de Susana Díaz, ha hecho entrega de 63.610 avales, frente a 57.369
obtenidos por el exsecretario general Pedro Sánchez; Patxi López ha aportado 12.000 votos que le
permiten continuar en la carrera por la Secretaría General. De los 187.949
afiliados con derecho a voto que señala el censo utilizado, un 70% han
participado en el proceso otorgando el aval a los diversos candidatos un total
de 132.979 militantes.
Teniendo en cuenta que Pedro Sánchez ha venido defendiendo
que la abstención del PSOE, que permitió
la investidura de Rajoy, fue un error,
reconocido asimismo en sus declaraciones por Patxi López, sólo un afiliado de
cada 3 del censo total han avalado la candidatura apoyada por la Gestora. Es
decir, que los 124.339 afiliados que no han avalado a Susana Díaz, tendrán en
su mano la papeleta con el voto que permitiría corregir ese error o continuar con
el viraje de acercamiento a la derecha que propició la Gestora, como
propone Felipe González, que se declara abiertamente favorable a un Pacto
PSOE-PP antes que se conforme un Gobierno entre las izquierdas.
Nuestra corriente Izquierda Socialista de Málaga condenó en
su día que por primera vez en su historia, el PSOE hubiese dado con su
abstención el gobierno central al
PP. Muchos de los que asumieron esas
directrices, ahora empiezan a comprender el error grave que cometieron
dirigidos por la Gestora. Con aquel giro a la derecha, si se persiste en esa
orientación, la clase trabajadora podría darnos definitivamente la espalda,
tirando por la borda los 138 años de historia
recién cumplidos, profundizando la división de las izquierdas.
Los errores cometidos por las Direcciones han fracturado el
Partido. Necesitamos una nueva dirección que acompañe y respalde al movimiento
obrero en su luchas contra los ataques del Gobierno PP. La juventud y la clase
trabajadora han empezado su recuperación
y sus luchas ante la pérdida de poder adquisitivo y la caída de la masa
salarial global que ha descendido abruptamente.
Se trabajan más horas extras y existe un aumento de los
puestos de trabajo pero precarios y mal pagados. Hemos asistido en los últimos
años de gobierno del PP a una recuperación importante de los beneficios
empresariales que se lo han repartido unos cuantos cientos de burgueses, que se
han dedicado al saqueo de las arcas públicas y a la evasión fiscal, descargando
el costo de la crisis y de las estafas sobre las espaldas del contribuyente,
sea clase asalariada, sean clases medias.
El capitalismo se ha convertido en una maquinaria obsoleta
que produce desigualdad, paro, miseria y guerras. Este sistema no puede combatir la corrupción
porque la corrupción es el propio capitalismo. Debido a la ofensiva política del PP para
salvar a banqueros corruptos y multinacionales, podemos caracterizar a este
periodo como de semi-reacción, por las políticas regresivas y reaccionarias
aplicadas, pero la situación de la lucha
ha empezado a cambiar.
Se ha abierto un nuevo escenario de perspectivas de cambios
que se vislumbra ya de manera palpable. No es el producto de unos deseos
utópicos, como dicen algunos, sino que coinciden con el análisis de los
estrategas más inteligentes del capital, que frecuentemente llegan a
conclusiones en las que afirman que las crisis van a ser cada vez más
profundas, debido a las contradicciones insalvables del capitalismo, si no
conseguimos un giro a la izquierda para el Cambio.
La desigualdad entre ricos y pobres se ha profundizado, en lo
que se ha dado en llamar eufemísticamente “dialéctica Norte-Sur” y que esconde
la realidad de lucha por los beneficios entre países ricos contra países
pobres, entre las masas hambrientas del mundo y un puñado de multinacionales. Hemos entrado de lleno en la fase del
imperialismo de rapiña internacional.
El hundimiento de las condiciones de vida de la mayoría de la
población con el empobrecimiento de amplios sectores de las capas medias, la
agobiante situación del paro crónico que afecta mayormente a la juventud, la
precariedad escandalosa, la lacra de los desahucios, la explotación y la
pobreza, están espoleando la lucha de clases y se acelera el proceso molecular
de toma de conciencia de las masas que podría traducirse en cambios bruscos y
repentinos y rebeliones espontáneas.
Estamos en los inicios de esta rebelión social que está
alcanzando une envergadura impresionante, con el triunfo de los Estibadores, la
Huelga de la Enseñanza, el rechazo a su Ley Mordaza, las movilizaciones por la Sanidad pública, la
investigación sobre la financiación ilegal del PP, lo que aviva el fantasma del adelanto
electoral; si la oposición se uniese para el Voto de Censura que se ha puesto a
debate, Rajoy lo pasaría mal, lo que
recuerda los inicios de las grandes controversias y movilizaciones de los últimos años del
franquismo para la conquista de la democracia, lo que explica que el régimen
político del 78 y el modelo bipartidista está bastante deteriorado.
Las instituciones burgueses, atascadas en el lodazal de la
corrupción sufren un gran desgaste y deslegitimación que contamina incluso a la
monarquía. Los efectos de la indignación
de las masas ya se han expresado en su primera fase con la irrupción de una
nueva formación como Unidos Podemos surgida a la izquierda de la socialdemocracia. Estos terremotos que algunos no han notado y
a otros pone de los nervios, ha tenido una clara expresión política, pues ha
trastocado profundamente el panorama político, canalizando gran parte de los
deseos de cambio expresados por las masas, pero todavía insuficientes.
La debilidad de Rajoy es manifiesta pues, si no fuese porque
han ido “dopados” para ganar elecciones y por el pegamento de las mordidas,
habrían sido derrotados. Pero si las fuerzas parlamentarias estuviesen por derrotarle
en el Parlamento, y no servir de muleta para apontocar a un Rajoy detestable, un cambio de Gobierno sería
posible.
La situación internacional, con el triunfo de Trump y la
pugna entre los cuatro bloques imperialistas es cada vez más crítica, y podría
arrastrar al sistema a una recaída de la recesión. Cuando ocurra eso se destruirá
de nuevo el mito cíclico que se ha dado en llamar modelo de la “globalización”,
que fue una ola expansiva permanente donde existía un aumento constante y
automático de los niveles de vida de los trabajadores pues ese modelo colapsará
de nuevo.
El rosario de promesas incumplidas por parte de del PP y el resto
de las burguesías europeas y demás países con sus políticas de austeridad ha
resultado un fracaso. De nuevo la clase obrera se verá obligada a
afrontar la cruda realidad de la crisis pasando a la acción, luchando por la
supervivencia y por recuperar el poder de compra de los salarios y los puestos
de trabajo, que se verán de nuevo amenazados.
No es una cuestión de mala voluntad de los capitalistas, a
los que no les interesan estos problemas, sino que es un producto de la crisis
orgánica de un sistema que se basa en la explotación del trabajador, acumulando
riquezas en un polo y empobreciendo a la mayoría cuando la crisis golpea de
lleno viniéndose abajo las tasas de ganancias empresariales y derrumbándose las
bolsas como un castillo de naipes.
En esa vorágine viciosa de capitalismo mafioso, de economía
de casino, de “globalización salvaje” tan explosivamente combatida y contestada
por cientos de miles de personas en las calle, vemos las burbujas financieras
que estallan en mil pedazos, arrastrando
a la miseria a miles de pequeños ahorradores que ven la estafa colosal a la que
han sido sometidos por la avaricia del modelo económico imperante dominado por
unas cuantas multinacionales a las que, para mantener su tasa de beneficios, no les importa destruir miles de puestos de
trabajo y arruinar a la clase obrera y las clases medias.
Esta es la barbarie a la que está arrastrando este podrido sistema a la humanidad, con millones de niños sin comida, el auge de la trata de blancas, la explotación infantil, el incremento del consumo de drogas y de la delincuencia, paro masivo en muchísimos países, las oleadas de inmigrantes buscando ese paraíso que les muestran los programas de televisión y que luego se dan de bruces con la cruda realidad de la explotación clandestina, viviendo en las calles, sin trabajo o trabajando de sol a sol, sin los derechos laborales mínimos, por un salario de miseria, sin derecho a vivienda digna y sin que el sistema les reconozca el derecho a ser persona, pues los “sin papeles” no existen para el Estado.
Todos estos problemas y el cambio de ciclo nos indican que se
ha iniciado un repunte en el incremento de las luchas del movimiento obrero,
como hemos visto este Primero de Mayo con manifestaciones masivas, que empieza a reclamar su parte de las
ganancias obtenidas.
Con la débil postura de las direcciones sindicales, debido a
la táctica errónea y desmovilizadora del pacto por el pacto, sin presionar
desde la base, y por tanto, sin arrancar
conquistas para la clase obrera, ésta se dejó notar en este reflujo su
sentimiento de impotencia, escepticismo y apatía que ha estado bastante
generalizado en el último período, pero que ahora está empezando a cambiar
dialécticamente.
Antes de que se consolide la recuperación de la crisis que
dura ya cerca de diez años, entraremos en un nuevo cambio de tendencia
económica, porque negros nubarrones se ciernen sobre todo en las guerras
interminables de Siria y toda esa zona, con la reanudación de la carrera de
armamento empezada por Trump, retando a Corea del Norte, (potencia nuclear) que
presagian convulsiones intensas o casi confirman una ralentización del
crecimiento económico o una nueva recesión económica, que obligará a los empresarios, debido a la caída
de su tasa de ganancias, a profundizar en los ataques a las condiciones de vida
y de trabajo de las masas, lo que provocaría un repunte del paro y la
conflictividad social.
Esta situación, más tarde o más temprano, va a provocar un cambio en la psicología del movimiento obrero, que podría espolear un incremento de la lucha en el terreno sindical, pasando de la apatía y de la dejadez a la actividad sindical e incluso política. Los dirigentes sindicales, si no actúan con inteligencia y les coge desprevenidos, se verán en un compromiso, obligándoles la situación a girar a la izquierda, o serán sobrepasados por los acontecimientos.
Si en un momento dado las direcciones no sirven para
satisfacer las necesidades reivindicativas que exigirán los trabajadores,
serían sustituidos por otros más a la izquierda. Se podría dar el caso de
indisciplina sindical, con el fortalecimiento de las incipientes corrientes
críticas que están surgiendo cada vez con más fuerza en el seno de los
sindicatos y partidos obreros.
Estamos viviendo el período de transición desde una recuperación económica débil en toda Europa, liderada por una “renqueante locomotora como el Estado español y su desprestigiado gobierno Rajoy”, a una nueva recesión que se avecina a pasos agigantados. El aumento de las horas perdidas por huelgas es un barómetro que expresa la elevación de la presión social y refleja el incremento de la confrontación de clase: obreros y patronos se ponen frente a frente.
Normalmente la toma de conciencia camina por detrás de las
llamadas condiciones objetivas de la realidad, excepto cuando se producen
situaciones anómalas, de fuertes luchas y convulsiones sociales. Entonces se
puede producir un salto cualitativo, y la conciencia se pone al nivel de las
condiciones objetivas. El factor subjetivo y el factor objetivo se igualan a un
mismo nivel; entonces la lucha de clases se hace irresistible para cualquier
sistema, que recurre a la represión, que en vez de aplacar las luchas, las
espolea y despierta a la acción a nuevas capas de luchadores.
La actual percepción de los trabajadores de que los empresarios están ganando mucho dinero con la incipiente recuperación, mientras que los asalariados se tienen que apretar una y mil veces el cinturón, podría ser explosiva, si se sigue tensando la cuerda que se podría romper y cualquier medida de recorte salarial o ataques a las condiciones laborales, o medidas abusivas que les pretendan aplicar a un cierto sector, podría hacer saltar la chispa de un potente conflicto de la lucha sindical.
La clase obrera podría entrar en un período de agitación
similar al de 1976/77 pero a un nivel superior, con más experiencias, más
fortaleza, más libertad, más organización y más necesidades, pues los
trabajadores siguen empobreciéndose cada vez más y las condiciones de vida son
infames en capas importantes.
La perspectiva, por primera vez en la historia, de una
recesión mundial sincronizada en los cuatro grandes polos del capitalismo (China,
Rusia, Europa y Estados Unidos) hará que se profundice la crisis económica,
política y social. En países intermedios
como el Estado español, que tienen una gran vulnerabilidad financiera debido a
su atraso histórico, en situación de recesión, los capitales pueden acelerar de nuevo la evasión de capitales a refugios
más seguros, con efectos devastadores en la economía real muy endeudada.
El liberalismo se está confirmando como realmente inviable y los gobiernos intentarían el “proteccionismo” que el reaccionario Trump ha comenzado. Esto podría desarrollar una espiral de tendencias nacionalistas que reivindicaran la autarquía lo que sería, como ir de Málaga a Malagón, sobre todo, si el pueblo francés permite el triunfo de Marine Le Pen, que esperemos no ocurra. Antes o después, la clase obrera buscará una vez y otra tomar el control de la situación, empujando a sus direcciones hacia la izquierda, exigiendo un gobierno de los trabadores que favorezca los intereses de las clases menos favorecidas, derrotando al PP estrepitosamente en las próximas elecciones.
El movimiento obrero resurgirá con fuerza. Las luchas de la Transición serán pálidos reflejos de lo que acontecerá. Este proceso quizás no se completará en unos meses, lo mismo puede tardar pocos años, o puede producirse en un momento dado, pues, como decía Engels, “hay épocas históricas en las que parece no ocurrir nada en 20 años, y otras en las que parece que ocurre todo en 20 días”.
Una vez más, desmintiendo a todos los agoreros que han venido
pregonando el fin de la historia y la desaparición de la clase obrera como
clase en sí y clase para sí, enterrándola sobre el papel una y otra vez, de
acuerdo con sus deseos, pero prematuramente, el espíritu de lucha y sacrificio de las masas
resurgirá de sus cenizas como el ave Fénix, y todos esos oportunistas, trepas,
acólitos serviles y corruptos del gran capital y politicastros ignorantes, se verán sorprendidos. Se asustarán de lo que
la clase obrera puede realizar cuando se pone en movimiento, si encuentra una
dirección honrada y correcta que esté a la altura de las circunstancias. Y los responsables serán las clases dominantes,
y su caterva de acólitos, y solamente ellos, por su corrupción, sus injusticias
y sus abusos de poder.
La clase obrera intentará una y otra vez transformar la situación y luchará una y mil veces en la búsqueda del camino que necesita recorrer para construir una nueva sociedad de personas realmente iguales, libres y solidarias. Una nueva sociedad que termine de una vez con la explotación del hombre por el hombre y con las desigualdades, hambrunas, guerras y agresiones ecológicas continuas que están destruyendo la naturaleza y condenan a la miseria a la abrumadora mayoría de la humanidad, en el nombre de la “globalización” y el “libre mercado”.
Lucharemos por un Cambio de Sociedad que termine de una vez con las lacras generadas por este injusto sistema de reparto que se llama capitalismo e instaure un sistema de democracia obrera y socialista, donde se gobierne a favor de los trabajadores, que somos la inmensa mayoría de la sociedad, implantándose una verdadera “democracia económica, social, cultural y política”, la democracia de los trabajadores, para que acabe la prehistoria de la humanidad y empiece realmente la verdadera Historia, donde la inteligencia, la economía, la robótica y las nuevas tecnologías aplicadas a los medios de producción estén al servicio de la Humanidad, y no de unos cientos de familias muy poderosas que no han sido elegidas por nadie, lo que es totalmente antidemocrático.
Es preciso continuar luchando por esa nueva sociedad de personas “libres, justas, iguales, honradas e inteligentes” basada en una economía socializada y planificada, una nueva sociedad por la que un puñado de trabajadores comenzaron a organizarse para luchar contra las injusticias y debe seguir siendo la aspiración natural de cualquiera que se considere digno de pertenecer al género humano y que honestamente quiera avanzar hacia la superación de esta sociedad de clases mediante la constitución de un “Estado Socialista y Federal”(*), que integre todas las nacionalidades, regiones y pueblos, decidido de forma democrática, para avanzar hacia una Federación Socialista Europea que culmine en una Confederación Socialista Mundial. Otro mundo es posible, pero luchando por el SOCIALISMO.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
(*) Si quieres recibir
los textos de la última Conferencia de
Izquierda Socialista de Andalucía, celebrada en Sevilla, solicítalos a la dirección de abajo, poniendo
en asunto las palabras:
“Memoria Conferencia:
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
Es lamentable como Susana Díaz valora el recuento de avales en los medios de comunicación. En "El Público" comenta que nuevamente Pedro Sánchez es segundo ocultando la presión a la que hemos sido sometidos los militantes por los órganos provinciales para avalarla. Esperemos la hora de la votación pero alguien que obra con tanto cinismo no merece representarnos.
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