21 de septiembre de 2016

POR UN GOBIERNO DE IZQUIERDAS CON UN PROGRAMA SOCIALISTA PARA EL CAMBIO.


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            La clase trabajadora estamos acostumbrados a que ningún patrón, ni la burguesía como clase, nunca nos ha regalado nada, sino todo lo contrario, pues permanentemente nos explotan y saquean las arcas del Estado que luego tenemos que pagar vía impuestos. No debemos a nadie las conquistas de las libertades y derechos que hemos alcanzado, pues todo ha sido fruto de las luchas sociales, de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo, por lo que no tenemos nada que agradecer a la burguesía y su gobierno reaccionario dirigido por Rajoy, sino todo lo contrario.

            Los trabajadores del Estado español, tanto los que están ahora en campaña electoral en Galicia o Euskadi, al igual que los de Cataluña, Andalucía o cualquier otro territorio, que padecemos el “desgobierno” del PP,  nos habíamos enfrentado el 20D y el 26J con unas elecciones donde siguen apareciendo los fantasmas del pasado que está representado por la reacción del PP y con un nuevo  adversario mucho más real y peligroso, si se consolida como escudero de la Derechona, como es el llamado “extremo-centro que representa C’s,  agente directo del Gran Capital.

            Los votantes que acuden a las urnas, que en democracia siempre llevan la razón, les guste o no a los dirigentes, han sentenciado con su voto disperso, que los abusos de las mayorías absolutas del PP se habían terminado y que la Ley D’hont, que tanto había venido beneficiando al bipartidismo, es en realidad un bodrio injusto y desproporcionado, aunque Rajoy y algunos otros dirigentes no lo quieran admitir e intenten buscar culpables echando el peso de todo a Pedro Sánchez, amparados por su escandalosa campaña de propaganda de los Mass Media, incluso a escala internacional,  con la colaboración de algunos personajes del ala derecha del PSOE que están más próximos a los liberales que a  Izquierda Socialista y a todo lo que hay por su izquierda, tanto en el plano  político como sindical y social.

            Ningún trabajador debiera dudar que en las filas de las derechas, tanto del PP como del C’s, se hayan enemigos descarados de la clase trabajadora. Todos los elementos decrépitos, todas las redes mafiosas y corruptas con los hábitos y las reminiscencias del antiguo régimen, toda la legislación reaccionaria, como las reválidas franquistas, la LOMCE en su totalidad, la contra-reforma laboral, la Ley Mordaza y demás legislación contraria a los intereses de los trabajadores llevadas a cabo por Rajoy, recuerdan los métodos autoritarios que sufríamos los veteranos que padecimos la represión y el ahogo de falta de libertades bajo la dictadura.

            La burguesía española en la persona de su primer Capataz, el Presidente en funciones Rajoy, que nunca ha funcionado a favor del pobre, solo de los ricos, están soñando y deseando una nueva edición de la rentable mayoría absoluta que disfrutaron las clases dominantes, pero eso no volverá aunque lo están intentando con todas sus fuerzas, procurando violentar los resultados de los votos, que han rechazado tanto por los votantes que apoyaron a otros partidos como los más de once millones de abstencionistas, que NO quieren a Rajoy y que , por tanto, preferirían un cambio, aunque éste se empeñe en repetir la falsedad que el más votado tiene que ser presidente.

            Bajo este modelo de democracia parlamentaria burguesa, según sus propias Leyes,  cuando ningún partido alcanza la mayoría suficiente para gobernar,  se necesitan los apoyos de otras fuerzas, pero el PP ha sido hasta ahora incapaz de alcanzar la mayoría al estar cada vez más desprestigiado por el lodazal de corrupción al que se enfrenta Rajoy.  La gran mayoría de los votantes identifican a una democracia con una mejora en el nivel de vida, con una educación y sanidad públicas de calidad, con unas pensiones suficientes, con el derecho efectivo a la vivienda digna, con un trabajo y un salario justos, etc., y todo eso nos lo ha recortado o negado el gobierno del PP.

            La clase trabajadora no lucha por unas abstracciones legalistas, por promesas que no se cumplen, o que solo se llevan a cabo cuando ésas favorecen a los ricos, aunque perjudiquen a los pobres, porque esa “democracia burguesa”, que  padece la mayoría de la clase trabajadora,  es la que no nos sirve y lleva a millones de personas a pasar a la abstención, ya que se encuentran frustradas o traicionadas por las mentiras de las promesas electorales.  Ese tipo de democracia manipulada y tergiversada en sus principios, que nos han venido ofreciendo durante años, no es válida hasta que no sea verdadera y acaben  con el paro,  la miseria, el hambre,  la pobreza, la explotación y  la opresión de una nación contra sus pueblos.

            Las izquierdas debemos corregir nuestros errores, nuestras divisiones, nuestros tacticismos y personalismos, para avanzar hacia la unidad y una mejor organización democrática, para lo cual debemos hacer un llamamiento a las masas a que nos movilicemos en defensa de un programa genuinamente socialista y una verdadera democracia social, que resuelva las necesidades vitales del pueblo trabajador poniendo a todos a funcionar y producir.

            Pero todas las reivindicaciones que se planteen serán imposibles de cumplir mientras las cien familias de la clase dominante, que no han sido elegidas democráticamente, sigan dictando a su Gobierno de turno,  desde los despachos del IBEX-35, las multinacionales y la Banca , las políticas de austeridad financieras y productivas, cuyo objetivo es el lucro privado de esa minoría de parásitos que se llevan la parte del león, perjudicando al pueblo en su conjunto con sus evasiones, sus corrupciones y sus desfalcos.

            Cualquier intento de resolver los problemas sociales y los territoriales, que son fundamentales para poner en marcha una Nueva Economía, sin que se tome política y socialmente el control de los monopolios, de los grandes latifundios ociosos e improductivos y del sector bancario para crear una Banca Pública que permita planificar científicamente la economía al servicio de la mayoría de la población que es la clase trabajadora,  seguiremos estancados y con la imposibilidad de llevar a cabo los cambios importantes y profundos tan necesarios que el pueblo está demandando.

            Un Gobierno de los trabajadores es posible, pero para ello, las direcciones políticas y sindicales de las izquierdas tendrán que actuar en estos momentos difíciles siguiendo al Abuelo Pablo, que decía:  “eligiendo a los mejores, pero luego vigiladlos como si fuesen canallas”  pero distinguiendo entre  dos opciones, pues también explicaba que: “En momentos clave hay que optar, o con los unos o con los otros; o con la burguesía o con la clase trabajadora.  No se puede servir a dos amos a la vez”.  Por tanto, en estos momentos de incertidumbre, la alternativa ante la clase trabajadora debe clarificarse, porque seguir con el mismo estancamiento de este modelo de esclavitud, de recortes, de decadencia y con la explotación de siempre bajo el PP,  nos llevará a la catástrofe social.  No queda otro camino que luchar por el Cambio, mediante el entendimiento de un gobierno de las izquierdas, que con voluntad política de los dirigentes, todavía es posible.  ¡¡No,  es NO a Rajoy y a las derechas ¡¡

JOSÉ MARTíN RODRÍGUEZ.
Área de Comunicación.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com




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