La clase trabajadora estamos acostumbrados a que ningún
patrón, ni la burguesía como clase, nunca nos ha regalado nada, sino todo lo
contrario, pues permanentemente nos explotan y saquean las arcas del Estado que
luego tenemos que pagar vía impuestos. No debemos a nadie las conquistas de las
libertades y derechos que hemos alcanzado, pues todo ha sido fruto de las
luchas sociales, de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo, por lo que no
tenemos nada que agradecer a la burguesía y su gobierno reaccionario dirigido
por Rajoy, sino todo lo contrario.
Los trabajadores del Estado español, tanto los que están
ahora en campaña electoral en Galicia o Euskadi, al igual que los de Cataluña, Andalucía
o cualquier otro territorio, que padecemos el “desgobierno” del PP, nos habíamos enfrentado el 20D y el 26J con
unas elecciones donde siguen apareciendo los fantasmas del pasado que está
representado por la reacción del PP y con un nuevo adversario mucho más real y peligroso, si se
consolida como escudero de la Derechona, como es el llamado “extremo-centro que
representa C’s, agente directo del Gran
Capital.
Los votantes que acuden a las urnas, que en democracia
siempre llevan la razón, les guste o no a los dirigentes, han sentenciado con
su voto disperso, que los abusos de las mayorías absolutas del PP se habían
terminado y que la Ley D’hont, que tanto había venido beneficiando al
bipartidismo, es en realidad un bodrio injusto y desproporcionado, aunque Rajoy
y algunos otros dirigentes no lo quieran admitir e intenten buscar culpables
echando el peso de todo a Pedro Sánchez, amparados por su escandalosa campaña
de propaganda de los Mass Media, incluso a escala internacional, con la colaboración de algunos personajes del
ala derecha del PSOE que están más próximos a los liberales que a Izquierda Socialista y a todo lo que hay por
su izquierda, tanto en el plano político
como sindical y social.
Ningún trabajador debiera dudar que en las filas de las
derechas, tanto del PP como del C’s, se hayan enemigos descarados de la clase
trabajadora. Todos los elementos decrépitos, todas las redes mafiosas y
corruptas con los hábitos y las reminiscencias del antiguo régimen, toda la
legislación reaccionaria, como las reválidas franquistas, la LOMCE en su
totalidad, la contra-reforma laboral, la Ley Mordaza y demás legislación
contraria a los intereses de los trabajadores llevadas a cabo por Rajoy,
recuerdan los métodos autoritarios que sufríamos los veteranos que padecimos la
represión y el ahogo de falta de libertades bajo la dictadura.
La burguesía española en la persona de su primer Capataz,
el Presidente en funciones Rajoy, que nunca ha funcionado a favor del pobre,
solo de los ricos, están soñando y deseando una nueva edición de la rentable
mayoría absoluta que disfrutaron las clases dominantes, pero eso no volverá
aunque lo están intentando con todas sus fuerzas, procurando violentar los
resultados de los votos, que han rechazado tanto por los votantes que apoyaron
a otros partidos como los más de once millones de abstencionistas, que NO
quieren a Rajoy y que , por tanto, preferirían un cambio, aunque éste se empeñe
en repetir la falsedad que el más votado tiene que ser presidente.
Bajo este modelo de democracia parlamentaria burguesa,
según sus propias Leyes, cuando ningún
partido alcanza la mayoría suficiente para gobernar, se necesitan los apoyos de otras fuerzas, pero
el PP ha sido hasta ahora incapaz de alcanzar la mayoría al estar cada vez más
desprestigiado por el lodazal de corrupción al que se enfrenta Rajoy. La gran mayoría de los votantes identifican a
una democracia con una mejora en el nivel de vida, con una educación y sanidad
públicas de calidad, con unas pensiones suficientes, con el derecho efectivo a
la vivienda digna, con un trabajo y un salario justos, etc., y todo eso nos lo
ha recortado o negado el gobierno del PP.
La clase trabajadora no lucha por unas abstracciones
legalistas, por promesas que no se cumplen, o que solo se llevan a cabo cuando
ésas favorecen a los ricos, aunque perjudiquen a los pobres, porque esa
“democracia burguesa”, que padece la
mayoría de la clase trabajadora, es la
que no nos sirve y lleva a millones de personas a pasar a la abstención, ya que
se encuentran frustradas o traicionadas por las mentiras de las promesas
electorales. Ese tipo de democracia
manipulada y tergiversada en sus principios, que nos han venido ofreciendo
durante años, no es válida hasta que no sea verdadera y acaben con el paro, la miseria, el hambre, la pobreza, la explotación y la opresión de una nación contra sus pueblos.
Las izquierdas debemos corregir nuestros errores,
nuestras divisiones, nuestros tacticismos y personalismos, para avanzar hacia
la unidad y una mejor organización democrática, para lo cual debemos hacer un
llamamiento a las masas a que nos movilicemos en defensa de un programa
genuinamente socialista y una verdadera democracia social, que resuelva las
necesidades vitales del pueblo trabajador poniendo a todos a funcionar y
producir.
Pero todas las reivindicaciones que se planteen serán
imposibles de cumplir mientras las cien familias de la clase dominante, que no
han sido elegidas democráticamente, sigan dictando a su Gobierno de turno, desde los despachos del IBEX-35, las
multinacionales y la Banca , las políticas de austeridad financieras y
productivas, cuyo objetivo es el lucro privado de esa minoría de parásitos que
se llevan la parte del león, perjudicando al pueblo en su conjunto con sus
evasiones, sus corrupciones y sus desfalcos.
Cualquier intento de resolver los problemas sociales y
los territoriales, que son fundamentales para poner en marcha una Nueva
Economía, sin que se tome política y socialmente el control de los monopolios,
de los grandes latifundios ociosos e improductivos y del sector bancario para
crear una Banca Pública que permita planificar científicamente la economía al
servicio de la mayoría de la población que es la clase trabajadora, seguiremos estancados y con la imposibilidad
de llevar a cabo los cambios importantes y profundos tan necesarios que el
pueblo está demandando.
Un Gobierno de los trabajadores es posible, pero para
ello, las direcciones políticas y sindicales de las izquierdas tendrán que
actuar en estos momentos difíciles siguiendo al Abuelo Pablo, que decía: “eligiendo a los mejores, pero luego
vigiladlos como si fuesen canallas” pero
distinguiendo entre dos opciones, pues
también explicaba que: “En momentos clave hay que optar, o con los unos o con
los otros; o con la burguesía o con la clase trabajadora. No se puede servir a dos amos a la vez”. Por tanto, en estos momentos de
incertidumbre, la alternativa ante la clase trabajadora debe clarificarse,
porque seguir con el mismo estancamiento de este modelo de esclavitud, de
recortes, de decadencia y con la explotación de siempre bajo el PP, nos llevará a la catástrofe social. No queda otro camino que luchar por el Cambio,
mediante el entendimiento de un gobierno de las izquierdas, que con voluntad
política de los dirigentes, todavía es posible.
¡¡No, es NO a Rajoy y a las
derechas ¡¡
JOSÉ MARTíN RODRÍGUEZ.
Área de Comunicación.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
Que razón tienes, José Martín...
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