Esa situación, unida a los otros
tantos millones de votantes representados en el Parlamento por los 180 votos en
contra que ha recibido Rajoy, expresan por una abrumadora mayoría el rechazo al
Presidente en funciones y sus políticas de derechas aplicadas por el Gobierno
del PP en estos 4 años + UNO de mandato, indicando su aislamiento. El bloque
burgués (PP+C’s) recordemos que obtuvo en conjunto 11.029.954 votos el
26J, mientras que el bloque obrero
(PSOE+IU/POD) sumaron entre ambos
10.474.443 votos. La diferencia a favor de las derechas fue de 555.511 votos,
pese a una bajada de cerca de 2 millones de las izquierdas. En números
porcentuales el bloque burgués alcanzó un 31,88 % de apoyos, mientras que los
votos de rechazo sumando el bloque de izquierda, la abstención y los periféricos, que negaron
su voto a las derechas, suman un 68,12 % que dicen NO a Rajoy y a su nefasta
legislatura en contra de los más débiles.
Contradictoriamente, la
polarización hacia la derecha, con un incremento de los apoyos al PP, tiene sus
explicaciones, sobre todo por la campaña política de miedo y presión de la
clase dominante a través de sus potentes Mass Media, desatada y financiada por el
capitalismo; también por el retorno del voto del C’s a su casa común de la
derechona; e igualmente por los errores
y las divisiones de las direcciones de las izquierdas, pero el giro social
iniciado por los trabajadores, muchos de ellos que han ido a la abstención,
sigue ese mismo proceso antes dicho que se expresó tras las movilizaciones del
15M, cristalizándose en Podemos, dividiendo a las izquierdas, pero esa
tendencia pudo haberse expresado por el interior del PSOE como esperábamos
desde Izquierda Socialista, que debemos exigir autocritica en la parte alícuota
que a cada colectivo y corriente nos corresponda, siendo humildes para
reconocer los errores y rectificar en pro de la unidad buscando un programa de
defensa de la clase trabajadora y los pobres.
Esa aceleración de la polarización
y radicalización a derecha e izquierda de las masas, que también hemos visto en
otros países de Europa y que también habíamos analizado, continuará y se
agudizará más temprano o más tarde, debido al desencanto, la frustración y la
“indignación” por los saqueos, la corrupción, los recortes y el empeoramiento y
ataques al nivel de vida de las masas, que ha mantenido un paro crónico y una miseria
creciente, así como por el contraste entre las malas condiciones de vida de los
sectores más empobrecidos y castigados por la crisis y los escandalosos
beneficios, privilegios y corrupción de la clase capitalista dominante y sus
banqueros.
Las masas se moverán
inevitablemente en un proceso de polarización creciente hacia los partidos y
sindicatos de izquierdas. Sus reivindicaciones se verán reflejadas en las
presiones que sufrirán las direcciones de las direcciones sindicales de masas, en primer lugar, pasando luego e incluso
enlazando con acciones políticas cada vez más fuertes. Esos procesos que se empezaron a dar con las
mareas de todos los colores, quedaron cortados o aplazados por la falta de
empuje, comprensión y valentía de las direcciones de UGT y CCOO, cuya táctica
está comprometida con el modelo de pactos, consensos y desmovilización que ya
está agotada pero que se niegan a reconocer abiertamente.
Las luchas y movilizaciones del año
pasado fueron muy importantes, pese a las innumerables dificultades y trabas
que encontraron esas acciones y luchas de amplios colectivos, ante la falta de
apoyo hacia la solidaridad y unidad de las direcciones sindicales, en alguna
medida burocratizadas, que en vez de aplicar mecanismos de solidaridad,
buscando la unificación de las batallas de los diversos sectores, actuaban en
sentido opuesto en muchas ocasiones. Eso
no era un fenómeno aislado sino una táctica anticuada y errónea, que abarcaba a amplios sectores del movimiento
obrero en lucha “organizada/desorganizada”. Por ello, la apatía y un cierto
recelo ante las cúpulas ha sido creciente, habiéndose perdido mucha confianza
en las direcciones y disminuyendo la ilusión en ganar batallas reivindicativas
recelando de la burocracia sindical, aunque el instinto de clase y de
solidaridad, nos hace aferrarnos a nuestras organizaciones tradicionales y ante
la falta de una alternativa clara por ahora, las seguimos tolerando porque no
se construye un sindicato nuevo y potente de la noche a la mañana pero SI están
surgiendo corrientes internas como GanemosCCOO, I.S. de UGT, así como vemos un cierto crecimiento
de sindicatos minoritarios como CGT, SAT, S.E. y otros más a la izquierda de
los clásicos.
La situación actual exige
imperiosamente que nos preparemos para las explosiones sociales que están
madurando, incluso podrían expresarse este otoño, teniendo en cuenta la
comprensión del desarrollo objetivo de los acontecimientos próximos y su
reflejo subjetivo que se podrían expresar de forma acelerada en el proceso
molecular de toma de conciencia de la clase trabajadora. Pensar que estamos en
un período de reacción, porque surjan algunos rasgos de chovinismo y
desmovilización puntuales en el movimiento obrero, como pueden entender e
incluso expresar algunos burócratas, puede ser una opinión sectaria y peligrosa
totalmente alejada de la realidad y de las necesidades de lucha a las que se
verá forzada a seguir la clase trabajadora.
Lo más significativo que debemos
entender de este proceso de aparente estancamiento político y económico, pero de creciente polarización en el que nos
encontramos, es el cambio “brusco y repentino” en la actitud de lucha que se
puede producir en la toma de conciencia de millones de jóvenes y trabajadores
explotados y oprimidos, que se verán obligados a pasar a la acción y lanzados a
la lucha, participando en primera línea en manifestaciones y huelgas,
expresando su rechazo contra este injusto sistema de capitalismo decadente que nos
ha robado el futuro.
El modelo liberal/conservador y
todo su entramado institucional procedente del Pacto del 78 está ya
obsoleto. Este modelo bipartidista ha
fracasado y ahora se encuentra con un Parlamento atascado, con unos medios de
comunicación abrumadoramente de derechas, con una Patronal metida a política, con una judicatura sin medios suficientes ni
materiales ni humanos para impartir Justicia, con unos gobiernos incapaces de
dar soluciones a los problemas sociales ni al conflicto territorial, etc… por
lo que todo ello está siendo fuertemente cuestionado. Las direcciones políticas y sindicales, deben
hacer un llamamiento claro a la clase trabajadora y los sectores más
empobrecidos para la reorganización y la unidad con el objetivo de prepararnos
y pasar a la acción porque necesitamos convertir ese rechazo a las derechas en
una alternativa consciente para derrotar al capitalismo y comenzar la transformación
SOCIALISTA de la sociedad, porque con el modelo actual no podremos encontrar
una salida digna y justa para la humanidad.
J.M,R.
Afiliado
a UGT Málaga.
Adherido
a la corriente Izquierda Socialista de Málaga-PSOE.
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