20 de julio de 2016

Rajoy pone de nuevo en marcha la fábrica de “producir desigualdad” y quiere aumentar la producción con un nuevo Gobierno.

 
             La duodécima Legislatura se puso en marcha, aunque muchos coinciden en que podría ser breve e incierta.  Se constituyeron las Cortes Generales y la mesa del Congreso es presidida por Ana Pastor (PP) que ganó con  169 votos, con el apoyo de C’s, derrotando a Patxi López que consiguió 155 (85 PSOE + 70 Un/Pod que apoyó a López, aunque uno no votó).  Los 25 votos restantes de ERC,  CDC ,  PNV, Bildu y CC, votaron abstención, lo que facilitó el triunfo del PP.   Si al menos 7 de entre esos votos mantienen su abstención en la votación para la  investidura de Rajoy y cuenta con el voto afirmativo de Ciudadanos,  podría formarse un Gobierno en minoría  aún con los votos en contra de PSOE y Unidos Podemos.  Es probable que la derecha más reaccionaria se consolide aunque con un gobierno débil, frente a la incapacidad de conseguir la unidad de izquierdas y  progresistas, entre los que podrían hallarse algunos “tamayos”  en venta para caso necesario. 

Es una realidad científicamente comprobada que tras cuatro años de Gobierno Rajoy,  la sociedad ha experimentado un retroceso en las condiciones de vida de la clase trabajadora, haciendo a los pobres más y más pobres a la vez que el número de millonarios ha seguido creciendo. Debido a sus políticas de austeridad y recortes sociales que han desatado una tremenda desigualdad y una creciente frustración, así como un desencanto acumulado entre las familias trabajadoras y los sectores menos favorecidos, el rechazo de la población hacia el drama del paro, la corrupción y la política aparecen como los principales problemas en las encuestas.  En la encuesta del C.I.S. de junio pasado, sobre los principales problemas que afectan a los españoles aparecen:  1º el Paro (52%), 2º la Corrupción (17%) y 3º los Políticos (8,1 %). El desencanto y el rechazo a la actual política  quedan  reflejados en la amplia abstención de más 11 millones de votantes, casi 1 de cada 3 llamados a votar.

En uno de los debates que surgen en las redes, concretamente hablando del  hartazgo que representa para muchos trabajadores la situación amarga que estamos pasando, hubo una intervención con una de las respuestas por el que suscribe,  ofrecida a un compañero que hablaba de dejar la política, porque estaba cabreado con lo sucedido con tanta corrupción.  La respuesta la planteé con el siguiente tenor literal:    “respeto tu posición de apatía y desgana con la política, pero no la comparto, porque quizás te refieres a la mala política. Pero ten en cuenta que existe otra política, la verdadera, esa por la que luchan muchos trabajadores honrados en organizaciones sociales, en sindicatos, en partidos de izquierdas sanos. El problema es que si toda la izquierda pasamos de política, la política de derechas no pasará de ti y del resto de trabajadores y nos seguirán atacando, recortando derechos, quitándonos las pensiones… Por eso, es más importante que nunca tomar acción en la lucha, reorganizar nuestras fuerzas, encuadrarnos en alguna organización solidaria que luche en realidad por la justicia social.  Existen corrientes de todas las sensibilidades. Si tú eres de izquierdas, debes buscar tu sitio en la lucha contra este modelo capitalista, corrupto y degenerado para combatir a esos políticos que no te gustan. O de lo contrario, por omisión ya no formarás parte de la solución y estarás colaborando con el problema. Este es mi humilde punto de vista.”
           
Ese “Estado de Malestar” alcanzado,  hará inevitable una intensificación de la lucha entre las clases, más temprano o más tarde en el próximo periodo. Con esa perspectiva, cualquier gobierno que no cumpla con las necesidades de recuperación que esperan las masas,  dado que el “Estado de Bienestar” prometido ha sido prácticamente desmantelado,  los gobernantes serán remunerados con el precio de un desprestigio cada vez más alto. Se podría producir un alto grado de conflictividad, cuando los batallones pesados del movimiento obrero se pongan en marcha para recuperar el terreno perdido.       Cuando lleguen esas luchas, la burguesía pasará a la ofensiva con más represión, aplicada por el nuevo Gobierno del PP,  al intentar seguir desarrollando y cumplir los programas de ataques comprometidos con la Troika,  llevando a cabo medidas drásticas de austeridad del orden de los 10.000 a 15.000 millones de euros de recortes en los gastos sociales.  Al ser cuestionadas y rechazadas por los trabajadores y los sindicatos de clase esa oleada de nuevas medidas antisociales,   las masas podrían verse obligadas a saltar a la lucha y si el gobierno responde con medidas represivas contundentes,  dialécticamente esa represión puede convertirse en su contrario, que en vez de apaciguar y frenar las luchas, éstas se agudicen y produzcan convulsiones sociales, manifestaciones y huelgas generales, lo que producirá que la burguesía y sus instituciones,  tocadas por esa permanente corrupción, se vean cada vez más desprestigiadas, sobre todo, si se tenemos un gobierno de derechas débil y tiene en frente una potente oposición de PSOE y Unidos Podemos, los sindicatos y las organizaciones sociales. Solo un gobierno de izquierdas en el último momento podría haber intentado paliar esta situación, pero el margen era y sigue siendo muy estrecho;  quizás sea ya demasiado tarde.

            Las medidas represivas que intentan aplicar algunos gobiernos, a veces producen una aceleración en el proceso molecular de toma de conciencia de las masas en acción. Como resultado de ello, podríamos enfrentarnos, en esta legislatura que comienza,  a un alto grado de radicalización y politización de la juventud y la  clase trabajadora con giros bruscos a la izquierda de las organizaciones sindicales, similares a los procesos que se viven en la vecina Francia,  donde los trabajadores dirigidos por la CGT y otros sindicatos llevan meses luchando, con manifestaciones potentes, como la de 1.200.000 personas en París el pasado 14 de Junio y continúan en la lucha, representando sin discusión, la vanguardia más consciente y avanzada de la clase trabajadora de toda Europa, luchas que la burguesía intenta ocultar por miedo al contagio, todo ello, incluso contra un gobierno teóricamente socialdemócrata, pero que aplica la política ordenada por la Troika.  

            Teniendo en cuenta sobre todo el surgimiento de nuevas organizaciones políticas emergentes,  que han entrado con fuerza al parlamento,  lo que impide y hace poco probable que se pueda formar un gobierno fuerte, debido a la dispersión de los votos en las recientes elecciones generales del 26J, han puesto fin al bipartidismo. Las derechas han obtenido una pírrica victoria, pues sumando sus votos (PP+C’s y demás periferias) arrojan un total de 11.029.954 votos; Al sumar los votos del conjunto de las izquierdas tenemos 10.750.493  (Una diferencia global de 279.461 votantes, poco más del 1%,  lo que expresa en realidad un empate),  a lo que hay que contemplar los más de 11 millones de abstencionistas que rechazan a todos los partidos presentados, lo que demuestra un alto grado de descontento con este modelo que debe llamar a los dirigentes a una profunda reflexión.

            Por otra parte, el gobierno que se forme no podrá ofrecer ninguna solución total en bases capitalistas,  a las dos cuestiones fundamentales que atenazan al modelo actual: a) La cuestión Territorial y b) las cuestiones sociales.  Esa situación de atasco, podría preparar el terreno para un giro a la izquierda de las masas en acción y potenciaría las explosiones sociales, por lo cual, las izquierdas tenemos que estar preparados para ofrecer una salida favorable a los trabajadores, cuando ese gobierno débil se agote y pueda verse forzado a anticipar elecciones, por lo que debemos hacer ya un llamamiento a la reorganización, al debate,  el encuadramiento y la lucha a la vez que ofrecemos una alternativa socialista para el cambio, ya que el gobierno será de corta duración.

            Debido a la acumulación permanente de las profundas contradicciones que lleva en su seno el modelo capitalista, que se vienen agudizando desde el inicio de la crisis, la cual aún no ha terminado y pudiese sufrir una recaída, la correlación de fuerzas entre el mundo del trabajo y el del capital, está cambiando.  Hemos entrado de lleno en un período de cambios bruscos y giros repentinos, que se expresan en luchas e incluso insurrecciones en todos los continentes, como hemos visto esta semana pasada la tentativa de Golpe de Estado ocurrido en Turquía, que junto a toda la zona desestabilizada de Siria, como consecuencia de la infamia del Trío de las Azores al atacar ilegalmente a Iraq, que rompía el equilibrio, desencadenando las revoluciones árabes de los últimos años, consecuencia de las dificultades del imperialismo para superar la recesión incluso en la vieja Europa, cuyos habitantes sufren una situación dramática.  Hemos visto con horror el terrible atentado en Niza,  que condenamos sin paliativos, regando de muertos inocentes su paseo marítimo. También seguimos viendo horrorizados los bombardeos y atentados en las zonas bélicas como Siria y otras, en esa pugna inter-imperialista por las zonas de influencias y las materias primas, que junto a la desaceleración de la economía de China empujan hacia una recaída de la recesión.

            La actual recesión de onda larga y profunda en la que estamos anclados,  ha resultado mucho más grave que las demás crisis precedentes, apareciendo de forma simultánea el paro masivo que se ha convertido en estructural y crónico,  así como las deudas públicas de los Estados que se hacen impagables, convirtiendo a esta recesión en un proceso prácticamente universal que afecta a todos los países, tanto a los desarrollados como a los que están en vías de desarrollo,  que quedan frenados y paralizados en su crecimiento, hundiendo a los económicamente más débiles, como los llamados PIGS, es decir Portugal, Italia, Grecia y España, afectando a otras zonas de Latinoamérica y demás continentes.

            Ante la caída permanente de la tasa de ganancia global que lastra  y arrastra por los suelos la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) que son los puestos de trabajo que se tendrían que estar creando para salir de la crisis, sigue destruyendo de forma fulminante las ilusiones de la burguesía y de los trabajadores, para salir del túnel, al acumularse cada vez en menos manos el remanente de ganancias en un enriquecimiento permanente, agudizando la desigualdad entre ricos y pobres,  pasando directamente los recursos al atesoramiento en Paraísos Fiscales de ingentes sumas de dinero, por la infame evasión, que son detraídas del circuito financiero, siendo ésta otra más de las causas de la falta de inversiones productivas, pues el 95 % de las ganancias del capital,  van directamente a la especulación y al acaparamiento, quedando un raquítico 5 % restante que dedican a inversión real, lo cual es totalmente insuficiente para la recuperación.

            Las derechas liberales y conservadoras que dominan la economía del planeta, se han quedado sin un paradigma claro con el que operar y siguen utilizando las muletas del Estado para salvar a los Grandes Bancos, con el mecanismo de continuar el saqueo y empobrecimiento de sus pueblos, dado que el modelo “liberal de la mano invisible” que explicaba Adam Smith ha fracasado estrepitosamente. El modelo “keynesiano” que en situaciones normales era el recambio para ayudarse a través del Estado a la salida de la crisis, también es imposible de aplicar, dada las abultadas deudas públicas,  privadas y déficits internos, lo que expresa que en bases capitalista,  el empeño de seguir con las políticas austericidas nos llevarán  a una prolongada agonía del modelo capitalista, que sigue acumulando tal grado de contradicciones que podría  desembocar en catástrofes sociales aún más profundas y globales que las que padecen actualmente millones de seres humanos, que sufren el paro, la miseria, las guerras y los efectos del deterioro del Medio Ambiente por el Cambio Climático.

            La situación es difícil pero tenemos confianza en la clase trabajadora, que representa la abrumadora mayoría de la sociedad y estamos convencidos de que con las luchas, mejorando la organización, cuando se produzcan los procesos de más polarización, radicalización y politización inevitables, buscaremos el camino para resolver todas esa problemática social, territorial y demás carencias y contradicciones del capitalismo y desarrollaremos, si vamos unidos,  un proceso de luchas para vencer al gobierno de los banqueros corruptos, conquistando una banca pública, del pueblo y para el pueblo, gestionada democráticamente y eliminando el secreto bancario, tras el cual se ocultan sus corrupciones, desfalcos y estafas.  Las posibilidades para la superación del actual modelo capitalista está alcanzando nuevos niveles y, en los próximos años,  serán puestas a prueba las direcciones de derechas y las de izquierdas que no nos sirvan, y mediante la lucha, con sus alzas y sus bajas en el proceso, conseguiremos construir una dirección del movimiento socialista, unida y potente buscando la confluencia con otras fuerzas políticas, sindicales y sociales, con las que seamos capaces de formar un gobierno de los trabajadores para aplicar un genuino programa socialista y una verdadera democracia que nos permita, planificar científicamente la economía e iniciar el camino para la transformación socialista de la sociedad, aplicando las soluciones a las cuestiones sociales que demanda la Humanidad, porque otro mundo es posible, SI, pero con el Socialismo.

JOSÉ MARTÍN RODRIGUEZ.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE-A.

             
             




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