Los
imperialistas, a través del portavoz más
cualificado, que es el Presidente Obama,
dan la sensación de estar preocupados por la situación de tensión social
en Europa, al advertir a Rajoy que “si la globalización no es equitativa y solo
beneficia a las élites, vamos a ver un populismo que va a dividir a la sociedad
y puede ir en aumento”. Esta última frase es quizás una advertencia velada a
Rajoy sobre lo que ellos llaman “populismo de izquierdas” (¿de Unidos Podemos y
otros?), sobre todo por lo que ha representado
la conquista de 71 parlamentarios por una coalición nueva en menos de
dos años. Tomando como válida una de las
definiciones que de “populismo” da la RAE que es “tendencia política que
pretende atraerse a las clases populares”, todos los partidos tienen más o
menos un cierto componente de “populismo”,
tienda éste hacia la derecha o hacia
la izquierda.
El concepto “democracia”,
“populismo” y demás vocablos utilizados por la clase dominante, es muy amplio, como trataremos de explicar en
este artículo, pues tal cual recordamos los que peinamos canas y sufrimos sus
consecuencias, Franco llamaba a su
dictadura sangrienta “democracia orgánica”, que si rascamos en la historia,
procedía de la evolución de la fusión del “populismo” del Partido Radical de
Lerroux y del “fascismo” de la CEDA acaudillada por Gil Robles. Luego de los 40 negros años de represión,
abusos, muertes y penurias que sufrió
nuestro pueblo al que “vinieron a salvar los populistas de derechas”, implantando una Dictadura Fascista, hundiéndolo
en la sangrienta guerra, por fin
conquistamos un cierto grado de libertad en la llamada Transición, a base de potentes luchas populares del
movimiento obrero, con un empuje
importante de las masas en las calles y se evolucionó hacia una “democracia
parlamentaria”, que en realidad se quedó atascada en “democracia burguesa”,
cada vez más degenerada, corrupta y
decadente en la actualidad.
La “democracia
verdadera”, nunca existió en ninguno de los tres poderes en los que
teóricamente se dividen las fuerzas del Estado, modelo que sigue dirigido y
chantajeado al servicio de los poderosos
manejados por los intereses de la clase capitalista dominante en el Estado
español, como tampoco es una auténtica democracia la que existe en EEUU, ya que
las clases trabajadoras, al no tener capacidad financiera para competir en la
carrera electoral, donde el coste de campaña de un candidato cuesta millones de
dólares, la cacareada “igualdad de oportunidades” queda como una vulgar
demagogia o contradicción similar a las declaraciones de Obama ante Rajoy, tras mostrarse partidario del libre comercio,
en un quizás velado apoyo al TTIP que está cuestionado por diversas fuerzas
políticas y sindicales, cuando el Presidente saliente de EEUU afirmó que “debe
ir acompañado de políticas que aborden la desigualdad mediante sueldos justos y
un sistema de bienestar social”, lo que contradice la política de austeridad
que aplica Rajoy siguiendo la hoja de ruta de la Troika. ¿No es eso también
populismo?
La democracia solo existe en las formas idealistas del
liberalismo, porque siempre, bajo el capitalismo, la “democracia burguesa” es construida en el
marco de la represión, de ahí la actual ley llamada “Mordaza”, que restaura
algunas similitudes del Tribunal de Orden Público franquista, aunque algo
atenuada, pero toda legislación de un régimen burgués se reserva sus artículos
represivos para mantener el dominio de la clase capitalista contra la clase
trabajadora. En realidad, la mera existencia de una sociedad dividida en clases
sociales, presupone un régimen de opresión de una clase sobre otra.
Algunos intelectuales que todavía se reclaman de la
izquierda, pero que en realidad han abandonado la disciplina de la teoría
científica del pensamiento del materialismo dialéctico, (si alguna vez lo
entendieron, que esa es otra), funcionan en realidad sobre la base de
categorías metafísicas y pueden confundirse igualando la “democracia” con el
“bonapartismo”, tanto burgués como proletario, o con el tan manoseado “populismo”, bien
progresista o reaccionario, que, según plantean aplicando su dialéctica del
“terror” los propagandistas del liberalismo, podría derivar hacia el “fascismo”, que es el
capitalismo químicamente puro. Los sectores
políticos más críticos siguen estando censurados por los grandes medios de
comunicación bajo control férreo de la clase dominante que se llaman ellos
mismos liberales, porque como dice el refrán “enseñar la soga en casa
del ahorcado”, no es para ellos políticamente correcto y lo que no les
interesa, “no se publica y punto”.
Cierto que en el proceso evolutivo puede encontrarse
algún punto de similitud entre esos diversos regímenes, que se reservan
elementos de dominio militarista que existen incrustados y desnudos en
cualquiera de los regímenes antes dicho, en un grado menor o mayor. Pero es
preciso tener en cuenta, que por una de las leyes de la dialéctica, la cantidad
se convierte en calidad y viceversa. En
realidad, lo que expresa la naturaleza de un régimen no es éste u otro elemento
aislado, sino sus características básicas. La “democracia burguesa” puede evolucionar
hasta convertirse en un “bonapartismo burgués” y continuar su evolución tomando
rasgos fascistoides, como algunos han pronosticado, si se diesen cuatro años más de políticas
conservadoras basadas en la austeridad y los recortes sociales. El fascismo franquista evolucionó, sin
rupturas señaladas en sus estructuras básicas, hacia la “democracia burguesa” y puede repetirse el proceso a la inversa, si
las masas no lo impiden en un momento dado, pero es la acción de masas la única
fuerza que puede hacer cambiar ese proceso evitándolo, pues seguro que lo intentará llevar a cabo la burguesía
dominante.
El método marxista del materialismo dialéctico no debe
unificar indiscriminadamente los regímenes diversos del capitalismo. Esa forma fácil que emplean los voceros y
analistas mercenarios del capital, utilizan sus argumentos para llevar a la
clase trabajadora a la confusión y el desatino.
El método científico del marxismo
debe consistir en analizar las cosas en su proceso de cambio y evolución, sin caer en el error de confundir esto último
con Revolución, que nunca se dio en la transición, aunque hubo elementos y
fuerzas de base para que se produjera la “ruptura democrática” que fue abortada
por la debilidad e incapacidad de las direcciones de los partidos obreros y por
el chantaje permanente del golpismo, que aterrorizaba a la población.
Nuestro deber como socialistas marxistas es saber
examinar cada proceso y cada gobierno, para poder establecer tus tendencias
especificas y sus características básicas, para que no nos cojan desprevenidos
los cambios bruscos y repentinos en las fases de transición, que similar a los
años 70, pero a un nivel superior, pudiesen acontecer, pues son esas las
características básicas a las que nos vamos a ver enfrentados en la nueva época
en la que estamos entrando, lo que nos obliga a rectificar y delimitar, cuando
sea necesario, las caracterizaciones efectuadas de las etapas precedentes y
actuales. Para ello la dirección del
PSOE debe ser capaz de sacar las
enseñanzas para realizar la “autocrítica”, la “rectificación” y la “regeneración” de las tácticas erróneas, que debe superar mediante la más profunda
democracia interna, retomando la estrategia correcta que está reclamando la
clase asalariada, para transformar la sociedad, es decir, dotarnos de un
“Programa Socialista para la Segunda Transición” aplicando las tácticas
adecuadas para avanzar, sin confundirse de adversarios ni asumir el discurso de
las derechas.
El término “populismo” que emplea la burguesía de forma despreciativa e
incluso confusa, denominando así a algunas de las fuerzas emergentes y algunas de las corrientes
internas, no debe agotar la caracterización de un partido dado, pero si es
necesario e indispensable profundizar en el análisis de lo que está ocurriendo
en Europa con el crecimiento de fuerzas de la reacción, que evolucionan hacia
el fascismo, al mismo tiempo que se
expresa la revolución en el seno de fuerzas de izquierdas, aunque todavía
minoritarias, si lo que pretendemos es avanzar más y acercarnos a la realidad,
con un pronóstico y perspectivas claras, si de verdad queremos ir más allá con
las menos posibilidades de error posible.
Es preciso añadir también que el análisis marxista no significa sólo
tener ideas generales importantes, porque en realidad, cualquier ciencia hace
lo mismo. Como ejemplo tenemos el
estalinismo, que todavía sigue confundiéndose con el marxismo, pero en realidad
utilizaron un método de análisis metafísico, sobre todo a partir de mediado de
los años 20, tesis que siguieron llamando marxistas, cuando
ya no lo eran al haber comenzado su proceso termidoriano que evolucionó hacia posiciones
contra-revolucionarias, convirtiéndose en estados obreros degenerados de dictaduras
contra el proletariado, con los resultados lamentables que demostró la historia,
al derrumbarse el muro por sus contradicciones, regresando al capitalismo en
vez de avanzar al socialismo democrático.
Partiendo de una generalización de que cualquier partido, desde los
socialdemócratas hasta los fascistas, eran iguales, denominándolos agentes de la
clase capitalista, terminaron diciendo que no había diferencias entre ellos, “todos
son fascistas con algunas variantes”, - decían - incluyendo a los partidos
obreros en el mismo saco de los burgueses, confundiendo a las bases de
extracción obrera de los primeros, con sus verdugos capitalistas los segundos;
pero lo grave es que aún existen grupúsculos que mantienen esas posiciones
incorrectas, sin hacer distinciones
entre lo que son errores de dirección y las relaciones fraternales que debemos
mantener con las bases y los votantes de las izquierdas en litigio.
En realidad, bajo la aparente careta de esta democracia actual se esconde
la cruel “dictadura burguesa de banqueros
y tecnócratas”. Mientras tengamos el derecho a opinar, quejarnos y votar, pero
sean otros como los banqueros y grandes empresarios, los que decidan desde la
Troika a las órdenes del imperialismo, (cuyo Jefe máximo hasta que acabe su
mandato es el Presidente Obama y lo peor es que si ganase el extremista y
“pupulista de derechas” Donald Trump, podría comenzar la fascistización
mundial), seguiremos colonizados, representando una patraña eso de que “la
soberanía reside en el pueblo español del que emanan los Poderes del
Estado”. Lo que pretende con esta visita
el mandamás de los mandamases, es
reforzar el grado de sometimiento del Estado español, a la estrategia bélica y económica del imperialismo
estadounidense. Bajo la bota del imperio jamás podremos llamar a esa situación como una
“democracia auténtica”, ni podremos
avanzar hacia un cambio del modelo capitalista que avance al socialismo sino
que permaneceremos bajo una aparente democracia
que esconde bajo su careta la dictadura del gran capital en beneficio de
los imperialistas.
Tenemos que continuar la lucha por una democracia auténtica, para instaurar un gobierno de las izquierdas
que esté compuesto por esa mayoría que somos los trabajadores, pero no basado
en políticos burócratas y funcionarios corruptos, que han contribuido a un
enorme saqueo de las arcas públicas, que
ahora nos hacen pagar al pueblo trabajador vía impuestos y un incremento de la
explotación, sino que debemos luchar y exigir un control directo y democrático
de la gestión económica, política, sindical, ecológica, social y cultural de la
sociedad, eliminando los secretos bancarios y planificando la economía con una
banca publica al servicio de la producción, es decir una “democracia de, por y para los trabajadores” ,que se base en la
participación activa y el control social por parte de la población, por medio
de organismos democráticos de base.
Las tareas de la gestión y administración de lo público no pueden seguir
confiadas exclusivamente a especialistas y tecnócratas que son elegidos pero
que después se separan del pueblo y no rinden gestión, o lo que es peor, son
comprados por los capitalistas, sino que
una democracia plena, una democracia social, una democracia sana, debe ser ejercida por el conjunto de la
población, incluyendo por ley la rotación en los mandatos y cargos públicos
bajo control obrero. Como decía Pablo
Iglesias (El Abuelo) “elegid a los mejores, pero luego vigiladlos como si
fuesen canallas”; eso requiere un mayor grado de organización y encuadramiento
de la juventud y la clase trabajadora para trabajar con partidos, sindicatos y
asociaciones sociales potentes y unas direcciones que se sometan a la
democracia interna.
Con ese nuevo modelo de participación activa y democrática de la mayoría
de la población, que es la clase trabajadora y las capas medias, utilizando las nuevas tecnologías, las redes
sociales y poniendo todas las cuentas públicas a la vista de la ciudadanía, en
una lucha firme contra la corrupción y por esos objetivos sociales de un
programa genuinamente socialista y una verdadera democracia, nos pondríamos en condiciones de avanzar hacia
una verdadera sociedad pacífica y armoniosamente, donde pudiésemos liberarnos
de la lucha cotidiana por la supervivencia, que es debida a la escasez y la falta de
trabajo, a las que somos sometidos por este obsoleto e injusto sistema
capitalista, ya que con los medios de producción social gestionados
democráticamente a la vista de todos, sin secretismos ni corruptelas, las
familias trabajadoras podríamos participar de forma consciente en las
decisiones políticas, económicas, sociales, ecológicas y culturales, decidiendo
democráticamente qué producir, cómo producir y para quién producir, que son los
objetivos de la “democracia socialista”, que debe estar basada en la ética, poniendo al
ser humano en el fundamento de la economía y ésta al servicio de la humanidad
en su conjunto.
Área de Comunicación.
Izquierda Socialista de Málaga-PSOE de Andalucía.
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com.
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