22 de diciembre de 2015

Una nueva etapa, para afrontar viejos problemas.


socialismo

El 20-D ha cerrado un periodo, una legislatura con los herederos del franquismo en el poder. Cuatro años de retrocesos en derechos y libertades que como siempre que gobierna el PP, a los trabajadores, se nos hacen insoportables e interminables.
Sin embargo, la incertidumbre es lo que ha salido de las urnas. Una incertidumbre propia de un Congreso fragmentado, en el que no por ello deja de quedar claro que somos un país de izquierdas. Entre tanto voto disperso hay un gran caudal de reivindicaciones de los trabajadores, de los pueblos, de los más diversos sectores sociales.
Con 4,3 puntos más de participación, 73,2% frente al 68,9 de 2011, los datos objetivos son irrefutables:
La caída de votos y diputados del PP es rotunda: pierde 63 diputados (-34%), pierde 3.654.176 votos (-34%).
El PSOE también obtiene un mal resultado aunque menos severo que el PP al perder 20 diputados (-18%), y perder 1.474.387 votos, un 21% menos.
Podemos ha fagocitado prácticamente a IU, quien ha perdido 763.402 votos, aunque resiste con algo más de 900.000 votos pero con tan solo 2 diputados. Podemos se nutre por tanto del voto de su organización de origen y del desencanto de las gentes de izquierdas que no ven una claridad ideológica en el PSOE.
Ciudadanos obtiene 3.498.070 votos, que son prácticamente los que pierde el PP, lo que le dan 40 diputados.
Son los resultados que arroja una campaña electoral basada en “la persona”, en “lideres” de los partidos, como si la solución a los problemas sociales estuviese en manos de una sola persona.
La gran crisis que comenzó en 2008 ha erosionado las instituciones del Estado, el Estado nacido de la Constitución de 1978, que tenía tapados sus déficits democráticos a base de corruptelas. Pero la crisis llegó a los hogares en 2010 con el inicio de los recortes, impuestos por la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.
Del mismo modo, fue 2010 cuando el Tribunal Constitucional se entrometió en el campo legislativo, al sentenciar contra el Estatuto de Cataluña.
La brutalidad de los dictados de la Troika aplicados por el Gobierno de Rajoy y su irresistible tendencia a negar el derechos de los pueblos a expresarse en libertad han hecho estallar las costuras de la convivencia.
Por parte del PSOE, el “cueste lo que cueste” de mayo de 2010 y la posterior política de Rubalcaba haciendo piña con PP y UPyD; está última orientación en Cataluña heredada por Pedro Sánchez, explican en buena parte los malos resultados del Partido Socialista; esto es evidente en Cataluña, donde desde 2008 se han perdido 1.1 millones de votos. Pero también en los grandes graneros de votos como Andalucía; desde 2008 se han perdido 942.000 votos. Y en Madrid con más de 2 millones de población asalariada, se han perdido desde el mismo año 758.000 votos. Por ende, no es una cuestión de Tomás o Sara, de Pere o Iceta. Es un problema de la orientación política y con esta orientación política, a nombre de la responsabilidad de estado, hemos desilusionado a los trabajadores y a los pueblos y hemos perdido el papel central de Partido de referencia de la izquierda.
Por lo anterior, y ante la situación de ingobernabilidad que se abre, es por lo que es fundamental recuperara al PSOE para el Socialismo. Eso es defender España, la España de los trabajadores y sus familias, la España de la mayoría social.
La crisis también provocó que en junio de 2014 se procediese a la abdicación express de Juan Carlos I en favor de su hijo Felipe VI, como si el cambio de persona cambiase la naturaleza de una institución heredada de manos del militar fascista. Una herencia simbolizada en la “gorra de plato”, que implica la jefatura de los tres ejércitos y todo el aparato del Estado que sostenía la dictadura.
Quizás por esto se hace difícil vislumbrar la debida división de poderes del Estado.
Del mismo modo que el cambio de persona física en la Corona no cambia la naturaleza de una institución anacrónica, no democrática en tanto que no se somete al escrutinio de las urnas, tampoco los cambios de personas en los partidos resuelven los problemas que subyacen del ideario que cada partido tiene.
El caso del PP, lo mismo da si quien dirige se apellida Fraga, Aznar, Rajoy o Sáez de Santamaría. El problema está en que en sus genes políticos de partido llevan la defensa de los intereses de la minoría social; esa minoría social que tanto daño ha hecho a este país a lo largo de nuestra historia.
Incluso es lo mismo si la derecha instrumenta un nuevo partido, si en esencia viene a defender los mismos postulados que el viejo partido defensor de la oligarquía. Es el caso de Ciudadanos, partido deseado por entidades financieras como el señor Oliu, Presidente del Banco de Sabadell. No es de extrañar que en “las cocinas” económicas de este nuevo partido haya viejos personajes vinculados a las instituciones económicas nacionales e internacionales del capital; es el caso de Manuel Conthe, que fue Vicepresidente para el Sector Financiero en el Banco Mundial en 1999-2000, y Presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) entre 2004 y 2007, o el caso de Luis Garicano, economista al servicio de la Comisión Europea en 1992-1993 y miembro de la Consultoría Mckinsey & Company el segundo lustro de los años 90. No en vano, los votos obtenidos por C´s provienen casi íntegramente del PP.
La cuestión por tanto no es si el que encabeza es joven, guapo, domina la oratoria, viste bien, es simpático, y todas esas virtudes superficiales que se han sobredimensionado en la campaña electoral a través de los programas de la telebasura.
La cuestión fundamental es qué idea de sociedad se quiere, pensando en la mayoría de la sociedad. Justamente lo que se ha impedido con la campaña que han orquestado los medios de comunicación, con la connivencia de los partidos. Ellos han provocado la fragmentación, alimentado artificialmente nuevos proyectos con viejas ideas, y ahora piden en sus editoriales “responsabilidad” y “mantenimiento de las instituciones”.
Para hablar de Democracia hay que recuperar la etimología del término, de su origen griego: demos = pueblo + krátos = gobierno + el sufijo ia que implica cualidad “El gobierno del pueblo”. Por ende, el señor Rajoy es peor que indecente, es antidemocrático, así como lo fue Aznar y qué decir de Fraga.
El problema de izquierda está en que ha entrado en el juego de las formas y las apariencias, olvidando que lo que genera confianza es que se aborden los problemas de la mayoría social: asalariados/as, desempleados/as, pensionistas, autónomos y estudiantes hijos e hijas de la clase trabajadora. Y abordar los problemas no basta con enunciarlos, hay que comprometerse a soluciones. Y una vez en el Gobierno aplicar las soluciones.
Pero el problema es más profundo, por su ámbito y por su devenir histórico. Es decir, la solución a los problemas de la clase trabajadora no es nacional sino internacional. Y el problema no nace con la crisis iniciada en 2008, por el contrario, la crisis de 2008 que aún permanece, es la consecuencia de un sistema económico que se nos presenta falsariamente como único y sin alternativa.
Pero sí que hay alternativa, diseñando una política económica pensada para la mayoría social, y para ello es necesario un Gobierno de izquierdas. Desde Tribuna Socialista lo venimos diciendo desde hace tiempo y a la vista de los resultados electorales lo mantenemos. Hay que superar las cuestiones de forma y la contienda electoralista. La izquierda debe unirse; el PSOE y los sindicatos pueden hacer bloque con algunas nuevas formaciones, en un gran pacto de progreso, en el que impere la independencia política respecto de las instituciones de la Unión Europea. Comenzando por la derogación inmediata de la Reforma Laboral y la aplicación de las medidas urgentes que la UGT ha reclamado en su documento “Balance de Legislatura”.
Claro que hay alternativa, si el socialismo, como lo hizo en el pasado, se pone del lado de las legítimas aspiraciones democráticas de los pueblos. La alternativa es clara. Ahora bien, si el PSOE hace suyo el NO del aparato de Estado franquista al derecho a decidir, los socialistas nos convertimos en juguetes de la derecha y corresponsables de llevar a los pueblos de España a los peores enfrentamientos. Eso es la liquidación del Partido, como ya hemos visto en Cataluña y antes en el País Vasco. Por el contrario, si el Partido Socialista recupera sus mejores tradiciones como partido de la libertad y de la fraternidad unirá a los trabajadores de toda España y podrá construir el más amplio bloque social de progreso.
En 2010, mientras Felipe González y Chacón apoyaban la sentencia del TC contra el Estatuto votado soberanamente por las Cortes y por el pueblo catalán, el presidente José Montilla representaba la dignidad socialista encabezando la movilización del pueblo de Cataluña. Fue un error de sus sucesores abandonar esa posición, que fue la del PSOE durante 30 años. Es hora de recuperar nuestra mejores tradiciones, antes de que los pueblos de España se hundan en el caos.
Evidentemente necesitamos un Gobierno que abra las puertas para superar el estadio político que viene del pasado, la sociedad española tiene derecho a pasar página, por lo que en el plano nacional hay que restituir la dignidad de las víctimas del franquismo, siendo una responsabilidad del gobierno la búsqueda y entrega de los restos de los asesinados/as a sus familiares. Hay que juzgar, aunque sea “post morten” a los asesinos que se alzaron contra la constitución de 1931 y que durante 40 años ejercieron la opresión y el crimen sobre el pueblo.
Hay que avanzar y dejar paso a un modelo de Estado acorde a los tiempos, que resuelva los problemas de convivencia de la pluralidad de pueblos que componen el estado español; que supere el caduco Estado de las Autonomías. El camino no es otro que el que nos lleve a un Estado Republicano Federal y Democrático. Veremos si Ciudadanos es tan moderno como preconiza.
Necesitamos un Gobierno de izquierdas que derogue las leyes retrógradas que nos ha impuesto el PP, haciéndonos retroceder décadas en derechos y libertades:
-Reforma laboral, Real Decreto Ley 3/2012, que ha empobrecido a los asalariados y ha expulsado por millones a los trabajadores de sus puestos de trabajo, poniendo el derecho laboral al servicio de los intereses empresariales en exclusiva.
-LOMCE, ley orgánica 8/2013, que no está pensada para el alumnado. Una ley pensada para continuar perpetuando la religión católica y pensada para que el hijo del obrero sea expulsado de la universidad.
-La ley del aborto que impide a la mujer ser libre en su decisión de ser o no ser madre, la ley mordaza que atenta contra la libertad de expresión, y tantas y tantas leyes que el gobierno Rajoy, haciendo usos y abuso de su mayoría absoluta, ha legislado y aplicado.
-Hay que derogar el artículo 135.3 de la Constitución, que subordina el estado de Bienestar al pago de la deuda y sus intereses.
-Hay que derogar el Artº 315.3 del Código Penal, por el que la fiscalía y los jueces tienen encausados a 300 sindicalistas por el hecho de haber ejercido su derecho a huelga, en defensa de sus condiciones de vida y trabajo y las de sus compañeros.
Todo ello solo es posible con un Gobierno que responda a las expectativas de la mayoría de la sociedad.
Por eso, insistimos:

Ni pactos con las derechas, ni políticas de derecha: socialismo.

 Comité de Redacción de Tribuna Socialista.

Fuente: http://tribunasocialista.com

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