(Recomendable leer antes las Partes 1 al 4 anteriores).
Revolución y contrarrevolución.-
…/…”Cuando Azaña fue elegido presidente de la República y una mayoría de
miembros de los partidos republicanos coaligados en el Frente Popular coparon
las carteras ministeriales, el objetivo de estos fue restablecer el
“equilibrio” capitalista en medio de una situación extrema de polarización
social y política. Rearmando a los guardias de asalto y dando instrucciones
concretas a la guardia civil, el gobierno Azaña intentó impedir a toda costa la
revolución: no dudó en reprimir el movimiento de las masas y logró que las
cárceles, vacías de presos políticos tras las primeras jornadas de febrero,
fueran llenándose con militantes sindicalistas y anarquistas.
“Mientras, la burguesía ya había decidido la partitura que
interpretaría. Pocos días después de la formación del gobierno y con Franco ya
destinado a la división militar de Canarias, se celebró una reunión a la que
asistieron él mismo, los generales Mola, Orgaz, Varela, González Carrasco,
Rodríguez del Barrio y el teniente coronel Valentín Galarza, para acordar los
planes del alzamiento. Todo este movimiento de sables que contaba con el
respaldo de la burguesía, no permanecía secreto dentro de las paredes de las
casas de oficiales y cuartos de bandera.
“Eran constantes los rumores y las informaciones que revelaban la
existencia de estos planes. ¿Qué hizo la República, presidida por el “progresista”
Azaña para conjurar esta amenaza? Nada, absolutamente nada. Azaña destinó al
general Mola a Pamplona, donde el 14 de marzo se hizo cargo del gobierno
militar y del mando de la 12 Brigada de Infantería. ¡Así era como defendían la
“legalidad democrática” los republicanos burgueses, ascendiendo, mimando y
favoreciendo a los militares golpistas!
“Los preparativos militares en los cuarteles se combinaban con las
acciones terroristas de las bandas fascistas de la Falange, especializadas en
asesinar obreros y atacar los locales de los partidos y los sindicalistas de
izquierda. Finalmente, el 17 de julio la Guarnición de Marruecos se levantó en
armas y el resto de las guarniciones militares telegrafiadas por Franco
prepararon todos los operativos.
“Aunque el gobierno republicano tenía un conocimiento exhaustivo del
levantamiento militar, se negó en redondo a tomar ninguna medida para evitar su
extensión: durante 48 horas dejaron todo el terreno libre a los golpistas, sin
movilizar las fuerzas leales del ejército ni impartir una sola orden, mientras
se negaban a armar al pueblo.
“Lo que siguió fue la lucha heroica del proletariado y los campesinos
pobres contra las fuerzas de la contrarrevolución. La derrota de los golpistas
en Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Gijón, etc., gracias a la resistencia
armada de los obreros y campesinos anarquistas, socialistas, comunistas,
poumistas, que desoyeron los consejos traicioneros del gobierno republicano y
pasaron por encima de la política paralizante de sus direcciones, abrió una
nueva etapa: los obreros en armas incautaron la propiedad de los capitalistas;
se hicieron con el control de las fábricas, ocuparon la tierra y las
colectivizaron; derogaron los gobiernos municipales republicanos y
establecieron sus propios comités.
“Organizaron la limpieza de los viejos órganos del poder burgués,
sustituyeron los tribunales de la justicia burguesa por otros integrados por
representantes de las organizaciones proletarias; acabaron con la policía
republicana que fue reemplazada por las Patrullas de Control formadas por
milicianos armados que velaban por el mantenimiento del nuevo orden
revolucionario. Se organizó el poder militar de la clase obrera sobre la base
de las milicias... En definitiva, de las ruinas de la democracia burguesa
surgió el embrión de un nuevo poder obrero y socialista, empujado por el golpe
militar.
“En los tres años siguientes de guerra y revolución, el proletariado y
los campesinos que habían demostrado un instinto revolucionario y un
heroísmo sin parangón en los campos de batalla, no dispusieron de una
organización capaz de completar con éxito lo que habían logrado conquistar el
19 de julio. Carecieron de un partido bolchevique como en Rusia durante octubre
de 1917.
“Los dirigentes reformistas de la izquierda, encabezados por el
estalinismo, se esforzaron con todos los medios a su alcance por eliminar las
realizaciones revolucionarias de las primeras semanas. Bajo la consigna de la
“defensa de la República”, y con la llave del suministro de armas que Stalin
utilizó apropiadamente para sus fines, los gobiernos del Frente Popular
restablecieron el viejo aparato del Estado burgués en territorio republicano.
“Con el pretexto de conseguir el apoyo de las potencias “democráticas”,
de Francia y Gran Bretaña, que por otra parte habían ideado la traicionera
política de la no intervención, se eliminó cualquier rastro de la revolución:
las colectivizaciones, el control obrero de la industria, y las milicias
obreras, que fueron obligadas a integrarse en un ejército centralizado que no
era un ejército rojo para luchar por el socialismo con una política
internacionalista, sino un ejército regular cuyo mando peleaba en defensa de la
república burguesa.
“De esta manera se arruinaron todas las posibilidades de una victoria
militar. Al cabo de tres años, la contrarrevolución fascista no sólo suprimió
la República, asesinó a cientos de miles de los mejores luchadores de la clase
obrera y aniquiló sus organizaciones, estableciendo las bases para una
dictadura sangrienta.
“Las lecciones de la II República deben ser estudiadas con atención por
parte de la nueva generación de jóvenes y trabajadores que abrazan las ideas
del socialismo. De ellas se desprende una conclusión inequívoca: sólo hay una
República por la que merezca la pena luchar ¡¡La República Socialista de los trabajadores¡¡
(*) Extracto del libro “Revolución Socialista y Guerra Civil (1931-39). Autor: J.I. Ramos.
Editorial: Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels. La persona interesada en su adquisición
pueden dirigirse a
Teléfono: 679.990.319.
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