(Recomendable leer antes los apartados
anteriores de este blog publicados entre los días 9 al 18 de febrero).
El capitalismo, por su propia naturaleza es incapaz de dar soluciones
definitivas a un problema como el que se plantea del Cambio Climático, debido
entre otras contradicciones, a los intereses entre los capitalistas agravados
por la actual recesión económica mundial.
Algunos delegados asistentes a la Cumbre de Copenhague describían la
situación como de confusa y desesperada por ser incapaces de llegar a ninguna
posición de acuerdo común progresivo.
La demanda de los países pobres era que las potencias capitalistas
avanzadas donasen un 5 % de su P.I.B. para dedicarlas a medidas de protección
del clima.
Pero la dificultad surgía porque las principales potencias no estaban
dispuestas a donar nada, porque han gastado ingentes recursos en tratar de
salvar del colapso a sus sistemas bancarios.
Como consecuencia de ello han acumulado enormes déficit que tienen que
sacar de los bolsillos de los contribuyentes y tienen miedo a atacar al
movimiento obrero demasiado porque temen las convulsiones y las explosiones
sociales que podría provocar.
Los capitalistas necesitan hacer recortes profundos en sus presupuestos
de gastos públicos, para intentar restaurar la tasa de beneficios de sus
complejos empresariales.
La recesión mundial del capitalismo no permite, con su modelo actual, ni
siquiera mantener los niveles de gastos que venían efectuando.
No están dispuestos a invertir en mejoras sociales a medio y largo
plazo, que es lo que representan los gastos para mejorar el Medio Ambiente,
sino, que su objetivo es recuperar beneficios a corto plazo atacando a la clase
trabajadora, pero encuentran cada vez más resistencia entre las masas.
Existen suficientes recursos, tanto humanos como materiales, tanto en ciencia y tecnología como en capacidad industrial instalada, para combatir la polución y los efectos desastrosos del sistema capitalista sobre el planeta en que vivimos.
Pero, el verdadero problema es que esos recursos son utilizados para
beneficiar a los ricos, que se niegan como siempre a recortar sus riquezas y
tesoros acumulados en paraísos fiscales y defienden con uñas y dientes sus
sacrosantos beneficios.
El capitalismo se ha convertido ya, dialécticamente, en un modelo de
desarrollo destructivo que amenaza nuestras vidas y que pone en peligro incluso
la supervivencia de la vida humana sobre el planeta.
Albert Einstein dijo una vez: “No podremos resolver los problemas que
tenemos hoy pensando de la misma manera que pensábamos cuando los provocamos”.
Por tanto, la solución a estos graves problemas ecológicos provocados por la
aplicación del “pensamiento capitalista” del lucro privado, no podrán venir
nunca aplicando el mismo modelo anárquico de la “libre empresa”.
La humanidad necesita y depende del desarrollo tecnológico. La
emancipación del ser humano significa pasar del reino de la necesidad al reino
de la libertad, como dijo Marx y esto se logra inventando nuevos recursos
técnicos que reemplacen cada vez más tiempo de trabajo humano. Pero el
desarrollo técnico debe ser planificado y conducido de manera armónica y
amigable con la naturaleza.
Esto lo entendieron perfectamente Marx y Engels, que desarrollaron el
materialismo dialéctico cuando las ciencias estaban dando sus primeros pasos,
pero que ya intuyeron los problemas a los que la humanidad se tenía que
enfrentar.
Marx, a quien todos asociamos con la economía, estaba también preocupado
por el desarrollo de la agricultura.
En El Capital, tomo I, denuncia cómo el ciego afán de beneficio había
agotado el suelo de Inglaterra lo que provocaba tener que abonar los campos con
guano importado de Perú.
Por otro lado, el concepto que usaba para definir la relación del hombre
con la naturaleza a través del trabajo, era el del metabolismo y decía:
"El trabajo es, antes que nada, un proceso que tiene lugar entre el
hombre y la naturaleza, un proceso por el que el hombre, por medio de sus
propias acciones, media, regula y controla el metabolismo que se produce entre
él y la naturaleza. Se enfrenta a los materiales de la naturaleza como una
fuerza de la naturaleza. (...) A través de este movimiento actúa sobre la
naturaleza exterior y la cambia, y de este modo, cambia simultáneamente su
propia naturaleza...".
Pero también Marx nos advierte en otra parte:
"Pero no nos alabemos en exceso por
nuestras humanas victorias sobre la naturaleza. Por cada una de ellas se toma
la naturaleza su revancha contra nosotros. (...) Se nos recuerda así a cada
paso que en modo alguno dominamos la naturaleza como domina un conquistador un
pueblo extraño, como alguien que estuviese fuera de la naturaleza; sino que con
nuestra carne, sangre y cerebro pertenecemos a la naturaleza, existimos en
medio de ella, y toda nuestra supremacía consiste en el hecho de que tenemos la
ventaja, respecto a todas las demás criaturas, de ser capaces de aprender sus
leyes y aplicarlas correctamente".
La mejor forma, sino la única de empezar a resolver el drama del
calentamiento global, es cambiando la forma de organización social y económica.
La solución a los acuciantes problemas del mundo sólo se puede lograr con un
sistema socioeconómico que esté bajo el control consciente de la gente. El
problema no es que haya un límite inherente al desarrollo, sino un sistema de
producción caduco y anárquico que despilfarra vidas y recursos, que destruye el
medio ambiente y que impide el pleno desarrollo del potencial que existe en la
ciencia y la tecnología.
La lucha por el socialismo es también una lucha por el respeto al medio
ambiente. Nosotros defendemos que el movimiento obrero organizado en sus
sindicatos de clase y partidos de izquierdas tenemos que coger con nuestras
propias manos la lucha para poner fin a la destrucción del medio ambiente a la
que nos arrastra el sistema capitalista, corrupto, degenerado y decadente.
Consideramos que la mejor alternativa es la lucha por una sociedad libre
de toda opresión, donde la producción esté planificada democráticamente por los
propios trabajadores, para resolver la cuestión social y los problemas de la
humanidad, pero para ello la economía debe estar dedicada no para aumentar los
beneficios de una minoría que son los capitalistas, sino para satisfacer las
necesidades de la mayoría que representamos la clase trabajadora y los
pobres.
Con una planificación científica podríamos utilizar de una manera
racional y apropiada los recursos de la naturaleza en beneficio de la humanidad
en su conjunto.
Entonces sería cuando la ciencia y la tecnología encontrarían su mayor
campo de desarrollo aplicando todos los enormes avances conseguidos en los
últimos decenios.
Tenemos algunas discrepancias con algunos sectores “ecologistas” cuando
plantean que la defensa del medio ambiente entra en contradicción con el
desarrollo de las fuerzas productivas.
Esa falsa idea de que es preciso un modelo social “austero” está calando
y es aceptada por algunos “progres”, algunos “reformistas”, algunos “social
liberales” que han tragado el anzuelo del discurso de la clase dominante.
Pero para los que seguimos luchando por el bienestar social, por el
aprovechamiento de la ciencia y del conocimiento, así como para que la economía
sea puesta al servicio de la humanidad, el mundo de la abundancia es posible,
pero superando el sistema capitalista y
poniendo las bases para la transformación socialista.
Con los recursos económicos socializados y gestionados democráticamente
al servicio de todos, el crecimiento de la producción, la introducción de la
ciencia y la robótica en las empresas de economía social y democráticamente
gestionadas, podrían resolverse los problemas del conjunto de la población del
planeta, incluyendo una defensa científica del medio ambiente, a condición de
que nos liberásemos del sistema que busca el máximo beneficio para unos pocos.
En un sistema de economía socialista planificado democráticamente, el
crecimiento del bienestar económico y social iría estrechamente vinculado a la
defensa de los recursos del medio ambiente y a la conservación y regeneración
de la naturaleza.
Por desgracia vemos que algunos partidos que se dicen “verdes”, que
dicen defender los principios del ecologismo y que dicen actuar para combatir
la degradación del medio ambiente, en la medida que son defensores del libre
mercado, que se quedan dentro del marco capitalista aceptando sus reglas, se
convierten irremediablemente en
colaboradores necesarios y agentes directos o indirectos de la burguesía, sean
conscientes o no de este hecho.
Hemos visto ya a demasiados partidos “verdes” que han sucumbido y
renunciado a su programa ecologista en beneficio del realismo político.
Por ello, tenemos que sacar una conclusión clara: “La lucha por la
defensa del medio ambiente, por el ecologismo y contra el cambio climático y
contra la aniquilación de la humanidad a manos del capital, es la lucha por un
programa auténticamente socialista, que ponga los recursos al servicio de la
Humanidad”.
Para ello, desde Izquierda Socialista
te invitamos a que te unas a la lucha colaborando con nuestra corriente
de alguna forma y nos comprometemos a seguir luchando, junto con las propuestas
y programas que hemos reflejado en la Revista que editamos en su día.
También ponemos a tu disposición un documento nuevo, donde se recopilan
los textos aprobados mediante un Debate Abierto, donde se ofrecen las
propuestas que plantean la defensa de un programa auténticamente socialista que
sirva para salir de la crisis por la izquierda a la que aportamos las tesis que
defendemos para seguir luchando “Contra la destrucción del medio ambiente, por
el Socialismo Científico y la Democracia Participativa y Ética”. Dicho
documento lo ponemos a disposición de toda persona interesada, sea progresista,
socialista o simpatizante de la izquierda y podrá recibirlo gratuitamente solicitándolo
al correo de abajo (*).
Dicho texto lleva por título:
¡POR UNA IZQUIERDA SOCIALISTA MARXISTA!
ÍNDICE: 1.-
Introducción. 2.- Es la hora de volver al marxismo. 3.- Situación Política
Actual. 4.-Programa mínimo necesario. 5.-
Llamamiento a la reorganización de las izquierdas: ¡ Por una Izquierda Socialista Marxista¡ (*)
(*) Solicita dicho
documento si todavía no te ha llegado, al correo de abajo y asimismo, cualquier comentario, aportación o crítica
que quieras hacer, que serán siempre bien recibidas
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com.
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