El debate abierto sobre el cambio climático y los efectos nocivos de la
acción devastadora de la contaminación, cuyas consecuencias se han convertido
en un peligro para el género humano, ponen en evidencia la situación tan grave
a la que el sistema capitalista está abocando a la Humanidad.
Esta cuestión tiene como causa fundamental el control de la economía
mundial por parte de un puñado de grandes monopolios, que bajo el prisma del
lucro privado del sistema capitalista, anteponen los intereses de una minoría
de archimillonarios a las vidas de los trabajadores y de la especie humana en
general.
Esto demuestra que existen dos contradicciones insalvables bajo este
agónico sistema imperialista, como son, la propiedad privada de los medios de
producción y las fronteras nacionales que impiden el desarrollo armonioso de
las fuerzas productivas.
El empeoramiento de las condiciones de vida de la población mundial es patente, sobre todo, en las poblaciones más empobrecidas por la rapiña del capitalismo, profundizadas por la actual recesión que lanza a la pobreza y al hambre a millones de seres humanos, con una situación de degradación del medio natural, con la contaminación de los mares y ríos que afectan a los recursos hidrográficos, la amenaza nuclear, las emisiones descontroladas de CO2, la deforestación y destrucción consciente de bosques, unido a la utilización constante de pesticidas y contaminantes en la producción agrícola, están llevando a la humanidad al borde de su desaparición como especie y al padecimiento de hambrunas terribles.
El motor de la actividad económica capitalista, que es la lucha por el
máximo beneficio para unos pocos en detrimento de la mayoría de la población se
ha convertido ya en una amenaza muy peligrosa contra la salud de la humanidad y
contra la propia naturaleza.
Accidentes nucleares y otras catástrofes ecológicas ponen de manifiesto
que la naturaleza del capitalismo es cada vez más un peligro para los
habitantes del planeta Tierra.
Por tanto, para los partidos obreros y demás fuerzas de izquierdas, la
integración de las problemáticas medioambientales, así como a las que
conciernen a la soberanía alimentaria y a la autosuficiencia productiva
encaminadas a atender las necesidades alimenticias de los habitantes del
planeta, resulta una prioridad cada vez más urgente e imprescindible, vistas
las tendencias que el Capitalismo está desarrollando en esta recesión en la que
ha quedado anclado.
Contrariamente a lo que se nos quiso hacer creer, cuando nos decían que
los avances de la ciencia y de las nuevas tecnologías iban a servir para
mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, verborrea y propaganda
capitalista, que solamente los analistas marxistas cuestionaban, vemos en estos
momentos actuales que no ha sido tal como la burguesía anunciaba, sino que ha
servido, como siempre bajo el capitalismo, para aumentar y concentrar
escandalosamente el lucro privado y los beneficios de unos cientos de grandes
monopolios que se consideran los amos del capitalismo mundial.
La banca privada y unos cientos de multinacionales concentran en sus
manos la dirección de la economía, y las vidas de la mayoría de la humanidad.
En un polo nos encontramos con que el 2% de la población del planeta posee una
riqueza equivalente al 50% de toda la riqueza mundial. En el otro polo nos
encontramos un océano de pobreza con cerca de 1.500 millones de parados y
alrededor de otros 3.000 millones de seres humanos que malviven con rentas en
torno a los dos dólares diarios.
En
un informe presentado ante la ONU sobre el cambio climático en el año 2007, que
fue elaborado por un amplio equipo de 2.500 científicos de 130 países del
planeta, llegaban a la conclusión contundente que para el año 2030 la
temperatura media aumentará entre 1,8º y 4º.
Eso provocará la desaparición de los glaciares árticos y disminuirán
gravemente los antárticos con los efectos, entre otros de elevar el nivel de
los mares entre 28 y 43 centímetros.
Se producirán muchas más inundaciones y zonas amplias de la Tierra se
volverán inhabitables. Habrá olas de calor mayores que dejarán a miles de
muertos y proliferarán las catástrofes promovidas por tormentas tropicales.
El agua se evaporará mucho más rápido, con lo que bajará el caudal de
los ríos provocando que la energía producida sea bastante menor, problema que
intensificará la crisis energética.
Es motivo de gran preocupación el calentamiento global del planeta
debido a los efectos perniciosos sobre la salud humana y la economía. Para el
83 % de los ciudadanos españoles el cambio climático es un problema “muy serio”
y sólo el 2 % considera que se ha exagerado, según una encuesta reciente.
Los informes indican que muchas especies se verán forzadas a emigrar de
su hábitat natural o se extinguirán debido a las condiciones cambiantes.
Conforme el clima se haga más
cálido, la evaporación se incrementará, lo que causará un aumento de las
precipitaciones lluviosas y se acelerará y las sequias serán mucho más largas,
con la erosión que producirá grandes daños.
Muchos de los ecosistemas más preciosos de la Tierra están sufriendo daños que amenazan de forma importante su integridad.
La selva tropical disminuye constantemente su extensión al ser talada y
quemada, sin la aplicación de planes de repoblación forestal.
Los bosques templados se encuentran enfermos en grandes áreas de todo el
mundo. Muchos suelos están en peligro de desertización por la excesiva erosión
y su mal uso.
Estas y otras realidades de nuestro planeta son fenómenos lo
suficientemente serios y graves como para alertar a la sociedad humana a que
nos organicemos y luchemos para exigir que se pongan los medios necesarios para
frenar el deterioro, pues según algunos científicos independientes, podríamos
estar llegando tarde.
Algunos científicos liberales atribuyen, de manera clara y tajante, el calentamiento
global a lo que ellos denominan, de forma ambigua, “acción del hombre”, por
ejemplo, dicen que la degradación del medio ambiente es culpa de nuestro
desaforado consumismo, que cada uno de nosotros consume demasiado, que es
necesario reducir el consumo para proteger el medio ambiente.
Ese método de análisis está impregnado de la ideología de la clase
dominante, pues responsabiliza a los individuos y redime al sistema
capitalista.
Cierto es que el consumo de los individuos es un problema relativo, pero el consumo del sistema capitalista, del militarismo y sus guerras, del despilfarro de los recursos, de la lógica de la acumulación capitalista y el atesoramiento de bienes cada vez en menos manos es un problema absolutamente mayor.
En realidad, la destrucción del medio ambiente es la consecuencia de las
políticas antisociales y contaminantes de la clase burguesa dominante que con
el actual modo de producción causan graves emisiones de gases de las
industrias, del automóvil, medios de transporte en general, sistemas de
refrigeración, es decir, efectos de la dinámica impuesta a la sociedad por
parte de un puñado de monopolios internacionales, que están fuera del control
democrático de las poblaciones afectadas, por lo que, aún siendo posible el reducir
de inmediato la emisión de gases, el efecto acumulativo de los últimos decenios
ha llegado a ser tan grave que apenas se producirá un alivio visible en la
situación.
Por lo que, en lugar de pregonar la auto-limitación individual, es
necesario llamar a la organización, la planificación científica y la unidad de
las izquierdas, para luchar contra el
sistema capitalista y construir un mundo mejor.
La atmósfera que rodea a la Tierra es una capa relativamente fina de
unos 100 kilómetros de espesor compuesta de nitrógeno (78%), oxígeno (20,9%), y
argón (0,90 %).
Esos tres gases forman casi todo el aire que respiramos, más del 99,95
%. El 0,05% de gases restantes son de gran importancia para la vida en la
Tierra y entre ellos están los gases de efecto invernadero.
El planeta Tierra acumula vida en una estrecha capa de tierra, agua y
aire; de ello depende la existencia de todos los organismos vivos. Controla la
cantidad de O2 y CO2 en la atmósfera, su temperatura, la cantidad de agua y su
ciclo, etc. Si se produce un desequilibrio en estas cantidades, toda la vida
podría desaparecer.
El Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU
advirtió que nos enfrentamos en el siglo XXI a los mayores desafíos de toda la
historia.
Si no se adoptan medidas urgentes, se producirá un incremento tal de las
temperaturas, que dejarán a millones de personas en la hambruna y desaparecerán
más del 30% de las especies.
El informe final indica que los efectos del calentamiento de la Tierra
serán abruptos o irreversibles y lo que hagamos en los próximos dos o tres años
determinará nuestro futuro.
Los informes publicados por el IPCC establecen que “España padecerá un
incremento de las lluvias torrenciales, más olas de calor, un aumento de la
salinidad del mar y nevadas menos copiosas”.
El nivel de CO2 actual en la atmósfera es ya de 380 partes por millón, principalmente por quema de hidrocarburos. Estados Unidos de Norteamérica, con menos del 5 % de la población mundial emite el 25 % del dióxido de carbono.
Se calcula que existe un umbral (de temperatura, o de contenido de CO2 en la atmósfera) más allá del cual nada de lo que hagamos podrá evitar que la Tierra llegue irreversiblemente a un nuevo estado de calentamiento. Aunque dejáramos de inmediato de agredir a la Tierra, tardaría más de mil años en recuperarse.
Extraemos energía cientos de veces más rápido de lo que la Tierra puede
reponerla en forma natural. En su búsqueda de rentabilidad a corto plazo, los
capitalistas han sacrificado la estabilidad a largo plazo.
Muchos de los ecosistemas más preciosos de la Tierra están sufriendo
daños que amenazan de forma importante su integridad. La selva tropical
disminuye constantemente su extensión al ser talada y quemada, sin la
aplicación de planes de repoblación forestal.
Los bosques templados se encuentran enfermos en grandes áreas de todo el
mundo. Muchos suelos están en peligro de desertización por la excesiva erosión
y su mal uso.
Por lo que, en lugar de pregonar la auto-limitación individual, es
necesario llamar a la organización para luchar contra el sistema y construir un
mundo mejor para toda la humanidad, porque en su búsqueda de rentabilidad a
corto plazo, los capitalistas han sacrificado la estabilidad del planeta Tierra
y la de la vida de los seres humanos a largo plazo...
Continuará.../...
Próxima publicación:
LAS MULTINACIONALES CAPITALISTAS BUSCAN SACAR MÁS BENEFICIOS PARA UNOS
POCOS.
(Fuente: Extracto de la
Revista editada por Izquierda Socialista de Málaga en el año 2010, como
resultado de la Conferencia celebrada en Torremolinos, titulada: CAMBIO
CLIMÁTICO: ECOLOGÍA Y MEDIO AMBIENTE. El fracaso de la Cumbre de la ONU de
Copenhague).
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