Este libro que
comento, escrito por Federico Engels, lo
leí por primeva vez hace muchos años, allá por la clandestinidad, cuando como
sindicalista de UGT luchamos contra el régimen de la Dictadura. Producía un
gran impacto entre la juventud de la época y continúa siendo uno de mis
preferidos. Luego lo reeditó la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels, que la creamos un grupo de marxistas
en el año 1987, como una ONG sin ánimo de lucro, pagando nuestras cuotas como
socios, para difundir y defender las ideas del materialismo dialéctico y ayudar
en la difusión de material sindical y político en la lucha por el socialismo.
Hace unos meses se ha puesto a la venta una nueva edición porque estaba agotado
y los resultados de venta son sorprendentes.
Considero que ha sido
y sigue siendo imprescindible para toda persona que se reclame de izquierdas e
intente comprender el desarrollo del materialismo dialéctico, contemplado bajo
el prisma del método marxista, que no es el producto mágico acabado que nace de
la mente de aquellos investigadores sociales, sino que se sostiene en los
conocimientos más avanzados de su época, estudiando a fondo la economía
política inglesa, inicio del desarrollo industrial del capitalismo, la
filosofía alemana y el socialismo francés de los llamados utópicos.
Me lo trajo un amigo
de mi pueblo que iba a Francia a hacer la vendimia y posteriormente he leído
otras ediciones, ya en la democracia, hace más de 40 años y la nueva edición
que acaba de publicar la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels hace
poco.
Es admirable que unas
ideas que han sido y son permanentemente atacadas, descalificadas,
tergiversadas y enterradas por el enorme aparato de la clase capitalista
dominante y por una gran parte de los reformistas que se llaman de izquierdas,
pero que han abrazado el capitalismo como el único modelo posible, están siendo
en realidad reivindicadas de nuevo por la clase trabajadora y la juventud que
luchan por un mundo mejor, pero también por un gran número de intelectuales que
están demostrando en sus análisis que Marx y Engels quizás tuviesen razón, dado
el agotamiento del modelo capitalista.
Algunos de los más
destacados representantes del “socialismo utópico” fueron Robert Owen (Inglaterra),
Saint Simon, Flora Tristán, Proudhon, (Francia) a los que se les pueden sumar
algunos líderes más radicales, como Blanqui, Buonarroti, Babeuf y otros aunque
todos utópicos. En el “socialismo
científico” destacan por su profundidad Engels y Marx, que superaron con sus
propuestas y análisis a los utópicos cuyas formulaciones eran “idealistas” e
irrealizables por utópicas, ya que no se basaban en un “análisis científico de
la sociedad capitalistas” y no podían explicar con qué recursos económicos iban
a disponer para llevar a cabo sus propuestas, que se basaban en los falansterios
y el cooperativismo.
El socialismo
científico superó teóricamente al socialismo utópico porque éste no presentaba
en sus tesis prácticas cómo combatir al Capitalismo, aunque Marx y Engels les
reconocían la importancia de sus análisis críticos de la realidad económica y
política analizados durante la industrialización.
Cuando hablamos de
socialismo utópico se hace referencia a las formas de socialismo concebidas
antes de que Marx desarrollara su metodología y sus estudios de El Capital y la
Teoría del Valor, los utópicos no tenían
en cuenta la realidad de la lucha de clases, por lo que podríamos considerarlos
en realidad dentro del campo de reformismo donde permanecen.
La vitalidad y
superioridad del análisis marxista se debe al método del materialismo
dialéctico con la aportación importante al movimiento obrero de las obras de
Marx y Engels. Éste definía a la filosofía materialista dialéctica como “el
estudio de las leyes más generales del desarrollo, la naturaleza, de la
sociedad humana y del pensamiento”. Ese método dota al movimiento por la
transformación social y la construcción del socialismo, de un análisis
científico de la sociedad, tomando en cuenta las bases materiales, de cómo se
organiza la sociedad para la producción y distribución de los bienes, servicios
y productos, que es en realidad y en última instancia, lo que determina la
llamada superestructura social (Ideales, instituciones, aparato productivo, Estado, etc)
Aquellos utópicos estaban horrorizados
con las terribles condiciones de vida que sufrían los pobres y la clase obrera
que era fruto del desigual desarrollo capitalista cuya dinámica permanece en la
actualidad, al continuar siendo la
plusvalía el valor del trabajo que el burgués deja de pagar al asalariado.
El socialismo utópico era una buena
idea, pero su método consistía y consiste únicamente en la explicación del
modelo para convencer a toda la sociedad, burgueses y proletarios, de la
benevolencia de sus ideales, pero rechazando la lucha entre las clases y la
necesidad de la toma del poder por la clase trabajadora, sobre todo las finanzas,
para llevar a cabo la planificación científica de la sociedad bajo la
democracia social plena.
Su método en ese sentido no se
diferencia mucho de los reformistas actuales, que siguen insistiendo una vez y
otra, pese a sus fracasos incluso cuando gobiernan, de convencer o ablandar a
la burguesía con elegantes discursos
sobre la necesidad de acabar con las injusticias sociales, pero con un
gran reparo e incluso miedo, a utilizar las luchas de la clase trabajadora
contra ese modelo injusto, con el objetivo de cambiar sus estructuras.
Pero hablemos claro, los socialistas
utópicos estaban muy por encima de estos actuales en sus análisis y niveles de
conocimiento que estos reformistas modernos, porque con el trabajo y la
literatura que nos legaron contribuyeron a que la clase obrera fuese tomando
conciencia, lo que equivale a dejar de ser una masa, o sea “cambiando lo de masa
en sí”, para reconocerse como “una clase para sí” y tener claro la necesidad de
derrotar al capitalismo.
En el campo de la filosofía, Engels
aplica y combina los análisis profundos que hizo de las ciencias naturales,
abandonando el misticismo e idealismo de los utópicos, para analizar la
política, la economía, la naturaleza y demás campos del conocimiento, desde el
punto de vista del método del materialismo dialéctico, cuyas leyes
fundamentales fueron sintetizadas por Hegel, aunque desde su punto de vista idealista
había llegado al culmen, pues explicaba el desarrollo de la humanidad basado en
el “espíritu humano del ser”.
Engels siguiendo la filosofía de Marx,
continúa dándole una base materialista a la dialéctica, con lo cual consigue la
potente herramienta del pensamiento humano, fundamental para comprender la
realidad concreta y sus cambios a los que se ve sometida.
Marx y Engels habían desarrollado la
teoría del valor considerando y demostrando el punto central de la explotación
del Capitalista, la plusvalía: “los beneficios del capitalista corresponden al
trabajo no pagado al obrero”. Y contrapone a la crítica moralista del sistema
burgués de explotación, el análisis científico.
Explica que el sistema de producción de
mercancías en masa para el mercado capitalista es el que genera la
contradicción insalvable a la larga, entre, por una parte, “el carácter social
de la producción” y el “carácter privado de la apropiación”, pues parte del
fruto de ese trabajo social, se lo apropia el capitalista.
Mientras que esos recursos se
reinvierten o se ceba la burbuja del crédito y otros artificios, la situación
económica ha venido funcionando aunque con un reparto muy desigual de la
riqueza, hasta que la crisis aparece y llega la recesión, una y otra vez, cada
una más profunda y virulenta.
Las crisis actúales del capitalismo,
cada vez más profundas, con una aceleración de la polarización entre ricos y
pobres, ponen en evidencia para miles de millones de personas atrapadas en la
pobreza, el paro y la miseria, la necesidad de transformar este modelo
injusto. Para ello, la juventud y la
clase trabajadora necesitan armarse ideológicamente para defender el programa
de transición al socialismo.
De una manera fácil y sencilla, Engels,
explica de forma magistral la génesis del materialismo dialéctico dejando claro
cómo de las condiciones materiales del sistema capitalista, va surgiendo la
posibilidad y la necesidad de construir una nueva sociedad sin clases, es
decir, lo que llamamos el Socialismo Científico, que demasiadas veces se ha
confundido con sus sucedáneos, socio-liberal, socialdemócrata, socialistas, estalinista, eurocomunista, anarquista y demás
tendencias.
Por ello es de obligado cumplimiento
para la clase trabajadora y la juventud actual, la lectura de este libro, para comprender la
vigencia de la mayoría de sus tesis, guardando la distancia histórica, de
recomendada lectura para la formación de toda persona que se sienta de
izquierda, con el objetivo de elevar el nivel de conocimiento de la juventud y
la clase trabajadora en general. El marxismo explica que: “La teoría es una guía
para la acción política y el foco que ilumina el camino por donde marcha la
clase trabajadora para la Victoria e iniciar la transformación socialista de la
sociedad”.
JOSÉ MARTIN
RODRIGUEZ.
COORDINADOR
DE COMUNICACIÒN.
IZQUIERDA SOCIALISTA
MÁLAGA-PSOE.A
(Cualquier persona
interesada en adquirir el libro mencionado, puede encontrarlo en):
http://www.fundacionfedericoengels.net
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