El
modelo surgido del pacto de 1978 está agotado y desacreditado porque el
objetivo de la C.E. de construir un “Estado Social y Democrático de Derecho”,
ha sido minado por las tramas de corrupción mantenidas por el PP, no desde este
último mandato, sino desde la Dictadura. La situación actual exige romper con la tolerancia y la
impunidad de lo que ha representado esa derecha conservadora y retrógrada del
PP, que fue construida por Fraga y los
llamados “Siete Magníficos” en contra de la Constitución y con los Gobiernos de
Aznar primero y Rajoy después, desmontaron con su “ultraliberalismo
reaccionario” los derechos sociales del incipiente “Estado de Bienestar”.
El nuevo gobierno PSOE necesita un programa
político genuinamente socialista que represente la voz de la militancia y las
aspiraciones legitimas de sus votantes, para defender los intereses de la clase
trabajadora, la juventud, los pensionistas, el feminismo, el ecologismo y que
ofrezca a su vez una alternativa a las capas medias empobrecidas por la crisis
y los recortes austericidas de la política de Rajoy. El pueblo ha sufrido el
drama del paro masivo, la abrupta caída de los salarios y las condiciones
laborales, sobre todo la juventud sobreexplotada y pobre que cobra salarios de
miseria.
Todos esos sectores afectados están muy indignados
y está de actualidad la crítica al “Pacto Inter-Clasista del modelo del 78”, que fue considerado por muchos historiadores
como el inicio de la Transición de la
Dictadura a la Democracia. Nuevas fuerzas emergentes cuestionan esta
"democracia chantajeada" por lo que, hemos creído conveniente
reflejar en esta publicación un pequeño
extracto de algunas de las aportaciones descritas por Pepe Martín, miembro
fundador de la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels y actualmente coordinador de Comunicación de la corriente
Izquierda Socialista del PSOE en Málaga, reflejadas en su libro “Rebelión
Obrera en Tejas y Ladrillos”.
Pensamos que mantiene un enorme interés ya que
está escrito por alguien que participó directamente en la lucha del movimiento
obrero, en concreto en el sector ladrillero de Málaga así como en la Federación
de la Madera Construcción y Afines de UGT como uno de los principales
dirigentes de las movilizaciones que se llevaron a cabo. Sigue siendo muy
crítico con las políticas corruptas y antisociales, explicando en algunas de sus colaboraciones
de prensa, (recientemente en Diario 16 que lucha por una Segunda Transición),
la necesidad de un giro a la izquierda para acabar con la caduca y
desprestigiada política aplicada por el gobierno reaccionario del PP.
Ha venido defendiendo que las izquierdas deben
avanzar hacia la colaboración con sindicatos de clase, movimientos sociales,
partidos y organizaciones sociales, para utilizar la fuerza de la lucha del
movimiento obrero, como arma democrática para el Cambio y mejorar las
condiciones de vida y trabajo de los
sectores atacados y empobrecidos por la
crisis, definiendo claramente las prioridades con un programa contundente contra la
corrupción para resolver los problemas sociales y la cuestión territorial.
Aportamos algunos extractos históricos de aquella
época de luchas sociales contra la Dictadura y por el Socialismo (*): "La
Transición, para algunos historiadores, es el período que comprende desde la
muerte de Franco hasta la victoria del PSOE en 1982. Para la mayoría de los
jóvenes que están entre 30 a 50 años sería conveniente darles a conocer desde
distintos enfoques ese período porque ha habido mucha manipulación por el poder
burgués. La clase dominante da su versión de los acontecimientos, como si
hubiesen sido sólo las derechas y los dirigentes políticos, los que
consiguieron voluntariamente poner fin a la dictadura franquista, como si la
clase obrera no hubiese actuado, como si la lucha obrera no hubiese existido.
La clase trabajadora y sus movilizaciones de
masas siempre son el verdadero artífice de cualquier cambio, como
históricamente está demostrado. La lucha de la clase obrera, y sólo ella, fue
en realidad el factor determinante en la caída de los restos de la dictadura
franquista. Toda lucha es siempre una experiencia de la que podemos aprender.
El libro mencionado es un pequeño resumen de los acontecimientos; intenta
explicar los procesos que se sucedieron y reflejar el estado de ánimo y
espíritu de lucha de las masas que representaba, como en la mayoría de los
territorios del Estado español, la fuerza de la clase obrera cuando se pone en
movimiento, así como los deseos de cambiar radicalmente la sociedad y liberarse
de la situación de sobreexplotación que se sufría, tanto por la brutalidad de
los anticuados métodos de trabajo y las condiciones insufribles de opresión
vivida en muchos tajos, como por la asfixiante situación de falta de libertades
a las que nos sometía la dictadura franquista”.
El libro explica las enormes luchas
socio-políticas del momento y los enfrentamientos con la patronal en las
negociaciones de los convenios, la movilización de los trabajadores y a veces
con la participación de sus familias cuando se recrudecía la lucha, cómo se
consideraba cualquier ataque a un trabajador un ataque a todos los trabajadores
y la respuesta solidaria era inmediata, existiendo una gran repercusión de las
movilizaciones en los medios de comunicación con entrevistas directas a los
trabajadores.
“Es importante señalar cómo el modelo de
negociación de los convenios, basado en las asambleas de fábrica y de sector,
se fue perdiendo después de los Pactos de la Moncloa y se transformó en una
práctica basada principalmente en la negociación por arriba, sin contar con la
participación de los trabajadores a la hora de debatir las reivindicaciones y
aprobar o rechazar los acuerdos con la patronal.
Cuando el PSOE se preparaba para llegar al
gobierno, se produce un giro a la derecha en las direcciones, lo que propició
que se tratase de silenciar todas las voces críticas en UGT, el sindicato donde
militaba Pepe Martín. Como el autor explica en el libro se dieron una oleada de
expulsiones por motivos políticos, ante la resistencia de muchos trabajadores
socialistas, tanto de UGT como del PSOE, cuando se plantea el abandono del
marxismo, siendo él también uno de los sancionados y represaliados.
“Desde aquella época muchos acontecimientos se
han sucedido. Triunfos y derrotas, alzas y bajas en las oleadas de luchas,
euforias en momentos en que ganan las izquierdas y apatía y abstención, como ha
ocurrido en estas elecciones al Parlamento Europeo, donde cerca del 60 % de los
ciudadanos no han ido a votar. En aquella época, la abstención de millones de
trabajadores y jóvenes en las elecciones de 1996, defraudados con la política
de la Socialdemocracia propició el triunfo del PP.
“Luego en el 2000 la abstención se incrementa y
la derecha se alza con la mayoría absoluta. A partir de entonces los
trabajadores y sobre todo los jóvenes pudieron comprobar en sus carnes la
auténtica cara de la derecha española: ataques a los trabajadores, a los
desempleados, a los jornaleros, criminalización de la juventud,
desmantelamiento de la enseñanza pública, una escalada represiva sin
precedentes vinculada a recortes drásticos de los derechos democráticos y, por
último, la guerra imperialista contra Irak, capitaneadas por el Trío de las
Azores, cuyo representante máximo del PP, el Señor Aznar, sigue haciendo gala
de que repetiría su hazaña bélica.
“Pero contrariamente a lo que predecían los
escépticos y los cínicos, la respuesta de la inmensa mayoría de la población
contra estos ataques reaccionarios y la política belicista del PP, le costó una
derrota al partido de la reacción que ha sido heredado por el Señor Rajoy.
Ahora, después de dos derrotas electorales en las generales, confunden el
pequeño avance de las Europeas con el triunfo para llegar a la Moncloa,
reanudando la campaña permanente para derribar a Zapatero, como en las pasadas
confrontaciones, no dudando de nuevo, como lo harán, en movilizar a su
“ejército pancartero de las sotanas”, porque la derecha española del PP siempre
tira al monte y los ataques serán cada vez más furibundos.
“Volviendo a la historia, en la década de los
setenta e inicio de los ochenta, los dirigentes de los sindicatos y partidos
obreros, en lugar de luchar por forzar la ruptura democrática con el régimen
anterior, que era la posición unánime de la mayoría de los partidos de
izquierdas en la primera fase, basándose en la firmeza, la fuerza y el alto
nivel de conciencia alcanzado por los trabajadores, cambiaron su posición sin
un debate a fondo entre las bases, que estaban mucho más a la izquierda que
ellos, y optaron por el consenso, aceptando participar en la componenda de
“reformar el régimen”, lo que dio lugar a un sistema electoral y una
Constitución que ha permitido mantener aspectos regresivos todavía después de
más de treinta años transcurridos.
“Uno de los ejemplos es la injusta ley D´Hondt,
que favorece a la derecha y a los grandes partidos, machacando literalmente a
las minorías; Otra cuestión anacrónica es la actual composición del Senado, que
sirve de contrapeso por si las aspiraciones del pueblo van más allá de donde
las clases dominantes permiten que se vaya, y otros métodos de democracia
“orgánica” y rémoras del franquismo en cuanto a la modernización del Estado,
incluso visto desde la perspectiva de una “democracia burguesa moderna”, nos
muestra el déficit democrático permanente que arrastramos en este llamado
Estado Plural de las Autonomías. No se llegaron a depurar los cuerpos
represivos (Policía, Guardia Civil) ni el Ejército, y todavía hoy, está
prohibida la libre sindicación de la Guardia Civil y no se permiten los
sindicatos de soldados, derecho reconocido en muchos países de Europa.
“En la práctica tampoco existe el derecho a la
negociación colectiva de los funcionarios ni muchos de los derechos recogidos
en el Estatuto de los Trabajadores, violado a diario por los empresarios. Es un
procedimiento todavía antidemocrático que permanece, que se ha intentado
resolver, pero todavía sin conseguirlo, siendo este método actual bastante
regresivo para la democracia, al igual que se impuso la Monarquía y se negó el
legítimo derecho de autodeterminación de todos y cada uno de los pueblos del
Estado a decidir qué tipo de salida política quería y las relaciones que
libremente quisieran tener con los demás pueblos del Estado, de Europa y el
mundo, pues el referéndum lógico habría sido “monarquía o república”
“La política del consenso parió un aborto, un
híbrido, o sea, una constitución capitalista con algunos arreglos y rasgos
sociales. Pero analizada la cuestión bajo el prisma de la teoría marxista, que
recoge los intereses del movimiento obrero, “el Estado es un aparato
coercitivo, un grupo de hombres armados al servicio de la clase dominante, para
defender los intereses capitalistas y someter a la clase obrera”. De esto se
deduce que no existe ningún Estado neutral, que esté por encima de las clases,
que satisfaga la reconciliación total entre clases irreconciliables. Por tanto,
un gobierno que mantiene en su ley básica la defensa de la propiedad privada y
el libre mercado va a servir únicamente a los intereses de los capitalistas.
“En este sentido, otorgarle al Gobierno de
entonces, en definitiva a la burguesía franquista, como hicieron los líderes de
los partidos mayoritarios del movimiento obrero, poderes para suspender
garantías constitucionales, autorización para intervenir en los conflictos
laborales, trabas al derecho de huelga y otras cortapisas, significaba que esos
resortes del Poder que permanecían en sus manos podrían volverse contra la
clase obrera más tarde, pero lo más dramático es que, después de largos
periodos de Gobiernos Socialistas, este estado de cosas permanezca.
“Los máximos responsables de los partidos de la
izquierda parlamentaria no entendieron, como la historia del movimiento obrero
nos enseña, que en última instancia, la burguesía, para mantener su dominación,
sus intereses y sus beneficios sólo tiene en cuenta la correlación de fuerzas,
y no los papeles, las leyes ni las constituciones, o quizás sí lo sabían, y
entonces la cuestión se complica en el análisis, como dejadez consciente de sus
funciones de dirección, calificándose esto con un nombre muy concreto.
“Ésa puede ser la explicación de por qué y cómo
la burguesía española pasó sin quebranto alguno del cretinismo dictatorial
franquista al cretinismo parlamentario juancarlista, y los partidos obreros
tiraron por la borda sus ideologías, sus análisis, sus teorías y, con ello, la
práctica de la lucha de clases para poder avanzar hacia la conquista de una
sociedad socialista.
“Por lo dicho, la conclusión que tenemos que
sacar es que la Constitución es un convenio entre fuerzas, que en un momento
determinado firmaron los representantes obreros bajo presión del golpe
permanente, que beneficiaba mayormente los intereses de la gran patronal, que
optó por una Carta Magna con un contenido en teoría progresista —se reconocen
los derechos civiles—, para luego, cuando la correlación de fuerzas cambia y
las ansias de lucha se ralentizan y entran en declive, no desarrollarla, negar
lo fundamental, no avanzar hacia las conquistas sociales o incluso, como
plantea en la actualidad los representantes del imperialismo capitalista, se
preparan para ataques contra el movimiento obrero e intentan cargar los costos
de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, cuando los momentos
electorales les sean propicios, por lo que alertamos a la clase trabajadora de
la necesidad de reforzar y potenciar nuestras organizaciones de clase, tanto a
escala sindical como política.
“Los trabajadores no podemos ser indiferentes a
las cuestiones legales y constitucionales. Aunque la posición correcta del
movimiento obrero es defender nuestra independencia de clase y luchar como por una sociedad más justa, más libre e
igualitaria, una sociedad socialista —con todas las libertades para el
trabajador y basada en un régimen de democracia económica, autogestionaria,
social y política—, tendremos que seguir luchando para democratizar lo máximo
posible el régimen burgués, por medio de la lucha de clases, que, como dicen
los clásicos, es el motor de la historia.
“Hubiese sido preferible, y todavía no es tarde
para luchar por ello, la conquista de un parlamento libre del control del
ejército, de burócratas y funcionarios privilegiados y vitalicios, muchos de
ellos corruptos y en connivencia con banqueros y especuladores, fieles
representantes de las cloacas pútridas del sistema —que dan la imagen de qué
significa el sistema capitalista, basado en la obtención del máximo beneficio
“caiga quien caiga”— y que son los mismos que han engordado durante décadas sus
bolsillos a costa del pueblo trabajador. Esto significa que sigue siendo
necesaria la depuración de todas las instituciones donde se refugian los
“manijeros” de esas 200 familias de archimillonarios que utilizan el aparato
del Estado en su propio provecho.
“Un Estado verdaderamente democrático exige la
disolución de los cuerpos de represión de los trabajadores y el control
democrático directo de todos los estamentos de la administración pública, a
través de órganos elegidos democráticamente y compuestos por representantes de
los trabajadores, sindicatos, asociaciones de vecinos, amas de casa, pequeños
comerciantes y otros colectivos como ecologistas, pacifistas, organizaciones no
gubernamentales, etc., que son los que representan la auténtica mayoría
democrática de la sociedad y no los representantes de banqueros, especuladores
y explotadores. Para ello se requiere luchar por la supresión de los secretos
bancarios y el secreto de Estado, en nombre del cual tantas fechorías se han
cometido, lo que es inadmisible en un Estado que se quiera llamar democrático.
“Con esas medidas firmes, entonces como ahora,
se hubiese conseguido la ruptura democrática, limpiando el sistema de sus
anquilosados vicios y eliminando las trabas legales que impiden el triunfo de
la verdadera libertad de los ciudadanos y se hubiese evitado el bochorno de la
especie de competición entre los arribistas y oportunistas de los partidos
políticos, contaminados de tránsfugas, corruptos e indeseables que al pueblo
tanto asquea, con esa competición obscena a ver quién se cambia la chaqueta con
más agilidad y notándosele menos, muchos de ellos para medrar y conquistar
enormes patrimonios privados, bajo la falsa excusa de que están desempeñando un
“servicio a la sociedad”. Porque, como dijo el rey Salomón, que tenía fama de
justo, “aquel que se enriquece muy rápidamente, no será muy inocente”.
“Para ilustrar un poco más los procesos de
aquella época y haciendo honor al título que hemos elegidos para este
comentario de la fecha tan señalada del 15-J sobre los momentos cruciales en el
debate que versaba sobre la controversia de si la salida sería mediante la
Ruptura democrática o la Reforma política del franquismo, la historia ha dejado
claro lo que sucedió. No obstante, a los que estamos inquietos con la situación
que se avecina en la próxima década, bajo la colosal presión de la recesión por
la que transitamos, nos parece conveniente sacar a colación un resumen del
mencionado libro donde se reflejan algunos de los acontecimientos de aquella
época, así como profundizar en los análisis para sacar las conclusiones
pertinentes, porque como dice el refrán “el pueblo que no aprende de su
historia está condenado a repetirla”.
AREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
(*) Fuente: Extracto del Libro “REBELION OBRERA EN TEJAS Y LADRILLOS” (Campanillas 1976-1977).
Autor: Pepe Martín.
Editorial: Fundación de Estudios Socialistas “Federico Engels”.
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