El incumplimiento de
los acuerdos de recepción de inmigrantes es otra herencia envenenada que nos
deja el Gobierno Rajoy, habiendo infringido en un alto porcentaje el compromiso
del número de acogidos, además de la corrupción sistémica que también nos deja
como lastre, siendo esas políticas antisociales e inhumanas las principales
causas de ese desprecio de la ciudadanía a los políticos que son tan insensibles
y desprecian a las personas, lo cual ha asqueado a cualquier ser humano, que
entiende que con las guerras y las masacres que acosan desde hace años a
Oriente Medio y África, la solución que aplican, si se continua con la política
anterior, nunca podrá alcanzarse un fin humanitario, sino que continuarán
ahogando muertos en la fosa común del Mediterráneo.
Las políticas
migratorias son un fracaso más de la Unión Europea pues comprobamos diariamente
el aumento considerable de los movimientos migratorios hacia Europa, con
oleadas masivas que responden a dos factores fundamentales: a) La miseria y el
hambre a la que se ven sometidas las poblaciones del continente africano, que
sufren una “neocolonización económica” por las grandes potencias imperialistas.
b) El apoyo a los regímenes dictatoriales burgueses que dominan esos países por
parte del capitalismo mundial que someten a sus poblaciones a situaciones
insufribles, de represión y un miserable nivel de vida, bajo la bota de la
carrera bélica imperialista. Estos dos factores señalados están ligados al
papel que la economía capitalista que el
mercado mundial globalizado impone a los países subdesarrollados.
Según UNICEF hay 1.400.000
niños africanos en riesgo de muerte inminente por hambruna. El continente africano está siendo destrozado
por las guerras de rapiñas del petróleo y las materias primas por el
imperialismo: La ONU informa que “más de 20 millones de personas se encuentran
en serio peligro debido a hambruna en África en 2917 (…) En sus propias palabra
“se trata de la mayor crisis humanitaria en 70 años”. En los últimos años vemos
guerras en Afganistán, Iraq, Libia, Siria, Nigeria, Somalia, Sudan del Sur,
Yemen…etc.. que están sumidos en conflictos armados sangrientos, desde donde huyen despavoridos los habitantes de esos
países afectados por una feroz crisis alimentaria. Esa situación de carencias reflejan las
injusticias y desigualdades que existen entre los países de la rica Europa y la
empobrecida África, por el efecto del la globalización, que no es más que la
organización del comercio mundial al servicio de un puñado de oligopolios de
las multinacionales de las finanzas capitalistas que se están apropiando de todo
el mundo, con invasiones a sangre y fuero, en beneficio de unas 500 familias de poderosos
magnates.
Los economistas
burgueses al servicio de ese capitalismo mafioso nos siguen diciendo que la
globalización de las relaciones económicas de Libre Mercado, nos iban a acercar
a un mundo de desarrollo tecnológico y un crecimiento económico infinito y que
el liberalismo produciría un reparto justo de las riquezas, lo cual ha quedado
más que demostrado que es una gran falsedad, porque la realidad es que la mitad
de la población mundial vive con unas rentas en torno a 2 dólares al día, lo
que representa hambre, miseria y desolación para esos seres humanos. El fracaso lo demuestra la economía de EEUU,
cuyo líder Trump, renuncia al liberalismo, cerrando fronteras y desatando una
guerra comercial de los aranceles, sin acabar con las guerras cruentas que
destrozan países y asesinan a
poblaciones.
La opresión de las
minorías más pobres siempre ha sido un recurso que la clase capitalista han
venido utilizando para obtener cada vez más beneficios en sus transacciones
comerciales y también la emplean como una válvula de escape con la que desvirar
la atención de las masas, con argumentos racistas y xenófobos que echan a
pelear a unos pueblos contra otros, inyectándoles odios tribales de etnias, enfrentamientos
religiosos, y diversas nacionalidades, promoviendo persecuciones y exterminios
a lo largo de la historia.
Desde el sistema
esclavista, cuyas reminiscencias permanecen en algunas zonas, han
utilizado esos odios nacionales y étnicos, hablando de la “superioridad
de la raza blanca”, y otros instrumentos ideológicos que han venido esgrimiendo
para justificar la conquista de nuevos mercados o disputarlo a otras potencias,
como ocurrió históricamente con la política imperialista de los nazis. La opresión,
la explotación y el racismo es un arma de la clase dominante empleada en las
situaciones de agudización de las crisis económicas, políticas y sociales, que
cada vez son más profundas, para engañar a amplios sectores de la sociedad y
así ocultar sus responsabilidades en los crímenes de lesa humanidad que
perpetran.
Los partidos de
derechas como el PP y C’s mantienen en sus políticas componentes y elementos
que desprecian a los inmigrantes, posiciones que crecen cuando se radicalizan y
se ven forzados a analizar estas cuestiones, tomando posiciones similares a los
Partidos neofascistas de Europa como el Frente Nacional de Marine Le Pen, la
Liga Norte de Italia y otros, que lo que plantean es el exterminio de los
pobres, sin querer reconocer las condiciones de vida de esos inmigrantes, que
incluso cuando consiguen alcanzar territorio europeo, son terriblemente
desfavorables, difíciles y muy traumáticas. Sufren condiciones mucho más
terribles que el llamado ”nuevo precariato”,
que instaló legalmente Rajoy entre la juventud, que cobra salarios de miseria.
El inmigrante se ve forzado a vivir en los invernaderos de Almería, en la
agricultura de la fresa en Huelva y en otros trabajos embrutecedores y mal
pagados, sin derecho a vivienda, en chozas fabricadas por ellos mismos,
carentes totalmente de condiciones higienico-sanitarias mínimas. Cuando quieren
alquilar una vivienda tienen muchas dificultades por comportamientos racistas
de los propietarios e incluso cuando lo consiguen viven hacinados en “pisos
pateras” víctimas de la avaricia de la especulación.
La lucha por
erradicar el racismo y la xenofobia significa librar una batalla a corto, medio
y largo plazo en defensa de los intereses vitales de la clase trabajadora y los
pobres del mundo, incluidos los migrantes.
Para avanzar necesitamos la fuerza organizada de la clase obrera y la
juventud para tomar conciencia, ya que
juntos y organizados es la mejor manera de frenar esos brotes racistas y que no
vayan a más. Para ello, el gobierno del
PSOE debe ganarse la confianza necesaria para encabezar un próximo Gobierno de
Izquierdas, incluyendo a Unidos Podemos, otras fuerzas políticas y sindicales
del mundo del trabajo, defendiendo un programa claramente alternativo al que ya
ha venido aplicando la burguesía reaccionaria del PP, de traumáticas y
dramáticas consecuencias, con el apoyo de su socio Ciudadanos.
Las clase
trabajadora, las izquierdas y los progresistas, no estamos interesados en
ningún tipo de opresión, ni racista, ni nacionalista, ni religioso, ni de
ninguna otra cuestión que distorsione nuestra lucha por el Socialismo que nos pueda
llevar a un Cambio del modelo de sociedad, por lo que invitamos a todos los
sindicatos y partidos de izquierdas a que tomemos en nuestras manos esta lucha
por la igualdad, la solidaridad, la justicia y la libertad, para construir, con un método práctico de democracia plena,
una nueva sociedad socialista donde merezca la pena llamarnos seres Humanos,
donde nadie se vea discriminado por motivos sociales, políticos, laborales o
raciales, en igualdad de derechos como se menciona en la Declaración de los
Derechos Humanos, tantas veces incumplida y violada por los poderes dominantes.
ÁRE DE COMUNICACIÒN.
IZQUIERDA SOCIALISTA
DE MÁLAGA-PSOE-A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario