Después de semanas de informaciones
periodísticas, mentiras descaradas de la Presidenta, y de complicidades vergonzosas
por parte de Rajoy y su séquito, ha quedado totalmente acreditado que la URJC
le ha concedido un título oficial sin ir a clase, sin pasar los exámenes,
matriculándose fuera de plazo, con actas falsificadas y sin presentar el
Trabajo de Fin de Máster. Este caso va mucho más allá de un currículum inflado,
algo tan habitual entre muchos responsables políticos. Es un delito de
falsificación documental, en el que han participado los gestores de la URJC al
más alto nivel, que ha destapado una red clientelar para beneficio de
militantes del PP y su entorno, y que viene funcionando desde hace mucho
tiempo.
Aquí se ven las consecuencias de la
privatización de la universidad pública: desvió de millones de euros públicos
hacia unos chiringuitos académicos que lucran a los colegas del PP, cuando
cientos de miles de estudiantes deben abandonar los estudios superiores por no
poder pagar unas tasas abusivas.
El desenlace de este nuevo capítulo está
todavía por escribir. La “honrada” Cristina ha anunciado que renuncia al título
de máster en un patético y desesperado intento de seguir agarrada a la
presidencia de la CAM, pero es poco probable que consiga retener el cargo.
Huele ya a cadáver político.
Ciudadanos: la maniobra y el engaño.
Este
bochornoso espectáculo de corrupción, clientelismo y engaños, tiene más
actores. Otro de los principales es Ciudadanos (Cs). El partido de Albert
Rivera es uno de los pilares fundamentales sobre los que se mantiene el
Gobierno de Rajoy. En Madrid, Cs ha sido un entusiasta defensor de Cifuentes y
ha recurrido a todo tipo de maniobras para preservar su presidencia. Sin ir más
lejos, el partido naranja, junto al PP, evitó que Cifuentes compareciera el
pasado febrero en la comisión de investigación sobre la trama corrupta del Canal
Isabel II.
Cuando estalló el caso del máster
fraudulento de la presidenta, Ciudadanos pidió que el parlamento madrileño
creara una comisión de investigación, en un burdo intento de echar una cortina
de humo sobre el escándalo y que Cifuentes pudiera salir del paso. Ahora que
las pruebas contra ella son abrumadoras, se han visto obligados a pedir su
dimisión, pero luchan con uñas y dientes para que el PP siga manteniendo el
gobierno de la CAM, solicitando encarecidamente a Rajoy que presente un nuevo candidato
para presidirlo. Ciudadanos comparte y defiende, en la forma y en el fondo, la
política que aplica el PP.
La responsabilidad del PSOE.
El
descrédito del Gobierno de Rajoy es más profundo cada día que pasa. Su base de
apoyo se reduce. Frente a esta realidad, la respuesta del PP es el incremento
de la represión y el acoso a los derechos democráticos a unos niveles nunca
vistos desde la caída de la dictadura, dando alas a los sectores más
reaccionarios de la judicatura y del aparato del Estado. Encarcelan a
independentistas catalanes, raperos, tuiteros, sindicalistas y jóvenes por sus
opiniones políticas, reinterpretando y retorciendo sus propias leyes y normas,
para hacerlas casar con las decisiones políticas previamente adoptadas. En su
delirio, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, acaba de declarar que
pitar el himno en la final de la Copa del Rey es “violencia”, y que actuará en
consecuencia.
Esta política represiva, además de contar
con el respaldo de Ciudadanos, también es avalada por el PSOE, que no pierde
ocasión en mostrar su apoyo a todas y cada una de las acciones del PP, desde el
155 hasta las modificaciones del código penal para ampliar los delitos que
pueden considerarse “terrorismo”. Sirvan de ejemplo las declaraciones de la
secretaria de Igualdad del PSOE, Carmen Calvo, en nombre de la dirección
federal, en las que criticó con dureza al Gobierno de Navarra por haber apoyado
la manifestación en favor de los jóvenes de Altsasu.
Tomar las
calles para echar al gobierno de los corruptos y represores: PREPARAR LA HUELGA GENERAL.
Desde que esta legislatura echó a andar
existe, de facto, un Gobierno de unidad nacional en el que participan PP,
Ciudadanos y PSOE, que en las cuestiones centrales han venido actuando sin
fisuras y con la máxima sintonía.
Pero un factor clave ha entrado en acción.
La movilización de los pensionistas y la huelga general feminista del pasado 8
de marzo han golpeado con fuerza al PP y sus aliados, haciendo visible su
debilidad. Estas movilizaciones han hecho infinitamente más daño a este
Gobierno de “gran coalición”, y a la paz social apuntalada por las direcciones
de CCOO y UGT, que años de parlamentarismo estéril en los que está presa la
dirección de Unidos Podemos.
En este contexto, la pasividad política y
la moderación de Pablo Iglesias está envalentonando a la derecha de Podemos.
Así hay que entender el plan urdido por Carolina Descansa para eliminar a
Iglesias de la secretaria general, que ha visto la luz “casualmente”, pero que
sin duda contaba con la complicidad de Íñigo Errejón. Pablo Iglesias ha zanjado
el asunto respaldando a este último como candidato a la Presidencia de la
Comunidad de Madrid, es decir, cediendo una vez más a los que pretenden
transformar definitivamente a Podemos en una maquinaria electoral homologable
con la socialdemocracia. De esos polvos surgen los actuales lodos.
Pablo Iglesias tiene una gran
responsabilidad. En Vistalegre II, la derecha de la formación morada fue
derrotada por la intervención de la militancia más consciente y comprometida.
Desde entonces, la acción política de Iglesias ha estado centrada en las
“instituciones”, renunciando a la lucha de clases y la movilización, avalando
la desastrosa política de Manuela Carmena y de otros mal llamados ayuntamientos
del “cambio, que han incumplido la mayoría de sus promesas electorales; su
actuación más destacada ha sido pedir por favor a Pedro Sánchez que se sume a
una moción de censura, y ponerse de perfil ante la ofensiva reaccionaria contra
el pueblo de Catalunya. Esta estrategia ha supuesto un fracaso a la hora de
frenar los ataques del PP y ha alejado a Podemos de su base social más
combativa.
La conclusión es clara. La izquierda
militante debe retomar enérgicamente la vía abierta por las movilizaciones del
pueblo de Catalunya, la huelga feminista y la Marea Pensionista, unificar a
todos los sectores que desafían la represión y los recortes, e impulsar en todos
los ámbitos de su acción una gran huelga general para derribar al PP. Los
motivos sobra
Fuente: Prensa Obrera “El
Militante” nº 326. ( Salió a la Venta ayer PRIMERO DE MAYO 2018).
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