26 de marzo de 2018

(Parte 3 de 5): SEMANA DE PASIÓN: SOCIALISTAS CREYENTES, AGNÓSTICOS Y ATEOS.


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(Continuación de la Parte 3 de 5…/…) 

La Iglesia y el socialismo.-     La Iglesia hoy.-  (…) El surgimiento del movimiento obrero moderno en la última década del siglo XIX y el período previo a la Primera Guerra Mundial fueron para el establishment religioso todo un desafío. Sin excepción, la iglesia se situó de parte de los explotadores frente al socialismo y al movimiento obrero. Para evitar la extensión de las ideas socialistas entre la clase obrera, la Iglesia católica se dispuso a dividir el movimiento obrero con la creación de sindicatos católicos separados, y organizaciones de jóvenes y mujeres para competir directamente con la socialdemocracia. La realidad es que la Iglesia copió los métodos organizativos de la socialdemocracia.
           
La jerarquía eclesiástica ―siempre tan atenta con los ricos y los poderosos― miraban al socialismo y al movimiento obrero con sospecha y hostilidad. El Papa León XIII en su Encíclica Rerum Novarum (sobre la “condición” de los obreros) subrayaba la hostilidad del Vaticano hacia el socialismo.

            “Los socialistas después de excitar en los pobres el odio a los ricos, pretenden que es preciso acabar con la propiedad privada y sustituirla por la colectiva, en la que los bienes de cada uno sean comunes a todos, atendiendo a su conservación y distribución los que rigen el municipio o tienen el gobierno general del Estado. Pasados así los bienes de manos de los particulares a las de la comunidad y repartidos, por igual, los bienes y sus productos, entre todos los ciudadanos, creen ellos que pueden curar radicalmente el mal hoy día existente... Si un hombre alquila a otro, su fuerza o su industria, él lo hace para recibir a cambio los medios de subsistencia, con la intención de adquirir un derecho real, no simplemente su salario, pero también para liberarse de él. Invertiría este salario en tierra y eso es sólo su salario de otra forma...

            “Precisamente en esto consiste, como fácilmente entienden todos, el dominio de los bienes, muebles o inmuebles. Por lo tanto, al hacer común toda propiedad particular, los socialistas empeoran la condición de los obreros porque, al quitarles la libertad de emplear sus salarios como quisiera, por ello mismo les quitan el derecho y hasta la esperanza de aumentar el patrimonio doméstico y de mejorar con sus utilidades su propio estado. Los socialistas... atacan la libertad de cada asalariado, para privarles de la libertad de disponer de sus salarios. Cada hombre tiene, por la ley de la naturaleza, el derecho a poseer propiedad para sí mismo...

            “Debe ser dentro de este derecho de sus propias cosas, no simplemente para el uso del momento, no simplemente las cosas que perecen con su uso, sino tales cosas cuya utilidad es permanente y estable.

            ... Siendo el hombre anterior al estado, recibió aquél de la naturaleza el derecho de proveer a sí mismo, aun antes de que se constituyese la sociedad... Cuando en preparar estos bienes materiales emplea el hombre la actividad de su inteligencia y las fuerzas de su cuerpo, por ello mismo se aplica a sí mismo aquella parte de la naturaleza material que cultivó y en la que dejó impresa como una figura de su propia persona: y así justamente el hombre puede reclamarla como suya, sin que en modo alguno pueda nadie violentar su derecho...”

            El papa León XIII también escribía: “La democracia cristiana, por el mismo hecho de ser cristiana, se debe basar en los principios de la fe divina(..) Por eso la justicia de la democracia cristiana es sagrada. El derecho de adquirir y poseer propiedades no se puede contradecir y se deben salvaguardar las distintas distinciones y grados que son indispensables en cada mancomunidad bien ordenada. Es evidente, por lo tanto, que no hay nada en común entre la socialdemocracia y la democracia cristiana. Ambas difieren entre sí como la secta del socialismo difiere de la Iglesia de Cristo”.(…)

El 21 de septiembre de 1958 el papa Pío XII escribía: “La multiplicidad de clases sociales se corresponde plenamente con los designios del creador”. Esto es como decir que la Iglesia considera la sociedad de clases fija, eterna y de origen divino. Sólo hay que compararla con las palabras de San Clemente (citada anteriormente) cuando escribía: “El uso de todas las cosas que se encuentran en este mundo debería ser común para todos los hombres. Sólo la injusticia [iniquidad] manifiesta hace que uno diga al otro, ‘esto me pertenece más que a ti’. De aquí el origen de la discusión entre los hombres”.

La postura de Pío XII es la misma que el antiguo himno anglicano Todas las cosas brillantes y maravillosas, que contiene las líneas bien conocidas:


“El rico en su castillo, el pobre en su barrera: Él [Dios] hizo lo superior y lo humilde y ordenó su Estado”.

Esto es absolutamente típico de la actitud de la iglesia durante siglos: una defensa abierta del status quo y de la división de la sociedad en clases.
          
  Posteriormente, como resultado del crecimiento del movimiento obrero y el irresistible movimiento en dirección al socialismo, la Iglesia católica se ha visto obligada a modificar su postura. El papa Juan XXIII ―el más inteligente de los papas del siglo XX― asumió una postura más progresista. Pero bajo el pontificado actual todo esto se ha convertido en su contrario.


La Iglesia hoy.-  “¿No se considera correcto apelar a los juzgados cuando alguien te ha estafado?  Pero el apóstol considera que es un error. ¿Ofreces tu mejilla derecha cuando te golpean la izquierda o respondes al ataque? El Evangelio lo prohíbe [...] ¿Acaso la mayoría de los procedimientos judiciales y la ley no están relacionados con la propiedad?  Pero decís que vuestro tesoro no es de este mundo”. (Marx y Engels.  On religion. p. 35).       

            Las actividades de la Iglesia en la sociedad moderna se basan en contradicciones manifiestas y en la hipocresía. Las tradiciones revolucionarias de los primeros cristianos no guardan absolutamente ninguna relación con la situación actual. Desde el siglo IV a.c, cuando el movimiento cristiano fue secuestrado por el estado y se convirtió en un instrumento de los opresores, la Iglesia cristiana ha estado de parte de los ricos y poderosos contra los pobres. Hoy las principales iglesias son instituciones muy ricas, tanto en los países musulmanes como en los cristianos.

            En España la Iglesia católica, además de su enorme riqueza en tierras, edificios y cuentas bancarias, recibe regularmente subvenciones del estado con los impuestos pagados por todos los ciudadanos, independientemente de si son religiosos o no, aunque al pueblo español nunca se le haya consultado sobre esta medida. Lo mismo ocurre en otros países donde la Iglesia ha alcanzado un acuerdo con el estado. La religión es una violación intolerable de la democracia. Y aunque ahora los contribuyentes españoles pueden elegir si donan su dinero a la iglesia o no, el hecho es que todavía ésta mantiene una situación privilegiada a la hora de acceder a los fondos públicos.

            En la Edad Media la Iglesia católica declaró la usura (el préstamo de dinero con interés) pecado mortal; ahora el Vaticano posee su propio banco y una enorme riqueza y poder. La iglesia en Inglaterra, aparte de numerosos intereses empresariales, es uno de las mayores terratenientes de Gran Bretaña. Sería fácil demostrar que ocurre lo mismo en todas partes. No es un fenómeno limitado a la religión cristiana. El Corán también prohibía la usura y en todos los llamados países islámicos se pueden ver grandes bancos que son propiedad de los musulmanes. Recurren a todo tipo de trucos para ocultar esto aunque el tipo de interés exprime a la población de la misma forma.

            Políticamente las iglesias han respaldado sistemáticamente a la reacción. En los años treinta los obispos católicos bendecían al ejército de Franco en su campaña para aplastar a los trabajadores y campesinos españoles. La prensa fascista española publicaba frecuentemente fotos de prelados con el saludo fascista. El Papa Pío XIII apoyó a Hitler y Mussolini. El Papa guardó silencio sobre los millones que fueron exterminados en los campos nazis, y aunque oficialmente el Vaticano se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra Mundial, en realidad sus simpatías pro-nazis están bien documentadas por G. Lewy:

            “Desde el principio hasta el final del gobierno de Hitler, los obispos no se cansaron nunca de aconsejar al fiel que aceptara su gobierno como la autoridad legítima a quién se debía rendir obediencia [...] Después del intento de asesinato fallido contra Hitler en Munich el 8 de noviembre de 1939, el cardenal Bertram, en nombre del episcopado alemán, y el cardenal Faulhaber de los obispos bávaros, enviaron telegramas de felicitación a Hitler. La prensa católica de toda Alemania, en respuesta a las instrucciones del Reichspresskammer, hablaba de la milagrosa providencia que había protegido al Führer”. (G. Lewy. The catholic Church and Nazi Germany, NY. 1965, p. 310-311).

            “En los dos puntos importantes los documentos alemanes muestran una similitud impresionante. Por un lado, la predilección que sentía el soberano pontificio por Alemania no parecía haber disminuido debido a la naturaleza del régimen nazi y éste no fue repudiado hasta 1944; por otro lado, Pío XII lo que más temía era la bolchevización de Europa y esperaba que si la Alemania de Hitler se reconciliaba con los aliados occidentales, entonces todos se convertirían en una muralla frente al avance de la Unión Soviética hacia occidente”. (Saul Freidhandler. Pío XII y el Tercer Reich. La documentación. NY. 1958. p. 236. El subrayado es mío).

En la historia de las ideas la iglesia siempre ha jugado el papel más reaccionario. Galileo Galilei tuvo que retractarse de sus ideas ante las amenazas de la Santa Inquisición. Giordano Bruno fue quemado en la hoguera. Charles Darwin fue acosado sin piedad por el establishment religioso en Inglaterra al atreverse a desafiar la idea de que Dios creó el mundo en seis días.

En la actualidad la teoría de la evolución también recibe los ataques de la derecha religiosa de EEUU. La derecha religiosa en EEUU es un movimiento bien financiado que predica las causas reaccionarias. Hace unos años, Nelson Bunker Hunt, el magnate del petróleo de Texas, donó “más de diez millones de dólares de los 1.000 millones conseguidos por el Crusade Campus for Christ. La Fundación Cristiana para la Libertad, un ‘lobby educativo’ creado por J. Howard Pew ―fundador de Sun Oil Company― y otros empresarios que se adhieren al sistema de libre empresa”. Hay otros muchos ejemplos que demuestran la estrecha relación que existe entre la derecha religiosa y las grandes empresas. Estos ricos empresarios no invierten estas cantidades de dinero para nada. La religión es utilizada como un arma de la reacción.

En el movimiento creacionista en EEUU participan millones de personas y está ―increíblemente― encabezado por científicos, entre ellos algunos genetistas. Esta es una expresión gráfica de las consecuencias intelectuales de la decadencia del capitalismo. Es un ejemplo contundente de la contradicción dialéctica del retraso de la conciencia humana. En el país tecnológicamente más avanzado del mundo, la mente de millones de hombres y mujeres está hundida en el barbarismo. Su nivel de conciencia no es mucho más elevado que el de los hombres que sacrificaban a los prisioneros de guerra a los dioses, que se postraban ante ídolos sepultados o quemaban brujas en la hoguera. Si este movimiento triunfara, como dijo hace poco un científico, volveríamos a la Edad Media.

En el terreno de la legislación social, y particularmente en los derechos de la mujer, la Iglesia católica romana siempre ha jugado un papel reaccionario. Todavía niega a la mujer el derecho a controlar su propio cuerpo, niega el derecho al divorcio, a la contracepción y el aborto. (…) La persistente oposición de la iglesia a los métodos anticonceptivos artificiales resulta sobre todo desastrosa en el SIDA. En 1999 una encuesta entre católicos estadounidenses demostraba que el 80 por ciento de los legos y el 50 por ciento de los sacerdotes estaban a favor de la contracepción, en otra encuesta de la universidad de Maryland dos tercios de los católicos reconocían que practicaban la objeción de conciencia con relación a las ideas del Papa y hacían lo que les dictaba su conciencia. Se podrían citar cifras similares en el resto de países desarrollados.

En el reino de la política el Papa es un portavoz reaccionario y un enemigo del marxismo y el socialismo, ayudado por el poder del Opus Dei ―esa notoria mafia católica cuyos tentáculos alcanzan cada rincón de la vida política italiana, española o de otros países (….)

(Continuará mañana con la parte 4 de 5).

“Extractos del libro “Marxismo y Religión”.
“Editado por la “Fundación de Estudios Socialistas “ Federico Engels”.

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